Partida Rol por web

La explosión le sacudió hasta los huesos, cayó sentado en el suelo sin poder despegar sus ojos del macabro espectáculo. El entendimiento de quienes habían sido sus compañeros segundos antes ahora eran parte de esa indistinguible de metal y fuego, aún no lograba abrirse paso en su mente. Aferró su arma temblando como un niño asustado, apuntando a algún lado, a donde fuera, pero cuando nadie se acercó a terminar el trabajo bajo el cañón del arma lentamente, girándose se golpe para evitar ahogarse con el vomito que le subía por la garganta. Se limpió la boca con la manga con brusquedad, e inhalo profundamente varias veces para controlarse. 

Observó a los hombres correr, sin intención de ir tras ellos, en su lugar se acercó a Duke y lo tomó del brazo para ayudarle a levantarse. Tenían que salir de allí, tenían que ir al hospital cuanto antes. Los oídos le dolían, el olor a carne quemada amenazaba por encontrar cosas nuevas para expulsar de su estómago. Miró a los demás e hizo un gesto hacia el hospital, tenían que irse. 

- No... No... - Duke seguía musitando con los ojos aún fijos en la furgoneta en llamas. 

Entre los tres, parece que Mike es el único que ha conseguido reponerse y tiene la pistola en alto, preparada para disparar a cualquiera que intente acercarse... Que por suerte no es nadie por el momento. Los violadores han huido, más rápido después de la explosión, y el otro desconocido también parece haberse marchado. 

- Pensaba que los habíamos revisado todos... - murmura Mike, sacudiendo la cabeza y ayudándote para levantar a Duke entre los dos - Esos tenía que ser una bomba lapa de clase 6. No sé quién habrá sido pero como le encuentren los del Gobierno se les va a caer el pelo...

- ¡¿Y eso qué más da ahora?! - grita Duke con la voz desgarrada - ¡¿Cómo... cojones puedes estar tan tranquilo?!

- ¡No lo estoy! - le grita Mike, cogiendo aire después. Notas que se está esforzando por seguir allí con vosotros, por no ponerse a gritar e incluso para mantener las lágrimas en su sitio - No lo estoy... ¿vale? Pero no podemos quedarnos aquí. Vamos.

El camino hacia la sinagoga se te hace eterno a pesar de que solo son un par de calles. Al llegar, las puertas están totalmente abiertas, sin restricciones. El interior se había despejado de todo el mobiliario religioso y se había sustituido por biombos, camillas, mesitas auxiliares y pies de gotero. Todo desperdigado en apariencia, pero con cierto orden según las máquinas y aparatos de los que disponían.

Se distinguía perfectamente al personal sanitario, corriendo de un lado a otro, con manchas de todo tipo sobre sus uniformes y batas. El olor a sangre y antisépticos era bastante evidente. Incluso un leve olor a carne quemada parecía provenir del ala izquierda. También parecía que había habido algún tipo de pelea o accidente reciente pues había varios médicos más ocupados en una de las zonas y había algunos biombos descolocados. Por lo demás, seguramente con pedir ayuda a alguno de los médicos cercanos valdría.

Los enmascarados corrían alejándose cada vez más y los de la furgoneta reventada estaban hablando entre sí.

- Pensaba que los habíamos revisado todos... - murmura Mike, sacudiendo la cabeza y ayudándote para levantar a Duke entre los dos - Esos tenía que ser una bomba lapa de clase 6. No sé quién habrá sido pero como le encuentren los del Gobierno se les va a caer el pelo...

- ¡¿Y eso qué más da ahora?! - grita Duke con la voz desgarrada - ¡¿Cómo... cojones puedes estar tan tranquilo?!

- ¡No lo estoy! - le grita Mike, cogiendo aire después. Notas que se está esforzando por seguir allí con vosotros, por no ponerse a gritar e incluso para mantener las lágrimas en su sitio - No lo estoy... ¿vale? Pero no podemos quedarnos aquí. Vamos.

Los ves alejarse mientras tú haces lo mismo pero... Sientes algo en tú nuca. Como si alguien te observará. De hecho parece que las cámaras de la calle rotan para enfocarte mientras te vas escabullendo...

Sandy no añadió nada más.

Se sentía bastante aliviada de haber salido bien parada de aquel potencial malentendido peligroso. Las cosas podían haberse torcido mucho y muy rápido, pero había sabido convencer de lo que había ocurrido en realidad.

Tampoco es que fuera especialmente difícil de creer habida cuenta de la reacción de la pobre mujer abusada. Cualquiera que la viera y pensase que estaba fingiendo tenía que considerarla digna del oscar a la mejor interpretación... Pero claro. No había ficción en aquello.

Se tranquilizó cuando las aguas volvieron a su cauce y dirigió una mirada cargada de alivio al señor X.

Después, con las instrucciones del médico, se desabrochó su nueva cazadora blanca y se quitó el top quedándose en ropa interior. El médico había recolocado el biombo, pero eso a ella le hubiera dado igual. Estaba acostumbrada a trabajar con menos ropa frente a decenas de hombres, quedarse en sujetador en un hospital, por mucho que estuviese improvisado y ubicado en un templo religioso, no le suponía ningún problema.

Sin llegar a relajar por completo su atención al entorno, decidió dejar a aquel médico hacer su trabajo, aunque permaneció dispuesta para reaccionar con celeridad a cualquier amenaza si es que la llegaba a detectar a tiempo.

El medico trabajaba con celeridad pero era cuidadoso, aunque evidentemente eso no evitaba que sintieras el dolor. Y eso que solo estaba desinfectado el exterior y retirando algo de tejido muerto de alrededor del orificio. - la bala salió por el otro lado.. - parecia que hablaba más para si, como si tomara notas, que para ti

Pero entonces te rodeó el brazo con los dedos y sentiste la presión... y los ojos de él clavados en ti, en tu rostro - Todos aquí somos voluntarios. Sanitarios del hospital que no pueden quedarse a salvo tras el carisimo sistema de seguridad de sus casas sabiendo que fuera hay gente siendo masacrada, torturada.. y más cosas - su voz sonaba tensa, rememorando otros momentos de Purgas pasadas

- Creo que has sido muy injusta con los que están aquí poniendo sus vidas en peligro - notabas que comenzaba a enfadarse pero detuvo su monólogo para introducir una pomada en el interior de la herida con una jeringa sin aguja. El ruido de la gente al otro lado indicaba que se había vuelto a la "normalidad" y esa normalidad eran voces apresuradas, gritos de dolor, llantos desconsolados. El olor a sangre, carne quemada, productos químicos comenzaba a ser abrumador, pero él parecía acostumbrado y la chica... ella solamente seguía mirando aquel punto

Agradecía que alguien como Mike estuviera en su equipo. No conocía mucho del hombre pero definitivamente sabía manejar la presión mejor que nadie. Verlo levantarse y apuntar alrededor con la pistola protegiendolos, lo baño en una ola de gratitud hacia el hombre que estaba poniendo de lado su propio trauma con tal de mantenerlos con vida. Y a la vez lo obligó a poner su propio dolor a un lado y levantarse. 

-Espero que lo encuentren, si esos cabrones van a hacer algo cuando menos podría ser ocuparse de tipos como este - Masculló guardando silencio de inmediato al escuchar el grito de Duke. Se le revolvió el estómago una vez más y trago saliva golpeado casi más por el dolor ajeno que por el propio. Asintió a las palabras de Mike, empezando el camino hacia la sinagoga. 

Las calles parecían alargarse como en los dibujos animados, pero después de lo que parecieron horas llegaron a la puertas del hospital. Lo sorprendió el nivel de organización que había logrado esa gente allí dentro, y lo conmovió un poco la agitación que todos allí tenían por ayudar, al punto de no parar ni a respirar. -Disculpe - Llamó a uno que parecía haberse detenido por un segundo probablemente a reorganizarse - ¿Podrían ayudarnos? - Preguntó con voz amable y un tono que a pesar de todo intentaba mantenerse firme.

Salí con decisión a pesar de que no tenia ni puta idea de donde ir con aquello... La cama tenía ruedas, pero se notaba que tenía sus años y el rodamiento de éstas dejaba mucho que desear. Me detuve a recolocar la sabana que cubría el cuerpo e intentar pensar un poco donde poder deshacerme del problema cuando una voz llamó mi atención.

Lo miré desde mi altura y me llamó la atención de la suavidad de sus formas a pesar de su disfraz. De repente me percaté de quienes le acompañaban. - NO JODAS. ¿Duke? ¿Mike? - extendí mi puño para chocarlo con camaraderia - No esperaba encontraros por aquí - miré al joven que me había hablado primero y no estaba seguro si sería de la banda o no - Veo que llevas buena compañia. Yo soy J.A - volví a repasarlos con la mirada para averiguar quien estaba herido

- Hay un médico detrás de ese biombo con una amiga. Si no vais muy arreaos y podeis esperar... -

Sonrió al reconocer a J.A y te dedicó una mirada y un asentamiento de cabeza para que entendieras que era de fiar y no había problema antes de volver a centrarse en el hombre

- Pensé que este año no vendrías a la Purga. Veo que has cambiado de opinión - no pudo evitar levantar la sábana para curiosear - Veo que has estado entretenido. ¿Necesitas ayuda con esto? -

Con la desagradable sensación de estar siendo observado, sensación por otro lado común durante la noche de la Purga, William buscó un lugar en el que refugiarse de proyectiles que pudiesen hacer presa en él. Una vez allí sacó su teléfono y revisó la Dark Web. Quedaba noche por delante, pero a aquellas horas las calles empezaban a estar ausentes de los purgadores más inconscientes que se echaban a la calle aprimera hora para dar rienda suelta a sus instintos primarios. Por ese motivo, lo mejor que podía hacer era mirar los contratos disponibles para poder ir a tiro seguro.

Un chasquido de disgusto surgió de su boca al comprobar que ninguno de los activos estaban en el barrio en el que él se encontraba, siendo la más cercana una situada en Murray Hill...

Estaba lejos, pero no tenía nada mejor que hacer y quizá de camino se topaba con algo interesante, así que una vez asegurados los alrededores, William empezó a caminar a paso ligero en dirección al distrito en el que podría encontrar a aquella llamada Zaira.

Si de camino encontraba algún método de transporte atractivo, no dudaría en echarle un precavido vistazo

Permaneció en silencio.

No había mucho más que decir y nada de lo que dijera valdría de nada. Además, a veces el silencio era más elocuente.

Dejó al médico hacer su trabajo y a la chica profundizar en aquel inexistente punto donde seguía teniendo clavada su mirada.

Cuando acabase, saldría de aquel lugar en el que ya no era bien recibida.

Aceptaste el encargo de Zaira y aquello dejó una marca en la Dark Web que sirvió para que llegara a tu móvil a los pocos minutos un aviso de que aquel objetivo había sido finiquitado. Siempre podías elegir de lo poco que quedaba ya pues no parecía haber nuevos activos desde hacia tiempo.

Cuando elevaste la mirada de la pantalla del móvil viste a lo lejos una imagen que te detuvo por un segundo.

Ambos corrían hacia ti mientras aquellos que los habian sujetado permanecian en la lejania, meros espectadores de lo que se avecinaba.

Suspiró con alivio al ver que era alguien que era amigo de sus compañeros y le devolvió una sonrisa a su presentación -Nico - respondió con la propia, señalando a Duke cuando vio su mirada, y a si mismo luego. Venía ignorándolo pero sentir algo clavado en su costado no era una sensación nada agradable. Asintió a la mención de que esperaran un poco. Con la noche que llevaban que pudieran estar en paz un momento, haría casi tan bien como tener sus heridas sanadas. Por otro lado le daba curiosidad que  alguien mencionara a una amiga en esa noche. Era bueno saber que había alguien más de confianza allí. -Sientate - Le indicó a Duke, acercándole la silla más cercana y apoyándose él en el respaldo. 

Blue Velvet salió una vez el médico terminó y se encontró con que a pocos pasos estaba todavía él, con la cama con ruedas y hablado con dos hombres afroamericanos y un chico con un disfraz muy particular. Estaban hablando con normalidad y se notaba que se conocían. Al menos casi todos.

Nicolás le indicó a Duke que se sentara, el cual lo hizo sin decir una sola palabra, con la mirada perdida. Pudo apreciar que detrás del biombo que le había señalado aquel tipo salía una joven bastante bonita.

-Me cago en mi calavera- Se lamentó al ver aquellos perros de presa corriendo en su dirección.

Estaba teniendo una purga de mierda y parecía que no iba a hacer más que empeorar un minuto tras otro.

Se vio tentado a derribar a uno de los perros de un escopetazo, pero aquello solo provocaría que el otro le alcanzase y, como policía, sabía perfectamente lo que significaba que un perro de presa te llevase al suelo. Solo un milagro te sacaba con vida de una situación semejante.

También tenía claro que a un pastor alemán no se le ganaba corriendo, por lo que no estaba corriendo sin ton ni son, si no lo hacía buscando un lugar que le mantuviese fuera del alcance de aquellas fauces hambrientas. ya fuese una escalerilla de incendios de alguno de los edificios del callejón, o bien el capó de un coche alto, o cualquier otro obstáculo que le elevase lo suficiente del suelo.

Hizo un ruido bajo de preocupación frunciendo el ceño al notar la mirada de su amigo. Quizás debería alejarse el resto de la noche y descansar, haber perdido compañeros de esa forma tan repentina era algo que ninguno iba a olvidar fácilmente. El chico flacucho de campera de cuero con púas, levantó la mirada al oír a alguien acercarse. Cruzando miradas con la joven, le dedicó una sonrisa amigable y un saludo con la mano, aunque no estaba seguro de si su maquillaje de calavera daría el mensaje correcto. Llevaba una escopeta colgando del hombro de una correa, y la parte inferior izquierda de la camisa blanca se hallaba teñida con sangre seca, bajo esta una zona abultada evidenciaba la venda que llevaba en el abdomen. Despedía olor a gomas quemadas y llevaba ojeras tan oscuras que eran notorias aún por debajo del maquillaje. Estaba siendo una noche larga, y cierto aire de pesar lo envolvía, aunque la sonrisa era completamente autentica. -Hey... es bueno saber que hay más aliados - Saludó, pues a cualquiera que sus compañeros consideraran aliado para él también lo era por extensión, y lo mismo los aliados de estos. 

Sandy salió de detrás del biombo aún desenrollando el dobladillo de su top a la altura del ombligo. La prenda era de un tono lila apagado y tenía un cuello de barco que dejaba ver los tirantes de la ropa interior y permitía asomar parte del vendaje que el doctor acababa de hacerle en el hombro izquierdo.

El top llegaba tan solo a la altura del ombligo por lo que eran perfectamente visible el mango de dos cuchillos que la chica tenía enfundados en su pantalón ceñido de tela negra vaquera.

Doblada bajo el brazo, llevaba una cazadora metálica blanca de cremallera de buena factura y aspecto poco usado. Se puso la cazadora y se equipó de nuevo colgando a su espalda un rifle. La cinta del rifle pasó a engrosar las numerosas cadenas que llevaba al cuello. Todas ellas acabadas en distintos tipos de cruces a juego con las decenas de cruces que colgaban de un pendiente con forma del símbolo de la paz en su oreja izquierda.

Tenía aspecto juvenil, pelo largo, tez pálida y ojos azules.

Al salir y equiparse, se encontró de frente con tres hombres, dos de ellos afroamericanos y el tercero un extraño chaval con maquillaje de calavera y el aspecto de Justin Bieber en Halloween.

Se detuvo en seco con cierta cautela cuando el chaval la saludó como si la conociera y pareció dirigirse a ella y miró en torno recorriendo la sala del hospital con la mirada para localizar a X.

...Supongo que en este lugar todos somos aliados. - Concedió manteniendo la cautela. No le gustaban los grupos y se sentía en desventaja. Si al menos encontrase a X...

Probablemente ya sea vuestro turno, yo ya he acabado aquí. - Les dijo invitándoles a pasar con el doctor y, sobre todo, abriendo la puerta a zanjar la conversación si es que no había nada más que añadir.

Apoyado en la cama que tenia delante miró por encima del hombro al oir a Blue hablar con aquel chico - Que rapidez. O yo muy lento, pero me han entretenido - dijo divertido abarcando con la mirada a Duke, Mike y acabando en Nicolas.

- Creo que te toca, colega - guiñó el ojo de forma amistosa antes de que aquel gesto desenfadado se congelara al escuchar perfectamente una aguda voz en el exterior. ¿Eran altavoces?¿Megáfono?

¿HOLA?¿SE ME OYE? JEJEJEJE. ESPERO QUE SI, SINO, TENEMOS UN PROBLEMA, JAJAJAJA. EN FIN... QUIERO A LA ADOLESCENTE DE UNIFORME DE COLEGIO PIJO QUE SE ESCONDE DENTRO DE LA SINAGOGA O HARÉ VOLAR EL EDIFICIO EN MILES MILES MILES MIIIIIIIIIIIILEEEEEEEEEEEEEEES DE PEDACITOS.  EL MÉDICO BUENORRO SABE DONDE ESTÁ. SACARLA A LA CALLE Y QUE ENTRE EN EL SPA DE ENFRENTE

SOLO PIDO ESO. LO JURO. PALABRITA DE BOYSCOUT. SE ME OLVIDABA... NADIE PODRÁ SALIR  HASTA ENTONCES SI QUIERE CONSERVAR SUS SESOS.

Sentías la tirantez y el ardor de las heridas que tenías bajo la ropa cuando te arrastraron por el asfalto cerca de la feria de la carne. Percibias la sequedad de tu garganta por no haber bebido nada en horas. El cansancio era palpable. Aún así corrias, esquivando bocas de indencio, pivotes, bordillos.

Te movías por inercia pues te costaba calcular que habría detrás de cada centimetro ganado a los canes. Torciste una esquina y divisaste una esquina. Saltaste al capó de un coche y de ahí al techo. Ahí no llegaban los perros, de momento, pero sabías que se esforzarían por hacerlo. Uno quedó rezagado, pero el otro llegó hasta tu posición y hasta se atrevió a saltar. Escuchaste el cerrar de sus mandibulas muy cerca de tu pie.

Había más coches a tu alrededor. También unas escaleras de incendio, aunque no podias saltar hasta ella desde tu posición, sino que tendrías que bajar al suelo