El joven guerrero seguía sin moverse, ni siquiera movió un musculo cuando los maestros llegaron.
No le interesaba. Estaba esperando dos cosas.
La primera, que detuvieran aquel extraño ritual. La segunda. Que Kagami le diera la oportunidad de acabar con su vida con sus propias manos.
No atacaría a un hombre indefenso, por muy terrible que fuera. Quizás fuera un error crucial, pero lo cierto es que aquellas dudas en su interior, eran la prueba de que era un hombre justo, que aun tenía que luchar contra sus propios demonios.
No cejaría en su empeño, y la venganza seria suya. Aunque no fuera ahí ni ahora. Acabaría con la vida del hombre que le arrebato a su maestro. En un combate de iguales.
Ni el maestro Genbu ni el maestro Shigen se sorprendieron de que Moriya no respondiera. El anciano sabía que el dolor de la pérdida seguía consumiéndole por dentro.
- Bueno... ese hombre ya no es el mismo que mató a tu maestro, Moriya -dijo con pesar el maestro Genbu-. Ahora Suzaku ha salido de él, para recuperarse. Estoy seguro de que no esperaba que le hiciérais tanto daño... pero claro, tampoco esperaría que tantos guerreros se unieran para detenerle.
Se volvió e hizo un gesto a Juzoh, mostrándole su respeto, y también a los que observaban el combate.
- Ahora es el momento de poner fin a esto -dijo-. Si cerramos el Portal, el peligro habrá pasado y podremos oficiar los funerales de Gaisei en paz. Su sacrificio no habrá sido en vano. Tú debes elegir tu camino por tí mismo, Moriya...
Se volvió e hizo un gesto con la cabeza a Shigen, que se levantó y lo siguió para acercarse a Kaede y Akari. La elección de acabar con Kagami pertenecía a Moriya, pero las palabras del maestro seguían resonando en su mente. "Ya no es el mismo hombre que mató a tu maestro", y era cierto, pues el Dios furibundo que lo había poseído esa noche, ya no estaba en su interior. ¿Se sentiría mejor acabando con él... o eso solo acrecentaría su dolor?
El anciano maestro y el hombre enorme se acercaron a Kaede y Akari. Estos lo tenían todo preparado para iniciar la ceremonia de sellado. Si lograban cerrar el Portal, su viaje habría tenido sentido y todos podrían volver a casa.
- ¡Muy bien, pequeña! -celebró el anciano mirando a Akari-. Has ganado mucho tiempo al hacer esto. Ahora cerrar el Portal no debería ser demasiado difícil.
Luego se volvió a Kaede.
- Kaede, ahora sabes el poder que albergas. Canalízalo en tu sello y, si todos hacemos bien nuestra parte, sellaremos el Portal.
Se agachó junto a su sello e indicó a los demás que hicieran lo mismo. Cuando estuvieron todos listos, Genbu habló.
- Es tu turno, jovencita. Te prestaremos nuestro poder. Activa los sellos y cerremos de nuevo este Portal que nunca debió ser abierto...
Bueno, tiradita de Ocultismo para Akari. Ya sabes, 3d10 desglosada. Si la superas, cierras el Portal. El problema, es que la dificultad va a ser secreta, por razones que sólo Kalep y yo (y cualquiera que investigue un poco, tampoco es secreto de Estado... xD) sabemos. Jejejeje...
Suerte. ;)
(Ahora es cuando te explota el dado tres veces y yo hago un facepalm de los grandes...)
Sin perder la contestación escucha las palabras de Okina. No sabe si será capaz de canalizar tanto poder ella sola pues el poder de los tres es abrumador, pero tiene que hacerlo si quiere cerrar el portal o al menos intentarlo... si todo fracasa, ella será la culpable de lo que pueda pasar a partir de ese momento.
Coge el bastón con las dos manos y lo clava sobre el sello suzaku como medio de canalización hacia los otros sellos. Ruega a todos los dioses, no solo los alli presentes, que le presten el poder para cerrar el portal.
Motivo: ocultimo
Dificultad: 0
Habilidad: 12+7
Tirada: 2 9 9
Total: 9 +12 +7 = 28 Éxito
joe... casi exploto el dado!! >.<
pero me da que no será suficiente la tirada... u.u
Despues de un rato mas con su pipa, Amano se habia quedado dormido y nadie se habia dado cuenta de ello, pero en cuanto Okina aparece, el despierta.
Amano ve que la pelea habia terminado y que todos estaban alrededor del ...hoyo? esa cosa, ponian esos sellos que usaban los shamanes y brujos y hablaban de algunas cosas que no alcanzaba a escuchar.
despues de estirarse un poco, rascarse su nuca y su trasero, amano se acerca a donde estan todos asomandose sobre sus hombros -Ganamos?- pregunta con un tono casi cinico y despues vienjdo a Okina pregunta -Quienes son este viejo y este grandote?-
Amano estaba precisamente preguntándose qué pasaba, cuando se escuchó un rumor creciente y el suelo pareció temblar. El poder de los tres dioses estaba fluyendo hasta Akari a través de los sellos. La pequeña se sorprendió de la enorme energía espiritual que en ese momento la recorría, pero se esforzó en concentrarse y canalizar aquél poder hacia el Portal para sellarlo.
De la lava que les rodeaba se levantaron cuatro inmensas columnas de magma que se elevaron por encima de sus cabezas, hasta la hoquedad que contenía el Portal. Todos pudieron ver cómo el magma solidificaba rápidamente, mientras la enorme sombra negra con forma de esfera que se había formado sobre sus cabezas se iba haciendo más y más pequeña, y los relámpagos iluminaban el lugar.
¡¡¡WOOOSSHHHH!!!
A Akari se le pusieron los pelos de punta, mientras su ropa temblaba con violencia ante el gran viento que azotaba a los presentes... pero de pronto, todo terminó. La sombra esférica desapareció del todo, y con ella los relámpagos. Una lluvia fina empezó a caer, y sus gotitas se evaporaban al contacto con la lava. Salvo el ruido del chaparrón, todo a su alrededor era silencio. El mundo parecía haber retornado a la normalidad.
Buena tirada. ¿Habrá sido suficiente para sellar el Portal para siempre? =P
Shigen y Genbu se levantaron. El anciano parecía cansado después de aquél esfuerzo espiritual, pero no era de extrañar teniendo en cuenta el gran poder que había tenido que sacrificar.
- Bueno... -dijo-. Supongo que eso es todo. Ahora no siento la brecha espiritual en el mundo, de momento estamos a salvo.
Cuando dijo aquello, Akari y Kaede se dieron cuenta de que ellos también percibían una mejora. Era algo tan sutil que no se habían dado cuenta antes, casi como la sensación de creer estar en silencio pero de repente dejar de oír un ruido muy leve que ha estado todo el rato ahí. Pero estaba claro que algo que estaba mal en el mundo espiritual, había sido atajado.
- En fin, bien está lo que bien acaba -dijo con una sonrisa el anciano maestro Genbu-. Supongo que el viaje de todos nosotros ha valido la pena... Ya podemos volver a casa.
Y en aquél momento, su rostro se ensombreció, mientras las gotas de lluvia caía del ala de su sombrero de paja.
- Tenemos un funeral que oficiar...
- Fin del capítulo -