Demasiado real para ser un sueño... Fue como volver a alemania. Una casa abandonada en alguna parte de un bosque. Sus antiguos habitantes parecian haber sido judios que escaparon o tuvieron un final peor. Toda la casa mostraba descorchones y sin duda los nazis se habian llevado todo lo que podia tener un minimo de valor.
Todo el grupo usaba esa casa como centro de operaciones.
Rachel, con un embarazo adelantado, apenas podia verse los pies. Incapacitada para entrar en accion, por esa vez, se habia quedado en la casa. Jeremiah se encontraba con ella. Estaba agotado y Ethan habia decidido que fuera el quien se quedara por si Rachel necesitaba ayuda.
Stark se habia ido con ellos en su lugar. En principio el resto del grupo solo estaba de exploracion y buscando provisiones, nada arriesgado pero tardarian en volver.
La parte de arriaba de la casa era ideal para vigilar, las vistas eran buenas y despejadas, ademas servia para secar la ropa sin dejar constancia de que la casa estaba habitada.
Se bajaba por las escaleras, el piso intermedio eran las habitaciones, el bajo constaba de cocina y comedor. Habia dos baños, uno abajo y otro en la planta de las habitaciones.
Llevais unos meses en esa casa, necesitabais un sitio donde refugiaros y dormir al raso empezaba a no ser recomendable por el estado de buena esperanza que mostraba Rachel. Tiempo suficiente para adecentarla, al menos el interior, haciendola habitable pero en una de las habitaciones encontrasteis algo, cuando menos curioso. Podiais haberlo tirado, era solo un dibujo, pero por alguna razon, como si intuyerais que tenia algun tipo de misterio, guardasteis la hoja en un cajon del comedor.
Traté de moverme lentamente desde la buhardilla donde pasaba la mayor parte del tiempo. La sola idea de bajar las escaleras me ponía nerviosa... Estar embarazada era un suplicio... Siempre había sido muy activa y el quedarme sola me producía una gran tensión. Me toque la barriga... una patadita... Una parte de mi corazón pareció reaccionar ante ello... pensé que serían las hormonas.
Amaba al niño al que llevaba dentro más que cualquier otra cosa, pero eso al mismo tiempo me impedía vivir. Notaba los hombros tensos, y me dolía la espalda por el peso... El estrés hacía que me doliera la cabeza y me sentía triste y agobiada todo el tiempo. No me faltaban razones... Iba a tener un hijo... estaba convencida de que sería una madre horrible y lo peor... Me sentía sola... ¿Qué sería de mi vida después de todo esto? ¿Qué sería de mi hijo? Estabamos en guerra... yo vivía como siempre al límite, corriendo más riesgos de los que debería... Además la idea de que habían alterado mi cuerpo con aquel experimento me preocupaba... ¿Podría afectar eso al bebé?
Suspiré... De nuevo las dudas asaltaban mi cabeza y no podía seguir pensando en ello o me ahogaría en la presión. Mi vida había cambiado... Debía tratar de disfrutar de mi vida... Me acurruqué en mi silla y miré por la ventana desde lejos, para que nadie me viera.
La situacion era extraña. Algo te decia que estabas reviviendo un recuerdo. Rachel no parecia encontrarse bien... recordaste haber hablado con Stark sobre ella. Muy seguramente el bebe naceria con adelanto. Tu no entendias mucho de esas cosas y por desgracia el medico del equipo habia salido despedido del avion convertido en un licantropo o algo parecido, asi que solo deseabas que no rompiera aguas estando solo con ella.
Otro recuerdo te hizo erizar la piel al pasar cerca de uno de los cuartos donde recordaste haber dormido junto a Hanna... recordaste exactamente eso. Dormir abrazados, pegados piel a piel. Tu mente no tenia ningun recuerdo de que algo sucio hubiera ocurrido bajo esas sabanas.
Un sonido en el exterior os hizo correr al mirador.
Un grupo de soldados se acercaba a la casa. Hacia frio, posiblemente fueran de camino a otra parte y hubieran decidido hacer noche al resguardo del frio. En todo caso la situacion era horriblemente peligrosa.
La aparición de los soldados provocó que Brown cambiara completamente de actitud de un momento a otro, en los meses que llevaban había aprendido a odiar a los boches como nunca a nada en la vida. A pesar de que su padre defendería que todos eran hijos de un mismo dios él sabía que era imposible, después de aquella misión en el campo... No. Primero iba a sacar a Hoover de aquí o a esconderla y luego haría lo que tenía que hacer.
Son alemanes -repuso en lo obvio- no creo que podamos huir en tu estado. Escondete y trata de informar a los demás, yo me ocuparé de ellos. Dijo mientras comprobaba que qudase suficiente munición en el Sturmgewehr. Lo bueno era que habiendo alemanes cerca nunca faltaba la munición de sus propias armas.
Tras quitar el seguro Brown salió sigiloso para emboscar a los alemanes desde las escaleras del segundo piso. Esperaba tener la sorpresa de su lado.
Sturmgewehr
Desde lo alto de las escaleras contaste 12 soldados, al mando de ellos un hombre que ya habias visto antes. Reconocias sus galones, era un capitan pero nunca habias estado tan cerca como en ese momento. Le habias visto de lejos, sabias que era duro, nada mas.
El tipo hablaba en aleman a sus hombres. Estos estaban en la entrada, firmes como palos. No parecia que se fueran a mover de alli. Cerraron la puerta, dos hombres comenzaron a subir las escaleras siguiendo ordenes del capitan. Seguramente queria un informe del estado de la casa ya que tenian intencion de hacer noche alli.
El capitán alemán nunca sabría lo cerca que había estado de perder la puta cabeza, al cerrar la puerta Brown estaba apunto de apretar el gatillo para dejar al mundo con un malnacido menos. Entonces el hijo de perra cuidadoso mandó cerrar la puerta tras enviar a dos klaus al interior de la casa. Era una situación jodida, si mataba a aquellos dos los demás se enterarían y entrarían con todo o quizá volarían la casa con Hoveer y el crío dentro.
Maldijo, tocaba improvisar se apostó tras las escaleras del primer piso con una bayoneta alemana en la mano. Si Dios era bondadoso los dos klaus se separarían.
La avanzadilla entro en la casa, uno se quedo revisando abajo, el otro encaro las escaleras y subio con el paso firme. Debia tener prisa, subia rapido. Se paro de pronto y paso la mano por la barandilla, se la miro extrañado. Comprendiste que no habia encontrado polvo en una casa supuestamente abandonada. El tipo agarro su arma desconfiado y continuo subiendo mucho mas despacio.
Brown esperó a que subiera el alemán, parapetado a un lado de la puerta por la que se llegaba por la escalera al primer piso. Aflojó la bombilla de la habitación, nada de luz. Con la espalda contra la pared se colocó a un lado la puerta oculto en las sombras. Levantó la mano que sostenía el filo y guardó silencio hasta casi no respirar. Cuando entrara el alemán lanzaría la bayoneta como si fuera una lanza para atravesarle la garganta. Luego bajaría por las escaleras para terminar con el segundo alemán.
Brown contuvo el aliento, estaba escondido, esperando que el aleman pasara a su lado para lanzarle una puñalada mortal. El aleman se acercaba despacio como si oliera el peligro. Estaba a solo un paso de Jeremiah cuando la voz de su capitan les llamo. Parecia algo importante, una pena que Hanna no estuviera alli para traducir lo que decian.
El aleman dio un respingo y giro en redondo. Los dos alemanes que habian entrado salieron a paso ligero de la casa. Uno de ellos se giro un segundo pensando si informar de sus sospechas pero finalmente decidio solo obedecer. El capitan reunio al grupo, les apremio aunque estaban cansados. Algo habia pasado, se pusieron en marcha y volvieron redoblando el paso por donde habian venido.
Brown se fijó de como los klaus se largaban, miró lentamente como los nazis se alejaban por una de las ventanas. Pensó que el tuerto tenía suerte. Viviría un poco más. Se relajó y enfundó la vayoneta, comprobó que el pulso no le temblaba y que ni siquiera había empezado a sudar. Le sorprendió pensar como había cambiado desde que empezó su aquella misión. Ojalá se hubiese quedado en Harlem o en la cárcel.
Había acumulado muchas deudas pendientes siguiente con el señor con tanta muerte. No podría saldar las deudas ni aunque viviera 100 años. Apartó aquella idea de la mente y lentamente con el fusil de asalto nuevamente en las manos fue a avisar a Rachel. Curioso, hacía semanas que ya no la veía como la hija problemática de su padre.
Mi respiración se aceleró y puse la mano en mi tripa, tratando de notar al bebé. Temiendo que le hicieran daño, con un instinto de protección que no sabía que tenía. Respiré hondo, asustada mientras esperaba sudorosa y escondida a que pasar el peligro. Tenía calor, estaba incómoda, y sentía miedo... miedo por mi hijo.
Las pisadas me agobiaron, hasta que pude ver a Jeremiah, el peligro parecía haber pasado. Solté el aire, y apreté los labios:
- ¿Por qué se han marchado? ¿A dónde han ido? - Por alguna razón, me sentí más preocupada de lo normal. ¿Sería hormonal? Pensé en Stark, y en los demás... ¿Estarían todos bien?
Parece que tenían algo mejor que hacer que no que les dejásemos llenos de agujeros -dijo aparentando una confianza que no sentía- ahora relajate Rachel, no tienes que ponerte nerviosa por nada y menos en tu estado.
Los demás estarán bien. No te preocupes... Dijo adivinando los pensamientos de la joven. Luego sintiendose agobiado con la conversación y sin saber como seguirla buscó una excusa para desaparecer.
Mejor me aseguro de que los klaus estén bien lejos. Ahora vuelvo.
No pasaron ni dos segundos cuando escuchasteis una explosiones enormes. Los cristales se extremecieron por el sonido, el polvo cayo de las vigas sobre vosotros, que por instinto os agachasteis.
El susto hizo que Rachel rompiera aguas, demasiado pronto para un parto normal y a cientos de kilometros de cualquier medico. Jeremiah quedo blanco por un momento al entender la situacion.
La puerta se abrio y alguien entro corriendo en la casa. Tras un segundo de panico escuchasteis la voz de Ryan llamandoos a gritos. Parecia nervioso y asustado.
Una nueva explosion, mas cerca, hizo que las vigas de la casa se resintieran.