Partida Rol por web

Los tres engendros lanzaron un terrible rugido y abrieron enormemente la boca. Un chorro de algo semejante a la lava incandescente salió de ellos, buscando a los tres guerreros. Sin embargo, estos se apartaron con rapidez y habilidad. Kaede estuvo a punto de recibir el impacto, pero finalmente lo esquivó en la última fracción de segundo. Por suerte, Moriya había visto aquello antes... de lo contrario tal vez no hubieran corrido la misma suerte.

Mientras adoptaban de nuevo una posición de defensa, comprobaron algo curioso. El monstruo de fuego que estaba en el suelo pareció secarse rápidamente y se cubrió de costras negruzas semejantes a la piedra volcánica, luego crujió un par de veces y finalmente se desintegró convertido en cenizas. El monstruo contra el que Moriya había estado combatiendo también pareció debilitarse y llenarse de costras, aunque continuó en pie. El monstruo de Yuki seguía entero, pero parecía preocupado ahora al verse privado de un aliado.

No obstante, ambos volvieron al ataque a la desesperada. Y esta vez podían hacer mucho más daño. Sin embargo, Moriya bloqueó eficientemente el asalto. Y aunque Yuki estuvo a punto de probar en sus carnes las garras de esos engendros, también logró evitar el golpe en el último momento.

El guerrero sabia que aun quedaba combate por delante, y tras ver la muerte de una de las criaturas, se pregunto, si podían llegar a estallar al morir.

No había más manera de comprobarlo, que hacerlos perecer bajo el acero.

Volvió a notar, como la hoja de su espada estaba muy caliente. Si el combate seguía mucho más tiempo, corría el riesgo de que la hoja se debilitara, y finalmente, la espada dejara de serlo.

Así que no dudo en lo que tenía que hacer. Se lanzo hacia adelante, como si fuera a atacar por la derecha. En cuanto el gigantesco y monstruoso brazo del engendro lanzo un ataque, el cuerpo de Moriya se doblo para lanzar una estocada.

El golpe recorrió entonces de abajo a arriba el cuerpo de su enemigo, y sin embargo, la capa de fuego, o quizás las costras, evitaron que la estocada fuera de verdad mortal.

Pero herida a herida, podía vencerse incluso a los Kamis¹. Y es lo que pasaría ese día.

Aun noto el calor cercano del demonio, que falla su ataque por muy poco. Tan poco, que puedo notar el olor de parte de mi ropa chamuscandose lentamente por el repentino calor. Rapidamente sacudo esos rescoldos ( no es conveniente luchar con la ropa ardiendo) y me centro en el mosntruo que me tiene en su objetivo, que por cierto parece ser el que esta mas sano.

Ahora que ya no hay igualdad numerica, seguro que dudara y mostrara aberturas, asi que decidida, me lanzo a por el. Quiero que quede claro que puedo con cualquier cosa que nos surja al paso, pese a lo que Moriya pueda pensar!

Era el momento, esta era nuestra oportunidad de hacer daño, ya estaban heridos, pero si no nos andabamos con cuidado este podría ser nuestro fin. Agarré con fuerza la katana y ataqué con golpes limpios.

Kaede y Moriya alcanzaron a los dos monstruos que quedaban, aunque no les hicieron demasiado daño. Justo cuando estos abrieron desmesuradamente su boca para atacar una vez más, se vieron alzados por los aires sin que ninguno de los tres jóvenes se diera cuenta de lo que ocurría. Sin embargo, entre el aire distorsionado por el calor pudieron contemplar la enorme figura del maestro Shigen, envuelta en una especie de resplandor grisáceo. ¡Había regresado!

El gigante levantó a ambos monstruos de fuego, que no sabían cómo se habían visto sorprendidos de aquella manera. Gritaron y se revolvieron, pero aunque era evidente que el maestro Shigen estaba atenazado por el dolor de sus cuerpos ardientes, corrió elevándolos sobre su cabeza hasta el borde del risco donde habían estado peleando y los lanzó a las aguas rugientes del torrente que había debajo. Los monstruos cayeron con un alarido y se hundieron en la corriente.

Al cabo de unos segundos volvieron a emerger, pero enormes costras negruzcas habían surgido por todo su cuerpo. Gritaron y forcejearon, pugnando por llegar a la orilla. Sin embargo, se solidificaron cada vez más hasta convertirse en simples piedras, y se fueron directamente al fondo.

El maestro Shigen había recuperado su tonalidad morena, y volvía a tener el aspecto humano de antes, aunque jadeaba y sudaba. Sus manos estaban en carne viva y debían dolerle terriblemente. Se volvió hacia Yuki, Moriya y Kaede.

- Me alegro de que hayáis podido aguantar tanto -dijo con esfuerzo-. Gaisei debía estar orgulloso de vosotros.

Se sentó en el suelo, al borde del risco. Se dispuso a descansar, tomando aire para relajarse. Era obvio que él también había estado combatiendo.

A los pocos segundos, el maestro Okina llegó montado en el caparazón de su tortuga. Arrastraba tras de sí al hombre enmascarado que les había interpelado antes, atado de pies y manos con el sedal de su caña. Sonrió al ver a los tres jóvenes sanos y salvos.

- Bueno, bueno -comentó con jovialidad, aunque también parecía cansado-. Ya le dije yo a Shigen que estabáis hechos de una pasta muy dura. Veo que os habéis defendido bien.

Llegó hasta ellos y los jóvenes guerreros pudieron ver que temblaba ligeramente y respiraba con dificultad.

- Este indeseable no estaba solo -dijo-. Nosotros también hemos tenido un combate complicado. Nos sacó a otros cuantos de esos bichos de fuego... pero al final pudimos con ellos. Y nos ha contado cosas muy interesantes con un poco de persuasión.

Se sentó en el suelo para descansar, junto a su viejo amigo, mientras su tortuga se alejaba para mordisquear unas hierbas.

Vi como la pelea se acababa en un abrir y cerrar de ojos, justo lo que necesitabamos - Gracias Shigen - dije con respeto, no cabía duda de que podía que nos hubiera salvado la vida. Tras esto me senté en la hierba a descansar un rato

Me alegra la intervencion del maestro Shigen en el ultimo momento, el combate empezaba a alargarse demasiado y cada vez era mas posible que el cansancio no hiciera cometer algun error grave. Tambien quedo impresionada por la fuerza que demuestra, tanto fisica como mental, para sugetar a las criaturas y lanzarlas como si nada. Debe ser una persona realmente poderosa.

Me aproximo y hago una reverencia para agradecerle la ayuda.- Muchas gracias por la ayuda, maestro, por....- Me fijo horrorizada en sus manos.- CIelos, esas quemaduras se ven muy graves! Maestro, permitame que le ayude con sus heridas, en agradecimiento por su ayuda.- Le pido con mucho respeto. Si consigo encontrar unas hierbas que conozco puedo aliviarle un poco el dolor de las quemaduras

Moriya acabo el combate como espectador. Aquellas criaturas eran sin duda poderosas y temibles, y en grupo, eran rivales incluso peores.

Cuando el grupo se reunió de nuevo, y los maestros y Kaede se sentaron a descansar, mientras Yuki buscaba algo para curar al maestro Shingen, el joven guerrero reviso su arma.

Su corazón aun estaba inflamado por la batalla, pero sobre todo, porque los secuaces de su enemigo acérrimo habían interrumpido su marcha, y ahora, tardarían mas en darle caza.

Pero el viejo maestro Okina decía que existía información de interés, dudo si preguntarle, pero sabiendo que aquel viejo, solo hablaba cuando estaba listo para hacerlo, rehusó hacer ningún comentario al respecto.

Luego miro con prudencia a sus hermanos. Jóvenes, imprudentes, fuertes y testarudos como el mismo, que solo habían atisbado un poco lo que se les venía encima, y que seguramente no dejarían de ir hasta donde fuera, para buscar ese combate final.

Y sin embargo, él seguía siendo responsable de las últimas palabras que había dado a su difunto padre….

La tortuga del maestro Genbu se aproximó lentamente a Yuki. Llevaba un manojo de hierbas en el morro, casi como si le hubiera leído el pensamiento a la muchacha.

Mientras la joven rubia curaba al gigantón, el maestro Genbu pareció recuperar la calma y continuó.

- Ya sabemos dónde se encuentra nuestro enemigo -anunció-. Y también cuál es su plan. Ese hombre estaba a cargo del encierro de Shigen, pero nos subestimó al enfrentarse a todos nosotros... Creo que jamás imaginó que sus demonios de fuego podrían ser derrotados por tres simples estudiantes.

Se detuvo un momento y les hizo una reverencia para mostrarles su respeto.

- Debemos aprovechar este error -dijo-. La base de operaciones de nuestro enemigo, está al oeste de Edo. Es una mansión de factura occidental, donde vive Shinnosuke Kagami, el hombre que ha enviado a estos asesinos. Su misión era recolectar sangre humana para llevársela a su amo a aquella mansión. Con ella pretende abrir la Puerta del Infierno y liberar el poder del otro mundo. Así se vengará de la falta de respeto que, a su parecer, han cometido los humanos con los dioses al aceptar a los occidentales.

Se levantó y caminó hasta Shigen, que continuaba tendido, y Yuki.

- Yo cuidaré de él, muchacha -dijo con suavidad, poniendo una mano nudosa en el hombro de la joven-. Vuestra misión ahora es detener a Kagami. Cueste lo que cueste. ¿Estáis dispuestos a intentarlo?

- Vamos hermanos- dije poniendome en pié tras las palabras del maestro - es nuestro deber protejer al mundo, especialmente ahora que nos creen muertos a manos de estos demonios, no habrá oportunidad mejor.

Agaradezco el oportunismo de la tortuga, que me trae justamente las hierbas que necesitaba, y me pongo a tratar las feas quemaduras que ha sufrido.- Esto te aliviara bastante, auqnue aun haran falta varios dias para que las heridas se recuperen del todo.-

Mientras estoy haciendo las curas, escucho bastante fascinada lo que el maestro Okina nos cuenta. Quien podria haber imaginado que algo asi estaba sucediendo? Es decir, durante mi vida, he visto cosas extrañas, pero estamos hablando de abrir las puertas del infierno! Tambien me alegra que el Sensei nos felicite, me siento muy honrada.

Tomo su mano, y con orgullo respondo.- Por supuesto que puede contar con nosotros, Sensei. Demostraremos que Gaisei fue un maestro inmejorable, que pueda sentirse orgulloso de nosotros!

El guerrero había devorado las palabras del viejo maestro una a una. Ya sabía a dónde dirigir sus pasos, y se noto, porque enseguida su cuerpo estaba presa de una gran actividad contenida.

Había que ponerse en marcha.

Sin embargo, tenía que cargar con sus hermanos, que no eran conscientes de lo peligroso que era ese Kagami. Pero al menos, de camino a Edo tendría oportunidad de perderlos, o convencerlos de que se marcharan.
Sabía que eran guerreros capaces. Pero debían sobrevivir. El tenía que acabar con la vida de su padre y maestro, era una carga difícil, pero necesaria.

Bueno, si ese es el caso, me pongo en camino.

No escuchaba nada más que no fuera el latir de su corazón desbocado. Hizo una reverencia a los maestros, y directamente se puso a caminar en dirección a Edo, que estaba mas allá de Kioto, junto al océano pacifico.

Antes de que se marcharan, el maestro Genbu les dio su bendición guerrera, y se aproximó a Moriya.

- Recuerda -le dijo-. La única forma de liberar tu corazón, es enfrentarte a ese hombre. Ahora sabes donde reside, puedes aliviar tu carga si eres fuerte. Y sé que lo serás.

Después se dirigió a Kaede.

- No temas la fuerza que late en tu interior -le dijo a él-. Toda fuerza es buena si se usa para el bien, y ahora tienes la oportunidad de proteger no ya a mucha gente, si no toda la vida que hay en el mundo. Ese es tu deber, no la venganza. Recuérdalo y vencerás.

Y finalmente, tomó las manos de Yuki.

- Tú eres su familia, la fuerza que les mantendrá unidos. Acompáñales, y cuida de ellos, pues te necesitan más de lo que todos creéis. Que tengáis suerte, nos veremos a vuestra vuelta en Kyoto.

Shigen se despidió de ellos con un gesto y un asentimiento, y los tres jóvenes se pusieron en camino hacia su destino final.