Tu día había sido como todos los anteriores: interesante, pero nada novedoso. Como siempre, te escapaste de la mansión sin el permiso de tu padre y paseaste por la gran ciudad. Recorriste el Gran Mercado, echaste un vistazo a la gente que entraba en la Biblioteca... y cuando te quisiste dar cuenta, ya era de noche. Aunque no te apetecía mucho, tuviste que volver, o tu padre podría enfadarse de verdad. Por suerte, no lo hizo y, tras una abundante cena en el Gran Comedor de tu mansión, te retiraste a tu dormitorio.
Sin embargo, no podías dormir. Te pasa mucho últimamente, simplemente no consigues conciliar el sueño. Te sientes inquieta, y no te duermes hasta altas horas de la madrugada. Por eso, te pusiste a contemplar la ciudad y el cielo nocturno desde tu ventana. No esperabas ver nada interesante, pero tuviste bastante suerte: una hermosa lluvia de estrellas comenzó apenas diez minutos después de que comenzases a observar. Era una visión realmente hermosa, nunca antes en tu vida habías visto una lluvia de estrellas.
Por eso, no estabas segura de si lo que estabas viendo era normal o no. Entre todas las estrellas que caían, una parecía especialmente grande. De hecho, se hacía más grande a cada segundo que pasaba... y no parecía para nada una estrella, más bien parecía un objeto blanco, grande y esférico, que giraba sobre sí mismo. En menos de un minuto, lo perdiste de vista, pero te pareció que se estrellaba en el Valle del Viento, a poca distancia de la ciudad. Mientras meditabas sobre lo que acababas de ver, terminaste quedándote dormida.
Tras un profundo sueño, despiertas en tu dormitorio. Parece que ya es de día.
Al despertarme temprano lo primero que pensé es que la lluvia de meteoritos de la noche anterior me había parecido un sueño precioso. Porque había sido un sueño ¿no? Esa esfera gigante habría sido producto de su imaginación...
Después de desperezarme, limpiarme la cara, asearme y vestirme con una ropa de noble decido salir de mi habitación en dirección al gran comedor para desayunar con los demás.
Cambio al comedor. No se si tengo que esperar a cambiar de escena o sería mejor hacer una única escena para toda la mansión.
Regresas rápidamente a tu habitación, sin que Frederic te diga nada. Bueno, en realidad no le has dado tiempo a decir nada, pero estás casi segura de que no se le dirá nada a tu padre. Frederic es muy bueno y amable.
Bien, ¿qué harás?
Al entrar en mi habitación cierro la puerta tras de mi. Rebusco en el armario mi ropa para ir por la ciudad que consta de un traje negro ajustado y de la chaqueta con tonos verdosos. Después de ajustarme los cinturones y los cintos me peino un poco el pelo y me decido a salir de la mansión sin que me vean.
Tengo ya las dos dagas o aun no?
Te vistes apropiadamente para tu viaje y recoges tus dos dagas curvadas. ¡Estás lista para salir!
Ahora sólo debes decidir por dónde. La mansión sólo tiene una entrada, la principal. Podrías salir por allí esperando que el servicio no se fije mucho en ti. O podrías salir por la ventana, que da directamente al jardín, e intentar que nadie te vea.
¿Qué harás?
Ya tenía algo de práctica en salir de la mansión sin que me vieran. Por la puerta principal ya lo había probado un par de veces y siempre me había visto alguien así que compruebo, por última vez, que llevo todo conmigo y abro la ventana del balcón de mi habitación.
AL salir la brisa matutina hace mover mi pelo. Desde el balcón, antes de descender hasta el suelo, compruebo la dirección aproximada por donde vi caer esa extraña esfera. El valle... tendré que darme prisa para volver a la hora de comer. pienso mientras me deslizo hasta el suelo del jardín.