Descripción: La zona donde empezaron a crecer los rascacielos, ahora llena de hoteles, zonas comerciales y apartamentos. Aquí se encuentran escenarios de película como el emblemático edificio Chrylser, la enorme estación Grand Central Terminal, la catedral de Saint Patrick y el Rockefeller Center, que sirve tanto de centro comercial como de pista de patinaje con su precioso árbol de Navidad (en temporada). Es una zona más turística y comercial que familiar, por lo que vivir en ella requiere una renta alta. 

Botín y premios: (Armas, dinero y saqueo)

Personajes: Carnaza para los de la Purga. (Algun anciano escondiendose o algún adolescente que se esté refugiando)

Eventos:

Let´s pray! (6): Ubicación la catedral de Nueva York. Hay un cuerpo desnudo crucificado en la fachada principal. Solo mantiene el alzacuellos para que todos sepan que era el cura. Algún mensaje con sangre en las paredes. Las puertas están abiertas, así que puede ser un buen lugar para que descansen y se curen. Pongamos que en la sacristia hay un amplio botiquin.

Cadáver con premio (8)

Otras características: Ocultación media, 

Puntos de entrada:

• Oeste (Midtown West): Rockefeller Center, Catedral de Nueva York
• Sur (Murray Hill/Gramercy): Grand Central Terminal, Edificio Chrysler
• Norte (Upper East Side): Edificios

Imágenes relevantes:

• Rockefeller Center:   
• Catedral de Nueva York (Saint Patrick): 
• Grand Central Terminal: 
• Edificio Chrysler:

MIDTOWN EAST

La zona donde empezaron a crecer los rascacielos, ahora llena de hoteles, zonas comerciales y apartamentos. Aquí se encuentran escenarios de película como el emblemático edificio Chrylser, la enorme estación Grand Central Terminal, la catedral de Saint Patrick y el Rockefeller Center, que sirve tanto de centro comercial como de pista de patinaje con su precioso árbol de Navidad (en temporada). Es una zona más turística y comercial que familiar, por lo que vivir en ella requiere una renta alta. 

Entradas/Salidas:

• Norte: Upper East Side
• Oeste: Midtown West
• Sur: Murray Hill / Gramercy

Tamaño de zona: Grande 

Te habías entretenido demasiado preparando las armas, afilando los cuchillos y guardando las cosas en la mochila. Así que llegas al viejo taller de Midtown East, designado como punto de encuentro para este año, justo cuando está sonando la sirena del inicio de la Purga. Tras abrir y cerrar con llave la puerta, te encuentras con todo el grupo de Lethality que parece estar esperando. K levanta la pistola directamente contra ti en el momento que oye la puerta, pero la baja de inmediato al ver que eres tú. Lory suelta una risilla, con su habitual bate apoyado en la espalda.

- Mira qué bien... ¡El caracol por fin ha venido! - sonríe mirándote. La sonrisa se le borra un poco en cuanto recibe una mirada de K. 

- Habíamos quedado antes de la sirena. - dice él finalmente, volviendo a prestarte atención. Aunque su gesto es tan severo como siempre, por un momento te da la impresión de que estaba ¿preocupado? - ¿Todo bien?

Tras esperar tu respuesta, asiente y te hace un gesto con la cabeza para que te acerques. Sue te recibe con una alegre sonrisa y un gesto de mano, mientras que Carl se mantiene vigilando a los gemelos, que parecen estar cada vez más nerviosos por recibir su dosis de esa noche. Sobre una mesa, al lado de vuestra furgoneta, hay desplegado un mapa de la zona del Upper East Side que Joe está revisando. Sobre él hay dibujadas varias líneas azules. En cuanto te ve acercarte, levanta la cabeza con una enorme sonrisa.

- ¿Estamos todos? Bien. - asiente y mira a K, esperando un rápido gesto de confirmación para continuar - Según lo que he estudiado de la zona, las puertas a nivel de calle están blindadas con persianas de acero de al menos 5 cm de grosor. Hay varias cámaras cerca y sensores de movimiento, así que tampoco descarto que tengan algún sistema extra. Tal vez la puerta esté electrificada o suelte algún tipo de gas si alguien se acerca o... - K carraspea y Joe sacude la cabeza, intentando volver a sus pensamientos - Sí, sí... Las ventanas también son bastante seguras y no descartaría que fueran a prueba de balas. Sin embargo hay dos posibles entradas, por la parte alta del edificio. La puerta que da al techo no tiene ninguna cámara y no parece tan blindada como de la calle... Y además están los conductos de aire. No he encontrado ningún diseño del interior, pero es muy probable que se pueda acceder al edificio a través de ellos... Si no se cae por error en algún ventilador afilado. - se encoge de hombros con una pequeña sonrisa que no promete nada bueno.

- Lo veremos sobre la marcha. - toma K la palabra - Por si no ha quedado claro, el objetivo de esta noche son los gemelos K-Pop. Son el premio gordo de la noche, dos por uno, y además odio su música. Para subir a la parte alta, hay una zona de obras unos bloques más allá. Nos moveremos por los tejados para llegar hasta la que nos interesa. ¿Alguna pregunta? - tras señalar la ruta en el mapa, K mira al resto del grupo, en especial a ti, por si te falta algún detalle por haber llegado más tarde.

Había tenido un día poco habitual. El primero de tantos años que había tenido que trabajar el día de La Purga. Le gustaba disfrutar del día desde el amanecer. La noche anterior solía irse de bares en busca de alguna 'víctima'. Siempre sola. Le permitía ser rápida y efectiva. Tenía una ruta establecida. Un recorrido de 4-5 bares con suficiente carnaza para lidiar con su revolucionado apetito sexual. Unos cuantos polvos en los baños eran necesarios para encontrar al candidato ideal. Ese era el que tenía el privilegio de entrar en su morada. Follaban toda la noche hasta que no hubiera nada más que sacar. Y entonces lo echaba de casa, con su mirada lasciva y un escueto beso en los labios. Por dentro, la pena de no poder rematar la faena de probar su machete cercenando su musculoso cuello.

Pero ese año no había podido ser. Richard se había obsesionado con tener a 'Becky' en el despacho. Era un hombre inútil rodeado de mentes suficientemente brillantes como para encubrir su incompetencia. Pero era atractivo. Muy muy muy atractivo. Solo necesitaba pisar el ascensor del edificio para empezar a mojar las bragas. Al menos le había echado unos cuantos polvos antes de salir de la oficina. Por eso se había demorado tanto.

Avistó el edificio pero no aminoró el paso. Podía notar el tic-tac del reloj en su cabeza. Sabía que quedaban segundos para que comenzara La Purga. Desde que había salido de casa no podía dejar de pensar en Lory. Podía imaginársela aprovechando su ausencia para intentar camelarse a K. Pudo ver esa estúpida sonrisa que siempre se le ponía. 

- Maldita zorra

Quedaban apenas 10 metros. Con cierto nerviosismo, poco habitual en ella, tanteó su bolsillo en busca de la llave. Como todos los años, K. se había encargado de hacérselo llegar. Era el único que sabía la identidad y residencia de todos los integrantes del grupo y no permitía que compartieran esa información entre ellos. Sabía lo que hacía. No quería arriesgarse a perder 'accidentalmente' a una de sus chicas. 

- Cállate. 

No estaba de humor, así que no se molestó en seguirle el juego. Se quedó quieta unos segundos, sintiendo el cañón de K. apuntándole directamente a los sesos. No titubeó. Se limitó a mirarle a los ojos, con la seguridad habitual. Notó un cosquilleo entre sus piernas cuando el hombre se dirigió a ella. Estaba tan atractivo como siempre.

 - Todo bien. - No dio explicaciones por su tardanza. Avanzó unos metros hacia el grupo, mientras por su cabeza pasaban todas las zonas de la oficina que había mancillado esa tarde. Le molestaba haber llegado tarde. Sentía que había fallado a K. Pero había valido la pena. 

Siguió manteniendo la mirada al líder hasta que sus retinas captaron el movimiento de Sue. Al verla, su expresión se relajó. El remate final fue la bienvenida de Joe. Ya estaba en casa. 

Empezaba la reunión. K. lideraba el grupo, pero nadie como Joe para afinar las operaciones. Becky se limitó a escuchar, mientras se esforzaba por ignorar la presencia de Lory. Se encontraba a una distancia pruencial, pero todo era poco para ella. 

- Concéntrate.

No se estaba enterando de nada. Sí, estaba claro que habían aceptado una misión. Complicada. Por lo que habría bastante dinero detrás. Las recompensas siempre venían bien. Aunque a veces Becky echaba de menos la matanza por la matanza. Los primeros años habían sido de ensueño.

La aportación de K. era la guinda del pastel. Los 'K-pop'. Dudas tenía muchas, pero no tenía intención de verbalizar ninguna. A K. no le gustaba que se cuestionara la capacidad del equipo. Pero eran demasiados para no llamar la atención. Finalmente, frunció el ceño y se dejó llevar.

- ¿Entraremos todos?

No era necesario decir más. K. la conocía lo suficiente para saber qué englobaba esa pregunta: Somos ocho, ¿estás seguro de que no llamaremos la atención? ¿Cuándo podremos echar un polvo? ¿De verdad quieres llevar a los gemelos heroína a esta misión? ¿Joe tiene todo atado? ¿Por qué no nos libramos de Lory por el camino? 

Lory amplia ligeramente su sonrisa al ver que ha conseguido picarte, pero no hace nada más aparte de eso y mantener su mirada fija en K. mientras Joe y él dan las explicaciones de la misión. En cuanto a tu pregunta, K. te mira fijamente y alza las cejas respondiendo a tus preguntas, con un insinuante "¿A ti qué te parece?".

- No, no entraremos todos. Joe se queda como siempre a vigilar el fuerte y a preparar el siguiente objetivo. Carl, Ri y Ro se adelantarán por el techo para abrir la puerta de arriba si es posible. Lory y Sue, iréis detrás de ellos por si hay que entrar por los conductos. Becky, conmigo en el furgón. Has llegado tarde y aún hay cosas que te faltan por saber. Y Carl, no les pierdas de vista y dales ya esa mierda. - termina señalando a los gemelos.

El grandullón asiente y les pasa un par de jeringuillas a los hermanos, que no tardan en cogerlas como bienes preciados y a prepararse para inyectárselas en el brazo. Joe vuelve a guardar los planos y le puedes ver sonriente mientras mira alguna parte del techo, seguramente de algún mecanismo nuevo y terrible de defensa para el garaje. Sue pone sus habituales ojos de cachorrito a K., quien niega con la cabeza y termina por despedirse de ti con una mirada algo triste por no poder acompañarte. Lory suelta un bufido y pone los ojos en blanco, levantándose de un salto de la mesa en la que estaba sentada.

- Claro, la furgoneta, el lugar más peligroso que existe y para el que se necesitan dos... - empieza a murmurar en voz baja. Previendo la posible bronca de K. o tuya, Sue se adelanta y la coge del brazo, llevándola hacia la furgoneta para ir entrando. 

- Luego te pides el furgón si quieres, Lory. Además, piensa que si vamos nosotras por los conductos es por algo, ¿no? - la chica te guiña un ojo mientras Lory parece animarse con esa tonta idea y deja de murmurar. 

- Ve pensando qué más quieres preguntarme luego porque vamos a tener bastante tiempo a solas, Becky. - mientras tanto, K. se había acercado por detrás y notas cómo te agarra de la cintura, bajando algo la mano y hablándote en voz baja. Con una de sus sonrisas más bien salvajes, te hace un gesto de cabeza para que subas al asiento del copiloto, mientras te suelta acariciando tu piel algo más de lo normal.

La respuesta de K. le tranquilizó. A Becky le gustaba la acción. Le PONÍA tomar riesgos. Pero incluso ella tenía un límite. No tenía intención de palmarla la noche de La Purga, y no confiaba en prácticamente nadie de ese grupo. K. siguió hablando. Cada frase que añadía hacía que Becky estuviera más pletórica.

Que Carl se quedara con los gemelos era toda una bendición. Pero que a Lory le tocara con Sue pasaba a la categoría de orgásmico. Solo necesitaba imaginarse a solas con K. en el furgón para empezar a mojar las bragas.

Sus pensamientos se despistaron durante un segundo cuando sus ojos siguieron el recorrido de los de Joe. La mente de ese hombre era intrigante, pero hacer amiguitos no estaba entre las prioridades de la noche de La Purga. Bueno... Sue era una excepción. Si no estuviera tan cachonda hubiera sentido pena al ver la muda súplica de la joven. Le dedicó una leve sonrisa y un sensual guiño que escondía un claro mensaje: "No te preocupes. Queda mucha noche por delante".

Ignoró el comentario de Lory, dejando que Sue tomara la iniciativa. Recibió su guiño de buena gana, envíandole un beso mudo como respuesta. Esa chica era demasiado valiosa. Debía sobrevivir.

Entonces notó su presencia. Su aspera voz. Su firmeza. Cerró los ojos, saboreando el momento. Había pasado un año desde su último encuentro. 365 días donde no había conseguido encontrar un amante como él. Y había probado con muchos.

Se subió al furgón sin rechistar.

Al llegar al Midtown East, todo parece igual que lo habíais dejado, pero un poco más destrozado. Los coches que había aparcados por la calle han sufrido golpes de todo tipo, algunos incluso están en llamas. A medida que la furgoneta avanza, veis más y más destrucción. Ya estás acostumbrada a todo eso, no es nada nuevo comparado con otros años. 

Pero sí hay algo nuevo y es que cuando os estáis acercando al garaje que habéis usado como base, veis frente a la entrada un cuerpo en el suelo sobre un charco de sangre, con una jeringuilla llena aferrada a su mano y una última sonrisa en el rostro... Es Ri.

Becky había pasado mucho tiempo en silencio con K....

      ... mientras Joe ultimaba los detalles de una de sus farragosas explicaciones...
      ... mientras esperaban la señal para iniciar un ataque...
          o mientras recuperaban el aliente después de un frenético polvo.

Pero, de lejos, ese había sido el silencio más incómodo. 

Estaba bloqueada.

Nunca se había visto en una circunstancia como esa. Y no estaba acostumbrada a no saber cómo actuar. 

Tardó en darse cuenta de lo que estaba pasando. La escena le provocó un escalofrío. No sentía pena por ella. Tampoco remordimientos. Pero sabía lo que eso significaba. El mensaje le había calado. 

Pudo notar cómo el rostro de K. se desencajaba debajo de esa máscara de tipo duro. Llevaban demasiadas ediciones sin tener bajas. Y era la primera vez que perdían a un miembro del equipo con esa predeterminación.

- Nos estarán vigilando. 

Sabía que corrían el mismo peligro quedándose ahí fuera que entrando. Pero tenían que continuar con el plan. No dejaba de mirar a su alrededor. Con un pequeño gesto le indicó a K. el camino. Debían entrar por detrás.

K. se queda igual de callado que tú, con la furgoneta detenida frente al cuerpo de Ri. El silencio terminó por romperlo él, apretando los dientes y chasqueando la lengua, sin llegar a decir nada más antes de que hables tú. Te mira y asiente, girando el volante y retrocediendo un poco para ir por el otro lado. Aunque sea solo una manzana, está claro que es más seguro ir en la furgoneta que a pie. 

- Joe... - comienza a hablar K. con la voz algo más quebrada de lo normal, apenas un instante antes de seguir hablando - El sistema que había puesto esta vez era una ametralladora si algún indeseado intentaba entrar en la base. Sí, sé que están "prohibidas" pero no es que nos la vayamos a llevar. - explica con un gruñido - Por las heridas, me creería que Ri haya activado el sistema de defensa... Así que o lo dejó así pensando que no volveríamos aquí o alguien lo ha montado como ha querido. Sea como sea, dudo que siga aquí... a menos que esté muerto. 

Puedes ver cómo una vena se hincha en su puño mientras aprieta el volante. Al llegar a la parte trasera de vuestro garaje, que es la parte delantera del edificio al que pertenece, detiene el motor y apaga las luces, echando un vistazo por la ventanilla.

Deberían salir pitando de allí. Se lo decía su mente, su instinto y cada poro de su piel. Pero no su corazón.

- ¿En serio? ¿En estos momentos decides sentir remordimientos?

Necesitaba entrar y comprobar que Joe estaba bien. Asegurarse de que ningún indeseable había tocado lo que se había convertido en su guarida. Su pequeña fortaleza. Ese pintoresco lugar donde se reunía un peculiar grupo de gente que, muy a su pesar, se había convertido en una especie de familia. A la que estaban cazando como animales. 

Intentó contestar a K.  pero se mantuvo en silencio. Quería comprobar si estaba muerto. Para despedirse de él, para tacharlo de la lista de rescatados, y para confirmar que no era esa sucia y asquerosa rata que les había traicionado. Su cerebro palpitaba como una alarma de bomberos, intentando avisarle de que no era una buena idea. Que, de estar muerto, Joe no era más que 'otra' baja de ese escuadrón suicida. Una baja que sí tendría consecuencias.

- No podemos entrar.

Habló para adentro, con la boca pequeña y sin mirar a K. Se seguía autoconvenciendo. Le dolía desprenderse de ese camino porque no era capaz de aceptar cuál debía ser el siguiente. Seguía queriendo ir a buscar a Sue, pero sabía que hacerlo a solas con K. sería un suicidio. 

- ¿Acaso estás preocupada por su vida?

Se había sentido atraída por K. desde el mismo instante que le vio. Pero muy a su pesar, no estaba pensando en él en esos momentos. Si no en la zorra y estúpida Lory. 

- Vamos a buscar a Lory - Sintió una punzada en el costado. Esas palabras eran traición para su alma. - Necesitaremos más gente si queremos rescatar a Sue.

Permaneció en silencio esperando la reacción de K. Dar media vuelta y salir de allí era una declaración de intenciones. Daban por muerto a Joe, o como mínimo desaparecido. Y no habían tenido ninguna intención en mover ni un ápice para asegurarse de su paradero. Joe era un maldito cerebro. Solo esperaba que estuviera muerto o hubiese escapado. Porque sabía que, si decidía vengarse de ellos, habían perdido antes de empezar.

K. se gira hacia ti, casi sorprendido por que estés tan segura de ello. Finalmente asiente, aún con los dientes apretados y suspira. Se queda mirando la puerta unos segundos más, como si esperara ver algo por ella y finalmente suelta un gruñido, cogiendo la radio.

- Lory, vamos a buscarte. ¿Dónde estás? - tarda unos segundos en contestar, pero finalmente suena la voz de Lory para "alivio" de ambos. 

- ¡Por fin! Pues a ver, la calle no la veo pero tengo casi al lado el museo Metropolitano... ¿Vais a tardar mucho? Por aquí hay un loco que parece Slenderman con una máscara que parece una uva pasa haciendo fiesta de la sangría. No me ha visto aún pero a lo mejor me toca cambiar de posición. - K. te mira y frunce el ceño ligeramente. Con esa descripción hay alguien que os encajaría bastante bien. 

- No te preocupes, vamos para allá...

En el momento en el que K. arranca el coche para dar la vuelta, la puerta de vuestro edificio se abre violentamente y una figura ensangrentada sale corriendo de dentro, con las manos atadas. Parece que va a seguir corriendo pero se para frente a vuestro coche, reconociéndoos en el momento en el que vosotros le reconocéis a él: Es Ro. Por la misma puerta por la que ha venido, salen tres mercenarios armados con rifles de asalto, que también se detienen al verle a él y a vosotros, pero que parecen bastante dispuesto a dispararos.

Era el puto karma que le estaba vacilando. 

Había decidido rescatar a la zorrita de Lory. Había decidido romper con todas las promesas que se había hecho en los últimos años. Había desaprovechado la oportunidad que nunca había conseguido tener en las anteriores ediciones. Tenía a Lory a puntito de caramelo para recibir una agonizante muerte... y había decidido desaprovecharla. Y para colmo, los astros se habían alineado para que tuviera que desperdiciar su tiempo salvando al más inútil de la banda.

Todo su cuerpo deseaba gritar a K. unas órdenes claras: ¡ACELERA Y CHAFA A ESE CADÁVER!

Ni se molestó. K. no era de 'esos' que dejaban atrás a quienes consideraba su familia. Aunque fuera la rata enclenque que se escondía en el muro de carga esperando a que la cocina se quedara vacía. 

- Ábrele la puerta. 

Mientras K. buscaba la manera de hacerle entrar, ella freiría a los mercenarios. O esa era su intención inicial. 

- ¿Estará dentro Joe?

Podía preguntárselo a los mercenarios, aunque sabía que recibiría como respuesta unos cuantos tiros en la cabeza.

Estaba decidido. Abrió la puerta de la furgoneta, lo justo para meter su cuerpo entremedios y colocar el rifle en la parte superior.  En menos de dos segundos ya estaba disparando.

Al mismo tiempo que se lo dices, suena el chasquido del seguro de lo furgoneta abriéndose, mientras K. echa mano de su pistola. Con un estruendo y un retroceso a los que ya estás más que acostumbrada, disparas la escopeta contra uno de mercenarios. El cuerpo cae hacia atrás, con la sangre empezando a brotar de un profundo balazo en el pecho. Apenas medio segundo después otro de ellos cae de la misma manera y ves a K. disparando igual que tú a través de la ventanilla del conductor. Por su parte, Ro echa a correr hacia la furgoneta y aun con las manos atadas, consigue abrir la puerta lateral y lanzarse dentro, mientras hace el esfuerzo de cerrarla con los pies.

- ¡V-vi-vienen más! ¡Ten-tenemos que irnos! ¡VÁMONOS! - chilla desesperado. No te cabe duda de que aún le dura el chute y que seguramente sea por eso por lo que sigue con vida. 

El mercenario que queda vivo dispara contra vosotros, pero la bala rebota en una de las puertas, dejando apenas una marca en la chapa. Después empieza a alejarse de nuevo hacia el portal, buscando cobertura.

Directo a la diana. Lo había hecho con la precisión y soltura que ya le caracterizaba. Se sentía bien, se sentía poderosa. En una situación más tranquila, se hubiera planteado cambiar de profesión. Pero no era el momento de tonterías.

- ¿¿¿QUEDA ALGUIEN MÁS DENTRO???

Bramó la pregunta apenas intuyó que Ro había asomado su escombroso cuerpo. La tensión era extrema. Dentro de la furgoneta, pistola en mano, codo con codo con K. Un recuerdo fugaz de Lory ensombreció la escena. Apretó los dientes y disparó de nuevo.

- ¡¡ESTÁ JOE O NO!!

La situación no estaba para ser exquisito. Todo había que decirlo. Pero se negaba a llevarse al inútil de Ro y dejar a Joe por el camino. El primero no serviría ni de escudo cuando quisieran rescatar a Sue. 

El último de los mercenarios se derrumba contra la pared después de ese disparo, sin tiempo a reaccionar. Ro consigue cerrar la puerta de atrás por fin, cada vez más histérico y después del segundo grito, suelta un chillido y responde. 

- ¡¡¡NO!!! ¡N-no! ¡No hay nadie, no había nadie cuando llegamos, solo estos HIJOS DE PUTA! ¡Vámonos! ¡VÁMONOS, JODER! - aunque no lo tienes muy claro, te suena a que el chico está llorando y te basta un vistazo hacia atrás para verle toda la cara roja y cubierta de lágrimas. 

K. no se lo piensa dos veces y da un fuerte acelerón con la furgoneta marcha atrás, alejándose de allí justo cuando otra segunda tanda de mercenarios empieza a salir de vuestra base. Las ruedas giran con un terrible chirrido cuando K. hace una curva cerrada y endereza el vehículo para seguir acelerando hacia delante. Le ves con la mandíbula tensa pero al menos parece estar controlándose más, hasta que...

- ¡¿TE QUIERES CALLAR DE UNA PUTA VEZ?! ¡UN GRITO MÁS Y TE QUEDAS SIN ESA MIERDA PARA LO QUE TE QUEDA DE VIDA! 

El vehículo había dado un frenazo y K. se había girado hacia Ro, con un vena marcándose por su cuello. Ro se queda parado en el sitio y solo le sale un sollozo mientras mira a K. asustado. K. le dirige una de esas miradas asesinas que siempre consiguen poner orden entre las discusiones del equipo y suspira, bajando los hombros lentamente, antes de mirarte a ti. 

- Desátale. Será un mierda ahora pero le necesitamos. - después vuelve a mirar al chaval - Y tú, empieza a hablar. ¡¿Qué coño ha pasado?!

- Ha-había muchos mercenarios. Llegaron, de pronto, como una docena de ellos. No sé qué querían pero se llevaron a Carl, no lo mataron y nosotros... Ri y yo nos asustamos y nos fuimos. No conseguíamos hablar con vosotros así que fuimos a... a la base. Porque Joe siempre sabe qué hacer. Ri abrió la puerta y... y... - Ro se tapa la boca como puede para no empezar a chillar de nuevo - No tenía que pasar así, no tenía que haberse disparado la ametralladora. Había más de ellos, más mercenarios. Y Joe, Joe no estaba. No sé qué está pasando... - gimió Ro, encogiéndose sobre sí mismo. 

Sintió un latigazo de placer como el último de los mercenarios caía sin oponer ningún tipo de resistencia. Por un momento se olvidó de la delicada situación en la que se encontraban. Su mente le transportó años atrás, cuando ellos eran los cazadores y matar era un placentero y sencillo entretenimiento. Los gritos del escuálido cochinillo asustado le devolvieron a la realidad.

Se giró hacia Ro justo en el momento en el que K. dio el 'volantazo'. Le pilló de imprevisto y acabó estampándose contra la ventanilla del copiloto. Cerró los ojos con fuerza, sintiendo un ensordecedor pitido en los oídos. 

- ¡CÁLLATE COÑO!

Su grito quedó enterrado por la atronadora voz de K. Tuvo que concentrar todos sus esfuerzos en parar la inercia del segundo frenazo y no acabar estampada contra el cristal delantero. Nunca había sido amiga de los cinturones (mucho menos durante La Purga) pero estaba empezando a replanteárselo.

Entrecerró los ojos al escuchar las órdenes de K. No le gustaba la idea. Ro nunca había sido una gran amenaza, pero tenerlo en el asiento de atrás sin vigilancia no le le daba mucha confianza. Por su mente pasó una fugaz escena con las cadavéricas manos del adicto alrededor de su fino cuello. Pero no digo nada. Le desató sin oponer resistencia.

- Joe. 

Qué había pasado con Joe era el gran misterio. En su interior, la preocupación y la desconfianza crecían al mismo ritmo. Una enraizada duda se había instalado en su interior. ¿Y si Joe les había traicionado? Esa era la única explicación que para un ataque tan organizado. Miró a K. de soslayo intentando adivinar en qué estaba pensando.

- Tenemos que darnos prisa, hay que encontrar a Lory antes que ellos.

Le entraban arcadas cada vez que se oía decir eso. Pero no tenían otra opción.

A diferencia de otras veces, Ro no parecía tan agresivo ni salvaje como otras veces. Se deja desatar, temblando como un flan y quedándose después acurrucado en una esquina, abrazándose los brazos y las piernas en un intento inútil de controlar sus temblores. A veces suelta algún que otro sollozo, murmurando el nombre de su hermana. K. deja de mirarle en cuanto os dice todo lo que sabe y ves cómo vuelve a mirar al frente, clavando las uñas al volante con rabia. 

- Joe, más te vale estar muerto... - dice en un tono tan bajo, que seguramente no sepa ni que le has oído. Después carraspea y vuelve a acelerar, afortunadamente no de forma tan brusca como antes - Será lo mejor. 

La chica parece que no va a dejar de hacerte caso y con suerte, el coche que tienes es más rápido que las monjas a pie o que el furgón de monjas que se empieza a poner en marcha. Te valen un par de giros en las calles adecuadas para poder perderlas de vista, por el momento. 

Al llegar al Midtown East, lo primero que te llama la atención es el olor a quemado. Es un poco más tarde cuando lo ves: Hay un cuerpo desnudo crucificado en la fachada principal de una iglesia. Solo mantiene el alzacuellos para que todos sepan que era el cura. Sobre las paredes hay escritos varios mensajes con sangre, entre ellos cosas como "Dios no os salvará" o "Bienvenidos al infierno". Las puertas están abiertas de par en par, rotas y algo calcinadas pero curiosamente en su interior nada ha sido destrozado.

Asombrosamente mi conducción fue leo suficientemente buena como para despistar a las monjas y poner distancia entre ellas, tanto que sin darme cuenta acabe en otra iglesia, una que esta vez había sido profanada o al menos el cura de turno estaba desnudo mirando a Brasil.

-Vale he tenido bastante de esta mierda. -Cerre un segundo los ojos detrás de la mascara, para intentar centrarme en lo que iba a hacer a continuación y tras abrir los ojos, mire directamente a la chica con la beretta en mi mano útil y le descerraje un tiro en el pecho. Con suerte la distancia seria suficientemente corta como para que el único dispara acabara con su vida y no sufriera demasiado. -Se siente.