-Astor también odia a la Basílica, y no es ningún traficante. Es un buen hombre. Nos ayudará -aseguró Lotte, mirando a Aimée con ansiedad.
Aimée miró alternamente a Lotte y a Jean Marie. Si bien no conocía a Astor y probablemente su bondad no fuera más que una de las las fantasías de puta enamorada que todas habían tenido alguna vez, la idea de irse con una drow de lo peor en el Nidal, que además de peligrosa se movía en un mundo muy oscuro... No, definitivamente no.
-Iremos con Astor -zanjó-. No quiero deberle nada a alguien como Balaena.
El tiempo se les acababa. Miró ansiosa a Lotte.
-Espero que no te equivoques. Guíanos, por favor.