Partida Rol por web

--¿Cómo te llamas soldado? --preguntó Valeria con voz glacial.

--¿Perdón?

--La Casa Asric querrá saber el nombre del responsable nuestro retraso.

El Hijo de la Luz tomó aliento como si tratase de armar de paciencia.

--Me llamo Chalmers, y sólo cumplo mi deber, señora. No se quién necesita lana con tanta prisa, pero le prometo que no nos demoraremos mucho. Esto es, al menos que siga obstruyendo nuestro cometido.

Valeria lo miró fijamente unos momentos y después desvió la mirada a ti.

--Ya has oído al guardia.

Rowane maldijo para sus adentros, la verdad es que lo último que habría pensado era que alguien se pusiera a registrar un cargamento de simple lana... aunque bueno, no es que hubiese salido muchas veces de Port Coeur como para caer en ello.

"Qué bien, hemos ido a topar con el único maldito Hijo de la Luz que no es un corrupto... "

Pensó con sarcasmo mientras se frotaba aún la mejilla. Aun con todo, suponía que si realmente su armadura y su mandoble estaban debajo de todo el montón, estarían al fondo por una cuestión de peso, ya sería mala suerte que aquél tipo se pusiera a bucear literalmente terminando con lana hasta en las orejas.
 

Aunque por otra parte, la joven drow no tenía muy buenas relaciones con la suerte. Al menos con la buena suerte, no quería tentarla.
 

¿Pero entonces? insistir no era una opción ya que quedaría extraño... de modo que esperó a que el guardia se dirigiese a la parte de detrás de la carreta, más que nada porque así, con el trajín de pasos, ruedas y cascos de los demás viandantes sería menos probable aún que la oyese. La verdad es que era un inconveniente el que fuese Valeria la única que podía comunicarse "libremente" con el guardia... así que continuó encogida, fingiendo que seguía mareada por el golpe.

En aquél momento sólo se le ocurría un motivo lo suficientemente válido como para llevar una pieza de armadura de aquella forma... y es que las armaduras completas estaban prohibidas en las arenas, es decir, "prohibidas en teoría" porque de por sí las propias arenas también estaban "prohibidas en teoría" y más proliferaban por toda la ciudad. De hecho eran el deporte favorito de todo paladín, hijo de la luz, celestarum, noble y demás calaña "honorable e inmácula" de la buitrera. Calaña que, por supuesto, llevaba años haciendo la vista gorda, aquel secreto a voces movía demasiado dinero.

—Si encuentra el pedido "especial" del señor... —murmuró para que sólo Valeria la escuchase y en parte "haciendo su papel"—debería saber entonces por qué le corre prisa.

A fin de cuentas, si había una pelea especial, los lores no dudaban en echar mano de equipo especial, como había ocurrido con la propia Rowane a la que le habían traído su armadura oculta en una caja (y ahora que lo pensaba, con tanta vista gorda, el único motivo debía haber sido para que no la viese el rival o algo así) las apuestas eran una constante en aquél mundo, las apuestas y las trampas...

Y sabía de primera persona que la casa Asric estaba metida en ello, vaya si lo sabía...

En lugar de contestarte, Valeria lanzó una mirada furtiva hacia el guardia, quien empezaba a remover las pieles de oveja. Sacó un pedazo de lana de un bolsillo aparentemente oculto en su manga y empezó a hacer gestos con los dedos.

--Arvayas gro weshann, culpit to-sati harbandith... --masculló en un idioma que se antojaba extraño y sobrenatural.

Los iris de Valeria se tornaron de color dorado unos momentos, pero nada más ocurrió.

El guardia buscó y rebuscó entre los montones de lana, pero no encontró ni una sola pieza de las armaduras.

--¿Algún problema, oficial? --preguntó con frialdad Valeria.

--No. No, ninguno --admitió el Hijo de la Luz, como si fuera consciente de que de una manera u otra lo habíais engañado--. Pueden pasar.

Valeria azuzó al burro y penetrasteis por fin en Port Coeur.

A Rowane se le cortó la respiración, por suerte estaba encogida ya o si no lo habría hecho de golpe sin poder evitarlo. En principio envidiaba la imperturbable calma de Valeria pero al ver aquello tan extraño sintió sudores fríos.

No dijo nada ni se movió una vez les dieron el paso, sólo centró sus sentidos en no tambalearse cuando arrancó la carreta... y tras pasar por aquel puente y encontrarse al fin dentro, aun tardó casi medio minuto en soltar el aire que había estado conteniendo todo aquel tiempo de pura tensión por lo que se quedó jadeando ligeramente.

—¿Qué... —susurró— ...demonios ha sido eso? 

Atinó a enderezarse despacio de nuevo y se apoyó en el respaldo del pescante con un tembloroso suspiro de alivio, le pitaba aún la oreja y tenía la mano sobre ella pero ese era el menor de sus problemas en aquel momento. Estaba un poco blanca y no era precisamente por el bofetón, aquella humana la había dejado de piedra.

Valeria te miró de reojo un instante antes de devolver la vista al frente.

--No eres la única que fue esclava de La Basílica --dijo al fin--. Aunque mi collar era distinto al tuyo.

La mujer hizo un gesto vago con la cabeza. Señalaba al Palacio de Marfil, donde los Cazadores de Brujas se llevaban a los niños que demostraban capacidades mágicas para aleccionarlos en la doctrina celestarum. A los que eran demasiado mayores o peligrosos... se les declaraba apóstatas y se les quemaba en la hoguera.

Rowane desvió la vista disimuladamente hacia donde Valeria había indicado y vio el imponente Palacio de Marfil que se avistaba por encima de los tejados como un orgulloso vigía.

"¿Una hechicera... ?" parpadeó enarcando ambas cejas y luego la miró a ella al caer en que si había dicho "era" hablaba del pasado "¡Una apóstata!"

Ahora entendía los motivos de aquella humana para ir contra los Celestarum, lo entendía  porque estaba en una situación tan parecida a la de ella que hasta tenía sus mismas opciones: Someterse al yugo y morir o rebelarse y luchar por seguir viva.

Y estaba bastante claro que Valeria quería luchar.

La drow nunca había conocido a un hechicero, ni apóstata ni reconocido pero sí sabía que la magia era algo a lo que no subestimar.

—Pues me alegra que esté roto...

Suspiró por lo bajo con evidente alivio, ahora volvía a mirar de nuevo hacia adelante desde las sombras de la capucha. Ciertamente, la tranquilizaba que el primer hechicero que hubiese conocido en su vida estuviera de su mismo bando... no sería una ex-gladiadora desde luego quien se escandalizase de una apóstata.

Valeria no contestó. Parecía concentrar todas sus energías en vigilar a su alrededor. Os dirigisteis a la Ciudad Baja, a algún punto entre El Nidal y el Barrio Comercial junto a los muelles. Empezasteis a girar por las estrechas y laberínticas callejuelas que apestaban a pescado hasta que en un momento dado Valeria detuvo el carro y miró a su alrededor. Por primera vez desde que la conocías, viste a Valeria confusa. La ferocidad de la mirada que echaba a su alrededor parecía querer convencer a las calles de que le enseñaran el camino correcto a donde quería ir.

De improviso empezaron a salir drows de las callejuelas adyacentes. No eran los típicos esclavos vestidos con las libreas de sus señores, ni los andrajosos mendigos que pedían en el Nidal. Estos iban embozados... y armados con dagas, bastones y algún arco.

--¿Qué ocurre, humana? ¿Estás perdida? --ronroneó una voz sensual y cruel.

--No del modo en que querrías que lo estuviera --replicó Valeria con frialdad.

La drow soltó una risita.

--¡Una humana arrogante, qué típico! --se mofó--. Ten cuidado con tu lengua, o la tendrás que ir a buscar por el suelo.

La mujer apoyó la mano en la empuñadura de una espada en un gesto elocuente.

--Pero me interesa más tu amiguita --dijo refiriéndose a ti--. ¿Cómo te llamas?

Rowane se inquietó extrañada bajo la capucha, no conocía a aquellos drows pero desde luego no eran esclavos... los mendigos no van tan bien equipados ni son tan jactanciosos con los humanos por supuesto.

—¿Desde... cuándo el nombre de un esclavo importa?—contestó frunciendo ligeramente el ceño, a la defensiva—no os conozco, ¿quienes sois vosotros?

La única idea que se le venía a la cabeza no le gustaba, ¿estaría ser Hawald buscándola aún? no se imaginaba al regio paladín recurriendo a matones y mucho menos mezclándose con "la escoria drow" pero o muy bien montado lo tenían aquellos "bandidos" como para ir tan bien de material o algo extraño pasaba.

La mujer se cruzó de brazos en un gesto ocioso.

--El nombre de una esclava no me importa un ardite. El nombre de una drow libre es más interesante. Pero el nombre de una drow libre que barre el suelo con las tripas de los Hijos de la Luz... ¡Ah, eso sí que me intrigaría! ¿No habrás oído de una drow así verdad? --la mujer esbozó una sonrisa.

—No me has contestado.

Rowane cada vez recelaba más y desde luego no le hacía ninguna gracia que su propia gente se presentara de aquella forma indirectamente amenazante. ¿Matones a sueldo? la idea de un grupo rebelde le parecía demasiado platónica... bueno, también le había parecido platónica la idea de una humana buena y más iba sentada junto a una.

No sabía qué pensar.

—Buscáis unas cosas muy peculiares... ¿no? si un drow le levanta la mano a un Hijo de la Luz, suele ser lo último que hace.

Hubo risitas entre los drow, como si acabaras de decir algo muy divertido.

--Aquí las preguntas las hago yo, gatita. Aunque el hecho de que exijas respuestas a un grupo armado como el nuestro es una contestación suficientemente elocuente --esbozó una sonrisa del gato que había acorralado al ratón--. Tienes pelotas. Me gustas. Si por algún casual encontraras a la mujer que busco... dile que pregunte por Balaena en la Casa de las Sedas Púrpura. Tengo una oferta para ella.

Balaena formó un beso burlón con los labios a modo de despedida y dio un cabeceo dirigido a sus hombres. Los drow comenzaron a retirarse.

Rowane permaneció sin decir nada hasta que los drows hubieron desaparecido, entonces suspiró hondo soltando el aire que había estado conteniendo.

—Dioses... ¿qué demonios está pasando en esta ciudad?—dijo con evidente confusión—entiendo que el lío que se montó haya corrido de boca en boca pero lo que no me entra en la cabeza es que tenga que ver con esto. Las... Las "bandas" de drows no existen, nadie nos paga; o eres esclavo o eres mendigo.

Miró de reojo a Valeria. Definitivamente aquellos espontáneos no eran ni lo uno ni lo otro ya sólo por la forma de dirigirse a una humana.

—¿Igual también son rebeldes... ? n-no lo sé.

--No conozco a esta mujer --admitió Valeria--. Y a decir verdad, apenas conozco la ciudad.

El hecho de que se hubiera extraviado parecía corroborar sus palabras.

--Quizá Marb sepa quién es. ¿No estarás pensando en acudir a la cita, no?

Rowane negó con la cabeza rápidamente.

—¡N-No! claro que no—contestó sin alzar la voz—después de lo que hice no puedo fiarme de nadie... A menos que tuviera la certeza absoluta de que quienes son. Que no la tengo.

Bajó la vista mirando sus propios pies, el no poder confiar ni en los suyos era triste y algo que la contrariaba, más aún cuando la única persona en la que confiaba en aquél momento era precisamente Valeria, una humana. Al menos en lo referente a conocer la ciudad sí que podía ayudarla.

—¿Marb?—parpadeó en ese momento como si acabase de caer en la cuenta de algo, luego la miró con curiosidad—¿Quién es Marb?

--Es el hombre al que vamos a ver, si es que consigo encontrar El Laúd de Seis Cuerdas sin que nos maten --gruñó Valeria--. Si la rebelión en Port Coeur tuviera un líder, ese sería Marb. Conoce a mucha gente en la ciudad, y sabe todo lo que está pasando. Es un buen hombre, inspira respeto.

Rowane asintió, si Valeria confiaba en aquel tipo, fuera quien fuera, ella también confiaría... aunque le continuaba costando relajarse con demasiados humanos cerca.

Por desgracia, había estado la mayor parte del tiempo mirando a sus propias botas y ahora al alzar la cabeza le costaba orientarse, no sabía exactamente en qué parte de la ciudad estaba puesto que todas aquellas calles eran un laberinto. Empezó a observar el camino, tratando de encontrar algún punto de referencia.

"El Laúd de Seis Cuerdas... El Laúd de Seis Cuerdas... ".

Torció ligeramente el gesto, nunca había ido allí.

Aunque bueno, a las malas siempre podían preguntarlo. Es decir, podía preguntarlo Valeria, porque ella no estaba "autorizada" a hablar con humanos...