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Mediados del invierno año 469. Alanna y Mailcom

Pero el sueño era demasiado liviano, y cuando el pictos colocó sobre los hombros de la dama su capa, ella despertó, Mailcom se contraría de lleno con el verde inquietante de sus ojos, y una sonrisa de felicidad enorme, la joven sin pensarlo, le echó los brazos al cuello y lo pegó a su cuerpo delgado, hundiendo en el hueco de su hombro, su cara y su cabello oscuro...

- oré tanto para que estuviéráis a salvo... tanto tanto...- murmuró la mujer, apretándolo contra ella, su voz se iba entre cortando, reteniendo las lágrimas, y luego, lo separó un poco, en donde sus rostros se encontraron, hasta ese momento, la dama no se había dado cuenta el enorme alivio que sentía de que su amigo volviera, Alanna puso su mano en su mejilla, y en su frente.

- ha... hace frío...- murmuró y sacó la capa que le habia puesto para cubrirlo, y seguir abrazándolo, ya sin poder decir nada más.

Mediados del invierno año 469. Alanna y Mailcom

Antes de que pudiera darme cuenta se me habia hechado al cuello abrazandome.

La mire intensamente mientras mis mejillas se volvían rojas. Dioses como deseaba tomarla.

Pero lo que yo quería no era algo simplemente físico y para mi se habia convertido en algo más preciado de lo que podía pensar

-No siento el frio- Y era cierto. Su contacto me calentaba el cuerpo más que meterme en una casa de vapor.

-Los dioses tuvierón a bien mirar por mí en lugar de permitirme caer.

Aún así estuvo cerca pero lo único que lamentaba era la certeza de que no os volvería ver.-

Nuestros ojos se mirarón y vi que mi control no era suficiente con lo que cambie la conversación

-Me alegro mucho de volver a veros. Y de no haberme equivocado con Marcio.

Por lo que he oído tengo que agradecerle mucho pues os protegio durante el asalto.

Lamento no haber podido haber estado al lado de vos y los vuestros pero doy las gracias a los dioses porque él estuviera allí. Incluso más que por mi recuperación.

Ese tipo de cosas me hacen más feliz el saber que mi heredero queda en buenas manos cuando me pase algo-

La abrace más fuertemente para compartir mejor el calor y sentirla más cerca en un gesto que intentaba imitar el simple agradecimiento y amistad.

Las manos del pictos se entrelazaron en su cabello, y con la otra acogió su espalda contra su cuerpo, intensificando y perdurando aquel abrazo que se estaban dando. Aspiró su aroma, y Alanna se puso roja, ese aroma se le hizo demasiado agradable. Tragó saliva, y se apartó lentamente de él, el hijo en su vientre dio un brinco, o eso sintió, la verdad es que era demasiado pequeño aun para notarse.

- escuché del asalto y pedí ir, se rieron de mí, pero aún así tomé mis cosas y las demás damas me siguieron, pudimos salvar vidas, pero no... no pudimos dar el ejemplo, los caballos saquearon la ciudad... eso fue más horrible que la misma lucha - se encogió de hombros, y ya separados, sentados en el tronco, la joven tomó sus manos con fuerza - pero... contadme que sucedió, ¿que pasó con vos? también temí mucho no volveros a ver...- sí, y lo hizo, su corazón luchaba para ser indiferente  ante el pictos, pero era demasiado difícil, su calor, y en ese momento deseo con todo su corazón de que él hubiera sido su marido y no Marcio...

Mediados del invierno año 469. Alanna y Mailcom

-Tengo entendido que hubo muchos menos que se rierón después del asalto y que no pocos pueden reirse hoy porque estabaís allí.

Lamento oir que tuvisteís que presenciarlo. Os avise a todos de lo que sucedería una vez los guerreros entrasen.

Es posible que algún día un líder justo y digno gobierne sobre estas tierras e impida esos actos pero no lo veo cercano.-

Medite un poco en lo que decía. ¿Realmente me hubiera comportado de manera distinta al entrar en la ciudad? Para bien o para mal ya no lo sabría así que inicie el relato de los acontecimientos después de cargar contra los exploradores sajones

-Como supongo que ya sabreís nuestro grupo se encontro con una partida de exploradores sajones y por una vez decidi pensar en lugar de actuar con lo que hable a favor de vigilar a ver quien esperabamos.

Una prueba más de que hay que dejar hacer a los que saben pues el resultado fue que en lugar de encontrarnos con un grupo de exploradores y acabar con su información les dimos la posibilidad de unirse a un gran ejercito que podría aprovechar lo descubierto.

Así que sin pensar más me lance en medio de nuestros enemigos dispuesto a dar buena cuenta de cuantos pudiese de ellos mientras mis compañeros volvian para avisar al campamento. Además el tiempo que estuvieran peleando no podrían informar.

No voy a decir que aguantase mucho y aún hubiera aguantado menos si vuestro cuñado no hubiera arriesgado su propio pellejo para salvar el mío y rápidamente caí bajo un buen golpe de hacha que me abrio un profundo corte- me pase la mano por la cicatriz

-Algún tiempo después, y a día de hoy sigo sin saber cuanto, me desperte vivo en la cabaña de una bruja, una de aquellas que hablan con nuestros dioses y estos les responden.

Había visto que en el futuro mi linaje sería importante para ella así que habia acudido a salvarme. Pero no lo haría gratis si no quedando en deuda mi sangre para con la suya.

A tal fín me dio esto- cogi con mi mano el medio amuleto que llevaba desde entonces a mi cuello -Este amuleto es el recordatorio de que tengo una deuda hacia su linaje. Y aunque tengo muchos defectos nadie me ha acusado de dar mi palabra en vano.

Además proteger y salvar su linaje puede ser salvar el mío propio.

Durante mi convalecencia, cuando más débil e indefenso estaba, ella se subia a cabalgar sobre mí hasta quedar satisfecha.

He yacido con damas, doncellas y vilanas pero jamás las obligue a algo que ellas no quisieran.

Y si ese sentimiento de asco, repulsión y desprecio es lo que sienten cuando alguien hace eso con ellas harán bien todos los mal llamados caballeros en alejarse de mi vista si intentan llevar a cabo esos actos pues soy capaz de decapitar a semejante bellaco.-

La bella Alanna quedó horrizada por el relato que Mailcon contaba, como debió defender al grupo, y como su cuñado lo salvo - aunque esto no cambiaba la manera  en que ella pensaba de de aquel sujeto, pero eso le hizo ganarse buenos puntos - Sin embargo lo que contó sobre la bruja y lo que le hizo, le erizó los vellos de la nuca. Alanna no se escandalizó por que fuese una bruja, y su religión se lo prohibiese, su abuela habia hablado de las costumbres de los antiguos dioses de cada casa, y la brujería estaba en su sangre. Alanna tragó saliva mirando aquel amuleto.

- me da miedo que os haya apresado más allá de vuestra moral o fuerza - susurra, acariciando su mejilla, en donde se queda contemplándolo. No, debía evitar ese tipo de roces, y a insinuación de un pensamiento - pero... ¿era joven? ¿creéis que se geste en su vientre vuestro hijo?- un escalofrío la recorrió, y sus manos fueron a su vientre, asustada.

- es mejor que no comentéis mucho esto, o pueden pensar que estáis maldito, sabéis que la razón en la gente común no es algo que se de mucho y es más sencillo que se crea en rumores - toma sus manos con fuerza - y juradme que.... que buscaréis información de esa mujer... debéis saber quién es, tengo miedo Mailcom - murmura mirando sus ojos.

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No pude dejar pasar el gesto hacia su estomago. Hacía un tiempo había visto un gesto parecido

-Mi señora no quiero causaros dolor si lo que saco a mención no es cierto pero me da esa impresión.

¿Al fín los dioses han escuchado vuestras peticiones y una vida esta floreciendo en vuestro vientre?-

La miraba entre expectante y contento pues sabía cuando importante era para ella ese suceso.

El haz de luz que se coló por la ventana, despertó del largo sueño a la bretona. Inspiró profundamente sin abrir los ojos todavía y se giró entre las pieles para abrazar a Babd todavía desde la cama. El olor a humo del fuego del hogar extinto llenaba la habitación y el castillo todavía parecía gozar del silencio del descanso de los sirvientes.

Abrió los ojos y observó el rostro relajado de Babd, todavía dormido. Lo zarandeó delicadamente y apoyó su cabeza en el hombro de él, dejando que su cabello envolviera el brazo del guerrero que le pasaba por detrás de la espalda.

-Ya ha salido el sol..-exhaló- ¿te veré hoy en el patio de armas? apenas si me has contado... ¿ qué os ha ordenado el Conde a los guerreros en tiempos de paz, Babd? 

- Nada interesante me temo. Patrullajes y más patrullajes.- la besó en la frente y se levantó de la cama, aún desnudo abrió los portones de la ventana y la luz invadió la habitación. Fuera el día amenecía claro y despejado y un viento frio soplaba trayendo olores fríos desde el norte. 

Le observó en silencio y sonrió para sí, pues su cuerpo desnudo y moldeado siempre despertaba la diosa de su interior. Se separó de la cama y abrazó al guerrero por la espalda, sintiendo el calor de su piel sobre su mejilla. Tras unos segundos de paz, rompió el silencio.

- Esta noche he vuelto a soñar, los recuerdos de la batalla. Tal como si estuviera allí de nuevo, te buscaba y no encontraba- suspiró hondamente apretándole suavemente para sí- doy gracias a los dioses por protegerte.

Miró al exterior después, todavía abrazada, respirando el aire limpio de primavera que llenaba la estancia.

-¿Crees que quedan lejos las tierras de tu familia? Quizás el Conde te conceda permiso para visitarlos.

Hubo un silencio, los ojos de la muchacha se iluminaron y tomaron la mano del joven para ponerla sobre su vientre aún plano, lentamente se apoyó en su brazo, y sintió su calor, un calor que era agradable, demasiado agradable. Alanna tragó saliva, no podía permitirse aquellas emociones, sólo debe verlo como un amigo.

-así es... me han escuchado... espero un bebe, aquí dentro- sonríe la joven, estaba demasiado cerca, ella podía ver los rizos en su barba - soy tan feliz, ya no siento miedo ni pesadumbre, aunque Marcio no ha cambiado mucho conmigo... él es así, y me acostumbraré, pero por lo menos un bebé le he dado - moja sus labios, y vuelve a apoyar su frente en el brazo del muchacho.

Mediados del invierno año 469. Alanna y Mailcom

Cogio mi mano posandola sobre su estomago donde sentí, o creí sentir, algo moviendose dentro

-Por fín los dioses se han dignado a hacernos un presente y os han concedido aquello que os mereceís pues este retoño no puede ser más que un don para aquellos que se han esforzado tanto par los demás.

Mi alegría es grande ya de por sí porque vos estaís feliz pero se añade la de este pequeño ser que se nos une-

Pare de hablar cuando ella volvio a humedecer esos labios que tanto me llamaban. Pero ese sentimiento se fue cuando apoyo su frente en mi hombro. Sin pensarlo pase mi mano por su nuca acariciandola tiernamente

-No hay nada que temer pues se que sereís una buena madre al igual que soís una buena tía y madrina. No tengo prisa en reunirme con los dioses pero ahora se que si ellos me llaman podre acudir sin preocupaciones.

Tendreís un niño o una niña sano y fuerte. Y crecerá bien acompañado pues conseguire que mi primo nos deje entrenar y cuidar a nuestro ahijado.

Y los tres crecerán fuertes y sabios, protegidos por unos padres preocupados y amorosos mientras aprenden las virtudes del valor y la sabiduria.

Cuando llegue el momento se convertirán en tres dignos siervos de nuestro señor o de su descendencia y ya aquí o en el otro mundo contemplaremos lo que hemos dejado. Y desde allí podremos decir que hemos dejado algo bueno para el mundo-

Sus manos se apoyaron en los costados del hombre, y bostezó un poco, el embarazo la mantenía somnolienta, y buscó acomodarse un poco más en su abrazo, era reconfortante saberlo cerca, era recofortante sentirse comprendida y aceptada por el pictos... Alanna no podía casi refrenar sus sentimientos... pero ahí lo hacia, era una mujer casada, una dama, y se separó de él, con sus manos en los brazos del joven.

- no quiero que la muerte os lleve, no, quiero que os quedéis, debéis estar con nosotros... conmigo...- sus labios se apretaron,  el creerlo muerto fue muy horrible para ella, la joven tomó las manos de Mailcom y las besó, no podía sentir otra vez las sensaciones que sintió cuando desapareció.

- juradme que... siempre volveréis con nosotros- le pide, sujetando sus manos con firmeza, así como también sostiene su mirada.

Mediados del invierno año 469. Alanna y Mailcom

El roce de sus labios contra mis manos ponía a prueba mi resistencia pero fue escuchar ese tono de voz mientras sus ojos se clavaban en mí.

No se que me dio pero no pude resistirme y la bese con toda la fuerza y pasión que partia de mi interior.

Nada más importaba. Solo notarla junto a mí, nuestros labios tocandose y el roce del cielo que nos envolvia.

No se lo esperó, ese beso, un beso que le quitó el aliento, que la hizo delirar en muchas emociones distintas, su corazón salto en su pecho, y primero pensó en que los verían, pero estaban lejos de la fortaleza. tembló, y sus manos lo tomaron de las mejillas, suave, dulce, y lo besó con más fuerza, también correspondiendo ese furtivo gesto. Jamás con Marcio había sentido tanta pasión, tanto deseo, tanto... cariño, así, el fuego se prendió en su cuerpo de mujer, y solo pudo sucumbir a la tentación de su boca, de todo él, pero en un momento de cordura, cuando el beso continuaba contenido en fuerza, en sentimientos.

- Mailcon...- susurró su nombre, y se fue alejando, sus labios estaban rojos intensos - yo... yo...- lo deseaba y maldijo estar casada con otro hombre al que amaba sí, pero él no lograba hacerla sentir así - yo... debo irme.... se mordió el labio inferior, y aunque su cuerpo deseaba volverlo a besar, salió huyendo de él.