Partida Rol por web

El hombre negó con la cabeza una par de veces más.

- No te preocupes -dijo-. Vas a tener mucho tiempo para entenderlo...

Alzó una mano y chascó los dedos enguantados. Al momento, dos enormes llamas rojizas se materializaron a ambos lados de Lee. El monje se apartó con rapidez, pero las llamas lo siguieron.

- Cogedle y encerradle abajo -dijo el hombre, dándose la vuelta y volviendo a subir por la escalera para marcharse.

Inmediatamente, las llamas se convirtieron en bolas refulgentes que aumentaron la temperatura del ambiente y sofocaron a Lee. No podía dejarse atrapar, pues ahora quedaba claro que ese hombre estaba detrás de todo lo que había ocurrido.

Sofocado por el calor, y perseguido muy de cerca por aquellas llamas "mágicas",salgo rápidamente del edificio, hacia el patio central. Con la esperanza de que las llamas prendieran alguna brizna de hierba, y provocar algún humo que atrajera a la sacerdotisa y su hermano.

Las llamas siguieron rápidamente a Lee. Cualquier esperanza de escapar de ellas por la simple rapidez era inútil. Le atacaban desde todas direcciones, y a duras penas podía bloquear o esquivar las embestidas. Se sentía sofocado por el calor que emanaban y le costaba respirar.

Poco a poco, lo acorralaron junto a uno de los muros. Se lanzaron sobre él, tratando de derribarlo. Finalmente, el calor fue demasiado intenso para soportarlo, y Lee empezó a ver las cosas borrosas y a sentir que se desvanecía...

Lee trató de recordar sus lecciones sobre la resistencia y la fortaleza del cuerpo. El fuego le envolvía y le abrasaba. Pugnó por librarse de él, pero fue completamente inútil.

Aguantó todo lo que pudo... mucho más de lo que un hombre normal podría haber soportado. Pero finalmente sus sentidos se apagaron y cayó desvanecido al suelo. Estaba a merced de quien fuera el dueño de esa mansión, y tal vez no regresaría jamás a China. Pero mientras le quedara una gota de sangre en el cuerpo, no dejaría de lado su misión. No podía defraudar al Gran Monje.