Partida Rol por web

EL TALLER

-Número máximo de ocupantes: 8

-Número actual de Ocupantes: 6 / 8

-Seguridad: 4

-Recursos A: 8

-Recursos B: 4

DÍA 0

Hacía ya un mes, mas o menos, desde que se desatara el infierno. No demasiado tiempo pero si lo suficiente para que todo el mundo supiese ya lo que era un zombie. Muchos habían muerto y lo que era aún peor: muerto y vuelto a la vida como zombies...

Lo sabías, un simple arañazo o mordisco era suficiente para infectarse, conocíais los síntomas. En menos de 24 horas te convertías en uno de esos monstruos. La única forma de matar a un zombie definitivamente es destruyendo su cerebro, ya sea con un tiro en la cabeza o aplastando su cráneo, nada demasiado agradable.

Por esta o aquella razón, ahora mismo os encontráis en Umbria City, una ciudad infestada de zombies. La buena noticia es que en ocho días los militares vendrán a rescataros, la mala es que hay que aguantar ocho días.

No os conocéis de nada pero tendréis que colaborar para sobrevivir. Eso si, tened cuidado, no todo el mundo puede ser lo que parece...

-¿Buenas?, ¿Hay alguien?, ¿Hola?

Silvia, venía de un largo paseo por la ciudad, esos malditos zombis podrían estar por cualquier parte, por lo que sería mejor encontrar un buen sitió donde esconderse y poder sobrevivir hasta el rescate. El taller parecía un buen sitio de momento.

Escucha una voz femenina. Parece estar dentro del taller. Sale del auto en el que estaba descansando y se dispone a chequear la zona. Evidentemente los zombies no hablan, más que algún que otro gruñido o quejido. Otro sobreviviente había logrado escapar de las garras de aquellos seres - "¡Por aquí!" - el joven aparece detrás de un auto, tratando de no asustar a la muchacha - "Que bueno es ver que alguien más logró salir con vida de este desastre" - el joven la mira. Parece no sufrir heridas de ningún tipo, aún así quiere cerciorarse que la chica se encuentra bien - "¿Te encuentras bien? ¿no estás herida?" - dice mientras revisa los accesos al taller. No quisiera llevarse una ingrata sorpresa - "Mi nombre es Leonard, ¿cuál es tu nombre?"

-Hola, mi nombre es Silvia y he tenido días mejores, eso de andar por las calles en estos tiempos da bastante miedo.

No para de mirarme de arriba a abajo.....y no se corta,...¿será un pervertido?

-...eeeee... esto ¿Estás aquí solo?, ¿Es seguro este sitio?, me gustaría pasar aquí unos días, he oído que vienen a rescatarnos.

"Yo he oído lo mismo. Espero que la ayuda llegue pronto" - expresa Leo preocupado - "Hace muy poco que estoy refugiado aquí. Todavía no recorrí todo el lugar, pero parece seguro" - dice chequeando nuevamente los accesos principales al taller - "Quizás haya alguien más refugiado en este sitio, pero me parece extraño que aún no se hubieran mostrado" - el joven hace relativamente poco tiempo que se encuentra aquí y no pierde las esperanzas de encontrar más supervivientes - "Si te parece ¿porqué no revisamos más detenidamente este lugar?"

Tras varios kilometros huyendo del letal virus, llego a un taller abandonado eb busca de refugio antes de que lleguen los zombies. Al entrar me encuentro que no esta vacio, otros dos supervivientes se encuentran en el refugio.

Hola, ¿Estais sólos?.

Espero una contestación antes de acercarme, no quiero llevarme ninguna sorpresa en forma de Zombies. 

- Al parecer no lo sabemos.........mirando con una expresión extrañada al joven. Pero de momento sólo nosotros. ¿Has pasado la noche aquí Leo? ¿Es seguro este sitio?

Abro los ojos, sacada de una de mis siestas cortas por un ruido apagado, y rápidamente echo mano a mis fieles agujas de punto, con las que estaba haciéndome una bufanda antes de caer por un rato. Viendo que nada se acerca tambaleante, me pongo en pie en el armario en el que estaba escondida, y salgo con cuidado oteando el horizonte y tratando de identificar los ruidos, que pronto se revelan como apagadas voces de alguien en el exterior. Así que, dado que deben de ser humanos vivos, camino tranquilamente hasta poder echarles un vistazo desde la ventana. Y como no parece que sean uno de esos grupos de vándalos motoristas idiotas que van por ahí atemorizando viejecitas, salgo a tiempo para escuchar a la chica hacer las dos últimas preguntas.

-Muchacha, a esa última pregunta te puedo responder yo. El sitio es algo seguro, me lo encontré abierto anoche y por lo que pude ver ningún muerto de esos se paseó por dentro. Aunque solo el Señor sabe cómo cambiarán las cosas de un día para otro. Pero permitidme presentarme antes de nada más -sonrío quedamente-, soy la señora Tempel, pero podeis llamarme Tricia.

"¡Vaya señora! ¡Casi hace que clave mi cabeza en el techo del susto que me ha dado! ¿Cómo tan sigilosa?" - dice Leo ante la aparición de la Señora Tempel - "Bueno parece que cada vez somos más los afortunados que seguimos con vida. Tenemos más posibilidades de lograrlo" - Leo se siente más aliviado al saber que no tiene que lidiar solo con esta desgraciada situación - "Si señor. Por el momento somos nosotros cuatro ¿les parece si buscamos herramientas o algo que nos pueda ser de utilidad? No me gustaría ser sorprendido indefenso jeje" - expresa con una nerviosa sonrisa.

Eso es busquemos, algo con lo que defendernos. ¿Sabéis si hay más supervivientes por aquí cerca?. Estoy buscando a mi mujer se llama Sara. Esta es su foto. Me acerco al trío y le enseño una foto de mi mujer que tengo en la cartera guardada.

"Antes de entrar aquí vi a un pequeño grupo de sobrevivientes siendo perseguido por unos cuantos de esos muertos vivientes. Había algunas mujeres, pero no sabría decirle. Tampoco quiero generarle falsas esperanzas señor" - Leo observa la foto de la mujer y no puede no recordar a su prometida. Ella también estaría allí afuera, desprotegida, sola. O... No quiere seguir pensando - "¿Cúal es su nombre señor?"

Así perdonar mi educación son los nervios por culpa de esos malditos zombies. Soy Lucas Ramirez ¿y ustedes?

Guardo la foto de mi esposa y empiezo a observar el lugar a ver que se le puede sacar de provecho.

"Ellas son Silvia y la Señora Tempel. Yo soy Leo" - hace las presentaciones con la amabilidad que lo caracteriza - "Un gusto Lucas. Espero que encuentre a su mujer" - añade el joven - "De seguro habrá más sobrevivientes de los que esperamos" - Comienza a hurgar por los alrededores, viendo si hay algo que les pueda ser útil.
 

-Oh, chico, tan sigilosa no. De vez en cuando me crujen los huesos, pero una hace lo que puede, brivonzuelo alagador. -Le respondo con una sonrisa, y casi lo único que ha faltado es que le coja un moflete y estire de él como hacía con mi nieto. Aun así, ante la no mucha atención de los jovenzuelos que me rodean, me veo obligada a señalar la obviedad. -Yo voy servida con mis agujas. -Les digo agitándolas un poco, pero sin apuntar a nadie. -Aunque puedo ayudar con la búsqueda sin problemas. Quizá un par de ojos más encuentren algo de utilidad. -Y entonces el hombre nos enseña una foto de su mujer, y se desencadena una escena de sentimentalismo... de la que me mantengo ajena, porque no quiero pensar en mi hija, mi nieto y el idiota de mi yerno que las separó de mí.

-Yo echaré un vistazo en el interior. No me paseé mucho, pero tengo más o menos los espacios cogidos. Si hay cualquier problema, pegaré un grito, ¿vale? -Digo antes de volver a internarme en el edificio, buscando aquí y allá.

"Jajaja. Ya lo creo señora. No por nada llegó hasta aquí ilesa. La admiro" - el muchacho no intenta halagar a nadie, sino que expresa lo que siente, pues así es su forma de ser - "Pienso que sería mejor explorar el edificio en parejas. Pareciera ser más seguro. No es que tenga miedo de andar solo. Pero nunca viene mal la ayuda de alguien más" - opina Leo mientras apura su paso detrás de Tricia - "¿Qué le parece si la acompaño, Señora Tempel?"

Me parece una buena idea, estar solos hoy en día es muy peligroso. Tened cuidado, al menor indicio de peligro gritad y acudiremos para dar la mayor ayuda posible. Miro a Silvia y la digo: Pongámonos en marcha no me gustaría que atardeciera y no tuviéramos algo para defendernos.

Esta chica se parece mucho a Sara , como te hecho de menos amor. Lo siento mucho. Me quedo un rato mirando a Silvia recordando momentos pasados.

Corro por la calle con la respiración agitada, prácticamente ahogada por el esfuerzo y cojeando por la falta de un zapato. Varias calles atrás había perdido una bota mientras me escabullí como pude del ataque de un zombi que salió de debajo de un vehículo.

Estoy exhausta, fatigada. Me poso en una pared tratando de coger algo de aire, de reponer fuerzas. Espera ¿eso es? ¿son voces?

Durante varios segundos permanezco en silencio, escuchando. Tras verificar que no estoy loca me acerco lentamente a la puerta del taller y me asomo a este con sigilo. Dentro veo a algunas personas hablando entre sí.

¿Hola? -pregunto tímidamente y algo asustada.

Escucha una voz en la puerta que no le suena familiar. A pesar de haber intercambiado solo un par de frases con los demás sobrevivientes, se había familiarizado con sus voces - "¡Eyyy! Parece que alguien más lo logró. Que bueno" - expresa Leo - "¡Chicos, otra sobreviviente!" - alerta a sus compañeros y se dirige a la puerta donde se encuentra la joven - "Entra, no tengas miedo" - Leo se acerca a la entrada para cerciorarse que ninguno de esos seres la hubiera rastreado hasta aquí - "Te ves algo cansada. Es lógico. Entra, estarás más cómoda y segura aquí"

Ante la aparición del chico las dudas y la desconfianza vuelven a mi cabeza. Tal vez quieran hacerme daño, violarme o matarme, muchos supervivientes han perdido la cordura. O tal vez sean amigos y mi única oportunidad de sobrevivir.

Finalmente entro, presa del cansancio. Gracias, aquí fuera no es seguro. Soy Claire.