Teyla se encara a Carter,hablándole en voz baja....
¿Serpientes?, ¿crees que se refería a los Ghoauld?
Al poco le pregunta a Korrigan,tambien en el mismo tono bajo...
Korrigan..,¿qué me puedes decir de los Sirvientes de Jörmungandr o Serpientes?,¿sabes a que se refiere con eso ?
Teyla no pierde detalle de lo que hace Shyapu, no es que se fiara mucho, pero era lo único que tenían para salir de allí.Algo le decia que estaba Shyapu muy familiarizado con el sitio, saber donde se encontraba ese pasadizo y como abrirlo, le sorprendió enormemente,aunque no daba muestras de ello.
Shyapu...¿antes de la Guerra entre vosotros vivías aquí?,¿cómo que conoces tan bien el sitio?
¿Tenemos linternas o bengalas Master?
Si es asi, las enciendo en el pasillo, pero no lo posteo por si no tenemos ninguna de las dos cosas.
Tienes la linterna incorporada al P90, pero nada más. Aún así tenéis antorchas ancladas en las paredes de los pasillos normales que también podéis coger
Ronon se había animado ya, con ganas de que aquel individuo le diera una razón para dejarlo inconsciente, pero por suerte o por desgracia Sam se interpuso entre ellos, así que lo tuvieron que dejar estar por el momento.
La conversa que hubo a continuación la verdad es que le sorprendió. Era extraño que un planeta con una población numerosa y con un nivel tecnológico como aquél no hubiera sido "visitado" por los Wraith. Pero no era el momento de pensar en aquello...
Era sospechoso también el hecho de que aquel hombre conociera aquel pasadizo secreto. Suponía que al ser hermanos, aquellos dos hombres habrían vivido su infancia juntos en aquel castillo, por lo que conocía todos y cada uno de sus secretos. Pero existía también la posibilidad de que no fuese quien decía ser y, por muy remota que fuese, no podían descartarla. Aún así, no tenían demasiadas alternativas, de manera que, cogiendo una de las antorchas del pasadizo (alguna lejana a la puerta, para que no les descubrieran), se adentró junto al resto del grupo en aquel oscuro pasadizo, sin dejar nunca de vigilar a Shyapu.
Korrigan siguió al grupo en silencio. Aun no podía dar una respuesta a lo que había escuchado. Seguramente estuviera entendiendo alguna cosa mal. Pero todo lo que había dicho aquel hombre lo confundía en sobremanera.
Puede que los soldados le respetaran porque el símbolo que había obtenido en la misión anterior era el martillo e Thor, y por lo que se veía aquella gente adoraba a Odin o al menos a parte de su historia legendaria.
Lo que había dicho acerca de los Serpientes no tenía sentido. Eran algo así como heraldos del fin de los tiempos, pero no lo había dicho con temor, era casi respeto por sus ancestros. Lo que le llevo a preguntarse de quienes eran descendientes las personas de aquel pueblo.
El hecho de que dos razas de humanos completamente distintas entre sí, cultural y tecnológicamente, en dos puntos distintos de una galaxia hicieran mención a la religión Escandinava era extraordinario. Y también peligroso.
Tenía que empezar a descartar cosas. Y la primera era que aquellas personas hubieran mantenido contacto en ningún momento del pasado con los Asgards. Estaba claro que no podían ser ellos. Sabía con exactitud que esta galaxia estaba demasiado fuera de su ámbito de poder, de donde pueden moverse libremente. Además que la batalla contra los señores del sistema los retuvo en la otra galaxia retenidos muchísimo tiempo.
Otra cosa que podía descartar era que los Gohaul`s hubieran estado presentes en aquella parte del universo. Era sencillamente imposible. Eran carroñeros, y demasiado jóvenes para haber conseguido la tecnología para llegar a aquel pequeño planeta.
Todo lo que pensaba se le escaba de la mente. Su cerebro trabajaba como una turbina mientras se internaba en un túnel angosto con sus compañeros, mientras tenía que prestar especial atención a cada paso que daba, por si hubiera cualquier trampa escondida.
Debía de someterse a mucha presión para llegar a alguna conclusión. Lo que si tenía claro es que aquellas gentes estaban demasiado centrados en sus propios conflictos como para preocuparse de la invasión Fantasma.
Así que dejo que la llama de la antorcha quemara el aire alrededor de su cara mientras él buscaba alguna explicación a lo que había escuchado.
Rol playing. Seguira pensando en proximos fasciculos. Jeje.
A pesar del oscuro aspecto del pasillo en el que os tenéis que internar, todos accedéis a atravesarlo sin rechistar, algunos de vosotros haciéndoos con antorchas del pasillo principal que ya habéis dejado atrás.
El camino secreto resulta ser más largo de lo esperado, y de vez en cuando bajáis escaleras o cuestas bastante empinadas, así que está claro que habéis bajado del nivel de tierra, pues por encima de vuestras cabezas se oyen de forma apagada gritos de guerra, lamentos de muerte y sonidos de batalla. La guerra ha empezado... y vosotros sencillamente estáis atravesando el campo de batalla por abajo.
-Sí, al principio vivíamos todo juntos, como una familia... Veníamos a menudo aquí cómo parte de nuestra formación, es nuestra fortaleza en caso de asedios y guerras. Cuando nuestro padre murió las cosas se... complicaron- se limita a responder a Teyla de forma poco precisa, pero aún así le ha dicho algo pudiendo negarse así que quizá no sea tan negativo después de todo.
Tras por lo menos media hora de caminata, empiezan las subidas, algo tediosas, y finalmente entre todos empujáis otra pesada pared de roca que os lleva a la libertad: un pequeño montículo lateral a la fortaleza donde os habían encerrado y que ahora ya queda algo lejana, en cuyas murallas y patios se ha establecido una cruenta cuerpo a cuerpo cómo ya no estáis acostumbrados a ver.
Shyapu se detiene contemplando el lugar y aprieta los puños con cierta rabia, o quizá frustación.
-Ya sabéis dónde está el Círculo- espeta con frialdad dejando claro que vuestra compañía ya no le interesa para nada.
Shyapu, podemos ayudar a su gente a que se recuperen , tenemos médicos muy buenos y alimentos.
¿por que rehuyes de nuestra ayuda? -decia con cierto tono de estrañeza Teyla a Shyapu -
¿Cómo empezó esta Guerra entre vosotros?
Teyla miraba a Korrigan para que le traduciera de alguna forma sus palabras al caballero, con su caballeresca forma de hablar.
Sabes que esta gran guerra solo traera muertes, sufrimiento, enfermedad y miseria entre vuestra gente...,¿por qué empezo tal cosa?
¿Nunca habéis recibido más gente que atravesara el gran círculo?
Ronon siguió a Shyapu por aquellos oscuros pasadizos junto al resto, sin perderlo en ningún momento de vista. Por lo visto estaban caminando bajo el campo de batalla, pues, incluso a través de las rocas, se escuchaba el fragor de la batalla sobre sus cabezas. Cuando empezaba a sospechar de que el camino fuese tan largo, salieron, finalmente, a un montículo suficientemente alejado de la batalla como para poderse considerar seguro. O almenos éso esperaba...
Estaba claro que la intención de su acompañante era la de ir cuanto antes posible a ayudar a su gente, y la verdad es que no iba a ser Ronon quién se lo impidiese, almenos por el momento. Lo que debían hacer por el momento era volver a Atlantis y, si acaso, volver más adelante, cuando todo hubiese terminado y mejor preparados. Pero Teyla, por suerte, tenía más esperanza en la gente que él, así que esperó a ver si le podía convencer de algo. Por lo menos mientras no llegase el enemigo a aquella posición.
Podemos llegar a un intercambio, nosotros os proveeremos de medicinas y lo que necesiteis para reconstruir lo que la Guerra destruyo, vosotros nos daréis la oportunidad de investigar vuestras ruinas, damos en resumen, lo que necesitais para curar y sanar a enfermos y gente que lo necesite, mas materiales para reconstruir lo que esta extraña Guerra a destruido, nosotros solo queremos conocimientos como pago, en un futuro, cuando os hayáis recuperado de todo, podemos llegar a comerciar con comida......
¿qué me dices Shyapu?, Un Rey no se mide por las Guerras que gana , o cuantos enemigos elimina, un buen Rey es quien protege a los suyos y a su pueblo, quien hace que sus esperanzas no caigan, levantándose cada vez aun cuando todo esta en contra.
Korrigan había estado meditando las palabras de Shyapu durante todo el trayecto, ahora, fuera, en el exterior, parecían a salvo. Pero sabía que no sería tan fácil.
Dejo un momento apartado de sus pensamientos y se centro en lo que pasaba a su alrededor. Teyla, aunque sabia equivocaba el momento para negociar, y posiblemente también el bando. No sabían como iba a quedar la guerra, y era un error comerciar solo con un bando, aunque este no fuera el ganador, y más si lo era.
No sabían nada sobre aquel lugar, y a pesar de que a primera vista había pensado que serian gentes simples con conflictos simples y se había equivocado completamente.
Aquella gente estaba por el momento fuera de su compresión. Pero sus necesidades actuales le obligaban a intervenir.
No es momento para comerciar. El tiene una guerra que librar, y nosotros tenemos la nuestra.
Dijo de manera solemne, quitando un poco de peso a lo que su compañera intentaba, pero tenian un tiempo muy justo.
Shyapu, gracias por traernos hasta aquí. Pero necesito pedirte un último favor, como caballero que eres.
Si seguimos hasta el circulo, cosa que será difícil en estos momentos, podemos toparnos con tropas del bando de tu hermano. De eso nos encargaremos nosotros, pero si no las vemos con tus tropas, te agradecería, que nos dieras algo, o nos dijeras algo con lo que poder no levantar sospechas y seguir nuestro camino.
Se quedo enfrente de este, veía en sus ojos que su mente estaba ahora misma puesta en algún otro lugar, y su corazón mucho más lejos. Pero tenían dos bandos enteros en su contra, y cada cual pensaría que serian aliados del enemigo. Lo que los a partir de aquel punto los convertiría en blancos humanos.
Qué me dices, un último favor para tus extraños aliados.
No quería hacer ver que necesitaban algo más de él, eso no era precisamente lo que más le gustaba, ya estaban en paz. El solo prometió sacarlos del castillo, a cambio de sacarlo a él de la celda. Lo que le proponía era un nuevo trato, uno al que si accedía se verían forzados a contribuir de alguna manera en el futuro.
No, decididamente no era la mejor situación, pero no sacarían mucho mas de su extraño compañero de cama. Era el momento de recoger y marcharse. Siempre había posibilidad de volver con un jumper camuflado e investigar a sus gentes y como había acabado la guerra. Pero ahora era imperioso salir pitando de allí.
Teyla escucho las palabras de Korrigan, la verdad que se sentía avergonzada de intentar comerciar en un momento tan crítico como ese, cerro los puños con fuerza, pensando en tomar una decisión tan pronto llegara a Atlantis, la verdad que solo había estado mas que meter la pata una detrás de otra.
Cuando llegarán a Atlantis hablaría urgentemente con Weir.
Teyla espera la respuesta de Shyapu ante las palabras de Korrigan.
Shyapu sigue con la vista perdida en el frente de batalla mientras Teyla empieza a efectuar preguntas una tras de otra, pero esta vez la presión de sus puños mengua hasta sencillamente abrirlos.
Se gira hacia la irritante mujer dejando patente en su expresión que empieza a molestarle el interrogatorio, sobretodo teniendo en cuenta que apenas os conocéis y mucho menos confiáis los unos en los otros.
-Diferencias de... métodos- se limita a responder escuetamente, componiendo una sonrisa sarcástica que sólo dura un instante, pues enseguida adopta una actitud más seria e interesada en la propuesta de la athosiana. Parece que realmente ha conseguido captar su atención y por un momento casi todos estáis convencidos de que acabará aceptando, sin embargo Korrigan irrumpe para revocar esa idea con relativa sutilidad y Shyapu se limita a fruncir el ceño. ¿Acaso se están burlando de él?
-Si os lo entrego deberéis devolvérmelo- sentencia mirándoos uno por uno, escudriñando en vuestra mirada cómo si quisiera encontrar algo. Sea lo que sea parece dar con ello, pues empieza a tirar de una fina cadena alrededor de su cuello, oculta bajo la ropa, hasta tenderle a Teyla un colgante con motivos nórdicos bastante sencillo pero llamativo. Sin duda para el arqueólogo, el símbolo central tallado en oro representa a Odín.
A modo de gratitud Teyla inclina la cabeza sin apartar su mirada de Shyapu aceptando el colgante.
Dentro de un periodo de tiempo,cuanto lidemos con nuestra guerra -se queda mirando a korrigan un instante-, volveremos para ayudaros en ayudar a curar a vuestros heridos , mas ayuda para ayudar a reconstruir lo que la Guerra a destruido y devolverte lo que nos has dejado.
Estaba claro que esa afirmación era muy premeditada, pero Shyapu había tenido confianza en ellos , aunque desconfiara aún de él, la promesa de la Athosiana la cumpliría.
Nos volveremos a ver.
Mejor que marchemos pronto, hemos de volver de donde venimos,tenemos tambien una Guerra que librar -dice Teyla a los demás -
Teyla se colocaba el colgante, ocultando el símbolo de odín por si se encontraran con las fuerzas que los retuviéron en el castillo, acto seguido hizo las señas para volver al Stargate.
Volveremos y te devolveré yo misma el colgante.
Korrigan tenía un presentimiento con aquella situación. Y no era nada bueno. De algún modo no era capaz de decidirse si quería que el bando de su extraño aliado ganara aquella guerra, o lo hiciera su hermano.
Ninguno de los dos le parecía una buena opción. Y sin embargo, daban por supuesto de que volverían a ver a Shyapu. No desearía nunca a nadie que muriera. Era un castigo excesivo según su métrica de la vida. Pero que lo volviera a ver con vida sería una extraña señal del destino.
Cuando llegaran a Atlantis pensaba meditar mucho lo que poner en su informe de misión. Lo que si tenía claro, era que había que estudiar esta cultura sin ponerse en contacto con ellos, para averiguar, que significaba que sus antiguos fueran unos Serpientes.
Muchas dudas y solo una idea clara. Escapar. Aun no estaban fuera de peligro. Tenían un duro recorrido por tierras hostiles, y si bien el viaje en caballo fue peculiar, por la envergadura de estos, hacerlo a pie, seria toda una proeza.
Vámonos, no tenemos tiempo que perder.
Sus pies empezaron a moverse con rapidez. Sabía que todos tenían el corazón puesto en otro lugar. Y se movía convencido de que quizás la próxima vez, este planeta seria un poco menos complicado para su vida.
Ronon esperó mientras sus compañeros intercambiaban las últimas palabras con su acompañante. Él, la verdad, no tenía nada que decir que no se hubiera dicho ya, tal vez un "gracias" por haber cumplido el trato. Al menos por el momento.
- Vamos, pues - respondió a Bret - tenemos aún un rato hasta la puerta.
El satedano dió el último vistazo a Shyapu, le dijo adiós con la mirada, y partió. Pero no necesitaba más. Él libraba una guerra que no era la suya, pero aún así, como soldados que eran ambos, comprendían perfectamente lo duro de las batallas, tuviera quién tuviera la razón en aquel caso. Solo esperaba que cuando volviesen a aquel planeta quedase alguien para devolverle el colgante...
Todos os despedís de Shyapu, en mayor o menor medida, y tars entregaros el colgante él sencillamente permanece en la misma posición, junto al sendero que conduce al fondo del precipicio y por tanto a la fortaleza donde habéis estado encerrados por poco tiempo, en la cuál se libra una dura pero igualada batalla.
Os alejáis con paso ligero, al menos al principio, dejando atrás los gritos y los sonidos metálicos de espadas y otras armas rudimentarias, tras lo cuál suavizáis el ritmo para proseguir con la marcha guiados por el instinto de rastreo de Ronon. Está más ue acostumbrado a recorrer largas distancias siguiendo huellas y esta vez es un camino que ya habéis recorrido así que para el satedano resulta incluso relativamente fácil... aunque para Korrigan está claro que está siendo más largo de lo que querría.
Tras un par de horas de caminata que parecía interminable, llegáis junto al Stargate sin incidente alguno. Según parece todos los soldados deben de estar demasiado ocupados en el combate, o quizá es que sencillamente habéis tenido suerte por una vez.
Carter se adelanta y marca con rapidez los símbolos que conducen a Atlantis, transmitiendo también su código personal. Aseguráis un instante el perímetro y empezáis a atravesar la puerta hasta llegar al otro lado, donde los soldados y la propia Elisabeth os reciben antes de que podáis tomaros vuestro merecido descanso.