Partida Rol por web

- ¡La próxima vez que hagas algo como eso te reviento la cabeza, Michael! - graznó el soldado con resuello, tras haber salido precipitadamente de la sala antes de que la lluvia de metralla y escombros hiciese su cuerpo fosfatina. Aquella repentina descarga de adrenalina le dejó inmóvil durante los segundos en los que aquella misteriosa figura femenina hiciera su aparición. Pasmado ante la insólita rapidez con la que cada átomo de su cuerpo parecía desenvolverse, asistió atónito como se lanzaba con ferocidad contra el cuello de Shaft, como si realmente fuese capaz de separar su cabeza de los hombros, antes de desaparecer.- Me gustaría que alguien me explicase que demonios ha sido eso.- balbució Adriano tras tomarse unos segundos para recuperar el aire.- Pero me temo que sólo facilitaría mi entrada al psiquiatra.

Facilitando la tarea a Dragonstone, le ayudó a retirar el cuerpo de Serghey de la abertura por la que había logrado escapar a duras penas. Luego retiró cualquier arma del alcance del éste.- Te cubro, capitán. Pero que sea rápido.

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No hubiera sobrevivido de no ser por aaquella armadura, pero no comprendía cómo aquello que fuera lo que distorsionaba la realidad en el barco decidiera destruirlo... dejando que se perdiera en el fondo del océano por unos cuantos años. Ya poco importaba su misión, tenía que salir de allí. Ha sido el barco, eran soldados débiles... suspiró entre quejidos para animar a su compañero. ¡Vamos!, saldremos de esta. Tras tomar algo de aire empujó con fuerza hacia arriba, los escombros iban venciéndose hacia los lados por su propio peso, liberando poco a poco al soldado de su desafortunado encierro. En aquel momento comenzó a retirar los de su compañero, aunque quedaba poco tiempo, debía intentarlo.

Joder, ya no hay mas tiempo que perder- definitivamente, no había posibilidades de entrar en el camarote- salgamos de aqui de una vez- ordena, mientras mira a Serghey- vamos.

Me llevo una mano a la cabeza, apartándome algo de sangre y cerrando brevemente los ojos, tratando de que el mareo y el aturdimiento se pase. A continuación asiento a las palabras dirigidas hacia mi persona y emprendo la marcha, tratando de no tropezarme por culpa de las heridas.

Cambio de escena.