Partida Rol por web

Aquel Tribunal estaba resultando apasionante. Por quién sabe qué carambola cósmica les había tocado a los magos de Iuxta Mare verse implicados en una especie de guerra Duresca contra sus detractores, y así estaban, atrapados en un fuego cruzado. No, peor, habían apostado por uno de los dos lados, en un principio el perdedor. O al menos el que no ostentaba el dominio de la sartén por el mango. Estaban apuntando como objetivo a los Guernicus, los jueces de la Orden. En su primer Tribunal. Unos campeones, estaba claro.

Y, sin embargo, contra todo pronóstico, no sólo los jóvenes magi no habían dado su brazo a torcer, sino que la situación dio un vuelco con la reaparición del patrón de Iuxta Mare. Berengal, viejo zorro, jugaba ahora una baza, ponía toda la carne en el asador, jugándosela junto a sus protegidos. Y no era lo mismo condenar a unos mindundis advenedizos a los que nadie conocía que a un reputado archimago de notable influencia.

Sculptor ya se había permitido una leve sonrisa y respiración honda con la que recuperar la dignidad, cuando irrumpió un vociferante Flambeau saltándose todos los protocolos. Era el supuestamente muerto Fulgens que había lanzado acusaciones contra los Guernicus antes de que nadie pudiera detenerle. Daba igual si mentía o no (y en verdad parecía estar convencido de lo que decía), el Tribunal había escuchado sus palabras, eso estaba claro. Si antes de su llegada el destino de los magos de Iuxta Mare ya era incierto, tras su impactante intervención los ánimos de los magos de Duresca debían estar al rojo. Y tal vez la de muchos otros en el Tribunal. Porque, por mucho que los hilos de sus manipulaciones y sobornos se extiendan por toda Iberia, los abusos de poder tarde o temprano se pagan. Y vive Dios que Duresca bien había estado abusando de su posición durante años, creando afrentas y perjuicios que ahora pesarían como una losa en los votos que a continuación se depositarían...

Absurda la nueva intervención de Terah. Honestamente Aysha no entendía que pretendía ganar con esa nueva jugada. Le había dejado clara su postura y por muy paternalista que fuera debía saber ya de sobra que ella no cambiaría de opinión.

Un pequeño suspiro se escapó de Aysha cuando vio entrar al fin a Berengal con toda su dignidad recuperada y ningún asomo de su pantomima de hacerse el borracho. Reprimió una sonrisa sardónica cuando Berengal entró en el círculo junto a ellas; si lo hacía es porque sabía que tenía la mano ganadora. Su propia madre o su parens habrían hecho la misma jugada. Quizás ahora cobraba sentido la jugada de Terah. Quizás lo que pretendía era ganarle tiempo a Berengal para llegar de hacer lo que anduviera haciendo hasta hace escasos minutos.

La entrada de Fulgens confirma que el viejo zorro ya sabía cómo acabaría aquello. Cuando lo ve entrar un pequeño gritito de alegría y una franca y sincera sonrisa iluminan el rostro de Aysha. El maldito cabeza de mármol había logrado rescatarse y definitivamente parecía traer consigo la prueba definitiva que los absolviera. Desde luego con lo que había presentado había de sobra para invalidar todo el Tribunal y cuantas condenas se hubieran hecho en él. La anarquía iba a gobernar Iberia los próximos años. Ahora sí que iban a necesitar asegurarse de tener un buen Aegis y unas buenas puertas y hombres que defiendan sus muros.

Cuando pide que alguien invoque el fantasma del mago muerto, Aysha se dispone a acercarse para hacerlo ella misma, pero el movimiento y la mirada que le dirigen tres hoplitas le hace replanteárselo.

- ¿De verdad? – les recrimina incrédula - ¡Ya está bien de esta absurda y vil pantomima! – les reprende como si fuera su madre – Yo misma puedo invocar ese maldito fantasma y que todos oigáis sus palabras. Ha quedado más que clara nuestra inocencia y que este Tribunal ha sido invalidado. ¿Atacaréis a una maga libre de la Orden de Hermes que ha renunciado a su inmunidad? – les sigue recriminando antes de disponerse a salir del círculo y cumplir con lo que ha dicho que hará.

Y aquí es cuando se desató el pandemónium

La entrada de Berengal ya levantó los ánimos. Su acusación directa contra Duresca, contra los quaesitores y hasta contra su propio hermano ya habrían sido suficientes como para entrar en las habladurías de la Orden durante años. Pero no contento con eso puso su destino en manos de las jóvenes manos de los magos de Iuxta Mare atando su destino al suyo. En los años venideros algunos dirían que fue locura, otros una maniobra extremadamente bien calculada, pero el mensaje era claro para todo Iberia: Berengal nunca abandona a los suyos.

Por si fuera poco en ese momento que parecía le del triunfo de Duresca, con Barcelona y sus aliados al borde de la derrota y con Estancia-es-Karida convertida en poco más que una comparsa, fue cuando este Tribunal convulso y dividido dio otro vuelco más. Con dos muertos retornando a la vida.

En este Cannae particular el zorro cartaginés había engañado a las legiones de Roma, creyéndolo en retirada se lanzaron al ataque solo por ser superados por dos flancos.

Entraron entre bramidos y acusaciones Fulgens ex Meteora y Marçal de Mercere. Lanzando gravísimas acusaciones.

En la galería en pie los Mercere aplaudían y jaleaban a su héroe ¡retornaba el valeroso Marçal desde la misma muerte! Gritos de “¡Absolución! ¡Farsa!” resuenan en la bóveda de la sala de plenos y decenas de pasos resuenan mientras exaltados los Boinas Roja bajan las escaleras para llegar a la palestra para abrazarse con Marçal. Unidos por la sangre y el deber los Mercere lloran lagrimas de alegría por la vuelta de uno de los suyos.

Pero no contento con lanzar palabras Fulgens ex Meteora, quien se haría conocido por ello en toda la Orden ¡arrojó la cabeza de una quaesitor de la Orden! ¡Afirmando haberla matado a ella y su aprendiz el mismo!

Gritos de asombro resonaron en las gradas con aun mas fuerza. Muchos se pusieron de pie, horrorizados, sorprendidos e incluso aterrados.

Lanzada contra Ianatus la cabeza, con los ojos abiertos y una horrible mueca de terror, le golpeó en el pecho antes de rodar por el suelo. El estupefacto quaesitor dio un par de pasos hacia atrás mirando fijamente la cabeza rebanada. Más rápida fue Penitentia quien lanzado un alarido de rabia empezó a gesticular para lanzar un hechizo contra el Flambeau. Chispas y llamaradas de fuego blanco empezaron a formarse alrededor de sus puños cuando un relámpago la alcanzó en el costado y aunque restalló contra su Parma rompió su concentración.

De pie en la grada y con la energía del relámpago chispeando en sus ojos Tempestus de Flambeau jadeaba agotado tras lanzar el hechizo. Un par de magos de la grada de Duresca se dispusieron a reaccionar cuando a una señal de una maga de cierta edad que permanece dignamente sentada en la bancada de Estancia-es-Karida los criados que se encuentran entre las gradas dejan caer las bandejas que sostienen y desenfundan dagas ocultas en mangas y botas para reducir a los elementos más entusiastas.

Por todos lados empiezan trifulcas, vuelan algunos puñetazos y patadas e incluso alguno recibe una dentellada. El praeco con voz débil trata de recuperar el orden pero el Tribunal ha degenerado en un caos.

Por su parte Ianatus y Garus parecen estar debatiendo que hacer cuando ven como los magos de Mons Perditius avanzan derechos hacia ellos. Hacen una señal a Penitentia quien recoge la cabeza y echa a correr con ello.

Los tres quaesitores echan a correr por un pasillo y con un gesto Ianatus hace caer el techo de piedra bloqueando el paso.

Berengal y Baruch, ambos inmóviles, se miran sin hacer movimiento alguno desde sus respectivas posiciones como ignorando todo el caos que sus maniobras han generado.

La trifulca sigue durante unos minutos hasta que queda claro que Barcelona, que colocó bajo el mando de los filius de Berengal a sus agentes en las gradas de Estancia y Duresca, domina la situación. Por fin el praeco puede restablecer el Orden. La votación es una mera formalidad pues como un solo hombre todos los Boinas Rojas depositan a una sus sigil en el lado de la absolución.

Sin mediar una palabra Baruch se levanta y abandona su silla sin mirar hacia atrás. Cuando alguno pretende hacer algo para detenerlo el propio Berengal levanta una mano indicando que no se le impida el paso.

Iuxta Mare se ha salvado.

El resto del Tribunal apenas es digno de mención. Muchos se acercan ahora a saludar a los magos de Iuxta Mare y a proclamar que nunca habían creido una sola palabra de lo que se había dicho sobre ellos. Algunos incluso parecen sinceros. El Tribunal debe retrasarse hasta el día siguiente mientras el praeco se recupera y más de uno recibe un emplasto o se hace mirar un morado recibido en la trifulca.

En vista de su reacción ante el Tribunal y de lo ya argumentado por Iuxta Mare el pleno del Tribunal vota en declarar que Ianatus, Prudentia y Garus actuaron al margen de la legalidad hermética y en contra del Código. Se les declara expulsados de la Orden y condenados a ser victimas de una Marcha de Magos. Varios magos declaran ahí mismo que estan dispuestos a tomar parte en la expedición.

La única nota discordante es cuando una enmienda a la condena es introducida a petición de un mago castellano. Entre los crimenes del trio se añade que estos también son culpables de actuar en contra del rango y cargo de quaesitor. Esta moción, planteada casi en el ultimo momento, logra sorprendemente bastantes votos a favor y es aceptada.

Por fin llega a su conclusión el terrible Tribunal de Iberia de 1180. Un criado lleva a los miembros de Iuxta Mare una nota del mismo Berengal. Este ha partido ya hacia Barcelona pero recomienda a los magos de Iuxta Mare y a Fulgens Meteora que viajen juntos a Tamarit para evitar sorpresas desagradables. Marçal pide acompañaros y se hace garante, sus propias palabras, "del buen comportamiento de Fulgens, pero no de su amabilidad"

En la trifulca Aysha trató de recuperar sin suerte la cabeza. El caos fue demasiado grande para lograr su objetivo. En lo único que pudo ayudar fue en retirar piedras con su magia, pero para cuando se había limpiado el pasillo los quasitores ya habían desaparecido. Estaba segura de que no sería la última vez que los vieran. Tocaba aprender bien los secretos de la Parma si pretendía llegar a anciana, o al menos a necesitar hacerse una poción de longevidad.

Lo poco que quedó de Tribunal lo aprovechó para congraciarse con todos, sobre todo con los que se acercaban a dorarles la píldora creyendo en su inocencia. Sabía de sobra que esos mismos los apuñalarían por la espalda mañana sin pestañear, pero así era la vida como bien había aprendido desde pequeña en la corte de su madre. Lo que le interesó sobre todo fue encontrar algún posible aliado que tuviera una buena copia que instruyera sobre la Parma Magica y acordar un precio para poder copiarla y llevarla a Iuxta Mare. A todos les vendría bien. (¿Tiro algo?)

Cuando aquel mago introdujo la cláusula, Aysha sonrió, pero guardó silencio. Cada cuál sacaría sus conclusiones sobre la relevancia legal y política de aquella cláusula. Ella misma ya lo había hecho y no iba a ser quien se opusiera a los Quasitores como Casa. En cierto grado guardaba la esperanza de que su actuación le valiera ser considerada en el futuro como una posible Quasitora; en parte todo su espectáculo había sido para atraer esa atención de Magvillius. Solo el tiempo diría si lo hizo bien o no.

Con una sonrisa, buenos modales y alegría que no se molesta en disimular Aysha acepta la compañía tanto de Marçal como de Fulgens. Con el primero disfruta buenos vasos de vino y buenas comidas que le pide que acompañe con historias sobre su juventud y cómo llegó a tener tal reconocimiento entre sus hermanos Mercere, quienes lo quieren sin dudar, amen de sacarle hasta el último detalle de lo acontecido desde su captura y posterior escapada junto a Fulgens.

Con el segundo trata de limar las asperezas que le puedan quedar. Le habla sobre el estado de Incitatus, de cómo Julius lo encontró y como ha mejorado su salud en estos meses. Le cuenta de la lealtad de sus hombres y se lamenta de su incapacidad de haber podido hacer mejor uso de su conexión arcana para dar con él. Aprovecha también para dejar caer que se avezinan tiempos tumultuosos en los que el caos y la anarquía gobernaran Iberia; sólo el tiempo dirá cuantos años durará esa situación y quienes sobrevivirán, pero no le queda la menor duda de que para sobrevivir a los próximos años será más importante que nunca que los magi trabajen juntos y unidos sin perder el tiempo en áridas discusiones y desconfianzas sin fundamento.

Pero lo primero de todo, incluso antes de abandonar el suelo del Tribunal, fue entregarle a Fulgens, delante de todos sus compañeros de Iuxta Mare, la carta que era una Conexión Arcana con él mismo.

- Esto os pertenece, Fulgens. Aceptadlo con nuestros mejores deseos. Con los mismos con los que empleamos la Vis por querer ayudaros en lo poco que pudiéramos.

Unas pocas noches tras la partida del Tribunal les propuso una parada antes de llegar a Tamarit e Iuxta Mare. Tras poner al día a Fulgens sobre lo que se cocía en las tumbas de la Catedral de Tarragona.

- Os propongo parar brevemente en Tarragona para ayudar a dar la absolución al espíritu del arzobispo. ¿Qué opináis? – preguntó en general a sus compañeros.

A pesar de que le hubiera encantado acabar con aquellos tres allí mismo, pero sino respetaba la santidad del Tribunal que le diferenciaría de ellos. No el Miles no estaba por encima del Tribunal, al igual que no lo estaban aquellos tres desgraciados que se hacían llamar quaesitores. Él mismo se ofreció a darles caza, pero lo haría solo a su manera, no participaría del grupo que organizaba la  Marcha de Magos, para él aquello tenía implicaciones más que personales, le habían capturado, humillado y torturado, algo que el Flambeau no les perdonaría jamás.

Despojar a los reos de sus títulos no iba a mejorar mucho la situación, pero al menos haría que el caos no se adueñase del Tribunal al completo. La reputación de Guernicus ya estaba por los suelos, un burdo intento de salvar algo de la dignidad del cargo de quaesitor ahora era un mal menor para todo el daño que habían causado las conspiraciones al Tribunal de Iberia.

Él no fue lo suficientemente hipócrita, ni sinvergüenza para acercarse a ofrecer una falsa enhorabuena a Iuxta Mare. Sencillamente en un momento dado se acercó solo a Sculptor para hablar unos instantes con él a solas.-¿Sabéis algo de Julius? Si a estas alturas no esta con vosotros temo que haya encontrado su final. Creo que a estas alturas huelga decir que hemos sido unos meros títeres de Berengal y sus intrigas, mi respeto para con él se ha esfumado. Todo este caos ha sido provocado por él para desequilibrar todo el poder político del Tribunal, ahora él es el más fuerte.- apretó los nudillos con rabia, maldiciendo por lo bajo.- Sino hubiera venido, hubieran sido los quaesitores quien se hubieran salido con la suya. No solo era una cuestión personal, ni de justicia; por muy mal que les pueda querer a eso dos Ex- Miscelanea no puedo permitir que se ejecute a alguien sin ser culpable. No pude hacer nada por restablecer el equilibrio, así que tuve que escoger el menor de los males. Espero que algún día Dios me perdone.-una vez dicho eso no había mucho más que contar. Dejó que fuera Marçal quien narrara la historia que él considerase oportuna y una vez reunido junto con Aysha y Noah se podía cortar la tensión en el aire. Nada bueno tenía por ofrecerles.-Os acompañaré para recoger entonces a mi compañero y a mis hombres. Temiendo un ataque de la Orden de Thoth les ordené posicionarse en Iuxta Mare, esperaba que hubieran llegado a tiempo para salvar a Julius, pero me temo que no ha sido así.- recogió la carta de Aysha y la guardó en su jubón. Se desharía de ella quemándola en la tranquilidad de sus estancias.- La carta no era para vosotros, siendo no poder corresponder esos buenos deseos para con vosotros dos. Que menos que devolverme lo que me pertenece cuando mi presencia os ha salvado el pescuezo.-algo había cambiado en Fulgens, pero no lo que esperaban. Tal vez no tuviera cuestiones pendientes para con Sculptor, pero no pensaba pasar pagina con aquellos dos sin más.

- Que menos que devolver la Vis invertida que os entrego en el objeto de mi propiedad y cuya ofrenda como señal de paz os negáis a ver y agradecer con educación. – le contestó Aysha fría como el hielo. Estaba claro que la paciencia de la Ex Miscellanea y su deseo de reconciliación con el Flambeau también tenían sus límites y que estaban cerca de ser alcanzados.

Tras la trifulca (en la que el Verditius sólo partició para defenderse), Sculptor saludó a los magos, sinceros o no, que venían a hablar con las estrellas del momento, los magos de Iuxta Mare, absueltos. Estaba plenamente informado de lo difícil que era conjugar durante un Tribunal la moralidad, la verdad y la conveniencia (propia o de la Alianza de pertenencia), de manera que no se lo tendría en cuenta. Aunque tampoco olvidaría cómo habían actuado.

La declaración de Ianatus, Prudentia y Garus como expulsados de la Orden le produjo cierta satisfacción, aunque sospechaba que la cesta estaba lejos de estar libre de manzanas podridas. Es más, tenía el convencimiento que otras no tardarían en sustituir a las caídas. Tal vez ni hubiera un debilitamiento notable de Duresca que perdurase hasta el siguiente Tribunal. Pero al menos él sí asistiría al siguiente para recordar lo pasado en el de 1180.

El regreso a la Alianza fue prácticamente festivo. La presencia de Marçal alegraba el ánimo a los jóvenes magi y hacía hasta llevader la compañía del furibundo Fulgens. Le debían mucho a éste último, pero su presencia les resultaba incómoda.

─Si Julius siguiera entre nosotros hubiera venido al Tribunal. Este Tribunal ha sido un circo, pero estoy satisfecho con el resultado: se ha hecho justicia y se le han bajado los humos a los de Duresca. Habéis obrado bien, en conciencia, y por si mi opinión os sirve de algo, tenéis mi sincero agradecimiento ─le contestó al Flambeau.

Tras esta breve conversación con Fulgens vino la respuesta sobre la carta firmada por el antiguo miembro de Iuxta Mare ─y por tanto conexión arcana suya─. Aixha le ahorró a Sculptor un respuesta sarcástica al respecto. Todavía le costaba, pero él también había aprendido algo estos últimos años: no por tener razón tiene por qué hacer bien darle voz a tus pensamientos...

-El camino del deber no siempre es grato, tuve elección, pero debía venir y aquí estoy. Agradezco vuestro gesto Sculptor ex Verditius, creédme que de no haber estado vos implicado el demonio me tentó varias veces para dejar que esos dos parásitos pagasen por sus múltiples fechorías. Aún y así elegí el menor de los males, la creación de esa Orden de Thot, junto con el desacato de los quaesitores es de mayor importancia si se compar con la ingratitud y malevolencia de vuestros compañeros.-le tendió la mano de forma sincera e integra, pudiera ser que el pasado hubieran tenido sus más y sus menos, pero por parte del Flambeau todo parecía olvidado. Al menos a él le trataba con respeto, ya fuera por su trabajo, sus artes o por que no había necesitado de su ayuda para salvar el pellejo.

En cuanto a las palabras de Aysha la actitud fue totalmente distinta.-¿Os atrevéis a requerírme vis por haberos entrometido en mis asuntos?Por haber fijado una conexión arcana para conmigo sin que esto haya servido de nada y me venís con monsergas sobre señales de paz y educación cuando YO os he salvado la vida. Mal la peste se os lleve a vos y a vuestras majaderías, mi único consuelo es que este Tribunal ha dejado bien claro, que insectos como vos y vuestro inútil hermano de casa no podéis ni aspirar a empeñar mi buen nombre dentro de la Orden. Guardaos vuestra mentiras y calumnias para quien desee escucharlas, mal podía pensar de vos hasta ahora, pero jamás hubiera pensado que llegáis a actos tan viles como para corresponderme en este modo el que os haya salvado. Si bien os juro que no sera un error que cometa en otra ocasión.-el Flambeau no se lo podía creer, aquello sobrepasaba todo lo imaginable. Si no le declaraba allí mismo una guerra de magis era por todo lo que acababa de suceder en el Tribunal, lo que si estaba claro era que cualquier tipo de reconciliación esta totalmente rota y perdida. Ni mal herida arrastrándose por el barro suplicando clemencia movería un dedo para ayudar a aquella mezquina mujer.