Partida Rol por web

Sandy se detuvo cuando la mano de él la sujetó por el antebrazo. Era un gesto suave, pero resultó abrupto. Más aún cuando ella en respuesta tensó sus músculos dispuesta a defenderse. Sin embargo no fue continuado por un ataque de ningún tipo y la reacción brusca se quedó flotando en el ambiente unos segundos.

Finalmente ella detuvo su avance y se giró hacia él. No pidió disculpas por haber reaccionado así, tampoco él las pidió por el leve contacto. Se mantuvieron uno frente a otro unos instantes hasta que Sandy se relajó de nuevo. Inclinando el cuello en la dirección contraria, se retiró la cazadora del hombro herido y estiró el de por si holgado cuello de su top para mostrar la herida al desnudo. Nuevamente, solo duró unos instantes antes de recuperar su posición original de chica dura.

Volvió a ponerse en dirección a su moto. Al llegar ataría el saco a la parte de atrás y montaría en ella, encendería el motor y, antes de arrancar, le miraría desde lo alto del vehículo, lo cual era casi la misma altura que antes, demostrando que era autosuficiente y que iría por su propio pie.

Dame la dirección y te veré allí. Antes tengo otro asunto que resolver.

El chico no tenía por qué aceptar sus términos pero le necesitaba para llegar a aquel lugar en el que la atenderían, así que recurrió a su capacidad de manipulación velada recordándole sucintamente la deuda que tenía con ella.

Hasta entonces, no te vuelvas a dejar cazar.

Y arrancó en dirección a su refugio con su pieza dentro del saco siendo arrastrada por el asfalto.

Aquel hombre era como un libro abierto por lo que a través de la expresión de su rostro podías leer claramente confusión, un pequeño tinte de decepción y cierta admiración.

- En la Morgan Library de Murray Hill me han dicho que hay un grupo de enfermeras que pueden atenderte, pero por la herida... - la comisura de sus labios se toricó levemente antes de continuar - En la Sinagoga de Lower East Side han montado un hospital de campaña improvisado -

Te observó mientras te encaminabas hasta tu moto y algo en sus gestos cambio. Se habia percatado del saco. Alzó el mentón - Espero no haberme equivocado contigo y que eso que llevas ahí sea un cerdo cabrón blanco y no un pobre desgraciado que no tenga nada que llevarse a la boca -

Se quedó donde estaba, con los brazos laxos a ambos lados del cuerpo, la pistola en la diestra, hasta que te alejaste con tu moto.

Pasais por la calle que da a una de las zonas más famosas de Nueva York y que debe aparecer en cualquier película que se precie. Times Square es sinónimo de espectáculo, ya que la zona está plagada de teatros, restaurantes y hoteles. A pesar de ser simplemente una plaza, es una de las grandes afluencias turísticas, famosa por sus carteles resplandecientes.

En las escaleras detrás de la estatua veis a cuatro personas de pie, atadas y amordazadas. A uno de ellos le han seccionado los párpados quedando con una eterna mirada de sorpresa y terror. A otra le falta un brazo, mientras que la sangre que impregna la entrepierna del pantalón del de al lado deja claro que es lo que le falta. La última chica, está rápada al cero y le faltan partes del cuero cabelludo, mientras algunas quemaduras, deforman la tersa piel de sus mejillas y cuello.

Dirigiendo todo y sentada sobre lo alto de la estatua con bastante maestria y equilibrio, una exuberante mujer enfundada en cuero negro y con un látigo en las manos habla através de un micrófono de los que se enganchan en la oreja y cubre parte de su pómulo izquierdo 

Parece una puja similar a la de la feria de la carne pero menos organizada. Algunas personas se agolpan en frente ofreciendo dinero.

Me asomo por la ventanilla del coche cuando pasamos cerca de Times Square. Esperaba verla mas vacía pero esta claro que aquí tambien tienen una buena fiesta montada. Me fijo un momentito en los que estan atados o la gente de la calle, buscando la carita preciosa y conocida de Tony. Con suerte no habrá que ir al sitio ese de mujeres que dicen... ¿no? 

- Que chica más guapa... No se si... ¿Necesitamos algo de aquí?  - pregunto señalando el sitio de la puja y preguntando a los otros dos.

JettRow no me contesta al whatsapp y no se si ha ido de vacaciones o que... dejamos este turno a ver que pasa y si sigue sin aparecer lo matamos. ok?

Sad2: Pobrecito pero como veas, si le conoces me sabe menos mal xD

En la tienda habian encontrado algo más adecuado para Wendy. Estaba claro que le gustaba vertirse de blanco, y ciertamente, le favorecía mucho. 

Blanco, el color de la pureza y la inocencia, aunque en cierto modo, esto le pegaba a "la novia", por otra parte, era una paradoja. Mostraba en muchas ocasiones la inocencia de quien no sabe nada del mundo, la sorpresa por las cosas nuevas y el entusiasmo por vivir aquello como una aventura. Pero al mismo tiempo, le había visto manejar la escopeta con precisión y sin miramientos… Aquella chica era la definición de paradoja en sí misma. 

Todavía le rondaba por la cabeza lo que le había comentado sobre la orden de alejamiento… y le hacía cuestionar quién era en realidad la "víctima" en este caso.

Pero eso no importaba, había hecho un trato, y lo cumpliría. Ya se preocuparía más tarde de eso.

Levantó el pulgar y asintió con un gesto de la cabeza a la pregunta de la novia. No quiso decirle más, seguro que se emocionaba y daba algún saltito o gritito, o peor….

Encontraron unas cazadoras que podrían aumentar su protección, al mismo tiempo que tenían una apariencia moderna sin parecer atuendo táctico.

No era una persona particularmente sutil, así que ese detalle no le impresionó, pero sí la practicidad de la prenda.

Se quitó el chaleco para ponérselo luego sobre la cazadora. Entonces Candy se aproximó, ayudándole a colocársela…

Algo saltó en su interior… Hacía mucho tiempo que se conocían, habían sangrado, luchado y matado juntos, pero en ese momento, que ella no llevaba la máscara, tan cerca, la vio como la mujer que era, más allá de su compañera y aliada. Sin poder evitarlo, se dejó inundar por el olor que desprendía… Entre la sangre reseca, el olor de la pólvora impregnada, había otros matices, más dulces, que la imbuían tanto de belleza como de peligro.

Logicamente, se había sentido atraído por ella, pero en su mundo, en un mundo al que había llegado sin familia ni amigos, criado en aquél orfanato y viendo cómo la Purga puede acabar con uno en cuanto menos se lo espera, no quiso ir más allá en sus relaciones con nadie.

Nunca se había implicado sentimentalmente, era consciente que su misión era acabar con la escoria a cualquier coste, y nunca quiso involucrar a nadie, evitando pérdidas y sufrimiento inútiles. Sabía que la muerte le rondaba, y si la había esquivado hasta ahora, era por cuestión de suerte...

Candy era la única persona que podía tolerar y, saltándose su norma, era la única relación que se había permitido más allá del negocio de la sangre y la muerte.

Se sacudió las emociones con un gesto de la cabeza. Sabía que ella no pretendía provocarlo, pero los instintos y las emociones son difíciles de controlar.

Le salió un escueto - gracias...- cuando terminó de ponerse la cazadora y rápidamente se puso el chaleco encima, ajustando las cinchas y recolocando su equipo.

Miró a ambas mujeres, mucha belleza junta en aquella sala… Tenían que moverse rápido hacia su objetivo y sacarse ideas estúpidas de la cabeza.

Times Square… normalmente un lugar emblemático y bullicioso. En estas noches no era distinto, siempre había algo que llamaba poderosamente la atención, siempre había alguna mente retorcida que organizaba algo especial…

Aquella "Catwoman" no iba a ser menos, y toda la chusma que se arremolinaba en el lugar podría suponer un problema. Debían pasar rápidamente y molestar lo menos posible… El espectáculo que habían formado allí no era para simples personas que buscaban desquitarse o vengarse, o que tenían una sed de sangre contenida… Aquello ya era para psicópatas y verdaderos pervertidos y fanáticos.

Preparó sus armas, esperaba poder pasar de largo e inadvertidos de allí. Sin mirar a Wendy, le contestó - no, aquí no se nos ha perdido nada... - levantó un poco la escopeta para que pudiera verla- mejor tenla preparada -

Giró un momento la mirada hacia Candy. - salgamos rápido de aquí, esto no nos conviene -

- Wendy. centrate - quiso sonar neutra, pero su tono fue algo seco - Quién sabe si sigue allí tu... chico - la pausa con la última palabra fue bastante evidente - no podemos perder más tiempo - lo que no dijo en  voz alta es que lo que queria ella era matar a algunos de esos cerdos depravados

Midtown West

Dejasteis Times Square y el bullicio de aquella puja atrás, para acceder a calles llenas de restaurantes de todo tipo y locales alternativos. Todos cerrados, salvo un pequeño puesto ambulante colcoado en la acera donde hay una mujer sentada con gesto calmo en un taburete

Llama la atención su avanzada edad, lo sola que está y su falta de miedo por estar en la calle una noche como aquella. Según os vais aproximando podeis ver que en su tenderete expone algunas armas, botellas de alcohol y comida... Ella os sonrie esperando que pareis pero tampoco os incita a hacerlo. Si quisierais, no tendriais que apearos para comprar. Eso si decidis parar.

Mientras avanzaban hacia su destino, observaba atentamente las calles, los locales, las esquinas, cualquier lugar donde pudiera apostarse alguien.

Entonces llegaron al puesto de la anciana. Su actitid denotaba que no le tenía miedo a nada, segurente debido a su avanzada edad... ¿Quizá suerte? A saber, y tampoco es que le importase mucho....

El puesto de venta tenía de todo... Como siempre, ya se había preparado para no necesitar nada durante la noche, igual las chicas sí necesitaran algo.... Candy, por su herida, seguramente estuviera algo deshidratada, pero él llevaba agua en su mochila. Y tampoco es que le diera mucha confianza lo que pudiera tener, podría estar envenenada, otra manera de matar...

Y Wendy.... Bueno... Algún capricho seguro que se le ocurre.

Hizo una seña a Candy para que pasara de largo lo antes posible, aunque sabía que el puesto no iba a pasar desapercibido para Wendy...

Me quedo mirando por la ventanilla escuchando a Candy. Claro que estoy centrada! Si no me importase tanto, no iría a buscar a Tony! Aunque al pasar y ver la tiendecita de esa mujer, me quedo muy muy pensativa un rato. Ya ha pasado buena parte de la noche y no hemos comido nada...

- ¿Podemos parar en el "Purger King"? ¿Solo un momentito? - pregunto, moviéndome hacia la ventanilla que quede más cerca de la señora - No tardo nada pero es que me muero de hambre... Señora! Qué tiene para comer?? - le saludo sonriente con la mano, abriendo la ventanilla.

Parece que Wendy ha decidido tomar un tentempie pero aunque Candy no parece muy contenta con su decisión, reduce la velocidad hasta detenerse. Es entonces cuando escuchais en un volumen bastante bajo la melodia que emerge de una radio pequeñita que tiene la anciana a un lado.

También os llega reminiscencias de carne cocinada. Tiene un pequeño hornillo de carbón a sus pies donde brillan levemente las ascuas. No hay comida haciendose por el momento.

La anciana compone una sonrisa beatifica que inspira ternura - Oh. Habeis venido a ver Laia. Bien, bien - junta sus manos un segundo antes de inclinarse hacia Wendy pero sin poder llegar hasta ella, claro está, puesto que el pequeño mostrador se interpone entre ambas - Pequeños tentempies es lo que tengo. Todo proteina para coger fuerzas para esta noche -

Eleva de un lado la bandeja donde hay trocitos de carne cuidadosamente cortados y cocinados en daditos rociados con lo que parece salsa de soja. Otros parecen minisalchichas sobre una cama de arroz blanco. También hay varios paquetitos llenos de lo que parece pan de gamba*

Aunque habia sido reticente a parar, no pudo evitar que le rugiera un poco el estomago ante el olor. Se inclinó por encima de John para poder asomarse ella también a ver esos tentempies que mencionaba la anciana. Después de todo, esa adorable anciana no podia ser peligrosa ¿no?

- ¿Que opinas tú? - preguntó a su amigo en susurros, buscando sus ojos, ahora a escasos centimetros de los de ella debido a su postura

La sonrío amablemente a la señora, contenta por ver que es mas guapa por dentro que por fuera. ¡Si es que apenas hay gente amable esta noche! Miro todo lo que ofrece por el mostrador, cada vez mas hambrienta por el olor de la carne. Miro un momento a John y a su muy muy cercana compañera y sonrio, dejándoles un momentito a solas.

- Si queréis algo solo tenéis que decirlo... Y si queréis pedir algo también, ¡Yo invito! - me giro hacia la buena mujer y señalo los daditos con salsa de soja - ¿Me pones una de estos? Cuánto cuestan?

Inclinó la cabeza para cruzar su mirada con Candy.

Su mente trabajaba a toda mecha y no dejaba de analizar cada situación, incluso pudiera ser que la paranoia contribuyese, pero no había sobrevivido a tantas Purgas sin ese instinto de desconfianza.

Cada persona que estaba en la calle durante La Purga era un asesino en potencia… ¿Por qué iba a ser aquella vieja diferente?

Hay muchos depredadores que emplean "trucos" para cazar a sus presas, ya sea manteniendo una apariencia confiable, camuflándose, o desviando la atención del verdadero peligro…

Quizá la vieja no era una amenaza por sí misma… un señuelo, llamaba la atención para que los incautos pararan y fueran un blanco fácil. Y la idea no era mala: Estás parado, distraído por el olor de comida apetecible, confiado por el aspecto bonachón de la viejecita, incluso ocupado buscando el dinero para pagar esas viandas, o ya comiendo, con la guardia baja. Es posible que la comida ni siquiera estuviera envenenada.

Pero no le gustaba nada esa situación.

Como respuesta emitió un ligero gruñido mostrando su disconformidad. Desvió la mirada de Candy y observó los alrededores de la misma manera que si estuviera atravesando una zona urbana en guerra y deslizó la escopeta hacia la ventana, por debajo de su cuerpo, disimuladamente. Si había alguien vigilando, no quería provocarlo, a menos hasta que Candy estuviera de nuevo bien posicionada para conducir…

En respuesta a Wendy -Yo paso, creo que eso no tiene una pinta muy saludable...- tratando de disuadirla para que pasase de la vieja… -Además, no creo que te deje un aliento apropiado para el lugar al que nos dirigimos... Y ya vamos con retraso.-

Wendy era el "pase" de entrada a la fiesta. En su cabeza el plan estaba claro: Dos cazadores que llevaban a una chica a una "exhibición" de mujeres hermosas… No quería que un simple detalle pudiera echar por tierra el trabajo hecho en la tienda.

No dudaría ni una fracción de segundo si algo extraño pasase alrededor del vehículo. La vieja pasaría rápidamente a formar parte de la lista de purgados de esa noche.

Inclinó la cabeza para cruzar su mirada con Candy.

Comenzaron a amontonarse multitud de pensamientos en su cabeza. Mientras la parte analítica y paranoica de su cerebro se preocupaba sobre lo que podría ocurrir fuera del vehículo, otra parte, menos presente o utilizada, le daba vueltas a lo que ocurría a escasos centímetros.

Le extrañó sentir el rubor de sus mejillas, por suerte oculto bajo la máscara, que había sido provocado por la cercanía del rostro de Candy.

Fuera de la noche de La Purga en realidad habían mantenido poco contacto y no estaba acostumbrado a verla sin la máscara.

Nunca se habįa permitido fantasear, sobretodo porque tenía muy claros tanto su condición como su destino. Era un asesino, igual que los demás. No era casual que nunca hubiera tenido familia, que los caminos que había recorrido en su vida le habían guiado hasta convertirse en lo que era ahora.

No se engañaba, ni trataba de engañar a nadie… No era uno de "los buenos". No, era otro monstruo, solo que con el objetivo de eliminar a otros monstruos.

Un pensamiento cruzó fugazmente por su cabeza. ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido de otra manera? Sin Purgas, o quizá solamente sin ese instinto asesino, sin esa soledad autoimpuesta… Candy, con esos preciosos ojos, esa actitud risueña… ¿Hubiera sido posible algo más? 

Aunque lo más probable fuera que ni siquiera se hubieran conocido… 

Le resultaba difícil imaginarse situaciones familiares, íntimas… de "gente normal". Las conocía, por supesto, pero no podía verse en una de ellas. A pesar de ser capaz de imaginar multitud de escenarios en situaciones de combate, de supervivencia… no conseguía trazar un esbozo de lo que hubiera podido ocurrir si se hubieran conocido en otras circunstancias…

Tardó solamente un par de segundos en reaccionar a la pregunta de Candy, aunque le había parecido que el tiempo se detenía mientras ella clavaba su mirada en sus ojos.

Emitió un ligero gruñido, no sólo para darle a entender a Candy que no le gustaba la situación con la vieja, sino además para tratar de alejar esos pensamientos y, aunque sabía que tanto la máscara como la balaclava que llevaba bajo ella lo ocultaban, quitarse el rubor del rostro.

- Bien, bien. Sabia decisión - la mujer se levanta de su taburete con un evidente crujir de sus rodillas y se mueve tras el tenderte con cortos pasitos mientras saca un recipiente de cartón y unas tenazas pequeñas. - Serían 2 dolares, chica - Con lentitud empieza a seleccionar el tentempie más grande elegido por Wendy

- También tengo armas - deja caer con su voz cascada como si nada - pero el precio es distinto. No sería dinero - extiende sus brazos enfundados en el kimono, el cual ha sabido recoger las grandes mangas con soltura para no mancharlo con el resto de las viandas expuestas para entregarle el pedido a la mujer.

Cuando Wendy lo coge, la anciana retiene su mano con suavidad mientras la mira con aprobación - Bonitos dedos, querida. No flacuchos como la mayoria de las jovencitas de hoy en dia... -

Sondeó tus ojos con confianza, sin apartarse ni un milimetro mientras asentia, comprendiendo que habia sido demasiado impulsivo por su parte confiar en alguien durante la Purga ¿Qué diablos le pasaba? ¿Sería por haber perdido la máscara aquella noche? En su semblante pudiste leer que se sentia avergonzada por no haber caido en ello mientras volvia a recuperar la postura en su asiento.

Se agarró al volante y con dos dedos comenzó a dar toquecitos impacientes sobre éste, esperando que Wendy no se demorase mucho aunque volvió a mirarte y arqueó una ceja en exceso cuando escuchó las últimas y extrañas palabras de la anciana

Según le hablaba a Wendy vio cómo Candy parecía comprender mejor la situación y se volvía a colocar para conducir.

Era extraño en ella, a pesar de su carácter risueño, sus comentarios jocosos y sus bromas y pullitas, esa noche la había notado más distraída, despreocupada…

Incluso a pesar de tratar de mantenerse siempre alerta, él mismo parecía haber bajado la guardia. Hacía cosas que normalmente no hubiera hecho… Estaba distraído desde…

<Un momento...>

¿Sería posible que Wendy, con ese carácter extrovertido, despreocupado e inocente les hubiera influenciado de alguna manera? Desde que la conoció que las cosas no han sido "normales"...

O quizá sólo era una proyección, que ya se encontraba cansado y harto, que inconscientemente buscaba una salida, un final para esa vida, y Wendy representase un ejemplo de que en realidad eso podía ser posible…

Sea como fuere, esos eran pensamientos peligrosos y estaban fuera de lugar en ese momento.

Cualquier descuido podría significar la muerte… <¡¡Joder John!¡Céntrate de una vez!>