El dolor de cabeza con el que despertó Lee fue bastante intenso. Aún le dolía el cuerpo debido a las leves quemaduras que había sufrido... pero continuaba vivo.
Sin embargo, estaba tendido sobre el frío suelo de una especie de sótano, atado de pies y manos. Le habían despojado de su hábito, dejándole solo los pantalones. Su extraordinaria resistencia le había permitido recuperarse bastante pronto del desmayo, pero ahora estaba preso.
¿Quién sería el hombre de blanco y cómo tenía ese poder sobre el fuego? Era el responsable de lo ocurrido en la aldea, de eso no cabía duda... Tenía que buscar un modo de salir de allí para detener sus planes, fueran cuales fueran.
Motivo: Advertir
Dificultad: 0
Habilidad: 13
Tirada: 4 5 6
Total: 5 +13 = 18 Éxito
Motivo: Buscar
Dificultad: 0
Habilidad: 13
Tirada: 3 4 5
Total: 4 +13 = 17 Éxito
Puedo intentar romper las cuerdas con pura fuerza, o existe alguna piedra, o algo afilado cerca.
Lee se esforzó en deshacerse de sus ataduras. No podía quedarse ahí parado, tenía que encontrar una forma de escapar.
Sin embargo, los nudos estaban bien hechos, y no había nada al alcance que aparentemente pudiera servirle para liberarse. Cuando estuvo seguro de que no podría soltarse por medios convencionales, se detuvo a pensar. En ese momento escuchó ruidos afuera, a través de un estrecho ventanuco con barrotes. Había gente fuera, aunque hablaban en susurros...
El tiempo pasa mientras aprovecho para meditar y ponerme en calma; sin embargo, al oír aquellos ruidos de conversación, me asomo ligeramente para escuchar.
Necesito mis brazos, así que haciendo un ligero y suave moviento, paso mis brazos con la cuerda al frente de mi cuerpo.
Lee se esforzó por levantarse y acercarse lo más posible a la abertura. Sus brazos le dolían por el movimiento que tuvo que hacer para colocarlos por delante de su torso, pero al fin se sintió más seguro.
Cuando llegó hasta el borde del ventanuco, comprobó que estaba por debajo del nivel del suelo. Dos personas hablaban afuera, aunque no podía verlas. Todo lo que pudo oír fue una voz masculina que hablaba con gravedad, diciendo estas palabras:
- Soy Keichiro Washizuka, capitan del Shinshengumi. ¿A qué te refieres con tu pregunta? ¿Qué asunto puede traer a una chiquilla como tu hasta aqui?
Respiro un poco para tranquilizar mi dolor, y apoyandome en las manos, intento hechar una cautelosa mirada a las personas que conversan tan "tranquilamente".
Lee se impulsó y pegó la cara a la pared tanto como le fue posible, pero no pudo ver a ninguno de los que hablaban fuera. La conversación continuó y lo siguiente que se oyó fueron unas presentaciones, y una discusión sobre si los presentes serían o no enemigos.
Le llamó mucho la atención, pues dos de las voces le resultaban familiares. ¡Eran Juzoh y Akari, el gigantón y la pequeña onmyoji a los que había acompañado un buen trecho del camino!
Son masculinas. Distingues dos, pero esas no las reconoces.
Silbo por entre los barrotes para llamar la atención de ellos.
Justo antes de que Lee silbase para atraer la atención de los que había fuera, pudo oír cómo todos callaban y luego un sonido como si algo hubiese caído a la hierba que rodeaba la mansión.
Entonces, preguntándose qué estaba pasando, silbó para que Juzoh y Akari se enterasen de que estaba ahí atrapado.
Esperamos a ver qué hacen ellos. =P
Temiendo que algún peligro acechase, y dado que ya tengo los brazos al frente, hago un poco de fuerzas para romper mis ataduras.
Jefe, dígame que tengo que tirar.
Perdona la tardanza, estaba esperando a que todos los del otro grupo posteasen.
Te cambio de escena. =)