Partida Rol por web

El sonido de la musica swing hizo que tus ojos se abrieran de golpe.

Sentiste como si hubieras dormido dos dias seguidos pero tu ultimo recuerdo era el de la caida en paracaidas. No obstante te encontrabas en una habitacion bonito, con cortinas blancas y mucha luz. No era una habitacion de hospital, era mas como la habitacion de una casa lujosa. La cama era mullida y aunque estabas entumedico podias moverte.

En el brazo notaste nuevas marcas de pinchazos y las venas mas inchadas de lo normal pero ese era todo el daño que habias recibido.

Sobre la mesa del precioso escritorio de madera una radio antigua sonaba. No estaba alta pero a ti te retumbaba cada nota en la cabeza. El resto del moviliario era sencillo, el corriente de la epoca. Un armario grande, con una puerta abierta, te mostraba tu ropa bien planchada. Lo que tenias puesto era una especie de pijama en un tono azulon.

Olia a limpio, todo olia a limpio y nuevo. Incluso la biblia que alguien habia dejado en la mesilla parecia no haber sido abierta jamas.
 

Maldita sea. ¿Dónde demonios estaba? No recordaba haberme quedado inconsciente, ni que me hubieran atrapado. No recordaba haber luchado, no recordaba nada, sólo el salto.

¿Cómo era posible? ¿Y mis armas? Eché un vistazo alrededor buscando con la mirada cualquiera de las armas que llevaba conmigo en el salto, o en su defecto cualquier cosa que me pudiera servir en esas condiciones.

Si no fuera porque no estaba atado pensaría que había caído en manos del enemigo. ¿Y dónde demonios estaban el resto de los integrantes de la misión?

Me incorporé con cuidado y revisé mi brazo... nuevos pinchazos. Me aseguré de que mis piernas podían sostenerme antes de intentar ponerme en pie, no sería buena idea levantarme y caer al suelo mareado a los 3 segundos.

Una vez me aseguré de estar en perfectas condiciones registré el lugar en busca de armas o pistas que me indicaran mi paradero.

La puerta se abrio y entro una mujer con un uniforme que parecia una segunda piel, pegada al cuerpo, de color negro y con unos distintivos que no habias visto nunca.

- Buenos dias señor. Soy la capitana Hill y estoy a cargo de ustedes ahora, como sustituta del General Fury.- dijo como si eso significara algo para ti.- ¿Podria decirme que es lo ultimo que recuerda?

¿Capitana Hill? ¿General Fury? ¿Quién demonios era esa mujer? Los distintivos no me sonaban de nada, no parecía americana pero hablaba en un perfecto inglés... ¿Sería una prueba mental de los nazis?

Todas las horas de entrenamiento vinieron a mi mente, y recordé mi misión principal. ¿Habrían capturado al resto de los que saltaron desde el avión de Stark? Decidí intentar conseguir algo de información antes de intentar la huida.

- ¿A cargo de nosotros? - pregunté enarcando las cejas. - ¿Soy un prisionero? - esperé la respuesta de la mujer adoptando una postura ligeramente relajada, aunque por dentro todo mi cuerpo estaba en tensión, listo para actuar si fuera necesario.

Mis ojos seguían buscando cualquier tipo de objeto que pudiera usar como arma arrojadiza. Si habían capturado a más de los nuestros tenía que acabar con ellos para que no revelaran información, esa era mi otra misión.

señor, no tengo tiempo de gilipolleces. Usted es un soldado americano asi que espero que tome esto con la entereza debida. En el transcurso de su mision sucedio algo y terminaron en tanques de animacion suspendida fabricados con una ciencia no terrestre, enterrados bajo bajarias toneladas de lo que fue una base nazi secreta. Hace seis meses, en una excabacion de las cercanias se encontro un pasadizo que dejo al descubierto el sotano donde se encontraban las capsulas. El gobierno aleman, al verificar que se trataba de ciudadanos americanos, extradito sus cuerpos y posteriormente logramos reanimarles.

 Aquello parecia ciencia ficcion pero la mujer siempre estaba seria como ser mentira.- Señor, usted lleva mas de 60 años en un estado similar al coma y la unica conclusion por la que ha sobrevivido es que ustedes no son humanos. Asi que ahora espero un poco de cooperacion o meto sus culos en un laboratorio directamente. ¿He sido bastante clara?

¿Tanques de animación suspendida? ¿60 años? ¿El gobierno alemán extraditando cuerpos a los estados unidos?

Si esta nazi pensaba que me iba a tragar todo eso estaba totalmente loca. De todas formas decidí seguirle la corriente hasta saber dónde estaba, sin revelarle información importante.

- Claro... eh... capitana Hill. - respondí ante su última pregunta mientras me ponía firme. - Deduzco que pertenece usted al gobierno de los Estados Unidos. -

Asentí y fingí tratar de recordar... - Lo último que recuerdo fue tirarme en paracaídas. - comenté. Si nos habían capturado los nazis ya sabrían eso.

La barra del armario, donde se colgaba la ropa, parecia de hierro macizo. Una reproduccion bastante lograda de un armario verdadero de la epoca.

La mujer te miro como si no te creyera demasiado.- Sabemos que el señor Stark, padre, les llevo hasta el punto de salto. Sabemos que el paracaidas de la señorita Amuro fallo por un sabotaje y que el señor Jeremiha logro salvarla de una caida mortal pero ambos se hirieron al aterrizar en malas condiciones. Sabemos que lograron abrirse camino hasta el primer contacto y que cayeron despues en una emboscada organizada por el señor Taylor, quien resulto ser un doble agente. ¿Y que paso despues, señor?.- pregunto con autentico interes.

Mientras hablaba algunas imagenes te sacudieron. Jeremiha con Hanna entre sus brazos como una muñeca rota, corriendo en la noche, justo detras de ti y maldiciendo entre dientes al bastardo de Taylor... despues una sala blanca y un tipo rubio mirandote con una sonrisa maligna.

- Esto va a dolerrrle señorr.- dijo con acento marcado. Tu sentiste la camilla metalica bajo tu cuerpo, cubierto con una bata medica y atado con correas.

El tipo, que supiste de inmediato que era el General Adler Freedom de algun modo, como si ese nombre estuviera grabado en tu mente a fuego, te enseño una inyeccion de unos 20 centimetros que clavo dolorosamente justo en tu corazon, como una maldita estocada. El recuerdo de ese dolor te devolvio a la realidad.

La mujer te miraba esperando aun una respuesta.

¿Qué demonios? ¿Cómo podía saber esa mujer todo eso? Y los nombres de todos los integrantes de la misión...

Sólo había dos opciones, o la mujer me había dicho la verdad por increíble que pareciera, o realmente había un agente doble infiltrado que había dado los datos de todos nosotros. Pero los recuerdos de la carrera con Jeremiah y Amuro en la noche, y la emboscada posterior por culpa del traidor parecían reales... muy reales.

Me llevé las manos a las sienes intentando frenar los recuerdos... las imágenes se sucedían demasiado rápido... Me tambaleé y disimuladamente, durante todo el proceso, me fui acercando al armario. Quería tener la barra de hierro a mano por si acaso.

Tenía muchas preguntas en la cabeza... ¿Stark padre? Estaba de coña... ¿no? ¿Qué había sido de Hoover y Peterson? Pero no podía preguntarle a la mujer, no sin asegurarme de que era quien decía ser.

- No quiero faltarle al respeto señora, ni quiero retrasarle más. Le diré todo lo que quiera saber cuando tenga pruebas de que trabaja usted para el gobierno de los Estados Unidos. Por lo que sé, todo esto podría tratarse de una jugarreta mental de los nazis. - Me crucé de brazos firmemente enfrente de la mujer y no desvié la mirada. - Sé que los nazis me inyectaron algo, y no sé si usted tiene o no algo que ver. -

Sin girar la mirada me sentí seguro, sabiendo que tenía a mano la barra de hierro para una posible emergencia, si eran nazis y entraban soldados en la habitación, no caería sin pelear. - ¿Dónde están Jeremiah y Amuro? - pregunté. De momento no mencioné al resto... quizá la tal Hill no había podido sonsacárles más información y no sabía de la existencia de Peterson y Hoover...

Usted es el primero en despertar, el proceso es muy largo. Amuro tiene lesiones cerebrales muy serias y no estamos seguros de que despierte o en que condiciones lo hara. Jeremiah esta en proceso de recuperacion. Ire ahora mismo a ver como se encuentra y les reunire. Supongo que eso les hara estar un poco mas cooperativos....- dijo la mujer girando hacia la puerta.- ¿Que prueba quiere que le de que esta en america?¿Le traigo una hamburguesa del mcdonals?.- pregunto con tono burlon y murmuro algo como "no tengo tiempo que perder en esto" antes de que cerrara la puerta tras ella.

Unos cinco minutos de soledad en los que los recuerdos volvieron a golpearte. El laboratorio nazi, unas urnas de cristal similares a atauces que se llenaban con un liquido transparente. Recordaste pasar delante de uno y ver a Jeremiah en su interior, con el liquido a una temperatura muy por encima de los cero grados. El frio que despedian aquellos cristales era helador.

Unos cinco minutos despues las luces rojas de las alarmas sonaron por todo el centro, eran el aviso de que algo malo estaba pasando en la base.

¿Una hamburguesa del McDonalds? ¿Qué demonios era eso? Aquella mujer sin duda ocultaba información, aunque no estaba seguro de si era quien decía ser o no.

Si no me mentía, Jeremiah seguía vivo y estaba por ahí en alguna parte de la base. Mi mejor opción era encontrarle e intentar salir de ahí con él... Ya conseguiríamos información en cualquier sitio, tarde o temprano.

Los recuerdos me asaltaban y aunque no estaba muy seguro de todo lo ocurrido en el laboratorio nazi, al menos creía poder discernir la realidad de la ficción. En cuanto saltaron las alarmas mi cuerpo reaccionó como estaba enseñado.

Agarré la barra de hierro con firmeza, a falta de un arma mejor, y me acerqué a la puerta listo para huir...

La puerta era metalica y tus intentos de golpearla no lograron nada. No obstante descubriste un panel oculto en el marco lleno de cables. Un par de golpes con el extremo metalico hicieron saltar la seguridad y la puerta se abrio con una nueva alarma.

El corredor que se mostro ante tus ojos era un pasillo frio, metalico, sin ventanas y lleno de una potente luz artificial que salia de unos tubos ingertados en los lados del techo. A su alrededor las alarmas disparadas y pasos de soldados corriendo de un lado al otro en un tremendo caos.

Bien chaval, hora de aplicar tantas horas de entrenamiento y práctica. Se me daba bien eso de esconderse a simple vista así que procuré avanzar mientras me mantenía todo lo oculto posible... 

Necesitaba llegar a otra zona donde pudiera esconderme bien o encontrar armas... Y si podía tenía que llegar hasta Brown y el resto, y liberarlos.