Partida Rol por web

El Castillo tiene varios baños, algunos para chicos y otros para chicas, en algunos casos, hay baños que están desocupados y no están en funcionamientos. Uno de ellos se dice que una joven fantasma ronda en ellos y se la puede escuchar llorar por las noches

Jueves 3ª semana B por la tarde:

Era la 4ª (o era la quinta?) vez que entraba en un baño para intentar hacer que ese maldito pestillo se abriera a mi voluntad.  Entré en otro baño cerca del Gran Comedor y me propuse a intentarlo. Pero mi mente recordaba los constantes fracasos para aprender Alohomora. Es increible! si puedo hacerlo con la mano sin problemas!!!- abrir-cerrar-abrir-cerrar-abrir-cerrar... frustrado, cerré la puerta y el pestillo. Practiqué, pensé, me concentré...apunté...y... ALOJOMORA!- clinc!. Se movió milimétricamente de nuevo, sin abrirse.

-AARHHGHGHJFFF...- solté frustrado. - Creo que practicar en el baño no me da buena suerte. - me lavé las manos y la cara y me fui, a la enfermería a descansar, como era costumbre esa semana.

En el descanso después de la clase de encantamientos, Eduardo traspasó la puerta del baño para realizar sus necesidades. Aprovechando que estaba sentado, sacó su varita y se puso a practicar los hechizos de Defensa contra las Artes Oscuras. Usaría la misma técnica que con flipendo: un barullo de sentimientos sin pensarlo demasiado.

—¡Verdimillious! —exclamó apuntando al techo con la intención de realizar la pirotecnia verdosa. Para su sorpresa, lo consiguió a la segunda, después de fallar la primera—. ¡Verdimillious! ¡OOOH, lo conseguí, toma!

Terminó de limpiarse y acudió feliz al comedor con un nuevo hechizo aprendido.

4ª Semana, Miércoles, Mañana

Eduardo se llevó los pergaminos con tinta invisible que le habían prestado para practicar las transformaciones. En ese momento no podía pedir a sus compañeros que le ayudasen si estaban todos tirados en la enfermería. Ninguno accedería a arriesgarse con más heridas y no quería abusar. Sin embargo, el examen estaba a la vuelta de la esquina. El cuarto de baño era buen lugar para no molestar a nadie. Agarró la primera hoja y formuló el conjuro como había aprendido.

—¡Aparecium! ¡¡¡AAAH!!! ¿Qué ha pasado? —soltó el pergamino de inmediato.

Miró las hojas caídas e intentó otra transformación.

—¡Avifors! ¡¡¡AAAH!!!

Estabas en los baños buscando algo de paz, de ese modo poder practicar los hechizos esta vez en solitario, comienzas con Aparecium, pero sin saber muy bien lo que haces, ves que has quebrado el mármol de uno de los lavabos

-Así que vienes a mi baño a romperlo, claro, ¿por qué no? ¡Destrocemos el baño de Myrtle! ¿Qué será lo próximo?

El fantasma de la joven que había salido de improvisto delante tuya mientras lanzabas el segundo hechizo, el de avifors, hace que pierdas la concentración, el pergamino que estabas transformando en una ave, se transforma en una flecha que sale disparada, con la mala fortuna de dirigirse hacia Ellis, tu compañera de Gryffindor que estaba entrando en el baño, por suerte la joven tiene reflejos y consigue agacharse antes de que la flecha consiga darle

-¡Encima atacando a las muchachas! -gritó indignada Myrtle que salió atravesando las paredes a grito de-: ¡Un alumno está atacando a las chicas y destrozando el baño!

Es tal el revuelo que monta que terminan descontándote 3 puntos para Gryffindor

6ª SEMANA  -  Segunda mañana

A ritmo del ritual clásico, fui entre clases a los baños para intentar abrir el dichoso pestillo imposible intentando aprender alohomora. El exagerado número de veces que lo intenté ya rozaba lo absurdo. ¿Cuántas veces iban ya?. Y el pestillo seguía sin abrirse. 

Decidí que no tenía sentido seguir practicando más. Era una pérdida de tiempo constante.

Te giras para marcharte decepcionado de que una vez más el hechizo no hubiese surtido efecto, en ese momento escuchas un "clic", al girarte ves que la puerta se ha abierto, ¡lo habías conseguido!

Cabizbajo y deprimido, iba a salir de los baños. Me pareció oír que alguien estaba detrás y cuando me giré... el pestillo se había abierto!!!

Con efecto retardado,  pero se había abierto!! Me acerqué incrédulo mientras lo miraba atentamente. No podía ser ¿o sí? pues ssí, estaba abierto. Y no había nadie más allí.

De un subidón pegué un salto de triunfo y un grito - SI!! PORFIN!!! TOMA YA!! - que resonó en el lavabo llamando la atención de la gente que hubiera fuera. 

Pues al parecer sí, de tanto insistir se podía. Todo era práctica como decían los profesores! 

El humor cambiante de Murphy empezaba a ir de abajo a arriba con tantas sorpresas inesperadas. Si al final sí que iba uno a poder ser un mago decente si lo intentaba con ahínco!! - *Tendré que seguir esforzándome más!!

Le hice una reverencia al cerrojo - Gracias cerrojo de los baños!!! nunca más te volveré a molestar!! - y me marché avergonzado y feliz a partes iguales. - Por fin!! - seguía exclamando alegremente al salir de los baños.

6ta semana, martes, tarde

Terminado el trabajo de Historia de la Magia en la Biblioteca, se dirigió al baño, tenía muchas ganas de usarlo. Fue con sus muletas, las que todavía utilizaba como su entretenimiento personal. Cuando tiró de la cadena, vio a una de esas peludas ratas cruzar de un lado a otro.

—¡Ahí va, aquí también hay ratas! —sacó su varita e intentó el hechizo, fallando en su intento. Cogió su muleta e intentó darla—. ¡Toma esa! Deberían darme un premio por el servicio escolar contra ratas.

Semana 8, miércoles, mañana

Eduardo no estaba convencido del resultado de la poción del olvido. Hasta ahora, todas las pociones le habían salido a la primera, aunque luego en la demostración de exámenes se puso nervioso y fracasó estrepitosamente. Quería ir al examen final con la seguridad de haber aprendido todas las pociones y regresar a su casa honrando a su madre.

—A ver... cómo era... lo he olvidado... —Miró la lista de ingredientes y sacó el caldero que puso delante de una cañería—. Así y luego asá.

Lo intentó una vez y luego otra vez. No le salía. El resultado no olía a canela quemada como debería suceder. Algo estaba mal o no estaba teniendo la misma suerte de siempre.

Semana 8, jueves, tarde.

Eduardo tenía tiempo en esta tarde de jueves y sabía que los exámenes finales estarían a la vuelta de la esquina. Pensó en cuál de todas las asignaturas iba peor.

—¡Oh no, transformaciones! —no había tenido mucho éxito en el curso en las clases de McGonagall.

Pero había algo que le picaba por aprender. Hasta ahora, todas las pociones le habían salido a la primera, excepto la poción del olvido. No podía ser, quería ir al examen de Snape y darle un canto en los dientes. Así que desplegó su caldero sobe un inodoro y se puso a hacer la poción con los ingredientes necesarios.

¡¡BOOM!!

Su voluntad era la adecuada, pero algo había salido mal y tuvo que salir corriendo de allí.