Partida Rol por web

Saco la espada del interior del cuerpo de la mujer y la sostengo durante unos segundos, dejándola caer con fuerza al suelo instantes antes de apartarme de la zona con movimientos rápidos (pero intentando guardar silencio). Como las agujas de un reloj, doy la vuelta por completo a la habitación, buscando al tirador.

Al encontrarlo, decido no matarlo, sino que mi ataque va centrado a sus dos brazos para dejarle manco.

El hombre está tendido en el suelo, con sangra en el rostro y en el pecho, con una escopeta en sus manos. A la izquierda del hombre se encuentra el niño, acurrucado en el suelo.

Con la espada cercenas ambos brazos del hombre, que grita sin cesar mientras la sangre emerge de las heridas.

Ahora que sé que no hay ningún enemigo potencial más en la sala, me tomo la libertad de reír a carcajada limpia, pisando los charcos de sangre que comienzan a formarse en lo que antes eran sus brazos. Guardo mis espadas y me agacho para recoger la escopeta del tipo, comprobando la munición.

- Para mi -Declaro, sonriendo. Miro al crío acurrucado, pero lo dejaré para después. Me pongo en cluquillas frente al manco y le miro a la cara. - Tsk, dispararme ha estado muuuy mal. Has desperdiciado una bala tontamente, ¿sabes? Y eso me mosquea. Uno menos que puedo matar con ella. ¿Crees que la munición es barata? ¿Que abunda? Por favor. Estamos en época de crisis. Hay que ahorrar. Dispara sólo cuando vayas a matar a alguien con ella. Comprendes, ¿verdad? Bien, bien -Me autorespondo, sonriendo.

Me levanto y, con el pie, le hago dar la vuelta. Pongo el cañón de la escopeta en su cara, pero no disparo.

- Un movimiento sospechoso y esparzo tus sesos por el suelo.

Comienzo a registrarle, en busca de cosas interesantes que poder quedarme. Una vez vacío de equipo, me aparto de él, prefiero dejarle morir desangrado. Me acerco al niño y lo miro, viendo en él el niño que nunca tuve. Le miro con cierta ternura, imaginando qué habría sido de él en caso de haber sido mío.

- Bueno, lo más probable es que te hubiese matado igual. -Digo, instantes antes de apuntar a su cabeza y abrir fuego con la escopeta, reventándole la cabeza como a un melón.