Te diriges rápidamente al comedor del laboratorio. Es una sala bastante pequeña, solo contiene una mesa y un frigorífico que tú misma construiste para conservar los alimentos, pero es que realmente no necesitáis nada más. Coges algo de comer y te sientas en la mesa. El Profesor no está ahí, pero escuchas ruido procedente del laboratorio. Seguramente se ha despertado y lo primero que ha hecho ha sido ponerse a trabajar.
Tras tomar unas cuantas piezas de fruta, Liz decidió tener un bonito detalle con el profesor y se puso a prepararle el desayuno: Una taza de café y una manzana roja. El hombre el si siempre había sido bastante sieso, así que seguramente con eso ya se pusiese contento. Preparar el desayuno le costó lo suyo, ya que la cocina nunca se le había dado bien, pero logró hacer un café que no supiese a rayos y pelar la manzana sin cortarse.
Puso el desayuno en una bandeja y comenzó a caminar hacia el laboratorio para entregar el almuerzo preparado con tanto... ¿esmero?
- Buenos días, profesor ~
Al laboratorio (Chanananananá ~)