La sala de mandos de la nave. El panel para manejarlo está totalmente destrozado, la radio yace rota en el suelo, una gran estantería llena de libros de navegación y de Atlas está volcada, esparciendo los manuscritos por la sala, y una mesa colocada como parapeto yace rota.
Tras la mesa se encuentra el cadáver del segundo al mando. Y su sangre no es la única que mancha el suelo de la pequeña sala.