Partida Rol por web

Tras separarse de la capitana Marconi, de Marlene y de Xen, el trío formado por Savant, Tunad y Sleut continuó avanzando siguiendo las indicaciones del cabo. Durante el camino se fueron encontrando a pequeños grupos de zombis, pero no llegaron a suponer un grave problema. La mayoría de los no-muertos tenían que estar abordando a sus compañeros.

El castillo de Nibana se hacía cada vez más grande. Se trataba de un edificio magnífico en sus días de gloria. Ahora estaba abandonado, con cristalera rotas, con la maleza abriéndose cmino e incluso uno de los torreones derribado. Situado en el centro de la isla y sobre una colina, desde las torres más altas, seguro que se podía ver toda la isla. Los tres marines comenzaron un ascenso por la parte trasera y menos lucida del castillo para alcanzarlo. Las indicaciones de Sleut seguían marcando que Sir Igul se encontraba en el castillo o detras de él. Tenía sentido, el castillo parecía ser la mejor opción para parapetarse de una horda de hambrientos zombis.

Y también sería el escenario perfecto para encontrarse con el caballero si éste los estuaba atrayendo hacia una trampa (como se podían imaginar unos jugadores venidos arribas). No nos engañemos, también era el clásico escenario de combate final.

—¡Wof! ¡Wof!—ladró Pugpo.

¡Oh cierto! Pugpo acompañaba al trío de marines en todo momento. No es como si alguien se hubiera... olvidado.

Tunad subía sudando la gota gorda, no están acostumbrado a subir cuestas, era un tipo de agua por dios... Miraba fatigado a sus compañeros y le sacaba una sonrisa su perrete... Que bonito que es... Lleva tantos años adiestrando a esa bolita que lo considera casi como un hijo, luego miró a Sleut - Cabo, dime por favor que queda poco, con este traje no puedo sudar en condiciones, bueno, en realidad no es sudor, los piscidos no Sudán exactamente... Pero me entendéis - El piscido paró un poco y se agachó para descansar, haciendo como que estaba acariciando a Pugpo, tenía que cuidar su dignidad algo, por favor.

Muy bien - respondió Savant a la petición de Tunad - Pero recordad que cuando volvamos tenemos que ayudar a Techie.

Si, hay que ayudarlo. El traje este mola y el tío tiene talento. Pero todavía no ha conseguido nada para pasar a la eternidad. Así que tenemos que ayudarle. 

¿Cómo? Pues que cree un par de pistolas que canalicen mis poderes demoníacos para disparar música. Imaginaos lo guapo que quedaría. Podrían configurarse para que cada frecuencia de sonido pudiera tener capacidades distintas.

Yo esto no le he pensado por el camino, ni nada por el estilo. Sé que el lo ha pensado, veo ese brillo en los ojos, pero está tímido para decírmelo. Por eso tenemos que ayudarlo. Tenemos que convertir los cañones musicales en una realidad. Los genios deben apoyarse. 

Por cierto, vaya casoplon de castillo. El que tuve yo era más... luminoso. Ventajas de que no tuviera techo, ni paredes. Solo cimientos.  

—No puedo saberlo sargento—respondió Sleut—. Mi poder sólo me dice la dirección en la que se encuentra Sir Igul, pero no sé nada de a qué distancia está. En el castillo puede ser un problema si empezamos a dar vueltas con respecto a él.

Podemos aprovechar el momento para algo de rol libre si queréis. Cuando os jartéis mi avisáis y llegáis arriba.

Interesante - Después de los datos que le dijo el cabo, Tunad se acercó a él como pudo, la verdad es que estaba cansado, si hubiese una cascada cerca le sería más fácil nadar hacia arriba que seguir este ritmo de senderismo por la montaña - Oye,  ¿Al final que estás siguiendo Sleut? - Ahí cayó en que estaba siendo tal vez demasiado colega, así que le hizo la pregunta - ¿Puedo tutearte? Tú puedes tutearme también si quieres, así hacemos más mecánica de grupo, ayuda a que el escuadrón funcione mejor creo - Luego volvio con lo que estaba -​​​​​​-Bueno, a lo que iba, necesitabas algo a lo que seguir ¿No? ¿Que estás siguiendo para encontrar a Sir Igul? - La verdad es que le estaba intrigando, pero quién sabe, tal vez la curiosidad mata al g... Ugh, al atún, al atún. 

—Sí claro que puede tutearme sargento, perdón, puedes tutearme sargento, perdón—se disculpó de nuevo—puedes tutearme mmm, Tunad.

Era algo curioso de la Armada. Pese a ser camaradas y pasar tanto tiempo juntos, la mayoría de ellos se llamaban los unos a los otros por sus rangos. Sólo algunos superiores como Lass o gente que desarrollaba sinceros vínculos se llamaba por su nombre de pila. Al final podía ser verdad eso que opinaban algunos de que los marines eran una panda de estirados.

—No necesito nada físico sargento. Sólo tengo que pensar en la imagen de Sir Igul que me enseñó la capitana. Suele ser fácil buscar personas.

Pues... - Savant no sabía que más decir -  vamos a por Seregul, Sir Iglú... En fin, a por el cabesa este responsable de los zombis. 

Interesante - Dijo pensante el piscido - ¿Has hecho muchas misiones de rastreo de personas? Venga chaval, cuéntanos alguna de tus batallitas - Tunad estaba buscando una distracción para no pensar en lo mucho que se arrepiente de no haberse puesto a régimen, subir cuestas no era la mejor actividad para alguien con su peso y de su raza- Por favor, hablemos de camino, necesito no enfocarme en mis piernas - Dijo mirando a Savant, estaba desesperado.

—Eeeeeehh...—Sleut se ruborizó al escuchar a Tunad que le contara alguna batallita—Sí, esta no es la primera vez. La Armada, bueno, se asegura de explotar bien las aptitudes de sus hombres. En especial los usuarios.

Parecía que no le agradaba que vieran en él más un poder que una persona.

—Cuando terminé mi instrucción me asignaron al CIC. Casi siempre me asignaban casos de desaparecidos, aunque bueno, en la mayoría de los crímenes se resuelven buscando la pieza clave. Mi poder, era útil en general—el rostro del joven tomó un pequeño rictus—. Pero no siempre.

El cabo comenzó a dar zancadas más largas, adelantándose a los dos sargentos, como si intentara evitar seguir con la conversación.

Tras ver a Sleut dar esas zancadas Tunad se rascó la cabeza y miró a Savant - ¿He dicho algo malo? -​​​​​​ Se quedo pensando mientras seguía al cabo, miró a Pugpo y le susurró - Oye, vete con el cabo y haz un poco el payaso

El octoperro ladró y fue con toda su energía en los tentáculos a seguir a Sleut, consiguió adelantarlo y con las mismas se tropezó dando un mortal y cayendo sobre su barbilla, llenando el suelo de baba, se levantó y miró para tras con una lagrimilla, a ver si alguien le animaba.

Sleut se agachó y le rascó la cabeza a Pugpo para después continuar con el ascenso. Finalmente y tras un esfuerzo moderado (excepto quizás para el orondo Tunad) el trío de marines terminó su ascenso. Ante ellos estaba la traera del castillo, que aunque magnífica no era tan hermosa como la frontal. Desde donde estaban y hasta el edificio, había una pequeña zona de lo que en su momento debieron ser unos jardines. El castiñño era de piedra gris, el muro era liso con algunas ventanas talladas en la piedra y un torreón a cada lado. Varios pisos arriba se vislumbraba un balcón con una balaustrada de alguna piedra blanca.. Seguramente los reyes de Nibana observaban desde allí las vistas de la zona norte de la isla. También había un par de puertas por las que acceder al interior del castillo desde ese jardín.

La ruta, al menos de primeras, parecía clara.

¿Estará dentro chicos? -​​​​​​Dijo Tunad apoyándose sobre sus rodillas y aún recuperando la respiración - La verdad es que el castillo de cerca es inmenso - Empezó a levantar su mirada hacia arriba poco a poco - Espero que no esté en el piso de arriba del todo, demasiadas escaleras parece ser -​​​​​​-susurraba a si mismo, miró a sus dos compañeros- ¿Planeamos la estrategia?

Guau - dijo Savant acompañado de un silbido - Los reyes de aquí se lo montaban bien. Por suerte parece que esta en un estado decente, se puede aprovechar para montar un hotel. 

¿Estrategia? Si claro, primero hay que evitar separarse. Tunad y yo vigilamos los francos y Sleut en medio del bocata sargentil. Por lo demás es tener los ojos y las orejas abiertas por si vemos algo. 

¿Votos a favor? ¿Votos en contra? ¿Recomendaciones, Quejas o Cartas Bomba?

Sleut no añadió nada más a las palabras de los sargentos y los tres marines entraron en el castillo. Avanzaron por un pasillos completamente abandonado: había lamparas por el suelo destrozadas, una alfombra retorcida y cochambrosa estaba a un lado y malas hierbas creciendo por los huecos generados por la erosión.

Caminaban lentamente, esperando que en cualquier momento el fin del mundo (o una locura de zombis) se tirara sobre ellos. Cada vez que encontraban una puerta o apertura a izquierda o derecha, se paraban para inspeccionar. No querían sorpresas si podían evitarlas, aunque según lo que había dicho Lass los no muertos parecían tener algún tipo de sistema detector de vida. Los que hubiera por en el castillo, tarde o temprano acabarían encontrándose con ellos.

Cada poco Sleut usaba sus poderes y estos les indicaba que siguieran por el pasillo hacia adelante. Hasta que llegaron al final de éste: la Sala del Trono. Tuvo que ser muy hermosa, pero ahora no quedaba nada. Los tapices de las paredes estaban tirados por el suelo, los dos tronos estaban tirados por la sala.  ¿Cuántas vidas y no sólo vida se perdieron con la caída de Nibana?

Y entonces un rufido proveniente del techo llamó su atención.

Un enorme felino parecido a la leona pero mucho más grande (más que un caballo incluso) se lanzó sobre ellos de uno de los balcones obligando a los tres marines a apartarse y romper la formación. Tenía heridas por todo el cuerpo y manchas de sangre seca por todo el pelaje. Esa sección en el cuello... ¡era un zombi!

—¡GRRWWWWL!—rugió.

El zombi felino gigante inspira terror. Hace una tirada de VOL+DTEC de dificultad 18. Tunad, en tu caso por tu efecto negativo tendrás que tirar INT + DOCU. En función de vuestra tirada:
   - Si falláis sufriréis 12 - Resistencia Mental a la Salud Mental.
   - Si la pasáis sufriréis 6 - Resistencia Mental a la Salud Mental.

¡LA MADRE QUE LO PARIÓ, UN GATO, ENCIMA ZOMBIE! - Tunad se congeló del miedo que le ocasionó ese felino abominable, Pugpo se puso a ladrar al gato y se puso delante de su maestro, eso hizo que Tunad se espabilase un poco - ME DAS MIEDO, PERO NO PODRÁS CONMIGO- Temblando levantó su bate y le señaló - No me das miedo, no me das miedo - Intentaba convencerse a sí mismo para luchar, pero el temblequeo de sus piernas reflejaba que efectivamente, estaba cagado del miedo.

¡Hostia un gato! ¡NO! ¡ES UN GATO ZOMBIEEEE! AAAAAAAH - dijo Savant al borde del desfallecimiento. 

¿Moriría Savant por sobreexposición zombie? Lo descubriremos en el próximo episodio.