Partida Rol por web

Hecho XD

La menor de la familia, Alanna no ha tenido una vida fácil, siempre intentó estar apegada a su madre, y de su lado no se apartaba, ayudándola en lo que pudiera para mitigar su dolor, sintiendo siempre una culpa enorme por la suerte de su madre y su sufrimiento, de ahí de que casi como una manera penitente, se quedaba a su lado y cuidaba de ella, aprendido mucho sobre compasión y cuidado de enfermos, que se le hizo natural a lo largo de su vida.

Fueron en estos primeros años en los que también Alanna aprendería música, su madre fue la que le enseñó a tocar el laúd los años que estuvo postrada en cama, la niña mostró una gran facilidad para la música y Alanna disfrutaba de esta conexión con su madre, por eso fue la que más sufrió con su muerte, dejando de hablar un año completo cuando su madre faltó, teniendo que también soportar el desprecio de algunos de sus hermanos porque la culpaban por la muerte de su madre, incluso su padre tampoco la atendía demasiado, después de todo era el jefe de clan y tenía otros hijos, ella era la mejor y quién había debilitado la salud de su amada esposa.

 Pero Alanna logró sobre ponerse, y ese año en que no dijo palabra alguna, siguió tocando el laúd, haciendo que su padre la apreciara por su música, haciéndole recordar a su mujer reflejada en esas notas que eran tocadas por ella, además, también reconocía a su propia madre en la figura de su pequeña hija, y como dice el adagio, si la hija se parece al padre, honra a la madre, porque esos ojos verdes eran los mismos ojos de su padre.

Alanna fue creciendo, tanto en sabiduría como en belleza, pero era su habilidad para hablar que fue conocida, tenía una manera muy clara de ver la vida, y daba consejos a sus hermanos mayores, en especial el tercero de sus hermanos, Edar, que era atormentado por sus hermanos mayores y ella lo defendía aun siendo una niña, Alanna fue creando así una personalidad sin muchos miedos, pero si con la suficiente templanza para no decir comentarios destemplados.

Otro evento terrible para Alanna fue la muerte de su padre, la noche anterior al viaje de este, ella tuvo terribles pesadillas donde una parvada de cuervos perseguía a su padre hasta un bosque y comenzaba a comer sus ojos y sacarle la lengua, eran pavorosas imágenes que la despertaron en medio de llanto y sudor, que incluso la hicieron salir de su cama y buscar a su padre que estaba en su despacho. Suplicó al señor que no fuera, que no viajara, pero él desatendió a sus súplicas, y de todas formas por la mañana salió, de ahí que cuando el mensajero llegó con la nota de que su padre había muerto, no se sorprendió, sólo lamentó no haber prohibido más vehementemente la partida de él. Esa tarde lloró toda la tarde en la iglesia orando por el alma de su buen padre y de todos aquellos hombres. En su corazón la idea de justicia se alojó, el deseo que hasta el día de hoy se mantiene.

A partir de la muerte de su padre, muchas cosas cambiaron, su hermano mayor Morien tomó la dirección del clan y su hermana mayor y ella fueron comprometidas para casarse con guerreros  del conde Roderick, para reafirmar su lealtad, Alanna reclamó, era su hermano quién se lo estaba exigiendo, no su padre, y en la habitación a solas con Morien, alzó la voz exigiendo que no accediera a esa boda, que no iba a casarse, pero Morien no tuvo paciencia con Alanna y le cruzó la cara de una bofetada que la hizo caer al suelo de bruces con el labio roto, Alanna se giró con sus ojos inyectados en odio hacia su hermano mayor, sujetando su mejilla, le dolía demasiado.

" jamás... en tu vida me vuelvas a tocar Morien... jamás", fue lo que le dijo a su hermano, que retrocedió con miedo, su hermana había quedado al cuidado de la madre de su padre, una celta de nacimiento que aún cultivaba las viejas costumbres del clan y se decía que había enseñado a su nieta el arte de los viejos druidas, Morien vio en esos ojos verdes un odio profundo y sintió temor, yendo hacia su hermana para intentar levantarla, Alanna lo reclazó su ayuda, golpeando con fuerza las manos de su hermano para apartarlo, y él retrocedió, su hermana menor, de sólo 12 años se puso de pie, y arregló sus ropas, su vestido se había salpicado con un poco de sangre, pero ella no mostró miedo alguno, Morien no pudo sino pedirle perdón a su hermana menor, ella bajo la mirada,  y tomó la mano de su hermano, diciéndole que aceptaría, pero que debía escoger alguien correcto para ella, y no un bárbaro para que solo la ultrajara, ella no toleraría aquello y apenas pudiera se quitaría la vida, y agregó "y será responsable de mi muerte".

Dos años después de estos eventos, Alanna entraría en la iglesia del castillo del conde Roderick, vestida de blanco y plata, un hermoso vestido que había sido regalo de su marido, a él ya lo había conocido antes, su hermano se había encargado de encontrar al mejor de los hombres para su aguerrida hermana, Marcio, un prudente romano que tenía fama de fiel y honorable, Alanna ya había mostrado inclinación por el hombre cuando lo conoció el día del compromiso de ambos, un año antes de la boda, pero pocas veces lo había vuelto a ver, ahora caminaba al altar para unir su vida a la vida de aquel hombre.

La primera noche de bodas fue extraña para una joven Alanna de apenas 14 años, de hecho nada pasaría entre los novios, Marcio prefirió esperar a que su joven mujer estuviera lista, y Alanna lo agradeció, aunque el romano no debió esperar mucho, dos noches después de aquello, su joven mujer lo buscó en la noche y sus labios se encontraron, Alanna se entrego a Marcio y en ella un sentimiento cálido comenzó a germinar. 

Han pasado dos años, en los que Alanna ha estado lejos de casa, lejos de sus hermanos mayores, Morien ha cumplido su palabra, Marcio es un gran marido, aunque Alanna desearía poder despertar en él la pasión que ella misma intentaba disimular, sin embargo el problema de no haber podido concebir un hijo ha estado perturbando a la joven mujer, ha intentado quedar embarazada sin embargo sus deseos se contraponen a sus propios miedos, como lo que pasó con su madre así como la experiencia que viviera al poco llegar al castillo en donde una joven de 15 años muriera en las labores de parto, ella había intentado ayudar a la partera, pero nada pudieron hacer para salvarla, la partera lamento que fuese tan joven y estuviera teniendo hijos, que eso pasaba y recomendó a Alanna no tener hijos aún, ella apenas asintió a esas palabras, pero siente la presión de tener un hijo, su marido no dice nada, pero su comportamiento hace sentir la necesidad de hacerlo padre, teme que se aburra de ella, que deje de quererla y busque el calor de otra mujer, los hijos en otra mujer.Alanna también ha seguido siendo diestra en la música, agasajando a los hombres con su canciones en las reuniones, y colocándole música a las letras que compone su amado marido.

La dama estaba sentada sobre el baúl, sus manos intentaban tocar algo en el laúd, unas cuantas notas mientras intentaba componer la nueva melodía para su marido, pero ese día en particular estaba bloqueada, las notas se enredaban en sus dedos y no lograba encontrar un poco de concentración, quizás era una extraña sensación en el pecho, un deseo creciente que aumentaba día con día y también, la ansiedad. Cerró los ojos y sus dedos acariciaron la madera lisa del instrumento, pensando en su marido, en aquel tan controlado hombre del que comenzaba a necesitar su constante presencia. ¿amor? ¿quién era ella para hablar de amor?.

Alanna cerró los ojos y  llevó su delicada mano a su vientre, esperando que esta vez un hijo se estuviera gestando en su vientre, un hijo fuerte y heredero del valor de su padre y de su talento, o quizás una niña, preciosa y llena de virtudes, que fuese la primera de muchos hijos. Sonrió ilusionada, sus mejillas estaban sonrojadas, porque aquella anciana, que se encargaba de la cocina del castillo, le dio aquellas hierbas, Sauzgatillo y Damiana, que le ayudarían a poder quedar embarazada, ya llevaba dos lunas completas bebiendo aquellas infusiones como se las recomendó la anciana que había tenido así a sus 12 hijos, de los cuales 8 ya eran hombre y mujeres fuertes y con sus hijos, todos siervos de conde de Salisbury. 

La anciana había tomado en estima a Alanna, porque se parecía a una hija que había fallecido  muy niña, y sentía que había revivido ahora al ver a la joven noble, además, Alanna había demostrado una facilidad para relacionarse con las personas del servicio, y aunque le tomó un tiempo juntar el valor de andar pululando de un lado a otro,  ahora se desenvolvía con mayor naturalidad por la cocina, supervisando la comida que se servía, vigilando que se hiciera de la mejor manera, puesto que en su hogar, ella había aprendido de las mujeres mayores el arte de la cocina celta, y aprovechar mejor los alimentos.

La joven se colocó de pie, y caminó hacia su cama que ya estaba hecha, y pasó su mano por la almohada en donde su marido descansaba, sonriendo con alegría, por lo menos su marido no podía quejarse de una mujer fría, al contrario, desde que tomaba aquellas infusiones, sus acciones en la cama se habían vuelto más apasionadas,  la anciana cocinera le dijo que siendo así, el hombre no buscaría aquella pasión en las piernas de otra, y que en eso se diferenciaba la mujer celta de otras mujeres, eran buenas esposas, y no sólo penitentes damas.

Además, de estas tareas, otras estaba desempeñando la joven dama, su casta era conocida por un don en la curación que era alabado como un milagro, pero que sólo se traducía en el conocimiento de las plantas adecuadas y de los tratamientos oportunos, Alanna no sólo sabía como tratar fiebres altas, sino también recibir niños, ya había recibido dos niños, y madre e hijo habían sobrevivido - ser partera era una manera de devolver el peso que sentía su alma por haber ocasionado un enorme sufrimiento a su madre y que a la larga la separó más de su familia. Pero además de esto, lograba componer huesos, tratar infecciones y cuanto más trataba enfermos y heridos, más crecían sus conocimientos y habilidades, dentro de poco, su nombre sería conocido, así como su habilidad con la música, puesto que era invitada por el mismísimo conde para deleitar a todos en sus reuniones, con su música y canto.

Alanna, a pesar de su corta edad, estaba destacando por sus virtudes,  su bondad y justicia la habían hecho querida entre los sirvientes, aunque  ya muchos comentaban que no le ha dado un hijo a su marido, que había hecho que muchas mujeres se compadecieran de la joven de ojos tristes, pero la joven tampoco había pasado desapercibida ante los ojos de otros caballeros, pero debían recordar el décimo mandamiento:"No desearás... su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo"

En el año 468 Alanna no queda tampoco embarazada. 

ahora si ^^, lo siento master ^^

gracias master ^^

Master, tengo un jugador interesado en el personaje vacante, es Sunstar, jugador mío en dos partidas y compañero en otras, gran jugador, ingenioso y responsable. Está interesado en entrar a esta partida y usar al personaje huérfano  ^^

Hazme una tirada de sanar para ver cuanto de bien asistes al parto de tu hermana

Modificaciones por el año 468

Se aumentan las siguientes habilidades:

Por entrenamiento: +4 cantar (13)

Por experiencia: +1 Cortesia (11), +1 Quirurgia (21)

Gloria al final de este año: 718

- Gloria heredada: 254

- La batalla del castillo del Monte Snowdon (volvió para avisar y participó en la defensa de la retaguardia): 60

- Habilidades: 50

- Por rasgos y pasiones: 36

- Por participación y calidad en la partida: 100

- Por boda con Marcio: 218

Tu labor como sanadora durante la batalla es renombrada. Por dicha labor obtienes diversos regalos por valor de 100 denarios

La joven mujer pasaba su mano por su barbilla, mirando por la ventana, su ánimo había cambiado en el último tiempo, si bien no había perdido su calidez, se notaba que lentamente esa niña insegura estaba quedando atrás y estaba dando paso a una mujer, la misma que decidió ir a la batalla, la misma que solicitó ir a pesar de las risas y que había salvado la vida de varios de los soldados, o que llenó de gran gloria a la joven, y a sus compañeras. Pero aquello no era suficiente para Alanna, no, sabía que era mujer, pero deseaba mayor reconocimiento, ¿ambición? La ambición no es mala cuando son por razones benévolas. 

Movió su cabeza de lado a lado,  y luego fue en busca de su laud, su marido le había dado dos poemas y ella había logrado darle  música,  tomó los pergaminos y fue hacia el salón, en donde se reunía la corte y la joven mujer saludó a su señor con una reverencia, y buscó un lugar en donde tocar su melodía. Llevaba tiempo practicando, e incluso su voz iba mejorando, Alanna anhelaba que su voz llegara a su señor, a ese joven señor, y calmarlo. Cantaba y tocaba los poemas de su marido, y así fue haciéndolo en las  reuniones.

Así, la hermosa Alanna no pasaba desapercibida a los ojos de los demás señores, incluso el mismo Mailcom que no dudó en declarar su aprecio especial por ella, Alanna sufrió mucho con su desaparición, y buscó muchas veces la forma de mover a los hombres para ir en su búsqueda,de ahí que  se pusiera tan feliz cuando el pictos volvió entre los muertos y buscara cuidar de él, sin embargo, el respeto por su marido hizo que  no hiciera demasiado intentos por acercarse a su amigo, no quería  generar controversia, a pesar de que deseaba saber de aquel joven. Mailcom había cambiado por mucho la manera de pensar de Alanna, haciéndole recordar que antes había luchado por su destino y que ahora debería hacer lo mismo.

Es por esta amistad y cariño por el Pictos que aceptó al final apadrinar al sobrino de Mailcom, y que Mailcom fuese el padrino de este, sabía que causaría problemas, pero ella sólo el informó de esto a su marido. Un año más de vida y Alanna se había vuelto más decidida cuando creía que algo era correcto de hacer.

Durante el día, Alanna también continuaba con sus labores de administración, siendo esposa de un guerrero del renombre de Marcio, utilizó esto a su favor para poder buscar el favor de los sirvientes, además, de su tacto para tratar a las personas. No cambiaron  mucho las cosas desde el año anterior, sólo en una cosa, ya no sufría por no poder darle un hijo a su marido, Marcio había jurado que la amaba y ella a él,  su relación se había vuelto menos tensa, aunque su marido no cambiaba su manera de ser, Alanna aún sentía la necesidad de  mayor pasión, pero amaba a su marido, y confiaba que el trato y su propio calor harían cambiar un poco a su amado marido.

Las escapas al bosque, o al molino, para buscar algo de intimidad  estaban haciendo que sus intentos de tener hijos se fueran aumentando, además, que ella no dejaba de tomar esas infusiones y aumentar sus deseos y oraciones, pero ahora sin el ansia y el miedo de perder a su marido, sino, simplemente por ser madre. Su sobrino le había quitado el corazón, y cuidaba de él con esmero, hasta que un día, al levantarse, y cerca del término del último mes, se sintió mareada y no pudo levantarse de la cama...

Supo que estaba embarazada en ese momento, pero no le contaría en el acto a su marido, deseaba contarle luego, solos y disfrutando de la compañía de uno y del otro, mientras tanto, ella guardaría su precioso secreto.