Partida Rol por web

Quédate aquí. Volveré a por ti. O si no vuelvo, me aseguraré de que Xen o Lass lo hagan. No te preocupes por Xen. Es... abrasivo, pero sabe cumplir con su misión. Y nuestra misión ahora es mantenerte a salvo.

Y reunirnos con nuestro batallón, que probablemente te arrestará. Piensa. Pero de momento, la hosca cabo no dice nada. La confianza es algo frágil. Cuesta mucho ganarla- ha tenido que abrir su corazón por un momento, algo a lo que se opone firmemente- y una vez ganada, es extremadamente fácil de perder. El destino del niño quedará en manos de la autoridad competente. Pero para eso primero tiene que llegar vivo a esa autoridad.

Marlene lanza ambas cadenas al unísono contra el tronco de un árbol cerca del grupo. La distancia es enorme y la cadena se estira peligrosamente cerca de su límite. La desviación de la trayectoria por el viento y el apuntaje hace que se enrolle en una rama, en vez de el tronco. Por suerte, es la base y la rama es fuerte, de modo que aguanta su peso cuando deja que la cadena se repliegue mentalmente hasta llegar ahí. Alguien con menos práctica probablemente hubiese fallado el tiro, y la joven se felicita mentalmente por haber pasado tanto tiempo practicando con Casta Diva.

Una vez sobre la rama, Marlene vuelve a voltear la cadena y la lanza contra Xen, enrollándola alrededor del torso del fúrido, y dando la orden mental de que se repliegue hasta ella.

Lo siento cabo, pero creo que es mejor que se retire por el momento. Ahora es mi turno de ganarles tiempo.

Marlene nota como la cadena se enrosca, planta los pies y recoje. Pero enseguida se da cuenta de que ha subestimado el peso del Cabo. La cadena es infinitamente más resistente que sus miembros, pero su fuerza está limitada a la que puedan aguantar los músculos de su usuario, y Marlene, aunque es nervuda y dura, no es especialmente fuerte. El peso de Xen y el hecho de que no tiene un suelo firme para apoyarse hace que se empiece a tambalear, con el riesgo inminente de acabar perdiendo pie y de que acabe no solo no sacando al cabo, sino cayéndose ella misma...

Marlene tiró con fuerza de Xen para alejarlo de la horda zombi, pero los no-muertos eran demasiados. Se tiraban encima del fúrido, lo agarraban... En esa situación a la cabo no le fue posible sacar a su compañero de ahí. Tendría que seguir tirando o confiar en la capitana.

La capitana agarró el espadón con las manos y comenzó a alternar, los mandoblazos con más ataques níveos. Poco a poco, Lass fue acercándose al cabo hasta quitarle algunos de los zombis que tenían encima. ¡Lo iban a conseguir! No quedaban muchos zombis en pie, seguro que podrían encargarse de ellos, sin mucho esfuerzo ya.

Lass hace 13 puntos de daño a la Horda zombi. Ésta reduce en 5 y se quedan en 8. La horda zombie se descompone.

El combate ha terminado.

ESTADO - FÍSICO
Xen - 10 puntos de daño - GRAVE

ESTADO - MENTAL
Lass - 13 puntos de daño.
Marlene - 11 puntos de daño.
Xen - 2 puntos de daño.

Ya cuando pensaba que todo estaba completamente jodido, la cadena salvadora de Marlene alrededor de su torso, la media sonrisa vuelve al rostro del lobo. Habían cumplido la misión. El niño estaba a salvo.

Cogiendo la cabeza con la mano, le dirigió una última mirada a los zombies.

-Bueno, caballeros a sido una bonita velada, pero me temo que la fiesta a terminado. CAPITANA, NOS VEMOS LUEGO. ME TEMO QUE YA NO ME QUEDAN FUERZAS PARA SEGUIR EL RITMO. Ah, y, zombies, que os den por culo.

Con su cara de absoluta seguridad, dio un pequeño tirón a la cadena, esperando ser subido rápidamente. A medida que notaba la presión en su torso, su rostro fue de una sonrisa a poco a poco desdibujarse a una cara de incredulidad. No subía. Y el hecho de que los zombies le estuviera agarrando no ayudaba

-¡MARLENE, DEJA LA BROMA, QUE NO PESO TANTO!. ¿Quizás por las marquesitas? ¿MIERDA, HE DESCUIDADO EL REGIMEN?  Volviendo su mirada hacia delante, vio a aquellos zombies mirandole atentamente mientras intentaba protegerse de sus dentelladas lo mejor que podía 

 ... Espero que no os haya ofendido demasiado lo de mandaros a tomar por culo ¿verdad?. Justo cuando ya pensaba que iban a avalanzarse sobre él, Marconi paso como una avalancha por frente suyo, haciendo papilla a la mayoría de ellos. Cuando quiso darse cuenta, lo que quedaba de los zombies no era más que 4 gatos mal contados.

Mirando perplejo, Xen aprovecho a ponerse de nuevo el brazo en su sitio con un sonoro Clack, gruñido de dolor.

-AH, AHORA QUE SOIS POCO YA NO SOIS TAN ACOJONANTES ¿A QUE NO? Dijo, mientras iba lanceando las cabezas de los que quedaban a una distancia prudencial.

La verdad es que el intento de rescate de la cabo Hatcher había terminado en una nota... poco espectacular, por decirlo educadamente. A pesar de sus mejores esfuerzos, el peso combinado del cabo y la horda estaba demostrando ser demasiado. Casta Diva aguantaba, pero los músculos de los hombros de la cabo no, y cuando intentó darle de nuevo ala cadena la orden de volver a ella, la línea de fuego que le nació del interior de los músculos y le bajó por toda la columna la convenció de que por ese camino solo iba a conseguir herirse a si misma.

El problema no es usted, cabo... son... ughhh... los polizones. Su peso combinado es el de... agh...varias personas. La cadena puede con el, pero mis... nnnnnngh... mis músculos no.

Por suerte para todos, Lass puso el turbo y terminó con la horda. Marlene dio un suspiro de alivio y soltó a Xen, que se cobró el mal rato en especie con los muertos que quedaban.

Bueno. Ella tiene una promesa que cumplir. Mientras sus compañeros acaban la faena abajo, la cabo lanza la cadena contra el árbol del que vino, y salto a salto, llega de nuevo a la copa donde está Lianid.

Dije que volvería, ¿no?- comenta con algo que intenta que pase por una sonrisa tranquilizadora. Tiene más bien la pinta de un bulldog al que le están cepillando los dientes. Agárrate a mi y volvamos con el resto. Ya sé que... bueno, que probablemente no te fíes mucho de nosotros. Somos la Armada y... bueno. No hemos sido excesivamente amables. Pero aquí y ahora podemos ayudarte. En realidad... tenemos la obligación.

No sé por qué tu grupo vino aquí, pero... al menos hasta que se demuestre lo contrario, eres una víctima indefensa de este lugar. Te protegeremos hasta que podamos dejarte con alguien que pueda ocuparse de ti.

No dijo "con las autoridades de Befehlgard" para no tocar el tema... pero después de las palabras de Lass, realmente, era lo que tenía sentido pensar. El niño, probablemente, ya no tenía una tripulación a la que devolverlo. No podía manejar una embarcación y en este lugar, acabarían cogiéndole. Aunque luego tuviesen que arrestarle, lo primero era sacarle de aquí. Después de haber visto a esa ultima horda, tenía que admitir que, pirata y criminal o no, nadie se merecía acabar sus días de forma semejante.

De modo que la cabo, esta vez, le alargó la mano, y esperó a ver si la cogía.

Lianid no dudó y se agarró a la cadena para que Marlene lo bajara. Le acababan de salvar la vida y a fin de cuentas era un niño. ¿Por qué iba a dudar de ellos?

—¡SOIS LA LECHE DE FUERTES!—fue lo primero que dijo cuando sus pies tocaron el suelo repitiendo las mismas palabras que había dicho cuando se vieron por primera vez—¡No sabía que en la Armada había gente así de fuerte! Quiero decir, sí estan los súper tipos. Pero el capitán Utgardian se quitaba de encima a la mayoría de ellos como si fueran moscas. ¿De dónde habéis salido vosotros?

Entonces la tripa le rugió.

—Tengo hambrecita—dijo.

Tras asegurarse de que todos los zombies estaban muertos bien muertos, Xen miró al chaval. La sonrisa forzada de un buldog intentando estirar lo más que podía su boca deforme (más o menos como Pugpo), revelaban el hecho de que esta misión  en adelante iba a consistir en guardarse la mala leche y que el chaval no se asustase de nuevo. No iba a sonreír. Ya se había especializado en que la sonrisa malrollera le saliese incluso sin intentarlo, pero al menos aligero un poco la intensidad de la mirada.

-¿de donde? De la clase alta. No te lo recomiendo. Te deja la cabeza como un cencerro. Dijo golpeándose la cabeza con el dedo, intentando sacar sus habilidades humorísticas- Capitana, ¿teniamos raciones? Igual tenemos que tomar un almuerzo rápido, en honor a nuestro... invitado.

Creo que se refería a... eh, bueno, da igual. Venimos de la base que puso los postes que quitó vuestro capitán- la cabo no veía ningún motivo por el que evitar mencionar Befehlgard a un civil desconocido, no es que su existencia fuera un secreto. Pero aunque intentasen ser más abiertos, no estaba de más tener cierta cautela. Técnicamente Lianid sigue siendo un pirata, dijese Lass lo que dijese. Y realmente no había por qué entrar en detalles, la respuesta que dio realmente cumple perfectamente con su cometido de contestar a la pregunta. Y sí, en la Armada hay gente con muchas capacidades distintas, algunas como las tuyas y otras más... mundanas. Entrenamiento con espadas, o rifles, navegantes o mecánicos. La mía creo que ya te has dado cuenta de cual es- dice, a la par que hace que la cadena gire y se enrosque en el aire frente a él, como una serpiente "bailando" en un espectáculo callejero. 

Tenemos motivos para creer que puede haber gente viva en la isla... lo que supongo que, visto lo visto, es verdad. ¿Sabes si alguno más de los que vino con Utgardian- sigo resistiéndome a llamar "Capitán" a nadie de aquí que no sea Lass- puede estar por la zona, aunque os hayáis separado?

Es una forma suave de decirlo. Puede que su capitán siga vivo si, como parece por cómo habla de el es un usuario. Pero visto el número y la virulencia de los muertos en la zona y en el tiempo que llevamos aquí, me da que es bastante seguro asumir que casi todos, si no todos los que vinieron aquí con el crío, ahora están muertos. Pero no está de más asegurarse.

Y si, creo que deberíamos hacer una pausa y comer. No creo que sea prudente encender fuego, pero nos vendría bien recuperar fuerzas. Y quizás convendría entablillar ese hombro, cabo.

Marlene es demasiado orgullosa para admitir que siente algo de pena por el crío. Pasar hambre no es algo deseable para nadie. Pero no quiere ser más amable de lo necesario. Lo último que necesita ahora mismo es que el crío le coja cariño. Prefiere dejar la maternidad a Lass, se la ve mejor preparada. Ella desde luego no tiene una visión muy buena de la maternidad. O la paternidad. O cualquier cosa acabada en "-dad".

Lass se acercó a Lianid y le tendió las tres pastas de té de Tunad que Jester le había dado.

—Toma, uno de mis compañeros me dio esto para ti.

El niño se metió las galletas al mismo tiempo.

—¿Ef tigo fande de ñiel agul?—Lianid tragó y repitió la pregunta— ¿El tipo grande de piel azul?

—No, me las dio el enmascarado. Aunque fue Tunad quien me hizo estas pastas—con un gesto, la capitana le dio permiso a sus hombres para que descansaran y tomaran algo—. ¿Por qué estás sólo? ¿Y tu capitán y sus hombres?

La pregunta sobre el capitán y sus camaradas pareció conmocionar al niño.

—Él... él... Ellos...—las lágrimas afloraron en los ojos de Lianid—... los monstruos... los monstruos se los... se los... se los querían co-comer... ¡Los mordieron! ¡Y AHORA ESTOY SÓLO!

Desconsolado, corrió a abrazarse sorpresivamente a Marlene para llorar a moco tendido. Parecía que el chico se había encariñado con la cabo porque Lass estaba mucho más cerca.

Lass finalmente hace la pregunta, y se confirman las sospechas de todos. Marlene se frota los ojos. Bueno, ahora van a tener que ocuparse de él. De nuevo, pirata o no, no sería propio de la justicia dejar a alguien en este infierno para que se lo coman esas bestias. Las lágrimas le afloran a los ojos y Marlene se prepara para la inevitable llorera que vendrá cuando se eche en los brazos de Lass al recordar a sus camaradas. 

Bueno, no puede culparle. Al fin y al cabo, perder a compañeros es una experiencia dura. Los Marines pierden a menudo a gente de los suyos en la lucha, así que el chico tiene derecho al menos a llorarlos a gusto mientras ella no tenga que...

Y entonces siente unos brazos rodearle la cadera. Lianid se le ha echado encima y está abrazado a ella, llorando como una magdalena.

Pero que demonios. Pero si tenía a Lass al lado. Por qué viene a abrazarse a mi si...

Y una sospecha se abre paso en la cabeza de la cabo, creciendo como una bola de nieve.

Ah, no. No. No no no no no no. No. Eso si que no.

Rígida y con las manos a los lados, Marlene busca con los ojos a los otros dos. No está acostumbrada a que la toquen. No le gusta que la toquen, y menos que la abracen. Y no le gustan los niños. Las dos cosas a la vez menos. Mientras mueve la cabeza, manda un mensaje en codigo de expresión corporal.

Ayudadme, cabrones.

Pero no parece que la ayuda esté en camino. Lass la mira con expresión benevolente, animándola a consolar al crío. Pensado "qué mona", probablemente. Xen, estoico, se limita a devolverle la mirada, sin más cambios que un ligero temblor en el labio inferior, que a veces deja ver el nacimiento de sus colmillos. EL MUY HIJO DE UNA HIENA SIFILÍTICA ESTÁ TRATANDO DE NO REIRSE.

Jurando internamente que esta se la van a pagar todas juntas en fila de a uno, Marlene torpemente le devuelve el abrazo e intenta lo que espera que sean una palmaditas en la espalda.

Te entiendo. Nosotros también... perdemos a gente, a veces. Pero ahora estás con nosotros. No vamos a dejar que te ocurra nada.

Si, Xen se estaba a punto de partir la caja, para que negarlo. Tubo que hacer un esfuerzo titanico para no partirse de risa viendo como la cara de absoluta esfuerzo de Marlene para mostrar una burda copia de la "empatia". De hecho creía que la estaba notando las venas de la cara. 

Intento ocultar su ataque de risa con el tosido más falso que pudo sacar. 

-Eeeeemh, si. Ahora no tienes de que preocuparte. Somos marines, chaval. Estamos echos para situaciones como esta. No creo que con nosotros te pase nada. Eeeeemh, y a todo esto. ¿Que queríais hacer por, eeemh, aquí? A ver, no se, si no quieres hablar de ello, no tienes por qué, supongo...

Reconfortar a gente no era uno de los fuertes de Xen. De base, la empatia no lo era. Aunque al menos lo intentaba, a pesar de que no fuera con un resultado equivalente a su esfuerzo.

—¿De verdad?—dijo Lianid mirando a Marlene con ojos muy grandes y llorosos—¿De verdad de verdad? ¿De la buena?

La marine no sabía muy bien como lidiar con la situación. ¿Estaba sintiendo algún tipo de mareo acaso? No, no era posible. Ella estaba muy por encima de esa situación. Simplemente estaba haciendo lo necesario por controlar a ese niño criminal. Su capitán había luchado contra la Armada, así que aunque no fuera pirata, trigo limpio tampoco lo sería.

—El capitán quería un tesoro—le respondió a Xen algo más respuesto—. Por lo visto había aquí algo supervalioso y superchulo. No sé lo que era la verdad. No me contaba mucho. De hecho nadie en la tripulación me hacía mucho caso. Sólo cuando querían que limpiara, o que recogiera, o que hiciera la comida, o que le cortara las uñas...

—Un tesoro, una tripulación... No hay duda de que se trataba de una banda pirata. Sin embargo el nombre no me dice nada—le dijo más a los cabos que al niño, para después dirigirse a él—¿De verdad quitó esos barrotes él sólo?

—Claro. El capitán era superfuerte. Yo creo que más incluso que vosotros. Pero a ver, no era nada espectacular. Quiero decir, era un gigante, a ver, si eres cien veces más grande lo normal es que seas cien veces más fuerte, ¿no?

Bueno, posiblemente un gigante no fuera exactamente cien veces más grande que Lianid pero... ¡Un momento! ¡Ha dicho un GIGANTE! Esta vez no fue sólo Marlene la única que sintió un mareo que recorría su cuerpo como una oleada. ¿Había un gigante muerto en la isla?

¡Espera! ¿¡Hay un gigante muerto en la isla!? ¿¡MUERTO!? ¿¡EN UNA ISLA DE ZOMBIES!?

-Eeeeeeehm, claro, por supuesto. Un gigante. Son bastante tochos ¿eh? Debía ser todo un muchacho te. Decía Xen forzando una sonrisa, mientras se acercaba al lado de Lass

-Capitana, se que tendríamos que sacar al chico de aquí lo más rápido posible. Pero un gigante zombie es una amenaza... enorme. Deberíamos de informar de ello, tanto al Tunad, Sleut y Savant, como a las avanzadillas. ¿Que hacemos?

Bueno. Al menos habían obtenido algo más de información del grupo que había entrado en la isla y del tal Utgardion. Una información que la cabo Hatcher, personalmente, preferiría no haber conocido.

Cuando medio se empezaba a acostumbrar a los zombies en grupo, de repente vienen en horda. Cuando aún no ha tenido la ocasión de procesar del todo la imagen mental de esa marea de carne muerta, ahora tiene una imagen mental de una marea de carne muerta con una montaña de carne muerta detrás. Esta puta isla le estaba cogiendo afición a romperle las expectativas y no para bien, precisamente.

En momentos como este, empezaba a plantearse si realmente merecía la pena haberse alistado. El mundo podía ser un lugar aterrador lleno de cosas que desafiaban a su misma capacidad de entenderlas. ¿Y para qué? ¿Para demostrarle su verdad a... quién? ¿A su padre? ¿A sí misma? 

¿Qué pensarían de ella Lass, con sus modales calmados y su compasión, a pesar de toda la fuerza que tenía? ¿O Xen, quien parecía no respetar más ley que la fuerza y que sin embargo, desde detrás del mango de su sable, le parecía más honrado que muchos de sus superiores? ¿Se reirían de ella por su ingenuidad, por su inflexibilidad? ¿Qué pensaría ese dichoso crío, que por momentos no parece entender en qué peligro se hallan y por momentos parece entenderlo demasiado?

¿Qué pensaría Marnie, la que tenía amigos y una vida en la que solo había playas, cuevas y la brisa del mar? ¿Qué pensaría el mundo, capaz de tirarles este horror a la cara y mirar, indiferene a si morían o vivían en esta pocilga de carne muerta?.

Suficiente. Ahora miso tenían preocupaciones mucho más directas y pertinentes a su supervivencia.

Concuerdo con el cabo, Capitana. En cualquier caso, nuestra misión de asegurar y proteger al niño de los peligros de la isla ya estaría cumplida, al menos de momento. Mientras esté con nosotros estará lo mejor defendido que puede estar en este lugar. Quizás sea el momento de volver con los demás y retomar nuestra misión.