Partida Rol por web

   Llegar a Central desde el astropuerto no resulta muy difícil. Hay un servicio de ferrocarril regular que funciona una vez al día. No está en las mejores de las condiciones ya que no hay suficiente mano de obra disponible para mantenerlo de forma adecuada, pero mientras los trenes no vayan muy rápido, es lo suficientemente seguro.

   Los propios trenes son pequeños, con tan solo una pequeña locomotora eléctrica y uno o dos vagones, como máximo. A menudo hay un par de vagones de carga enganchados a la parte trasera del tren, pero suelen estar vacíos puesto que no se suelen desacoplar cuando no se necesitan ya que requeriría de alguien para hacerlo y el personal del ferrocarril, ya está sobrecargado solo con operar un tren diario.

   Sin embargo, a pesar de lo primitivo del transporte, el viaje no requiere de mucho tiempo y pronto se puede apreciar la Estación Central. Esta se encuentra en el borde de la capital, una ciudad que se asemeja notablemente a la que acabáis de abandonar en muchos aspectos, aunque de tamaño más reducido. No cuenta con un astropuerto, pero sí hay un gran lago con unas islas en la zona norte; se llama Lago Central ya que se encuentra más o menos en el centro de la isla.

   Central es el centro ferroviario de la isla, con una línea en dirección a cada uno de los asentamientos más grandes. La ciudad ofrece una razonable industria de servicios, puesto que cualquiera que viaje desde un asentamiento a otro en tren tendrá que parar casi con toda seguridad en Central, ya que solo hay un tren al día a cada destino. También hay un par de fábricas propiedad del gobierno y el palacio del dictador, que sirve como centro gubernamental.

   Bajáis del tren.

Mh, ¿Igual hay q'sobornar a alguien p'racerse escuchar, púeh? Miró el directorio, y en el directorio el lugar donde se encontraba el palacio del dictador.

Y una ideilla que se le había ocurrido. ¿Y s'los mandamases d'lugar quieren quedarse con la nave, puéh? O sea, q'untan a l'socupantes, o les amenazan y a tomal polculo d'aquí. Y s'quedan con la nave. ¿Nos esperan? ¿Nos van a dar largas?

Cargó en los lomos sus cosas y miró en el mismo directorio, o guía turística, o lo que cojones hubiera para informarse, dónde alquilar algún tipo de vehículo para cargar con los trastos.

   El Palacio del Gobierno Central.

   Tras preguntar un par de veces, no cuesta mucho en la pequeña ciudad encontrar el palacio. Palacio en realidad es un nombre bastante pomposo. Como los otros edificios de Walston, gran parte es subterránea, con solo la planta superior asomando sobre la superficie.

   El «palacio» entero no parece albergar muchas personas, lo cual ya lo dice todo. La mayoría de los residentes aparentemente tienen trabajos para el dictador Masterton o su familia. El resto de la población del asentamiento o trabaja en las industrias de servicio o en las pequeñas y escasas empresas de la ciudad.

   El palacio no está realmente separado del resto de la ciudad, excepto por un espacio abierto más amplio de lo habitual entre este y el complejo de edificios más cercano. Hay una entrada obvia que da a la ciudad, que es la que suponéis que es la que utilizan casi todos los que vienen al palacio.

   Eso sí, al acercaros se ve que no hay guardas afuera y durante el horario laboral en el que llegáis también se ve que las puertas exteriores se dejan abiertas.

   La entrada conduce a una recepción decorada según el concepto de elegancia y profesionalidad que tienen los lugareños. Y por lo que parece, el azul pastel y el gris claro son sus colores favoritos. La recepción cuenta con una ventanilla, atendida la mayor parte del tiempo. Suponéis, porque no hay nadie en estos momentos. ¿La sede del gobierno de un mundo no disfruta de una recepción a tiempo completo? Increíble. Hay una campanilla para llamar a quien quiera que esté al cargo de la recepción.

No le hacia ninguna gracia estar en un edificio administrativo y menos de una dictadura, donde los riesgos eran mayores, aunque fuera una dictadura de juguete como esta.

-No al menos, si no media un buen soborno o una amenaza contundente-pensó.

Aquí solo podía entrar a rastras y muy en contra de su voluntad, pero los tiempos cambian, pensaba, y esto era otra vida.

Pero su anterior vida no le había enseñado, excepto el momento ese extraño en que el derecho fue algo importante, en cómo tratar de manera adecuada a las autoridades, y seamos serios, si le hubiera gustado hubiera ido por ahí, para alegría de su padre. Y la verdad es que no se le daba mal, pero de ahí a tratar con la administración sin soborno por medio…

Pero o entraban armas en manos y saqueaban el sitio buscando la información, que es lo que le pedía el cuerpo o preguntaban muy educadamente donde coño esta la nave. Y las armas estaban fuera de su alcance, asi que lo dejaría en buenas manos.

Toco la campanilla con bastante contención y se separó del mostrador como si fuera una mina antipersonal.

-Todo suyo, su gracia-dijo refieriendose a Hober-obre ese milagro de educación que le enseñan en las cunas gravitatorias. A ver si en contramos-y bajo la voz- de una puta vez, la nave, que ha habido tesoros que se han mostrado menos esquivos.

- Esperemos que atiendan a razones, "su Alteza Pirata"- respondo con algo de sorna, ajustándome las solapas de la chaqueta-. El Servicio de Exploración no deja de ser un organismo imperial, creo, lo cual nos dota de cierta autoridad.

Si nadie quiere añadir alguna advertencia, supongo que podemos ir entrando y pedir que nos dejen hablar con los mandamases.

Entra, refunfuñando algo en un argot demasiado cerrado como para ser entendido, pero algo sobre, "putos armatostes" "mierda de paquetes" "asco de maletas" y en esa línea todo.

Al entrar al edificio y verlo tan desolado, sintió que todo el planeta estaba parcialmente deshabitado, que no sería difícil acabar con los servidores públicos del lugar y salir impunes, pasarían horas, quizá incluso días para que se enterasen los demás habitantes, claro, esa clase de cosas no eran de su interés y el hecho de ser forzados a ir desarmados dificultaba considerablemente el realizar tan siniestra actividad, pero, no dejaba de llenarse su corazón de la sensación de que un golpe de estado podría no ser difícil de llevar a cabo, aunque seguramente, tendría grandes consecuencias a quien lo hiciera, y realizar una masacre en un planeta tan deshabitado, lo dejaría aún más desolado, dudaba que alguien pudiera beneficiarse de ello.

Mientras aquellos anárquicos pensamientos rondaban la mente de la doctora, sus compañeros se pusieron en acción, con su calmada sonrisa Yonko añadió, confiamos en sus habilidades, señor Ponyets.

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   Tenéis que esperar unos cuantos minutos antes de que aparezca alguien, ese alguien parece ser un empleado con algo sobrecarga de trabajo que por vuestras pintas os reconoce como «no de por aquí cerca»

   Tras unas palabras de cortesía, trata de prepararos una adecuada recepción. Os ofrece unos asientos cómodos en una sala contigua, y os trae café o vino para beber y un plato de galletas bastante sabrosas mientras se disculpa y sale para avisar de que hay visitantes y que alguien adecuado venga a atenderos.

   Y un plato de galletas después, y tal vez algunas tazas de café o copas de vino, o ambas...

   En unos pocos minutos, un funcionario del gobierno llamado Alan Greener entra en la sala y se disculpa por el retraso. Se presenta como el ministro de Asuntos Extraplanetarios, Relaciones Publicas y al parecer, también es el ministro de Pesca. Como os dice, con tan poca población en el planeta, hay que repartirse el trabajo, tras las cortesías de rigor, os pregunta por vuestra presencia.

   - ¿A que se debe su visita? -

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Con la boca llena de galletas, y a punto de pasar aquello con un trago de vino, Manolín, pleno de sabiduría, se calla el boquinate y oficia de subordinado alegremente.

Siguiendo el ejemplo de manolin se sirve una copa bastante generosa de vino que paladea como si supiera lo que estaba bebiendo, que no, ella valoraba el vino segun lo que valia y como no lo sabia suponia, por contexto que era bueno.

Al hacerse un incomodo silencia y posiblemente pisando a Hober dice de forma un poco atropellada y tirando de sus repertorio legal, unico civilizado que se le daba medianamente bien.

-Buenos dias señor ministro, somos miembros del servicio de exploración imperial comisionados para recuperar la nave SEII S001642-C "Estacada". Las ultimas noticias que tenemos es que estaba en este planeta y que la tripulacion salio con bastantes prisas y todo lo que podian cargar en un transporte mercante comun. El servicio de exploracion no ha vuelto a tener noticias de esta gente y sobre todo, que es lo que mas le preocupa, de la nave. El Servicio de Exploracion le quedara muy agradecido si pudiera aportar luz al caso indicando donde se encuentra la nave y que paso con la anterior tripulacion.

Tomando las cosas con calma, disfrutaba de una copa de vino, sin preocuparse del precio o prestigio, solo en el sabor, solo dedico un cordial saludo al funcionario que salió a recibirlos mientras esperaba que el noble caballero del grupo tomase la iniciativa, pero este parecía distraído por lo que "Sukagra", quien siempre a sido una mujer de acción no pudo esperar más y tomo las riendas.

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   Tras escuchar vuestra historia, el ministro Greener pasa a explicaros la situación, la cual puede que no sea exactamente lo que teníais en mente.

   - Así, la situación de la exploradora/correo. -

   Os invita a sentaros quien no esté ya sentado.

   - Su tripulación era, francamente, un grupo de alborotadores, pero a falta de alguien mejor el gobierno contrató su nave para un trabajo bastante simple.

    Y de alguna manera aun así se las arreglaron para fastidiarla y, por lo que me pareció entender por si fuera poco, inutilizar su nave. Antes de que nadie se diera cuenta del desastre que habían causado partieron en dirección al astropuerto a bordo de un repulsor, se subieron a una nave que salía del sistema un par de días después y no se ha vuelto a saber nada de ellos. -

   El ministro examina la documentación que aportáis. Asiente.

   - La documentación parece estar en orden y les diré dónde se encuentra la nave y les mostraré como acceder a ella… si aceptan completar la misión que la tripulación original debía cumplir, pues el servicio de exploración ha incumplido el contrato que firmó la tripulación en su nombre con nosotros. -

   Os devuelve la documentación.

   - La tripulación ya cobró por el trabajo, así que no se va a pagar dos veces por un trabajo que aún no ha sido realizado, pero por las molestias, entiendo que no es culpa suya, se les puede ofrecer la justa tarifa de 3.000 créditos en efectivo. -

   La charla sigue en términos más diplomáticos, pero queda claro que no está dispuesto a soltar prenda ni a dar ningún dato más a menos que terminéis el encargo y solucionéis el desastre que hizo la tripulación anterior.

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Sukagra se le quedo mirando con una mas que evidente hostilidad.

-La madre que los pario, pues empezamos bien, con exigencias y trabajos con los que contábamos. Esto de los trabajos legales es una mierda como un piano.

Recompuso la cara lo mejor que pudo.

-Bien, eso tendrá que decidirlo el capitán…pero, ¿si pudiera concretar un poco mas cual es la situación?. El encargo que hay que realizar y la situación de la nave podríamos valorar hasta que punto merece la pena los esfuerzos y si debemos informar al servicio de exploración de este cambio de planes. Quizás no estén demasiado contentos…que nosotros encantados de ayudar.

-Y si cuela, cuela-pensó

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   Se encoge de hombros. - Hablen con quien tengan que hablar, en lo que el contrato concierne, el servicio de exploración si deja sin efecto el trabajo es legalmente responsable de incumplir las cláusulas que ellos mismos acordaron. -

   Tras una breve charla, queda bastante claro que no va a suministrar más información salvo que accedáis a terminar el trabajo que dejo colgado la anterior tripulación de la nave.

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Pongo cara de resignación y me acerco al oido del Hober.

-Pues no queda mas cojones, capìtán, o le sacamos la información a hostias o nos plegamos a sus exigencias-le susurro-Tu veras. Si quieres aceptar el chantaje con la maxima dignidad posible porque a mi me esta calentando.

Espero a que todos me estén mirando, todo lo erguido que pueda, y finalmente tomo la palabra sin dirigir la mirada ni por un instante al señor multiministro.

- Sin duda, sin duda- digo, con un gesto displiciente de la mano-, un contrato es un contrato, y hay que cumplir. Pero no nos llamemos a engaño con este asunto; el Servicio de Exploración Imperial ha sido engañado por estos individuos, pero resulta peregrino imaginar que se deje engañar por segunda vez. Cuando se trata de recuperar una nave y averiguar quién la ha dejado varada, el Servicio se toma tan en serio sus obligaciones como sus contratos con los... gobiernos menores.

>>Señor Greener- continúo, sin mirarle directamente sino por el contrario observando con languidez el techo como si todo aquello no fuera conmigo-, mi nombre es Hober Ponyets y soy caballero del Tercer Imperio. En este momento me encuentro representando los intereses del Servicio de Exporación, pero como comprenderá un hombre con mi rango no puede alejarse nunca en demasía de su posición nuclear como avatar del propio emperador ante sus mundos y sus gentes.

>>Por fortuna, estamos más que dispuestos a quitarle este engorroso problema de las manos, encargarnos de recuperar la nave y, ni que decir tiene, cumplir las condiciones de su contrato con el Servicio de Exploración, sean cuales sean sus términos. Es de reconocer y de apreciar su generoso ofrecimiento monetario y su empatía para con nuestra situación, y ello me hará en el futuro más favorable a ocultar en mis informes estás tácticas provincianas de "doble pago" que tan a menudo me encuentro en los mundos alejados.

>>Dicho esto, espero que mis acompañantes estén de acuerdo en que pasemos al... grano de la cuestión, como suele decirse. Cuenta con mi palabra de caballero del Imperio de que completaremos la misión para la que se contrató al Servicio de Exploración; y bien... ¿dónde se encuentra la nave, y cual es su estado, y las circunstancias de la tarea a completar?

Insisto en que en ningún momento poso la mirada en el funcionario-granjero, ni me muestro nada más que lejanamente molesto por el ambiente que me rodea.

La doctora solo observó, con el resto de la copa de vino en sus manos, entendía la posición del gobierno mundial, pero, no era con ellos con quienes debían pedir una compensación, era con el servicio de exploración Imperial, con quien debían entenderse, seguro al final las cosas terminarían igual, pues la exploración Imperial era responsable de haber enviado a semejante grupo, pero surgía una nueva duda, ¿cómo no se dio cuenta el servicio que clase de individuos había contratado, o acaso habían cambiado con el pasar del tiempo?

Lo más probable es que no fueran tan selectivos en sus contrataciones, pues, aunque "Sukagra" era una buena amiga para ella, tenía un pasado oscuro no muy distante, y ella misma había sido clasificada en su momento como una anarquista y Manolín era buscado en algunos lugares, por motivos que no conocían aún.

Al final el trato estaba hecho y al menos recibirían una compensación, - ¿El trato está cerrado entonces?, ¿puede darnos la información ahora amable señor? - manteniendo su sonrisa calmada lista para dar otro sorbo al vino mientras esperaba la respuesta del funcionario multitareas.

¿Que la nave está dóndeeeee?

   Asiente y llama por un telefonillo para que preparen el dinero.

   - Bien, cómo su documentación parece estar en orden y han aceptado, les diré dónde se encuentra la nave y como pueden acceder a ella. -

   Mientras Greener os comenta la situación.

   - La tarea no es muy compleja, verán. Necesito que utilicen el equipo de reconocimiento planetario y unas cuantas cargas sísmicas, que deben de estar a bordo de la nave, ya que fueron entregados a la tripulación anterior y desde luego no les hubieran dejado pasar por la aduna con ellas, para llevar un estudio geológico. -

   Os explica que se debe llevar a cabo un estudio geológico/sísmico/tectónico de una región no muy lejos de la capital. Si bien os dice que realmente no podría impedir que arregléis la nave y os marchéis sin cumplir vuestra parte del trato, considera que os ofrece un acuerdo justo: ayuda para recuperar la nave y un poco de dinero en efectivo a cambio de un trabajo que es importante para Walston y que solo requerirá de 2 o 3 días para completarse si se cuenta con una nave adecuadamente equipada. Si bien el planeta puede limitarse a esperar a que otra exploradora/correo o similar pase por el puerto (después de todo, no son tan raras) ya que se ha pagado por el trabajo y que vosotros necesitáis ayuda para localizar la nave y ellos que se haga el estudio...

   - Hay un volcán en Isla del Asentamiento, llamando Monte Salbarii. Se creía extinto durante milenios, pero recientemente ha retumbado un poco y causado temblores ocasionales.

   Un geólogo que estaba de paso hace un año echó un vistazo y concluyó que, con una certeza del 99% o más, se trataba de un simple «tic» en esa parte de la montaña y que no había ningún peligro. -

   Hace una pausa y Greener añade.

   - Sin embargo, a pesar de la opinión del geólogo imperial, quiero un estudio más detallado y un mapa del interior de la montaña. Tenía la intención original de enviar esta información para analizar en una de las universidades de un mundo con alta población, aunque esto llevaría muchos meses, pero me di cuenta de que el equipo de exploración de una exploradora/correo podría proporcionar todos los datos que se necesitan, como la probabilidad de una erupción en, digamos, la próxima década. Por lo que contraté a la Estacada para realizar dicho estudio. -

   Es evidente que la tripulación anterior se las arregló para arruinar el trabajo y la nave. Ahora que estáis aquí, Greener cree que el trabajo puede terminarse tan pronto como lleguéis a la nave y la reactiven.

   En realidad, el único problema, y no es uno importante ni nada, es la propia ubicación de la nave.

   Que está, por supuesto, aparcada en el cráter de un volcán posiblemente activo.

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Manolín se echó una risotada mientras, orgulloso daba palmadas al maletón que tantos sofocos le estaba costando traer de acá para allá. ¿Véis? ¿Véis c'mo'cía bien en traer mi traj'spacial, púeh?

La doctora le sonrió a Manolín, quien cargaba la mayoría del equipo de restauración de la nave, mientras ella llevaba la maleta más pequeña, no se comparaba a las otras, pero tampoco era para menospreciarla.

- Buen instinto compañero, ¿listos para proseguir?