Partida Rol por web

Dieter asintió tras la explicación de Alice. Ya se había puesto la chaqueta y estaba de pie, esperando con las manos en los bolsillos. En uno de ellos jugaba con la cruz de Parminder, mientras la miraba por si tenía algo que decirle respecto a sus últimas palabras.

Verdaderamente esperaba que no fuera así. No sentía demasiada seguridad en sí mismo en aquel momento. Pisaba un terreno tan extraño que parecía un crío en una habitación oscura.

Siguió jugando con la cruz. Aferrándola, en realidad era el nexo que les unía y, para él, lo único que le ayudaba a dar sentido a las cosas, o más bien el objeto, la promesa de que lo que sucedía tenía algún sentido, porque siendo sinceros, apenas comprendía nada.

Aún hay niebla en la noche, y tras la mañana queda el recuerdo de un rocío tembloroso en las hojas.

Me acerco a la posición del profesor, con un gesto de muda súplica, no deseaba que se marchara, su presencia me daba seguridad, y la cruz...no quiero que se la lleve...podrían hacerle daño si intentan quitársela...

No vayáis hablo en voz alta pero mis ojos se centran en los de Dieter, tristeza en la mirada... llamaló y quedemos en otro lugar, más seguro, los cuatro no se me ocurre nada que decir, sólo una sensación de vacío al pensar en su marcha...puede que este exagerando todo...

-Más seguro... ¿en qué sentido? ¿Y para quién? Parminder, yo voy a ir. Por él, y por lo que ha ocurrido. La cruz es suya. Vosotros no tenéis por qué acompañarme, eso es verdad. De hecho, él no quiere que vaya con nadie, aunque maldita si sé por qué lo dice...

Miro a Dieter, preparado para salir. Y jugueteando con la cruz de la chica. Y luego a Parminder, su angustia reflejándose en cada minúsculo gesto. Angustia por él. A él me dirijo:

-No sé si es una buena idea que vengas, al fin y al cabo. Y menos con su cruz...

- Con la cruz de Parminder, supongo que quieres decir - puntualizó -. Yo tampoco estoy seguro de que sea la mejor idea, pero no conozco a ese tal Sparks, y ahora que hemos juntado dos piezas del puzzle, no estaría bien separarlas de nuevo. Si fuéramos los cuatro...bien...tendría que preocuparme por todas. Así sólo tengo que centrarme en ti. Las demás estaréis seguras aquí, sin duda. Tenemos el móvil para cualquier cosa. Si alguien tiene que exponerse por llevar la cruz, prefiero ser yo a ella.

Volvió a mirar a Alice. Admiraba su valor, pero el valor no debía confundirse con imprudencia.

- Tú misma lo has dicho, hay demasiados puntos oscuros. ¿Vas a decirme con absoluta seguridad que no corres ningún riesgo? Apenas conoces a ese hombre. Y ese hombre no me conoce a mí. No iré a tu lado, simplemente pasaré casualmente por allí.

-Riesgos... Claro.

Una sonrisa cansada, de golpe me siento así. Muy cansada. Riesgos... decírselo a Alice Stevens, la mimada de la suerte, el ojito derecho del destino. Hasta ayer...

-Correré esos riesgos. Pero ahora ya no puedo darme la vuelta y volver. Nunca más, salí, atravesé la puerta, y eso es dirección única.

No van a entender nada...

-No espero que comprendáis qué estoy diciendo. Simplemente, voy a ver qué ocurre. No sé qué ocurre, pero después de lo que vi... debo seguir.

Y me pongo en camino, tras cruzar una última mirada con el profesor.

Niego con la cabeza, impotente ante la actitud de Alice frente a todo este sin sentido, intercambio una mirada con ella para reafirmar mi postura... Todo esto es una locura, pero parece que no puedo evitar que vayas, y en ese caso mira ahora a Parminder, Creo que es mejor que el señor Riedemann te acompañe sabía que eso no iba a gustar a mi amiga, pero es lo que realmente pienso...

Yo y Parminder nos quedarémos aquí digo mientras apoyo las manos en el respaldo de una silla, cansada...

Entiendo que el profesor deba ir, no es una buena idea que vaya sola, pero no me hace gracia que se aleje de mí, es tan...capaz, seguro de si mismo...lo miro algo azorada mientras carraspeo un poco, que mal, que idiota...

Si es lo que queréis me quedaré con Keira usaba el plural, pero mis ojos no se han apartado de los de Dieter, ¿Qué vas a hacer con la cruz? no tengo claro si es mejor que se quede o que se la lleve...

El profesor esperó a que Alice saliera y se colocó en el borde de la puerta, preparado para cerrar tras de sí. Antes de eso miró a Parminder, con gesto de leve culpa, como si quisiera con su expresión que ella lo comprendiera.

Es una niña, joder, pero yo también estoy cagado de miedo.

No lo expresó. Al menos intentó evitarlo.

- Si alguien busca también esta cruz no quiero que estéis cerca. Quedaos lejos de esto. Yo procuraré entender qué diablos pasa. No te preocupes, Parminder. La cruz es vuestra por legado familiar. Sólo quiero que no te traiga problemas. Ahora quedaos en la casa y no salgáis, ¿de acuerdo? Os llamaremos.

Después cerró la puerta tras de sí y se encaminó con Alice al lugar de la cita.

El profesor alcanzó a Alice cuando bajaban las escaleras.

- Tengo coche. Lo ideal sería entrar por separado, de modo que si tú tienes tu propio coche, mejor que mejor. Yo iré a mi ritmo por un camino un poco más largo. Tardaré más que tú en llegar. Tú sólo concéntrate en no mirar a la puerta a quienes entran y nada más. Yo entraré como un tipo más que va a tomarse un par de refrescos, panchitos, y con suerte un partido cualquiera que pongan. Te veré en cuanto entre, así que procura poner a tu compañero de espaldas a la entrada, así te veré yo. Iré a la barra, claro. En algún momento iré al servicio y me fijaré inocentemente. Eso será todo. Sólo quiero estar seguro de que no tenemos que preocuparnos. Echaré alguna ojeada de vez en cuando, si quieres que siga allí, te rascas la barbilla y si quieres que me vaya te rascas la nuca, ¿de acuerdo?

Le pareció una tontería todo lo que estaba diciendo. Completamente fuera de lugar, desde luego, porque estaba fuera de lugar. Él no era un detective ni un policía. Sólo un historiador que no debía tener claras las señales de "hasta aquí puedes llegar".

AL ITALIAN'S JOB