Partida Rol por web

Shion se mantuvo unos cuantos segundos tratando de recuperar el aliento. le dolía el interior, y presentía que durante algunos días mas estaría resentida por eso, pero no tenía ningún remordimiento por ello. Hizo un esfuerzo y se sentó, tomando la mano que le ofrecía Karasu. No solo se sentía satisfecha, sino que contenta. Intuía que ese espíritu no habría estado unido con nadie desde hacía décadas, y ahora tenía el privilegio de tenerle como aliado y amante. No podía negar que le había gustado desde la primera vez que le había visto, las cosas estaban perfectas para ella, pero estaba demasiado exhausta como para imaginar que si eso había sido el comienzo, debía prepararse para las cosas que le hiciera a futuro. Asintió a lo acordado.

-¿Permanecerás aquí? -dijo con cautela. Luego de aquello, sentía que podía dirigirse a él con algo mas de cercanía.

Tomó la mano de Shion con firmeza y tiró de ella para acercarla a él y besarla en los labios, al tiempo que la abrazó contra su pecho, refugiandola entre sus brazos. Se mantuvo así unos segundos, siendo capaz de percibir el calor corporal de la invocadora, los cambios en su respiración y los latidos de su corazón. Torció el gesto al escuchar que le trataba de un modo informal y estuvo a punto de corregirla, pero se quedó a medio camino y prefirió callar.

Este es mi territorio. Apretó el cuerpo de la invocadora contra el propio mientras decía aquellas palabras, no dejando en claro si hacía referencia a la montaña o a ella. Siempre estaré aquí para protegerlo. No bajaré a la ciudad salvo que sea realmente necesario, así que deberás venir hasta aquí si quieres aprender. Le recorrió en caricias el cuerpo completo antes de separarse, habiendose dedicado el tiempo que necesitaba para disfrutar por completo de ella. Vuelve a mi antes de que tenga que ir a buscarte. Sonrió, dispuesto a salir de allí en dirección a su refugio.
 

Shion lo percibió, y se dio cuenta de que prefería seguir siendo llamado de un modo distintivo. Cada día descubría que su ego era un poco mayor de lo que creía, pero le agradaba eso. Por otro lado, evaluó que de tener que volver sin ayuda de su propia "normalidad" estaría en un problema, su falda estaba hecha menos que pedazos.

-Uh...¿como debería referirme ahora?... -preguntó- ¿Sensei?

Meditó durante unos segundos la propuesta de Shion, si bien se había comprometido a enseñarle, aún había partes de su pasado que no había resuelto de manera conclusiva y estaba en sus intenciones utilizar esta oportunidad que se estaba brindando así mismo para, de una vez por todas, hacerlo.

Puedes llamarme Sensei cuando estemos solos... Tras separarse de ella unos pasos, se elevó en el aire unos pocos metros. En cualquier otra situación seguiré siendo Karasu-Sama. Su figura se deshizo en decenas de cuervos, que comenzaron a volar y a graznar en dirección al pico de la montaña.

Shion le vio unos momentos retirarse, y cayó de rodillas agotada y dolorida, pero con una sonrisa levemente perversa, no se arrepentía de nada. Fue dibujando con una rama corta un dibujo de lo mas simple, no tenía ganas de pensar mucho, y se dejó caer dentro para regresar a casa de forma discreta, darse un baño, y dormir durante unas horas para recuperarse.

Interludio 2

Pasaron dos días desde el incidente de la Sombra en el parque, ya era un hecho que Yami había sobrevivido al ataque, aunque no se sabía a ciencia cierta que es lo que había ocurrido luego de que ambos desaparecieran. Shion había hecho enfadar a Karasu al invocarle innecesariamente y sabía que el Tengu tomaría represalias sobre ella. Además, desde que le había pedido que fuera su Sensei, no había asistido ni una sola vez a la montaña en busca de conocimiento, por lo que debía suponer que las ofrendas que llevara a la montaña deberían ser suficientes para aclamar la furia de un Dios. En épocas pasadas habrían ofrecido el sacrificio humano de una virgen, pero Sakura era suficientemente valiosa para ella como para sacrificarla, Hotaru acababa de pasar por una experiencia de muerte en la que ella participó para salvarla y sacrificarla en estos momentos sería tirar a la basura todo el trabajo y sacrificio y, a falta de conocer a alguna otra virgen, el ingenio de  Shion debía estar preparado para contentar y complacer al amargado Youkai.

Y no creo que alguien tan tonta y tan dispuesta a "darle la espalda" a algo que "la atraviese" como esa pelirrosa sea virgen.

Shion escalaba la montaña a paso muy lento. No solo por el peso de las cestas que llevaba, sino por el atuendo poco práctico para andar largas distancias. Tras algo de estudio sobre el tema, había elegido lirios negros, cuidadosamente elegidos uno por uno en una buena florería. Decidió seguir los pasos del festival Tengu, siendo uno de los mayores rituales de respeto dentro de todo. En el lado opuesto de las flores, llevaba una cesta de frutas frescas, también elegidas con sumo cuidado y esmero. Dejó pasar un día en preparativos varios, y otro para ocuparse de conseguir y aprolijar la vestimenta apropiada. Para la máxima formalidad posible, los preparativos deberían comenzar al amanecer y durar hasta el crepúsculo. A la espalda traía un paquete envuelto bastante grande con todos los elementos para el altar y un pequeño bento propio y sencillo para paliar el hambre a media tarde en la espera.

La vestimenta estaba compuesta en un traje de Miko completo, acompañado de una daga de cristal a la cintura que había conseguido de Kanado. Era una daga para rituales espirituales, pero aparte de ser hermosa y formal no tenía muchas propiedades especiales que supiera, y por ende no le había resultado demasiado cara comparada a los objetos mágicos estándar. Al sostenerla a la luz, esta se dispersaba por el cristal en 7 colores.

Al llegar comenzó de inmediato pero de forma metódica y cuidadosa a colocar los pesados trozos de madera cuadrada que traía en su carga para conformar la base del altar, tras lo cual colocó un mantel blanco y pequeño y sobre este, las ofrendas de forma cuidada, colocando la fruta en orden y dejando los lirios en la cesta sobre la hierba, frente a esto. Luego, comenzó a hacer ciertos pases con la daga, que parecían un poco una danza sutil, lo cual era parte de estos pasos. El mango de la daga tenía cintas largas agregadas, las cuales deslizaba con gracia entre sus manos, se notaba que había estado dedicándose a memorizar los pasos y el estilo para acercarse lo mas posible a una ceremonia perfecta. Aunque la verdad y en el fondo, el atuendo tenía un significado distinto aparte de la formalidad: recordaba que cuando el tema de la Sombra, había notado la mirada de Karasu deteniéndose mas de lo que a ella le parecía necesario en Fukuhoshi, y hasta había preguntado por lo que le sucedía. Por supuesto que esto disparó sentimientos poco agradables de Shion hacia la aprendiz de invocadora. Se preguntó si el Tengu tendría algún fetiche con las sacerdotisas o concretamente con esa familia. Claro que, no iba a preguntarlo nunca. Simplemente iba a superar el problema, de una forma u otra.

El viento, que había comenzado suave aquella mañana, poco a poco ganaba intensidad a medida que Shion avanzaba con su ritual. Pasados unos minutos, el viento al rededor de la montaña se hizo tan fuerte que las nubes comenzaron a plagar el cielo, nublándolo. Los cabellos y ropajes de Shion se azotaban con fuerza y entre las nubes podía percibirse una tormenta eléctrica acercándose. El viento no cesó luego de que el primer rayo azotara la tierra y, tras su destello, la figura de Karasu se materializó en e aire. 

La expresión dura de su rostro demostraba que no estaba feliz, por el contrario, se notaba molesto. Observó con cuidado los preparativos de Shion, sus ropas y la daga de cristal que portaba. Las nubes en el cielo filtraban la luz, pero no lo suficiente como para oscurecer el día.

Vistes como una Miko pero no tienes un Dios al que adorar. Las palabras salieron duras y pausadas, aún así, no quitaba la vista de encima de ella.

Shion entrecerró los ojos levemente, buscando en su interior el motivo del cuestionamiento.  Quizá una prueba, no sabía si estaba enfadado por lo de hacía unas noches, o por el gesto actual. Se encaró hacia él, sosteniendo la daga con cuidado, con expresión firme.

-Las Miko son mujeres que muestran respeto y adoración hacia el mundo espiritual, especialmente el ligado a la naturaleza -dijo con calma- Quizá no tengo un dios al que adorar ahora mismo, pero si tengo respetos que presentar hacia un espíritu ligado a la tormenta, y estos deben ser atendidos de la forma mas formal y elegante posible. Por esto, toda preparación es poca.

Su mirada se afiló al entrecerrar los ojos y antes de poder hablar un relámpago cayó en el horizonte, iluminándolo todo y rompiendo el silencio de la montaña con su ensordecedor rugido. El fuerte destello de luz tornó borrosa la figura de Karasu en el aire y cuando los ojos de Shion pudieron ver con claridad nuevamente, ya no se encontraba allí.

Fruta y Lirios, ¿Esa es la ofrenda con la que intentas demostrar tus respetos? Estaba a espaldas de la chica, aún flotando en el aire, en esa postura recta y rígida característica de él, con los brazos cruzados y la mirada fija. Denotas tu compromiso y dedicación al haber estudiado los métodos adecuados. Cuando parecía que estaba haciendo un cumplido, agregó. No me interesan los rituales humanos ni sus ofrendas. Tu gente ha perdido mi gracia hace mucho tiempo atrás, han demostrado ser una pérdida de tiempo y energía, con cada nueva generación se degeneran cada vez mas. Requieren de los Kamis para resolver sus problemas, incluso cuando no tienen ninguno.

-Somos humanos, y cometemos errores. No voy a justificarme, ya que debí haber esperado un poco mas antes de solicitarle su presencia. Estoy consciente de eso, pero estaba preocupada por la integridad mi amiga y no puedo arrepentirme de ese sentimiento.

Por un momento pensó en amilanarse y comenzar a pedir mas disculpas, pero frunció el ceño y se mantuvo firme, tanto de voz como de gesto.

-Pero no quiere decir que los humanos no podamos enmendar nuestras faltas. No todos somos iguales. Y aunque tengamos muchas fallas, tenemos cierto beneficio de la duda: nuestro potencial es ilimitado. Tanto el de aprender, como el de continuar avanzando, como muchos otros. Karasu-sama, me ha que entrenó grandes personas que le hicieron sentir orgulloso en varios puntos del pasado.

Le miró con intensidad, apoyando la mano libre en la base del cristal de la daga.

-Estoy segura de que sabe de lo que estoy hablando. Y entiendo que haya tenido muchas decepciones. ¡Pero aún así...! Que nuestra vida sea corta en comparación a los espíritus no significa que no estemos bajo la misma estrella y puedan haber lazos entre ambos. Las Miko son el símbolo de la comunión entre ambos mundos.

Extendió levemente los brazos con la cinta entre ellos, sin dejar que cayera, mostrando sus ropajes para dar énfasis a esto.

-Quiero que esa gracia perdida pueda volver a ser recuperada, realmente...

Se detuvo un momento, y negó.

-No. Mas allá de eso...me parece triste que alguien pase siglos en soledad. No quiero eso para Karasu-sama, aunque la montaña sea un lugar hermoso para estar. Hay todo un mundo ahí afuera, con humanos y Youkai de todo tipo. Aunque haya muchas cosas que puedan no ser del gusto de quien las ve...el encontrar algo, una persona, una sensación, un lugar, un recuerdo...cualquier cosa que deje una marca en nuestro espíritu, es suficiente razón para continuar adelante en este mundo caótico. Por eso...

Un nuevo trueno cayó con furia sobre la montaña, acallando el parloteo de la invocadora, el rostro de Karasu se encontraba aún mas tenso que al principio.

¡Insolente! ¿Como te atreves a compadecerte de mi?  ¡Me exilié a la montaña para evitar destruir todo cuanto los humanos construyeron guiados por la avaricia y la soberbia! Alguien me dijo una vez "Nuestras existencias son eternas y las suyas efímeras, no podemos involucrarnos en sus vidas". Luego de la última y mas terrible decepción, decidí dejar de juzgar a los humanos como individuos y juzgarlos como sociedad. ¡Aún así continúan siendo merecedores del exterminio! Han destruido todo a su paso, arrebatado la vida de cientos de criaturas y especies hasta la extinción, han abusado de los dones que se les otorgaron para la acumulación de poder y la autosatisfacción. Se corrompen con facilidad persiguiendo ideales fantasiosos e insustanciales, sin medir las consecuencias de sus actos.

Karasu había avanzado hacia ella mientras hablaba y ya se encontraban tan cerca que debía mirar hacia abajo para poder continuar seguir mirándola a los ojos.

Pequeños destellos de luz no son capaces de dispersar las tinieblas que alzaron a su alrededor. ¡Y nosotros somos responsables de todo cuanto han hecho, porque ustedes son nuestra creación! ¿Bajo la misma estrella, dices? Los Kamis dieron vida a este mundo y son soberanos de él, les dieron  vida a ustedes para que plagaran la Tierra y la cuidaran en su honor, en cambio, la han deteriorado y están dejando que se pudra desde sus entrañas. ¡Nosotros estamos aquí para purificar y erradicar el mal que se expande en la humanidad!

¿Quieres que la gracia de los Kamis vuelva a  caer sobre los hombres? ¡Entonces primero los hombres deben ser merecedores de esa bendición! Dime, Kirijo Shion... ¿Como pretendes lograr eso?

-¡Nosotros no somos todos iguales! -replicó con fuerza, mirándole fijo- Al igual que los espíritus no son todos iguales. Si fuese tan fácil poner a todos en la misma bolsa por las acciones de uno...

Respiró hondo.

-Quizá no pueda recuperar la gracia de todos los Kami, pero si la de Karasu-sama. Si aún está dispuesto a entrenarme -apretó los puños- ¡sobrepasaré a todos sus anteriores alumnos! -Por un momento pensó si no debía detenerse ya, pero la opción desapareció apenas había llegado. Todo o nada.- Si no lo logro, puede impartirme el castigo que mas conveniente le parezca. Pero si cumplo lo que digo, le ruego que me conceda una petición que nos envuelva a ambos.

Debía admitir que Shion era determinante, poseía una voluntad firme y no se dejaba intimidar con facilidad. Tenía el potencial, lo había visto en ella desde el principio, ella era especial, no era como los demás.

He entrenado a Héroes de toda la historia, incluso Fukuhoshi Akari-san ha sido mi mas reciente alumna. Miró a Shion a los ojos, escudriñándola, ¿Estas segura de poder superar a la Suma Sacerdotisa del Templo de la Buena Estrella? Se cruzó de brazos y levantó el rostro, observándola con altura. Si es así, entonces depositaré mis últimas esperanzas en la humanidad en tus hombros. Superarlos a todos puede llevarte a la muerte ¡Y no lograrlo lo hará de todos modos!

En sus ojos se reflejaba la suficiencia que sentía. Eres mía, Invocadora, no lo olvides. Tomó el mentón de Shion con su mano derecha y le levantó la vista, acercó su rostro hasta ella y la miró fijamente a los ojos, hablando muy cerca de sus labios. ¿Cual es esa petición que tanto anhelas?

Apretó levemente los labios, como si estuviera enojada o fuese a comenzar un berrinche, pero habló con toda la calma del mundo, directamente:

-Haremos un pacto, tras lo cual vivirá conmigo.

Sus propias palabras resonaron en sus oídos.

-Como invitado, me refiero...mi morada es bastante tradicional, no creo que fuese de su desagrado, y bueno...en ese caso lo mejor sería permanecer cerca como lo hacen el resto de los invocadores y espíritus que comparten un enlace...quiero decir, es lo mas conveniente y...

Estaba tan cerca de ella que Shion fue capaz de notar como le cambiaba el rostro a medida que hablaba ¿Un pacto? La sonrisa se dibujo en su rostro y no tardó en separarse de ella para.. ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! Llevó ambas manos a su estómago, mientras continuaba riendo con fuerza y sorna. Casi salían lágrimas de sus ojos.

Se elevó nuevamente, acomodando su postura. Aún mantenía la sonrisa divertida. Se notaba en su mirada que, mas allá de la risa, aquella propuesta le resonaba en la mente.

De acuerdo, si puedes soportar el entrenamiento y superar a mis mejores aprendices, haré un pacto contigo. Pero si no lo logras, reclamaré tu alma como mía y habrás deseado jamás haberte confiado tanto.

Aquellas palabras de Shion habían elevado los ánimos de Karasu de un modo inexplicable. Era una burla a sus deseos y realmente le divertía tan insólita petición, tanto, que las nubes de tormenta se habían disipado tras él.

Comenzará tu entrenamiento mañana a media tarde. Será el entrenamiento mas intensivo que puedas imaginar.

-Eso es todo -lejos de parecer ofendida o asustada, habló firme y con convicción como si acabara de firmar una sentencia de muerte, y no precisamente para ella. Había fuego en su mirada.

Se quedó mirándole con ojos decididos durante algunos instantes. Eso era todo lo que necesitaba, si podía continuar avanzando a través del entrenamiento de las próximas semanas, podría hacer su camino para ablandar un poco su actitud de odio hacia todo lo que estaba fuera de sus territorios.

Si. Definitivamente no voy a perder esto.

Por supuesto que no. Si podía lograrlo podría quitar los formalismos e intimidaciones de su relación habitual, y pasar a un plano mas amigable y familiar. Se imagino al fin del asunto, al Tengu andando en ropas corrientes junto a ella por la ciudad. Claro que, era demasiado pronto para siquiera vislumbrar eso, pero el primer paso estaba dado.

-Eso es todo -repitió- ¿Hay algo que debería traer conmigo?

Meditó un segundo sobre la pregunta de Shion y sus ojos brillaron por un instante. Si, trae lo mas preciado para ti. Aquello que representa quien eres, que te impide olvidar quien fuiste y que te motiva para lograr quien serás. Eso será suficiente.

Como siempre ocurría, la figura de Karasu se deshizo en una bandada de cuervos que volaban hacia el horizonte. No fue necesario decir mas nada, el futuro de ambos estaba marcado y los siguientes días se decidiría quien debería hacer el mas grande sacrificio.

Fin