Partida Rol por web

El viaje a Nibana seguía su curso. El buque avanzaba surcando el mar del archipiélago hacía su lúgubre y mortal destino. El sol iniciaba su ocaso cayendo en el horizonte y tiñendo las aguas de naranja. El viaje seguía sin incidencias y en la cubierta, los soldados que no tenían guardia habían organizado una de las viejas tradiciones de los marines de Befehlgard. La velada de luchas.

Todo era sencillo. Se montaba un cuadrilátero en la cubierta y los soldados que querían subían a luchar. Las reglas eran sencillas: podían participar tantos participantes como quisieran (por norma general se pactaba de antemano), si uno salía del cuadrilátero perdía y si uno dañaba gravemente al oponente también. Esto último además implicaba una importante sanción a todos los luchadores involucrados en la pelea, porque mermaba las capacidades de la flota. Uno porque tenía que aprender a contenerse y el otro porque no tendría por qué apretar. 

Lo cierto era que la velada de luchas era en general algo bastante irresponsable porque al final siempre acababan habiendo accidentes. Pero al final ya se sabe, las tradiciones a veces pesaban más que la cabeza. Y no era lo único reprobable, las peleas siempre daban pie a ciertas apuestas.

En esos momentos el cabo Titán daba cuenta de tres soldados marines motivados. Era raro que veteranos como el cabo se metieran en esas lides, pero Dan era un caso especial. Desde el castillo de popa, el comodoro Beherit inspeccionaba severamente la lucha. Por la expresión de su rostro estaba claro que no le gustaban esas cosas, pero tampoco tenía intención de prohibir una de las tradiciones más viejas de la tropa.

Finalmente como era de esperar, Dan sacó del cuadrilátero al último de sus oponentes. Era curioso como el cuatrobrazos golpeaba a sus enemigos lo suficiente como para hacerles daño sin pasarse y luego los despachaba. Tenía un punto… sádico. Sin hacer muchos aspavientos con su victoria, el cabo se bajó del ring. 

Con la lucha terminada, los marines empezaron a mirarse unos a otros, buscando averiguar quiénes iban a subir ahora.

La gente miraban a los lados, esperando a saber quien iba a ser el siguiente que se atreviera a participar, aunque Xen ya sabía quien iba a ser el afortunado.

Caminando con la lanza al hombro, mirada fija, iba a aquel sitio solo para conseguir un objetivo: relajarse

-Caballeros, hoy he tenido un día complicado- subiendo las escaleras y situándose directamente en el centro de la pista, Xen se quedó unos momentos de espaldas, degustando la expectación. Tras un instante que se hizo eterno, finalmente se dió la vuelta, haciendo que su lanza girarse con un rápido movimiento de dedos para apollarla con un sonoro golpe en el suelo- Así que yo pregunto ¿alguien me concede este baile?-Dijo, mientras una sonrisa socarrona aparecía en su rostro

Splash, Splash, Splash sonaba sin parar, Tunad estaba practicando sus tiros contra una pared de hierro del navío, miró a Pugpo - ​​​​​Chico, vamos a necesitar esforzarnos más de lo normal en esta misión ¿Vale? ​​​​​​-Pugpo le miró torciendo la cabeza, como si estuviese preocupado- No me mires así, sabes que no dejaré que te pase nada GROGROGRO- Cogió la toalla que tenía preparada y empezó a secarse la cara mirando hacia la cubierta, se quedó ensimismado con la batalla de Dan, la verdad es que era increíble la fuerza que tenía, le sorprendería que fuese cabo si no fuese porque conoce su historia.

Tras ver qué Xen se subió al ring Tunad se acercó a los demás con Pugpo por detrás, se apoyó en una pared y miraba expectante como hacía esa introducción chulesca, se puso a mirar al resto de gente para ver quién se ofrecía voluntario, seguro que no tardaría en salir alguien, siempre hay alguno que tiene ganas de sacar sus frustraciones con un no humanido.

Póngase a la cola, Cabo Wu. Creo que está a punto de complicársenos infinitamente más a todos. Por lo general, una dama rechazaría un baile por principio la primera vez que se le propone si no han sido introducidos previamente por un conocido común. Por suerte, yo no lo soy.

Marlene se levantó del sitio donde había estado sentada observando como Dan hacía... bueno, lo que siempre hacía, y la presentación Xen, y se dirigió con paso medido hacia el cuadrilátero. A medida que caminaba, su brazo izquierdo fue retorcíendose y contrayéndose de una forma extraña, emitiendo un chirrido agudo, hasta adoptar la forma de una cadena, que empezó arrastrándose tras la cabo para al poco levantarse y flotar en el aire alrededor de ella, como una enorme serpiente que se enroscarse en el aire alrededor de sus caderas y torsos. Cuando puso el pie en el cuadrilátero, la mano derecha se convirtión en una mas de cadenas que afferó el pomo del sable, a la vez que lo mantenía firmemente envainado en su funda para luego sujetarlo inclinado delante del cuerpo.

Nunca le he visto pelear antes, aunque he oído hablar de usted y su estilo. Y por cómo me mira cuando cree que no me doy cuenta, creo que se ha quedado con las ganas de decirme muchas cosas de las que habitualmente uno calla por el bien común. Bueno, pues. Que no se diga que no sé escuchar. En guardia.

Marlene a dirige la punta del sable (o de la vaina) hacia el pecho de Xen. La cadena suspendida en el aire alrededor de su cuerpo empieza a vibrar.

Xen, dirigiendola momentáneamente una amplia sonrisa enseñándola sus colmillos, se giró, dirigiendose al otro lado del cuadrilátero en su posición mientras su mano iba girando la lanza.

Al principio no parecía un gesto sin importancia, pero mientras más rápido sus dedos movían esta, algunos del público juraron escuchar un pequeño susurro, que luego poco a poco se iba haciendo más claro. En vez del sonido que debería provocar cualquier tipo de arma como esa al ser girada a tal velocidad, aquello más bien parecía como si el viento se estuviera levantando, acompañando los giros de aquella lanza al mismo ritmo.

Cuando llegó a su sitio, Xen aprovechó la inercia de la lanza, para acompañarla en una nueva trayectoria, como si fluyera con ella. Lobo y arma se unieron en una pequeña danza, que aunque duró apenas un instante, casi se hizo una eternidad, mientras ya todos los presentes podían escuchar aquel sonido claramente. Cuando casi creían poder notar el viento en sus rostros, la danza paro bruscamente, mientras Xen se quedaba en una posición estable, apoyando todo su cuerpo sobre una de sus rodillas reclinadas, mientras la otra la mantenia extendida hacia su oponente, junto a la punta de la lanza que mantenia en alto, apuntandola al pecho. Aquella tarde, con el sol poniéndose al horizonte, con la lanza agarrada firmemente, iba a demostrarle a esa niña quien era.

-Cuando quieras- Dijo Xen, dirigiendola una sonrisa picara.

Mientras Xen y Marlene se pavoneaban, la mayoría de los marines iban tomando nota de las apuestas. La velada en general estaba siendo bastante calentita y este combate no fue una excepción. Posiblemente apostando se quitaran de la cabeza lo que les esperaba en Nibana. 

Entonces una voz se alzó sobre las demás.

—¡Compañeros! ¡Compañeras! Si pensábais que la velada había terminado, ¡nada más lejos de la realidad! ¡Prepárense porque aquí saltan chispas! ¡Menudas miradas!

Se trataba del marine Vermú. Tunad siempre había visto en él madera de comentarista deportivo, pero lo único que le interesaba comentar eran los combates. Nunca había mostrado interés ni por el Aqua-Baseball ni por ninguna otra cosa. De hecho, había pedido el cambio a Befehlgard después de descubrir la ancestral costumbre de sus hombres. ¿Qué hacía alguien como él en la Armada? Una complicada historia familiar.

—A mi izquierda, cubierto de pelo desde el hocico hasta la cola, ristra de colmillos en la boca y una lanza por espada... ¡el cabo Xen Wu!—lo normal era esperar que la gente gritara con la presentación pero casi nunca ocurría—. A mi derecha, de peso desconocido, mirada fría como el hielo y cadenas que dan muy mal rollo... ¡la cabo Marlene T. Hatcher! ¡Que comience el combate!

Hora de hacer TCOMs. Recordad las reglas del combate:

- Si alguien cae en estado GRAVE, aparte de tener un problema para el resto de la aventura y de cara a los superiores, ganará el combate. El otro tendrá también problemas y encima perderá.
- Si alguien se rinde perderá el combate.

De verdad que es una lástima que solo comente luchas, de le da bien al jodido-Comentó Tunad mientras seguía apoyado, no lo decía para que nadie le escuchase, era como un pensamiento, pero no pudo evitar decirlo en voz alta- Está batalla va a ser la mar de interesante- Siguió con su monólogo, como si tuviese alguien a quien hablar, si hubiese alguien cerca que le escuchase seguramente pensará que está mal de la cabeza por hablar solo, pero tampoco le importaba, estaba gozandose esta velada, tanto que se estaba planteando participar también.

¡Uhhhh! Parece que estos cabos han acabado atándose en una pelea, eh Tunad. - le comentó al sargento - ¿Le apetece una apuesta amistosa? Diez duros a que Marlene le gana a Wu y otros diez a que el combate dura menos de cinco asaltos. 

Tras aquellas palabras se acercó a Vermú. 

¡Un momento! Muchachos, llevad una mesa ahí. - dijo señalando un punto más alto.

Tras unos pequeños arreglos, Tunad y él estaban sentados. 

Tome - le dijo a Tunad pasándole unos cascos - Le amortiguará los oídos cuando comencemos a comentar.

Tras aquello dio un gesto a Vermú para que comenzara el combate. 

Marlene aguarda un par de segundos por la reacción de Xen, y cuando parece claro que ha entendido que se da por empezado el combate empieza a caminar, con pasos medidos. Nunca más ancho que el ancho de los propios hombros. Nunca moviéndose directamete en una dirección sino dando primero un paso diagonal para despues corregirlo con uno hacia el lado. Nunca situándose en linea recta con el fúrido, sino buscando siempre un lateral, que tenga que girar las caderas para encararla, con el brazo de espada extendido frente a ella.

Un paso lento. Dos. Un paso rápido. Dos lentos. Dos rápidos Hacia adelante y hacia atras, usando el largo de la espada para medir la distancia, como si la punta envainada de su sable fuese un abejorro que volase erráticamente por el cuadrilátero, llevándola detrás a ella, mientras a su costado, su brazo-cadena empieza girar, cogiendo más y más velocidad y convirtiéndose en un zumbido en el aire que parece que quiera rivalizar con el que hizo su rival. La mujer espera, observando sus movimientos, esperando que se entregue a uno para rápidamente localizar el punto muerto de su ofensiva, y saltar sobre él como el lobo saltaría como un conejo.

Xen se queda mirando atentamente los movimientos erráticos de Marlene. No le resultaba demasiado problema atacar a personas que pensaba que salirse de su trayectoria iban a evitar sus golpe. En el campo de batalla los enemigos te podían salir de cualquier lado, y había que estar preparado. Pero un usuario de elixir... siempre te podía sorprender.

¿Está preparando algo?. Hasta el momento Xen pensaba esperar al ataque de Marlene, pero si sus intenciones iban a ser las mismas, tendría que estar preparado. Quizás seria buena idea mantener la posición del aire un rato.

Con paso decidido, avanzo hacia delante con grandes zancadas, mientras la lanza giraba a su lado, combatiendo el sonido de aquellas cadenas mientras iba raudo a su origen, como si fuera llevado por el viento

¿Qué? Ahora Tunad estaba sentado en una silla siendo asistente de comentarista de repente, no iba a decir que no, la verdad es que le gustaba esto de comentar también- Un placer estar aquí con vosotros, Sargento Jester, Marine Vermú, ésta velada va a ser bastante interesante, parece ser que nuestros contendientes están actuando de manera muy conservadora, tanto Xen como Marlene están tanteando la situación, ninguno quiere ser el primer atacante, no nos podemos quedar así todo el día, esperemos que alguno se anime a dar el primer paso, cosa bastante arriesgada teniendo en cuenta de que los dos pueden atacar a media distancia por la lanza y los brazos cadena, ¿Alguna opinión Sargento Jester?

Tunad se lo estaba pasando en grande, miró a los luchadores atentamente con una amplia sonrisa, tras eso se quitó los cascos y miró a Jester diciéndole entre susurros

Acepto la apuesta, diez a Xen y a que dura más de 5 asaltos

Se nota que son cabos porque hacen algo "al cabo" de un rato - respondió a Tunad - Pero que no les engañen, como nos descuidemos estos dos se acaban matando. ¡Recordad muchachos no dejarse muchas marchas!

—Estos son los momentos más complicados de un combate—dijo Vermú con entusiasmo al ver que no estaba solo en sus labores de comentarista mientras se sentaban—. Un mal ataque te puede dejar en una mala posición pero uno bueno, puede darte la mano ganadora. Y aquí podemos ver como ambos contendientes están equilibrándolo todo: la arrogancia, la adrenalina, el miedo, la inteligencia... ¿Qué pesa más? ¿El miedo a perder? ¿O la necesidad de ganar? Hay que mirar sus caras y escudriñar cada detalle en su lenguaje corporal.

¡Es el turno de Xen!

Comentarios: Marlene, cuando sea tu turno haz ese tipo de declaraciones ^^

Iniciativa: [15]Xen [13] Marlene

Aprovechando el impulso, Xen va cogiendo velocidad. Incluso si el escenario es bastante reducido, en apenas unos segundos pasa a ser una imagen borrosa, desapareciendo durante un instante, por un momento un estallido de sonido suena en el ambiente, como si de repente un viento terriblemente fuerte se liberase sobre la cubierta, mientras que poco despues un Xen derrapando por el borde de la cubierta se desliza suavemente por el borde del ring, como si fuera tan ligero como una pluma que se deja mecer por el viento, observando si su ataque ha tenido éxito

—¡Miren eso!—exclamó Vermú— ¡Menuda velocidad! Voy a tener que actualizar mis notas sobre el cabo Wu. ¡Aunque la cadena de la cabo Hatcher no se queda atrás!

Tras unos segundos de silencio, se escuchó la explosión y un tremendo choque metálico.

—¡OOOOOOH! ¡Madre mía! Está claro que para atravesar esa defensa se necesita algo más que velocidad, ¡pero ojo porque el golpe no ha sido nada baladí! ¡Menuda potencia!—entonces se dirgió a Savant y a Tunad—¿Cómo lo ven compañeros?

Xen no consigue superar la defensa de Marlene.

¡Es el turno de Marlene!

Iniciativa: [15]Xen [13] Marlene

¡​​GUAU! - Exclamó Tunad- Hemos pasado de ningún tipo de movimiento a que en cuestión de milisegundos se masque la acción, menudo ataque más rápido y menuda defensa impenetrable ¿Que hará ahora Marlene? Ahora Xen tiene desventaja, está de espaldas a ella - continuó con su análisis, como si esta pelea estuviese durando días en vez de segundos.​

Marlene va midiendo la distancia, abriendo angulos, predeciendo lineas de ataque. El fúrido es ágil y se mueve de forma fluida, obviamente habituado a pelear. Pero también ella lo está. No obstante, quizás inconscientemente, la cadena se acerca más al cuerpo de la joven, como buscando protegerla. Confiada, marlene avanza poniendo el peso del cuerpo listo para cerrar la distancia con Xen de un movimiento y golpear con todo el impuulso. O aparejar, como lo llamaba su abuela.

Salvo que... Xen no está donde espera que esté. Un rápido vistazo confirma que está más cerca. MUCHO más cerca. Y con la lanza levantada para golpear.

Marlene se ha quedado parada como un ciervo delante de un león. Afortunadamente, la misteriosa exensión de su instinto o vuluntad que controla a Casta Diva es más rápida que su cuerpo. La cadena salta hacia arriba, enroscándose y haciendo un nudo con sus propios eslabones que para el golpe. No sin que antes salten varios pedazos de metal que vuelan como metralla por el aire.

Eso va a doler. La cadena no siente dolor per se, pero sus huesos no-metalicos han notado el golpe, y si que ha sentido las lascas salir volando. No va a ser bonito cuando vuelva a convertirla en su brazo.

Hora de devolver el favor.

Con un movimiento del brazo, Marlene manda la cadena, que se desenrolla hacia la cara de Xen. No le da- no lo pretendía-, pero le hace girarse, momento en que Marlene entra en la distancia en la que su arma, más corta, inutiliza la lanza de su rival y se dedica a hacer lo que el corto recorrido le permite- empezar a descargar golpes oscilando el sable de un lado a otro como si Xen fuese una roca que quisiese tallar. No es una técnica que su abuela o su padre hubiesen aprobado, pero Marlene no pienso volver a alejarse de Xen y darle ocasión de volver a desplegar esa velocidad.

La idea es... irregular. Aunque a veces siente en los musculos el impacto satisfactorio de un golpe bien colocado, hay muchas otras en las que su rival simplemente se aparta en el último momeno. El condenado es demasiado rápido para ella. Y algun pinchazo ocasional que siente como fuego en las tripas le avisa de que la lanza de su rival es menos inútil en la corta distancia de lo que pensaba. Ni siquiera está segura de si le está haciendo daño o solo perdiendo el resuello.

Sea lo que sea que Marlene pensaba al subir al ring... no era esto.

¡En mis - mira un reloj - seis segundos como comentarista no había visto nada igual! Xen es rápido con la lanza pero las cadenas de Marlene parecen mantenerlo en posición. ¡Qué golpes! ¡Qué brío damas y caballeros! Como no bajen la intesidad esto puede acabar muy mal para los presentes.

Estas jóvenes promesas de la Gloriosa demuestran que tienen hambre. ¿Quien vencerá este encuentro? ¿Podrán mantener esta intensidad? No lo sé, pero el auténtico ganador esta siendo sin duda el público. 

—¿Pero qué demo...? ¡La cabo Hatcher ha inmovilizado la lanza de su oponente y contrataca con su sable! ¿Acaso pretende ensartarlo? ¡OOOOOOOH! ¡Muy hábil el cabo Wu agarrando la mano de la espada para evitar ser trinchado! ¡El combate está realmente reñido! ¡Mirad como forcejean! ¡Qué vigor! Y...—Vermú hizo una pausa y se llevó las manos a la cara—¡AY MI MADRE! ¡Se están atizando de lo lindo! Se han olvidado de defenderse y se atacan el uno al otro sin cuartel. ¡OIGAN QUE ESTO ES UN AMISTOSO! ¡Qué barbaridad!

Marlene no supera la defensa de Xen. Se dispara una trifulca y ambos se hacen 5 puntos de daño.

¡Es hora de nuevas TCOM! ¡Y acordaos del bono adaptable!

Estado del combate
- Xen 5 puntos de daño (faltan 5 para estar en GRAVE).
- Marlene 5 puntos de daño (faltan 9 para estar en GRAVE).

Os recuerdo que estando en GRAVE hace falta una semana de desanso para curaros que no tenéis. Así que sopesad bien vuestras acciones.

Justo cuando Xen pensaba que había ganado, tuvo la desgracia de darse la vuelta justo cuando las cadenas van a impactarle en la cara

-Espera ¿sigue en...? ME CAGO EN LA... Sin poder terminar su grito de sorpresa, aprovecha la posición del aire para conseguir evitar las cadenas, fluyendo justo al lado de estas con un movimiento teatral. Pero Marlene aprovecha que la esquiva le ha desestabilizado ligeramente para saltar a por él como un tigre a por un cervatillo. Consigue rechazar alguno de sus golpes, que incluso la llega a acertar con lo que tiene. Pero la posición del aire siempre se basa en mantener cierta distancia con el enemigo, no esta preparada para atacar a corto alcance. Incluso si intentaba alejarse de ella y mantener la distancia, seguía sin ser suficiente. Ella estaba aprovechando la ventaja, y estaba claro que no le iba a dejar respirar.

En el fondo, una rabia interna empieza ya asomar por debajo de Xen. Le encantaría pasar a algo más ofensivo y demostrarle a esa niñata que pasa si juegas con fuego, pero a medida que va avanzando la pelea, se va dando cuenta de que si continuaban la cosa podría ir a peor, tanto para él como para Marlene. Las heridas que se están haciendo ya son bastante graves de por si, y no era una buena idea ir a una isla repleta de zombies herido de gravedad. Había que acabar la pelea sin que 

Bueno, si esto tiene que acabar, al menos que sea a palos. Pensó Xen, mientras en uno de los intercambios conseguía dar la vuelta a la lanza con un giro rápido de manos. Cuando pudo conectar uno de sus golpes para desviar de un golpe seco con el mango de la lanza una de las estocadas de Marlene, el sonido del viento fue interrumpido por el del instantáneo sonido de dos un bastones de madera golpeándose entre si, mientras que la elegancia y la fluidez con la que había atacado Xen en un principio pasó con esté golpe a un estilo más marcial.