Brown se detuvo un momento tanto por la amenaza y seguridad que mostraba aquel Odael. Se recordó a si mismo en las trincheras esperando la orden para asaltar las posiciones alemanas jugando al poker con otros soldados, había uno Rigguins que le jodió todo el suelo por ir de farol... Nunca había sido muy bueno diferenciando los faroles, no conocía aquel mundo... Hechó de menos a Marion. Tambien había la posibilidad de que el otro demonio o diablo o lo que carajo fuese le estuviera engañando, pues la mentira era la virtud del demonio. Pero aún así habían tres niños que estaban apunto de convertirse en alimento de aquella otra cosa así que no podía temblar y echarse a un lado.
-Entonces hombre de bien -dijo con ironía- ¿No te importará que compruebe si eso es verdad no? Hay más crios que dependen de eso.-