Partida Rol por web

Asiente, dejando que te retires y el tambien se levanta para continuar con sus quehaceres, guardando la carta entre sus ropas.

Se despide del Duque y sale al exterior para comunicarle al cochero que pasarán allí la noche, uno de los criados acompaña al hombre para indicarle donde puede dejar el caballo y donde puede descansar él. Ella, mientras tanto, le han dejado sus pertenencias en el suelo y espera a que venga su cochero para ayudarla a subir las cosas.

Suspira y se frota los brazos, está refrescando esa noche, se agacha a recoger un chal para echarselo por los hombros.

El filo de su espada relucía a la luz de las estrellas mientras el chico lo contemplaba con esta desenvainada justo enfrente suyo. Entonces el ruido de un carruaje distrajo su atención; frente a la puerta quedó la figura de la chica de la despensa.

Por lo visto esta no se había percatado de su presencia a un lado de los jardines principales; el chico volvió su arma a su cinto y se quedó un rato mirandola aprovechando el anonimato hasta que decidió salir de las sombras.

- Signiorina Piero, questo significa que tendremos el placer de contar con su presencia en la casa a partir de ahora?

Dijo haciendo referencia a las pertenencias que la chica tenía delante suyo, en el suelo.

Al escuchar la voz, levantó la cabeza y alli estaba de nuevo, se incorporó.

- Pero solo por una noche, ha sido un ofrecimiento del Duque, tenía pensado haber ido a una posada, pero me ofreció el descansar esta noche. Mañana volveré a Lucani, a mis obligaciones.

Se echó por encima el chal para resguardarse del frío de la noche, le costaba mirarle a los ojos directamente, pero sabe que no es cortés el no hacerlo y le miró.

- Antes os fuisteis sin decirme vuestro nombre.. ¿ahora me lo direis?

El chico sonrió y luego miró a un lado con un aire triste, algo nostálgico; todo buenamente ensayado.

- ¿En realtà importa eso? Domani volveréis a Lucani y no nos volveremos a ver

Luego dio un par de pasos más al frente para coger la mano de la chica y bajar la cabeza

- Mi nombre es Luca Cannavaro

Sus miradas se entrecruzaron de nuevo ante el silencio de la noche, el chico parecía perderse entre el verde de los ojos de ella mientras en su expresión se podía leer la inquietud de alguien que espera ansioso alguna cosa o de quien no encuentra las palabras exactas para describir sus pensamientos.

Sonrió a Luca de lado y se inclinó hacia delante como saludo.

- Encantada, sr Cannavaro. El mundo es un pañuelo.. quién sabe si nos volveremos a ver en cualquier otro lugar, además Numa está a pocas horas si algún día quereis hacerme una visita. Pero me llevo un buen y divertido recuerdo de nuestro pequeño encuentro.

Sonrie divertida, ahora que lo piensa.. mal lo ha pasado, pero es de esos momentos en los que se recordarán con cariño. Ese tipo de cosas hacía mucho que en su vida no ocurrían, todo se había vuelto más planificado y monótono.

- Si no es mucha indiscrección.. ¿trabajais para el Duque protegiéndolo? Me he fijado en vuestra espada.

Movió la cabeza afirmativamente, aun que parecía estar absorto en algún otro pensamiento mientras la escuchaba

- Veo que sois poco de charlar.. - dijo al ver que su respuesta era únicamente un movimiento de cabeza, deslizó su mano suavemente de la de él, para soltarse con delicadeza.

- .. hablo demasiado.. - sonrió levemente mientras se ajustaba  el chal - Si me disculpais.. iré a acomodarme.. los viajes no me sientan bien y.. me dejasteis con hambre - sonrió de lado mientras recogía una de sus bolsos.

Se sorprendió al ver que se libraban de él con tanta facilidad, sin embargo la chica misteriosa había dicho algo que le intrigó, algo sobre el trabajo de Luca y el duque.

- Que descanséis

Se despidió. No quería agobiarla con estúpidos cortejos. Sin saber exactamente qué era, ahora sentía más curiosidad por lo de “hablar demasiado” que por la resistencia de la mujer a ser seducida, algo que también le hacía dudar.

Sin embargo no tenía porque meter las narices en asuntos que no le incumbían y de echo había otros interrogantes más importantes rondandole por la cabeza. Así pues, se encamino también hacía el interior de la casa en busca de la duquesa.

Vió de reojo como se marchaba, definitivamente.. le aburría, parece que no sabe desenvolverse en situaciones como esas, ya ha perdido la costumbre. Le sabía mal que la conversación terminara de ese modo, quería saber más de él pero él no quería hablar.. incluso le había parecido como si no la prestara atención.

- Buenas noches.. - le respondió cuando se fue.

Al poco llegó el criado y la ayudó a acomodarse en la habitación que le habían ofrecido. La acompaña y sube la otra bolsa de viaje que llevaba, dejando sus cosas sobre la cama. Se quitó el collar y lo dejó sobre el tocador, al menos.. había vendido el collar, y ya pensaría como recompensar al acompañante que ha dejado plantado esta noche.

Pidió que le prepararan la bañera y algo de comer, no tardaron mucho en dárselo todo, necesitaba relajarse, había sido un día, sobretodo la noche, demasiado intenso. Agradeció todas las atenciones y se desvistió para darse ese baño de agua caliente, se recogió el pelo y se metió en la bañera, pensando en lo aburrida que últimamente le estaba resultado su vida.

Cuando te adentraste en la casa no tardaste en reconocer su voz en el piso superior, discutia con el duque de algo que no llegabas a comprender, estabas demasiado lejos para eso.

Habias salvado la vida de un duque, vendido un collar y pasando la noche a los cuidados de unos criados que no eran los tuyos. Ahora habias conseguido alejarte de Numa ¿era eso lo que realmente querias? ¿irte o quedarte? ¿acaso cambiaria algo en la vida de una cortesana?

Sigilosamente el chico subió las escaleras vigilando no ser visto ni oído por nadie con la intención de descubrir de qué trataba la conversación y preparándose para interrumpirla de un momento a otro.

Cerró los ojos y sonrió, un día como el que había pasado había sido de lo más interesante, cosas así son las que necesitaría para poder tener más emoción en su día a día. El lugar no está nada mal para quedarse, pero ella allí poco podía hacer, la vida de una cortesana es lo mismo en un lado que en otro, quizás lo que debería hacer son otras cosas.

Pensó en Luca y a lo que se dedica, o lo que ella supuso.. porque el hombre se mantenía misterioso. Podría aprender a usar la espada.. no es que le hiciera falta para su profesión, pero si se decide dejarla o como simple entretenimiento. Por su mente pasaba como sería su vida si ella dejara lo que tiene y se dedicara a buscar aventuras, no pudo evitar que se le escapara una carcajada, sola no podía ir.. si no quería morir.

Salió de la bañera y se enrrolló alrededor del cuerpo la toalla, se sentó a comer un poco mientras se imaginaba como espadachina, como aquellos personajes de los libros que ella leía. Cuando terminó se fue a la cama, seguro que en un nuevo día sus ideas se aclaraban.

- Espero por tu bien que no estes involucrada en esto ¡por tu bien! ¿que es eso de que intentan matarme?

Golpea un mueble

- ¡Los Giovanni me han enviado una carta de aviso!

- ¿Como iba yo a contratar a nadie en Numa? ¿Te estas oyendo? ¡Desvarias! - respondió indignada - ¿Que gano yo con que termines muerto?

- Oh querida, que me quieras ver muerto no es un secreto para nadie... pero los tuyos te pusieron un precio y yo lo pagué, así que eres mia. Vete haciendo a la idea Alesia... vas a estar a mi lado toda la vida. - sentenció