Partida Rol por web

Todo lo acontecido hasta ahora en esta aldea te había puesto en alerta ayudado por las sabias palabras de tu padre.Un pequeño sentimiento de evadir todo lo que te rodeaba de una forma directa se apoderó de ti.Ya con tu brazalete pudiste ver como el Jarl se ausentaba tras sus palabras pero la fiesta continuaba.

Ahora solo quedaba aclarar un poco tu mente y decidir que hacer en este momento.

Tras la marcha del Jarl la gente comenzó a salir de los salones, en grupos de conocidos unos, otros en solitario lanzando miradas furtivas a los que serían sus compañeros en aquella guerra.

Ahora que había conseguido el brazalete, no sabía bien como reaccionar, sin duda su mentor sabía que algo sucedería y no podía evitar sentir cierta desazón por la rapidez en que se habían desarrollado los acontecimientos, aun algo aturdido salió de nuevo al exterior y trató de organizar sus ideas, necesitaba tener la mente clara para poder memorizar los sucesos en los que se había visto involucrado.
Intentó recordar lo poco que sabía del Jarl y sus gentes, no era mucho, tenía esposa y tres hijos, sus hombres le eran fieles, había conseguido que la zona prosperase. Era firme en sus decisiones y feroz en el combate. Mientras el frío de la noche caía sobre Einarr el rugir de sus tripas corto de golpe sus pensamientos y le hizo pensar en necesidades más urgentes.

Se preguntó dónde podría encontrar un lugar para comer algo y poder descansar, creía recordar una tarbena en las cercanías del centro de la aldea, de manera que aunque no estaba del todo seguro dirigió sus pasos hacia lo que consideraba la parte más central de la aldea.

La gente se había ido dispersando, para Einarr no había pasado desapercibido cierto descontento entre algunos que al salir de las estancias del Jarl murmuraban en queda voz mientras miraban furtivamente hacia las pesadas mantas que ocultaban a su señor. Aquello le preocupaba, siempre había presupuesto en sus congéneres un inevitable deseo de lucha arraigado durante siglos por la necesidad de gloria y riquezas, así como por otras más básicas como tierras fértiles y alimento. No podía ser que unos pocos años de abundancia y prosperidad hubieran enfriado sus corazones, algo escapaba a su comprensión, algo que en la aldea era conocido, al menos por los más cercanos a Brojolf.

Enfrascado en estos pensamientos avanzó por la calles si saber muy bien hacia donde se dirigía hasta que descubrió lo que parecía una pequeña taberna, no sabía si tendrían un lugar para pasar la noche, pero al menos podría comer algo. Sin pensarlo más abrió la puerta y espero unos instantes a que sus ojos se acostumbran a la luz del interior. Su sorpresa fue mayúscula al encontrar que aquello no era ninguna taberna, sino la sala de una casa, donde hasta su irrupción descansaban tranquilamente un par de mujeres. La más mayor, probablemente madre o abuela de la segunda levantaba una ceja inquiriendo una explicación mientras la joven se encontraba igual o más sorprendida que Einarr.

- Perdonadme, la noche ha confundido mis pasos.- Levantando su mano izquierda, disculpándose, dio un paso atrás.

- ¿La noche?, no será más bien la cerveza jovenzuelo.- Comentó irónicamente la mujer mayor.

Efectivamente esto no era la posada o taberna de la aldea y las mujeres no iban a poder complacer tus anteriores deseos.

- ¿Buscáis algo entonces,jóven? - te dijo la mujer con una voz amable- 

La más joven se acercó a su compañera y la mayor volvió a hablar.

- No está bien entrar en casa ajena donde dos mujeres descansan e intentan olvidar un poco lo ocurrido este día.

La última frase no sonó tan amable como la primera.

Lo que más sorprendió a Einarr era que el lugar se encontrara únicamente aquellas dos mujeres, hasta ese momento no se había dado cuenta que aquella casa era la más pequeña del lugar y también la más separada de todas. El contenido de una olla aun bullía sobre los últimos restos del hogar que apenas si iluminaban la estancia, un ligero aroma a rutabaga y algas hervidas escapaba del fondo de la marmita en finas volutas de humo.

- Debo pedir nuevamente disculpas, buscaba un lugar donde poder comer algo y descansar. Pero no pretendía asustaros ni molestar. Mi nombre es Einarr de las costas del sur.

Debía haber dado alguna que otra vuelta en su deambular por la aldea, ya que la noticia de la muerte y guerra próxima ya habían llegado al lugar, los restos de comida que aun humeaban indicaban que aun esperaban a alguien, extraño si pensaba que la mayoría de los guerreros habían cenado en abundancia.

- Siento la obligación de reparar vuestro descanso, si me lo permitís os cantaré una historia que os haga olvidar unas horas el cansancio y dolor del día.

Hizo una larga reverencia hasta donde le dejaba el sostener su lanza, aguantando en esa postura hasta que la mujer mayor se pronunciara. Sentía curiosidad por aquella pequeña pero acogedora casa y por las dos mujeres que la habitaban, además realmente sentía la necesidad de liberar de parte del peso de las malas noticias que habían acontecido.

La mujer más mayor te miró y contestó:

- Jóven,estas cansadas piernas y estos ojos han recorrido más historia y visto más vivencias de las que puedes imaginar,pero hace tiempo que no escucho algo digno de mis oídos.Sólo lamentos de un borracho y la sumisión de esta muchacha por lo que os daré una oportunidad.Si no me gusta luego mi hijo se encargará de patearte el trasero hasta que sangres.

Terminó su frase con una sonrisa y te tendió un cuenco con sopa y una jarra con agua.

Se incorporó lentamente y aceptó con una agradable sonrisa el alimento que la anciana le ofrecía. Dejó la lanza apoyada en la pared y tomó asiento frente ambas mujeres.

- Gracias.- Dijo antes de tomar un largo sorbo de aquel sabroso caldo, era reconfortante tras el viaje el tomar algo.- Mi estómago os agradece el calor de este delicioso caldo.- Con otro largo sorbo terminó el cuenco, lo dejó a su lado y bebió algo de agua. Finalmente se liberó de su mochila dejándola frente a él.

Einarr había aprendido que en ciertos momentos era importante el crear cierta expectación, aguardar hasta el momento oportuno sin ser descortés, abrió su mochila, no podría encontrar nada de interés pero era una buena forma de hacer tiempo. Sin embargo su sorpresa fue mayor al descubrir en su interior un paquete de cuero cuya forma recordaba un arpa. Tomó nuevamente un trago de agua, reponiéndose lentamente de su sorpresa mientras observaba a su público atento a sus miradas. Había decidido las historias a contar, ambas no necesitaban de instrumento de manera que sacó el paquete y sin deshacerle lo dejó a su izquierda.

Las mujeres miraron extrañadas, pero antes de que comenzaran las preguntas la voz del joven llenó la casa haciendo que la noche pareciera menos oscura y más caldeada.

Ruego silencio
De todas las razas
De los hijos de Heimdall
De altos y bajos

Queréis, hermanas
Oir mi relato
Leyendas recuerdo
De hombres de ayer

Recuerdo aun
Gigantes de antaño
Quien me dio pan
En los días pasados

Nueve mundos conozco
Nueve en el árbol
Con fuertes raices
bajo su tronco

Antiguo el tiempo
Cuando Ymir vivía
Sin mar ni olas
Ni arena existía

La tierra no era
Ni el cielo arriba
Solo el abísmo
Sin hierba alguna

Los hijos de Börr
Mataron a Ymir
Elevaron la tierra
De la carne de Ymir
De su sangre el mar

De sus huesos colinas
De su pelo los arboles
Las plantas, la hierba
De su craneo el cielo

De su cerebro
Pesadas nubes
y grandes tormentas
Fueron creadas

Y de sus cejas pobladas
Crearon Midgard
Para los hijos de Heimdall
Los hijos del hombre

Esperó unos segundos a que las últimas notas se perdieran antes de beber, podía cantar mucho más tiempo sin necesidad de beber, pero nuevamente aquel lapso de tiempo era premeditado, quería que la historia fuera asimilada.

- Esta es la historia de los comienzos, del principio del todo, es la historia que todo hombre conoce, sin embargo hay una historia que sólo unos pocos Skald y algunas mujeres conocen.- Comenzó hablando con seriedad pero terminó con una sonrisa. - Somos pocos los hombres que entendemos la verdad que se esconde tras esta leyenda.- Un nuevo silencio expectante llenó la casa mientras terminaba el agua, deposito con cuidado la jarra y aguardó a que la joven llenara el recipiente nuevamente antes de volver a cantar.

Narra la leyenda
que existía un océano sin igual
nacido de las lágrimas
de Bestla al llorar

Sus aguas trasparentes,
radiaban azul luz,
olas poderosas
permitían al alma volar

Susurra el viento alegre
una hermosa canción al pasar
meciendo, cuidadoso,
priscinas lágrimas de cristal

La luna y las estrellas
en estas se reflejarán
y el hermoso firmamento
de azul se alumbrará

Sangre de Ymir
que incendia el corazón,
el ciclo se repite
la sangre correrá

Aguas de Bestla
apacigua la razón,
el ciclo se repite
las madres llorarán

El silencio volvió pero la oscuridad parecía no poder recuperar las sombras del lugar y el lar, pese a estar casi consumido parecía calentar más.

Las mujeres escucharon atentas tu cantar a la vez que cenaban,pues si estaban esperando a alguien este tardaba demasiado.La muchacha joven hasta seguía el leve ritmo de la música con su pie y tatareaba la canción tras finalizar.La anciana no mostró tanto interés pero si que escuchó con atención.

- Vaya,no sois un descerebrado entonces.Los jóvenes de hoy soléis ser así.¿Quién os ha enseñado estos pasajes?No es por todos conocido lo oculto de nuestra cultura y leyenda.

No era sorprendente ver que la mujer mayor sería un público mucho más exigente, por ello había pensado en aquella canción narrando la historia de la esposa de Börr, la gigante Bestla, sabía que al menos llamaría su atención, Einarr aun tenía mucho que aprender sobre la interpretación de las grandes sagas, pero al menos parecía saber como atraer a su público.

- Me alegra ver que os ha gustado. Mi madre fue quien me enseñó la historia de Bestla. Aunque fue mi maestro quien me enseñó a recitarla correctamente.- Sin poder evitarlo el novato skaald se había ruborizado, realmente aquellas dos mujeres eran las primeras gentes desconocidas para quienes había cantado.

- Mi madre piensa igual que vos, no soy un descerebrado sino algo peor. Pues conociendo el final del camino, sigo en el tras los pasos de los demás.- El joven se relajo algo más y posó sus manos sobre las rodillas mientras se encogía ligeramente de hombros. - Yo la dije que alguien debería estar con ellos para poder cantar sus gestas y que otros puedan aprender de sus errores y aciertos. No se puede ser un buen Skald si no se viven las historias.

La mujer mayor te miró de nuevo de arriba abajo y miró de reojo por una de las ventanas.

- Me gusta como piensas joven.¿por qué no os quedáis a dormir esta noche aquí? A quien esperamos parece que no volverá hasta mañana y en los tiempos que corren es bueno tener a alguien que nos defienda,aunque sea tirandoles instrumentos.

La joven se despidió y se fue hacia la parte trasera de la casa.Entonces tú también miraste por la ventana.La luna ya estaba brillando como nunca en lo alto de el cielo.

Parecía que por aquella noche podría disfrutar de un techo sobre su cabeza para descansar, había cantado para aquellas mujeres y éstas le recompensaban con comida caliente y cobijo, no tendría que buscar un pajar ni que comer las raciones secas que llevaba en su mochila.

- Os agradezco enormemente vuestra oferta, la verdad es que poco os puedo dar salvo mi música y no estaba seguro de que en la taberna fueran a aceptarla a cambio de un lugar donde descansar y un plato caliente que tomar. - El joven no era propenso a las mentiras, viviendo como lo había hecho hasta el momento aun parecía conservar cierta inocencia infantil que se hacía palpable en su carácter abierto y sincero.

- Si he de defenderos no debéis preocuparos, me adiestraron en el lanzamiento de flautas y liras. - Una gran sonrisa acudió a su rostro mientras hablaba, la mujer anciana, pese a su seriedad y humor afilado, parecía caer bien a Einarr el cual decidió que una última canción sería poco pago para aquellas damas, pero que al menos esperaba pudiera ayudarlas a descansar y liberar sus mentes de las noticias del día.

- Como ya os he dicho todo lo que os puedo ofrecer es mi música de manera que para ahuyentar los malos espíritus nocturnos dejadme cantar una última canción por esta noche. - Con cuidado recogió el paquete de cuero que dejara en el suelo al sentarse, desató las tiras que lo mantenían cerrado y sacó un lira de bello aspecto, la madera de boj estaba finamente tallada, en la tabla se podía ver el árbol del mundo bajo el cual se apreciaba una representación de las tres normas, Urðr, Verðandi y Skuld, de las ramas de Yggdrasil surgían cuatro cuerdas mientras que cada una de las normas tejía una cuerda más, haciendo un total de siete cuerdas. El mismo skald se quedó unos segundos observando el gran trabajo que había realizado su padre sin poder articular palabra mientras acariciaba las cuerdas, finalmente fue punteando cada una de ellas arrancando suaves notas. Aquella lira era una obra maestra, no sólo por el trabajo de labrado y montaje, también estaba afinada y el sonido surgía limpio y claro de sus cuerdas.

Lira ven a mí
toca la mágica melodía
para dormir eternamente
y tráenos la alegría
en la tristeza de la noche.

Balder, favorito de los dioses,
señor de la vida y la muerte.
Balder, Maestro de la magia y la guerra,
señor del nuevo mundo.
Balder nos protege y nos guía hacia la luz.
Balder toca tu arpa eternamente para nosotros.

La música continuó unos instantes más, una suave melodía pareció colgarse de la noche, y permaneció en el hogar tiempo después de que los dedos de Einarr dejaran de tocar. Era el tiempo del descanso, con el nuevo día llegarían las preguntas.

- Con esta nueva melodía el sueño me ha acosado.Pero no me mal interpretes,pero la pasividad de los dioses hoy día hace que mi sopor sea muy grande.

Lo dijo con una leve sonrisita en los labios y se levantó.

- Podéis dormir aquí en esta sala,pero os lo advierto pequeño ruiseñor.Si me falta algo mañana haré que usen tus cuerdas vocales de ayuda a tu lira.

La sonrisa no desaparecía de sus labios por lo que no sabías si era en serio o una simple broma,pero aun así esa visión e idea no te dio buena espina.

Einarr sonrió a su vez, la verdad es que no tenía claro si la mujer bromeaba o no, pero prefería no averiguarlo aunque tras haber visto el contenido de aquella casa poco de interés podría encontrar alguien allí salvo quizás la joven que ya se había acostado.

- No soy amigo de lo ajeno ni tengo otras intenciones que las de dormir y descansar, gracias por el ofrecimiento. Espero que tengan un sueño reparador.

El joven observó la sala donde se encontraba buscando el mejor lugar donde poder acomodarse. Despacio y con cuidado recogió su lira pero no la devolvió a su mochila, Al contrario, revisó sus pertenencias y sacó parte de ellas y las colocó a un lado. Luego utilizó el petate para apoyar su cabeza y se cubrió con su capa de pieles. Su lanza estaba apoyada sobre la pared, a su lado, así como la espada y escudo bajo el que se encontraba su cota de mallas y resto de pertenencias.

Lentamente con los últimos rescoldos del hogar fue entrando en un sueño ligero, un duermevela de quien no se encuentra en casa, pensando en que sería bueno levantarse con las primeras luces.