Partida Rol por web

Es una mañana hermosa, el sol brilla, los pajaritos cantan, y en las calles se entonan himnos patrióticos, todo el mundo contagiado de un cierto orgullo de patria jamás visto. La procesión de los salientes presidente y canciller se dirige al capitolio, mientras hurras y vivas se reparten por igual. El gobierno de Alan Turing y Leo Frank habían terminado su mandato promulgando una política liberalista: garantías a la libre expresión y a la libre prensa. Aún los detractores sólo tenían cumplidos y comentarios positivos de dicho esfuerzo gubernamental. 

El pueblo confía en sus gobernantes, los políticos parecen haber cumplido y a cambio, empiezan a ganarse el aprecio de los ciudadanos, quienes con ansía pero con confianza, depositan una vez más en manos de la asamblea el futuro de la nación. Esta vez el candidato es Blaine Babineaux. Y con la llegada del presidente y el canciller, se instaura una nueva sesión, mientras todos esperan a escuchar el nombre del próximo candidato a canciller. El aparato está listo, las campañas han comenzado y todo está dispuesto para otra ronda de debate en el seno de la patria. 

Así que, a puertas cerradas, pero con transmisión en directo, se da inicio a un nuevo proceso de elección electoral. Todos los senadores y parlamentarios están más que listos, todas las alianzas y frentes se mueven, preparados para otra jornada de votación, buscando elegir al próximo presidente de la nación.

-Bien, vayamos por partes. Tengo intencion de dar voto a las mujeres. -Era directo, como siempre. -Es por ello que he pensado en Margarita T. como mi canciller, que no se diga que Doble B no apoya al sexo de...contrario. Pero esta intencion puede cambiar, si la señora no se presenta aquí, delante de nosotros, porque al parecer algunos, solo aparecen a postularse y parlamentar, si son mentados de los contrario, parecen evitar miradas, algo que no me gustaría como parte de mi gobierno. -Hizo una pausa.

-Así, pues pido a la auto-proclamada representante de todas las mujeres que si esta de acuerdo a gobiernan junto a mi, se presente y demuestre su interés en ello, para nombrarla oficialmente. De lo contrario creo que elegiré a otra persona, que todos sabemos que es alguien que es activo y se preocupa por su pueblo. -Miro a todos los presentes y espero que su elegida accediera a ser su canciller.

Leopoldo entra al hemiciclo con su cohorte de seguidores y edecanes, esta vez haciendo gala de una vestimenta mucho más sobria, un hermoso traje hecho a la medida por el famoso diseñador Alexander Amosu, cuyos botones están acuñados con preciosos diamantes de sangre de dieciocho quilates. Empieza a tomar nota de los puntos en la agenda del día de hoy con su magnífica pluma fuente de oro macizo, y se dispone a tomar la palabra en el debate para la elección de los candidatos.

- Estimados señores Presidente y Canciller constitucionalmente electos, Presidente y vicepresidente de la Cámara de esta honorable Asamblea, candidato electo a la presidencia, señores representantes de los altos poderes constitucionales de la Nación, excelentísimo Señor Nuncio de Su Santidad, decano del cuerpo diplomático, y excelentísimos señores embajadores y honorables encargados de las misiones diplomáticas aquí presentes. Señoras, y señores.

Se aclara la garganta.

- No podemos solamente confiar en aquellos representantes en cuyo nombre del pueblo dicen hablar, sobre todo si hablan desde una posición privilegiada y dominante como lo es el de la señora Margaret T., una mujer blanca, heterosexual y por demás acaudalada, quien pretende irresponsablemente hablar en nombre de todas las mujeres de esta gran nación, mujeres que por cierto, viven día tras día los constantes embates de una sociedad dominada por los hombres machistas y heteropatriarcales, cuya hegemonía del poder es alarmante e incuestionable. Mujeres que no ganan lo mismo que sus pares masculinos por el mero hecho de ser mujeres, y qué hablar de las mujeres que forman parte de otras minorías, como las afrodescendientes, homosexuales, bisexuales y transgénero. ¡Es imposible que la señora T hable en nombre del pueblo, cuando ella misma no ha sufrido ninguna de las penurias que ha atormentado al pueblo desde que somos una democracia participativa y protagónica!

Niega con la cabeza, mientras uno de sus edecanes le sirve un vaso de escocés de veintiún años para que pueda aclarar su garganta.

- Si el señor doble B desea postular a la señora Margaret, contará con mi apoyo únicamente porque el señor doble B es alguien que goza de mi confianza por ser un legítimo representante de las minorías silenciosas de este país, y votaré a favor de su fórmula de gobierno. Pero créame cuando le digo señor doble B, que de elegirme a mí como su candidato, lograremos grandes maravillas en este país por el pueblo pobre, discriminado, ninguneado y pateado históricamente por sus gobernantes. Yo, en nombre de los pobres de este país, me declaro abiertamente en desacato contra los carceleros del pueblo y de su espíritu, que pretenden enjaularlo en barrotes de mentiras y de engaños con tal de ganar las próximas elecciones.

Termina su alocución, dando gracias al público presente, mientras un edecán coloca sigilosamente un sobre blanco lleno de dinero en el bolsillo interno del saco de Leopoldo Capriles Allup. Sonríe para sí.

- Por dios señor Capriles, para decir "Elijame a mí" ¡nos ha leído el Nuevo Testamento!. Los contribuyentes están pagando por cada minuto que estamos aquí, así que tenga la decencia de no desperdiciarlo en ejercitar su lengua. Y por cierto, revise sus filtraciones de inteligencia, ¿de dónde saca que sea heterosexual?. Que yo recuerde, no es un dato que se requiera al firmar la adhesión al parlamento. 

Margarita miraba con desconfianza a Leopoldo. No le gustaba nada, no le gustaba nada la gente que daba tantos rodeos para despistar y no decir nada.

- Señor B, acepto encantada su propuesta. He de avisar al pueblo que es fácil que, tras este periodo de felicidad, no nos quede otra que comulgar con ruedas de molino y tengamos que promulgar una política fascista. No lo haré si puedo evitarlo, pero es obvio que tarde o temprano ha de ocurrir. Y de hacerlo, espero el señor B utilice el poder que le otorgará la política correctamente en alguno de los afectados por el verborreo vacuo y así desenmascararles. 

-Primero de todo, agradezco a Turing y a Leo por su brillante gobierno anterior. lo hicieron bien. Por otro lado, el dato que dio Leo sobre que Sancho no eligió entre una política liberal y otra fascista hace que volvamos a la casilla de salida respecto a su lealtad. Tanto si es liberal como nazi, no tomó él ninguna decisión, si no que fue Leo.

Miró con desagrado al nuevo presidente. Si era liberal, era inútil en cuanto a la forma de apoyar a otros, ya que no votó a ningún liberal y solo ponía pegas. Si era fascista, cosa que parecía ser, no contaría con el apoyo de Scott.

-Ignoro si Margarita es liberal o no, yo mismo estuve a punto de proponerla en mi mandato. Aunque reconozco que no apoyar a Frank como Canciller, que ya había demostrado su valía, le quita algún punto. Pero de quien realmente desconfío es de Blaine. Nunca ha apoyado a nadie, todo lo contrario, y hoy elige a alguien nuevo en vez de alguno de los que ya hemos probado ser liberales, supongo que con la intención, acierte o no, de encontrar a otro fascista. No me gusta, es un fascista de pies a cabeza. Y si no lo es, actúa como uno. No tendrá mi apoyo.

-Señor Philips, antes de hablar del nuevo gobierno, he de decir que usted no ha demostrado nada, ya que nadie ha confirmado lo que usted hizo en la presidencia, y ya que usted mantiene una actitud inquisitiva con algún otro gobierno pasado, es de rigor que se someta al mismo trato. Empiezo a sospechar que la parte fuerte de su gobierno era Sommerfeld, y yo no llamaría fascista a nadie tan a la ligera. Ya conoce el dicho de que se cree el ladrón que todos son de su condición...

-Y ahora, centrándonos en el futuro, que es para lo que estamos aquí, debo decir, señor doble B., que no era usted santo de mi devoción. Sin embargo, sus últimas intervenciones son bastante sensatas y como socialista liberalista feminista me parece una buena elección la de Margarita para la cancillería. Si me prometen, ya que soy un político socialista liberalista feminista animalista hipopotamista, que lucharán por los derechos de los hipopótamos, me pensaré seriamente apoyar su gobierno.- Sin embargo, Sancho seguía sin estar convencido del todo de apoyar un gobierno en el que no estuviera él, y seguía manteniendo alguna duda sobre Blaine, así que su decisión en caso de ser finalmente Margarita la candidata debía ser meditada.

-Le insto a mirar de nuevo las actas de reuniones anteriores a otros presidentes, pues usted lo único que pretende es poner en mi contra al pueblo y al resto, que a saber por que sera. Tal vez un lobo disfrazado de oveja, pues en la segunda legislatura gracias a mi voto, presidente y canciller salieron elegidos y promulgaron su ley liberal. Que creo recordar que fue la suya concretamente. - Se encaro con Scott, quien parecía tener una cruzada contra su persona.

-Así pues, le invito a que deje de inventarse cosas, que sea mas comedido en sus palabras, que piense y repase las cosas antes de hablar, pues denota que no sabe absolutamente nada de sus compañeros y rivales. Y me hace sospechar que mi confianza hacia usted fuera errónea. -Fue entonces cuando busco con la mirada a Rupert Sommerfield. -Aquí y ahora me gustaría saber por palabras de su canciller, que tuvo que elegir el entre las políticas, pues creo ahora que fue gracias a él que saliera liberal y no fascista.

Aclarado todo aquella se dirigió a la mujer.
-Sea pues, haremos todo lo posible para que la siguiente ley sea lo mas ajustada posible a las pretensiones del pueblo y lo mas justo para ellos. -Estaba de acuerdo con aquella mujer, pese a las tiranteces iniciales. -Pero de no conseguirlo, estén seguros que haré todo lo que este en mis manos, para enmendar todo aquello que se deba enmendar.

Alan no había hecho nada más que negar con la cabeza con tanta sutileza que ni él mismo había caído en la cuenta de lo hecho.

— No es posible cerrar la cuenta —murmuró pasando ambas manos por su pelo, una de ellas expulsar el humo de sus pensamientos, la otra para peinar el desastre.

— Parece, señor Babineaux, que usted es un gran amante del riesgo. Del riesgo o de la seguridad de los registros limpios —planteó su hipótesis—. Y ninguna de esas opciones habla desde el pueblo.

— Me sorprende que su curiosidad de hombre de bien con el honorable cargo de presidente de nuestra nación no haya buscado el informe de la legislatura que le precederá y cuyo acervo caerá sobre sus hombros más que sobre los de todos nosotros; que por supuesto también arrimaremos.

— Pero aun no siendo para saciar su nula curiosidad, me gustaría informar, y no hacerme de rogar, ya que apunto el tema y alguna mente despierta puede acabar preguntando que en esta legislatura prácticamente nos hemos visto ahogados con proyectos despreciables. Y para evitar malentendimientos por despreciables quiero decir fascistas. No tuve más opción que estampar mi firma en una política liberal y otra... Bueno, contraria.

— A estás alturas un gobierno enteramente nuevo no-aporta-dato-alguno. Disculpad, pero debía ser dicho.

La candidatura oficial es presentada al parlamento. El candidato a Presidente es Blaine Babineaux y su candidata a Canciller es Margarita T. Es ahora el turno de los honorables parlamentarios de discutir y votar si aceptan esta nueva opción de gobierno o si por el contrario, le dan la espalda a esta alternativa para el nuevo año.

Candidato a Presidente

Candidato a Canciller

-Por favor, por favor. ¿No ven que es esto lo que los fascistas quieren? ¿No ven que su objetivo es sembrar la desconfianza y el miedo entre nosotros?- Dice esto mientras mueve las manos de una manera extremadamente fácil de reconocer, el signo universal para "calmemonos un poco, por favor"

-Señor doble B, la respuesta a su pregunta es simple. El ex-presidente Scott Philips me dio a elegir entre dos políticas, una liberal y una fascista. Y como es obvio, elegí la liberal- Dice mirando a Blaine

-En cuanto al asunto de la elección, tanto el señor Babineaux como la señora Margarita cuentan con mi apoyo, pues a mi entender ambos merecen una oportunidad para mejorar el país- Gira su cabeza hacia Scott -Y señor Philips, con el debido respeto creo que es necesario mencionar que esto es una democracia y, como tal, todos tienen la misma posibilidad para ser electos. La idea de elegir a las mismas personas una y otra vez me suena mas a una dictadura- Agrega con un tono calmado y cordial.

- Gracias por su apoyo señor Sommerfield. Me gusta además su apreciación sobre la repetición de cargos. Si salgo elegida espero no decepcionarle. - Margarita tenía un cuaderno en las manos mientras hablaba. Lo abrió y leyó sus notas tomadas mientras hablaba el señor Turing. 

- Señores, cómo les encanta disfrazar sus discursos de elegancia y rellenarlos de adornos. Es admirable lingüísticamente, pero el pueblo necesita claridad. Para literatura ya tienen a Shakespeare, Cervantes y Lucía Etxebarría. Para que conste en acta y podamos consultarlas rápidamente a futuro por si los renuncios - se dirigió al equipo de taquigrafía

"El anterior gobierno alega haber recibido la orden de trabajar en 3 políticas. 2 de ellas resultaron ser fascistas y por tanto, ambos representantes, el señor Turing y  el señor Frank, descartaron 1 fascista cada uno para acabar por promulgar 1 liberal"  - bebió un poco de agua y terminó. 
De ser cierto, no queda si no agradecérselo. 

-Entiendo que esto es una democracia, Sommerfield, pero también es seguro que hay al menos 4 traidores. Por estadística es probable que ellos estén entre los que no hemos sido miembros del gobierno pues creo que al menos usted, Turing y desde luego Leo, además de yo mismo, somos liberales. Eso hace posible, aunque nunca es descartable que alguno lo hiciera para aparentar ser liberal, que los fascistas estén entre los demás. Por supuesto, algún liberal queda. Pero sí, no voy a negarlo, desconfío de aquel que hasta ahora solo ha puesto pegas estando a punto de hacer fracasar al menos dos gobiernos que han aprobado leyes liberales y nunca ha dado su confianza a nadie, cosa que ahora parece sorprenderle que se le haga lo mismo a él.

Miró a Sancho.

-Parece irónico que me señale por acusar haciendo usted lo mismo conmigo. Yo tengo mis razones para sospechar de Blaine y supongo que tendrá los suyos para acusarme a mí- aún cuando él participó en un gobierno liberal- pero, antes que nada. Ayer dijo que Leo Frank era de fiar y no le apoyó como canciller. ¿Puede al menos explicarnos por qué? Y antes de que lo tome como una acusación de mi parte, no lo es, pero sin duda hablar para conocernos nos hace más bien que mal. Pero sin duda me pica la curiosidad del por qué, al menos por si se me escapa algo que usted sabe y el resto no. Pues de recibir usted dos políticas liberales por su parte debió de pensar que era de fiar, al menos darle el beneficio de la duda. ¿O era de Turing de quien no se fiaba? Aunque que yo recuerde, lo alababa cuando yo fui el presidente, diciendo que lo haría mejor que yo. Antes de pasarle aquella política liberal al señor Sommerfield.

Luego miró a Margarita. No le caía mal, era de Blaine del que no se fiaba. Creía que dado el poco número de políticas liberales en juego, no daría ninguna a su Canciller, fuera liberal ella o no.

Arnulfo se levantó para tomar la palabra y calmar la sala.

-Padres de la Patria, evitemos que llegue la sangre al rio con tales graves reproches y acusaciones. Acusaciones que en el día de hoy carecen de fundamento pues esta nuestra republica ha sabido superar siempre con éxito las legislaturas y no caer en la tentación de promulgar horribles edictos contrarios a la ética y a la moral de nuestra nación. Aquí el parlamentario tomo aliento tras la larga preorata. Es por ello que me inclino a dar un voto de confianza a la señorita T. Debe saber pero que los ojos de esta augusta cámara vigilarán todos sus pasos.

Leopoldo no tomó mucha parte en la deliberación de la Cámara sobre la procedencia o no de la fórmula de gobierno propuesta, por lo que se limitó a decir.

- Solamente alguien que verdaderamente represente a las minorías oprimidas, como a las mujeres, los negros, los pobres, los latinos, las personas de otras religiones minoritarias - lo decía mientras empuñaba su crucifijo de oro con incrustaciones de diamante, y hacía el ademán de elevar una plegaria al cielo -, así como también de los indefensos, de los discapacitados, de los retrasados mentales y de los enfermos terminales sin acceso a medicina de calidad, solo alguien así contaría con mi voto. Alguien como yo, quien humildemente represento a la mayoría pobre de este país.

Hace una pausa para beber un sorbo de chianti.

- No cuente con mi voto, señora T.

-Cambie su discurso las veces que quiera Scott, con tal de que yo parezca un villano. Pero no olvide que ya metió la pata conmigo una vez. No vuelve a hacerlo. Haga como el resto de sus colegas. -Señalo recorriendo la sala con la el brazo extendido y la mano abierta. -Todos ellos no pueden equivocarse. O acaso usted es el único con la verdad, espero que no sea así, por su futuro.

Asintió después a las palabras de los demás, pero de hablar dejaría que fuera ella quien hablara, demostrando la confianza que depositaba en su futura canciller.

En la tercera votación cerrada consecutiva, el gobierno es, para alivios de todos los que temían un bloqueo, aprobado. Las acusaciones fueron no menos fuertes esta vez, los debates no bajaron su tono y la disensión fue evidente. Sin embargo, de alguna manera se logró la mayoría necesaria, se logró el acuerdo y Blaine Babineaux asumía el nuevo cargo de Presidente, con Margarita T. como su canciller. La cámara se llena de aplausos, la música y las fanfarrias se dejan escuchar, y la gente, esperanzada, festeja el ascenso de su nuevo mandatario para dirigir los destinos del país.

Manos se estrechan, felicitaciones se intercambian, fotografías se toman, la rueda de prensa entra en detalles de promesas y planes, mientras todos los ciudadanos festejan con optimismo otro triunfo de la democracia, otra elección, otro momento dorado en la historia de su joven país. El himno nacional suena en el parlamento, mientras el Presidente y su Canciller se retiran para comenzar de inmediato su gobierno, dejando detrás las maquinaciones, tratos y debates de los parlamentarios.

Y como siempre, los engranajes políticos no fallan en moverse al ritmo de los intereses de las diversas facciones en el corazón del parlamento: el siguiente candidato es discutido, su nombre es mencionado, y todos se mueven hacia las campañas, en pro, en contra. Pero algo es seguro, y es que el próximo en aspirar a la silla presidencial iba a ser Sancho Pérez.