Partida Rol por web

La mujer rubia estaba tensa, se la notaba nerviosa. ''¿Qué le pasará? ... Yah, seguramente solo ve un 'cometierra' a punto de tocar su tesoro.''

- Fascinante, sencillamente fascinante - Danaón no deja de observar esa maravilla de ingeniería prohibida. - He visto varios modelos en museos, pero nunca ni de casualidad tan cerca como a este.

Ensimismado, apenas oye cuando le pide ayuda para guardarlo. 

- Sí, sí ... por supuesto. A propósito, me llamo Danaón Káleros, técnico en informática. - presentándose, pero sin quitar los ojos del cylon.

La explicación de la encargada, aunque posible, no lo convence, al tiempo que su mente analítica registra algunos detalles incoherentes. Duda unos instantes. ''Algo está pasando. Mejor hacerme el distraído, hasta ver que datos puedo conseguir''

Dan ayuda a guardarlo y antes de volver a la fila, le comenta sonriendo - Espero volver a verla en el crucero, señorita ... - con la esperanza de conocer mejor a la atractiva mujer. ''Un cylon potencialmente funcional y una belleza femenina no es una combinación para desdeñar''

Shelley Godfrey, encantada. Bueno, Doctora Shelley Godfrey, pero aunque me haya sacado el doctorado hace poco, solo soy la ayudante del Doctor Amarak.

Desde la terminal, otros dos mozos corren para ayudar a enderezar el cajón, ahora cerrado, y la carretilla empieza a maniobrar para volver a cargarlo. Dan vuelve a la fila justo antes de que Jonas se vea obligado a pasar por el guardia, de modo que lograron guardarle el sitio. Shelley vuelve junto a Amarak, y aún deberán hacer cola un poco más antes de que llegue su turno de embarcar.

Tras hacer cola para subir a bordo del Olympic Carrier, entran en el interior de la nave...

Por una compuerta se puede ver el compartimento de carga, como si fuese el interior de un hangar, o una gran nave industrial. Hay varios contenedores, presumiblemente con las maletas no facturadas como equipaje de mano por los pasajeros, y algunas carretillas haciendo su trabajo, pero la estrella es el raptor...

Aún desde la distancia, su aspecto es magnífico. Seguramente una pieza de museo, especialmente restaurada y comprada para un crucero de lujo. En cuanto uno de los pasajeros hizo ademán de entrar a echar un vistazo, una de las azafatas le abordó, y lo dirigió muy amablemente hacia las escaleras mecánicas que subían al segundo piso.

Ya incluso en este momento existían las clases. Si les enseñabas un billete de clase turista, te señalaban las escaleras mecánicas; si les enseñabas un billete de clase business, te daban una tarjeta con la que abrir uno de los dos ascensores necesarios para acceder a la planta de los VIP.

Escaleras mecánicas arriba, la planta turista se dividía en varios módulos identificados con un número y una letra. Los módulos 1 ocupaban todo babor. Los módulos 4 ocupaban todo estribor. Los módulos 2 y 3 ocupaban el centro de la nave, y dos pasillos la recorrían longitudinalmente. Los módulos 1-Z, 2-Z, 3-Z y 4-Z estaban junto a las escaleras mecánicas, y había al menos un área de descanso que separaba los módulos de la A a la L, de los módulos de la M a la Z.

Miras tu billete: N-1, así que entras en tu módulo antes de ver el área de descanso con atención, pero logras ver máquinas expendedoras, maceteros con plantas, bancos como si fuese un parque, y mesas y sillas como si se tratase de un jardín.

Los módulos constan de tres baños y tres plasmas. Cada televisión está delante de una hilera de asientos (dos asientos de ancho por siente de largo), con lo que son 42 asientos solo en el módulo N-1. Hay dos extintores en la pared que da al pasillo y dos selladores en la pared que da al casco exterior. Los selladores se pueden utilizar para hacer el vacío en pequeñas perforaciones del casco, como el que produciría un guijarro surcando el espacio a velocidades cósmicas.

Jisoo y Gaheris ya están cómodamente sentados, pero sigue viniendo gente que todavía estaba formando cola cuando ellos mostraron los pasajes al guardia. El grupo de mujeres en despedida de soltera sientan a la homenajeada cerca de uno de los selladores colgados en la pared, ocupando los catorce asientos de la columna de babor. 

¿Es el asiento de un cine? ¿Qué película me traéis a ver? ¿Es una película marrana?

Lleva unos cascos, así que no escucha la respuesta.

El resto de parejas también se van distribuyendo según lo que indica la numeración de su billete, aunque eso también da lugar a que completos desconocidos se sienten juntos. En un momento dado, una mujer joven se sienta al lado de un hincha de los Bucaneros, o eso indica su gorra. La chica se sienta relajadamente, poniendo el brazo en el reposabrazos común, lo cual es un acercamiento que va más allá de lo que el hombre puede soportar.

Uh... ehm...-titubea, apartando su brazo y poniéndolo en su regazo, nervioso por la presencia de una mujer.

Otro pasajero se acerca al hincha de los Bucaneros.

Eh. Estás en mi asiento. Esfúmate.

El gordo saca su billete, confuso, comprobando la numeración.

Uh... No... ¿Seguro? Creo que sí estoy bien sentado...

¡Levántate!

El gordo se pone en pie, intimidado, y el joven de pelo largo se sienta con la muchacha. Roddy se queda descolocado, en medio de uno de los pasillos, apartándose para ir dejando pasar a la gente. Espera a que todos se sienten, para ocupar el asiento del hombre que le echó fuera, pero los asientos se van llenando poco a poco, así que al hincha de los Bucaneros le toca seguir en pie.

También llama la atención una pareja de chicas jóvenes, con el pelo teñido de colores estrambóticos, que parecen ir juntas, pero el que se lleva la palma es el taurano de los tatuajes, Danaón, que hace que todas las miradas se posen con temor en él.

Al sentarse, descubren un compartimento bajo cada asiento, un cajón en el que guardar el equipaje de mano, con una pequeña llave de taquilla.

 Al ver la discusión entre Roddy Stern y Robin Wings, el resultado posterior, y la precaria situación del hombre de la gorra, me levanté de mi asiento, al lado del de Jisoo, y me acerqué a ambos, dirigiéndome con tono severo. Era una suerte llevar puesto el uniforme en ese momento, ya que siempre te da cierta aire de autoridad:

 - ¿Algún problema, caballeros?.

 Si ese tipo quería problemas, se había equivocado de nave, yo no pensaba permitir que pisoteara a nadie.

Jisoo caminaba observando aquella gran superficie que era la bodega de carga de la nave, estaba claro que en el interior de esas grandes cajas estaba todo su equipaje y el de otras personas, las miraba pensando en que su nueva y sin duda excitante nueva vida estaría en gran parte ahí contenida. No podía evitar estar algo nerviosa ante la perspectiva del viaje.

El compartimento en el que viajaría no era precisamente uno de esos lujosos que había detrás de esos ascensores, pero de todas formas tampoco era necesario, a fin de cuentas no era un viaje tan largo como para necesitar unas comodidades extras, las cuales serían sin duda demasiado caras.

Ya en el compartimento podía verse toda clase de personas, y como era de esperar un tipo había echado a otro simplemente por estar junto a una chica atractiva, Jisoo suspira profundamente mientras susurra:

Habrá que ser simple

Pero se fija que el hombre que tenía a su lado se pone de pie y ella observa, el comentario hace que desvíe su mirada al tipo que había “abusado” del tipo de la gorra sabedora de que seguramente se empezara a liar en ese momento en el compartimento y esperando que algún guardia de seguridad apareciera.

Danaón llega justo para abordar el transporte, todavía fascinado. 'Le dirige un escueto 'Muchas gracias'' al joven de la fila e ingresa al transporte.

Con una mezcla de empujones y ''permiso... disculpe'', se dirige al asiento identificado en su billete; afortunadamente, a juzgar por los típicos incidentes, se encuentra libre aún, así como el del acompañante.

Consciente de la aprehensión que genera su origen tauronio, se limita a abrir el compartimiento para su equipaje y a ocupar su asiento

Cuando vió al tauronio no le llamó mucho la atención, estaba acostumbrado como piloto de pasajeros. Lo que si llamó la atención fue que parecia que nadie quería mucho trato con el.
Miró su asiento y le había tocado junto a el, menuda casualidad. 

-Disculpe caballero, pero parece que nos sentaremos juntos. ¿Qué tal está?-

Nada más acabar la frase extendio su mano para saludarle.

Un hombre  se acercó sin dudar demasiado respecto al asiento que le correspondía, saludando formalmente.

-Adelante, pues, sentate. -  tratando de no demostrar su frustración: había esperado alguna mujer interesante, tal vez la doctora o la joven de la fila. ''En fin, al menos parece una persona educada... Espero que se también alguien discreto​'' Al ver que le extendía la mano, no dudó en estrecharla y presentarse

- Danaón Káleros, encantado de conocerte

A decir verdad Jonas sentía algo parecido con la presencia del Cylon. Había crecido con historias horripilantes sobre ellos y con el tiempo se habían convertido más en una leyenda que en algo real. Hasta que se abrió la caja. Intentó quitarle hierro al asunto, algo a lo que contribuyó Todd con su argumento y su reparto de tarjetas.

-Gracias Todd Tarner -Dijo mirando la tarjeta.- Si necesito algún aparato que acabe en doras te llamaré.

Guardó la tarjeta en uno de sus bolsillos más por cortesía hacia el hombre que se la acababa de entregar que porque pensara utilizarla en el futuro y después volvió a su conversación con Dido, que así se llamaba la chica.

-Ya lo han guardado en la caja, no pasa nada. Y sí, es una pasada. -No estaba seguro de si se refería a lo del Cylon o al viaje en sí, en cualquier caso quería seguir con la conversación. En aquellos momentos la cola había avanzado tanto que Jonas dudaba que pudiera guardar el sitio al hombre que les había pedido que le guardaran su sitio. Jonas hizo como que buscaba su billete, aunque sabía perfectamente donde estaba.- Sí… espere un momento, lo tengo por aquí.

La intervención de Jake hizo que ganaran algo más de tiempo, el suficiente para que el hombre pudiera regresar.
Jonas sacó finalmente su pasaje y lo dirigieron hacia unas escaleras mecánicas. Echó un vistazo a la bodega de carga al pasar y no le pasó desapercibido el raptor que había allí, no entendía mucho de naves pero aquella era una preciosidad.

-¡Menuda nave!

No se dirigía a nadie en concreto pero le había impactado verla y simplemente se había emocionado.
Al llegar a su asiento comprobó que aquel viaje iba a ser mejor de lo que imaginaba. ¡Le había tocado precisamente el asiento al lado de Dido!

-Vaya, parece que nos ha tocado juntos. -Jonas sonrió sin saber muy bien qué más decir para que la chica no pensara que era un imbécil, así que se puso a guardar su equipaje y después señaló al grupo de chicas que había ocupado una de las secciones.- Menuda sorpresa que se va a llevar…

El incidente entre dos pasajeros llamó entonces su atención, sobre todo porque uno de ellos, al que habían echado del asiento de malos modos, llevaba la gorra de los bucaneros. Jonas aún no había hecho las pruebas con el equipo pero ya se sentía uno de ellos y por lo tanto aquel hombre era uno de sus seguidores, no podía dejarlo sin más. Mientras Ghaeris se ocupaba del maleducado, Jonas se acercó al hombre.

-Disculpe, soy Jonas Gladstone. ¿Me permite su billete? Le ayudaré a encontrar su asiento.

Ahora su nombre no le diría nada, pero si pasaba las pruebas aquel hombre seguro que tendría una buena historia que contarles a sus amigos.

Agradezco con un gesto la tarjeta del vendedor de electrodomésticos y la dejo caer en un bolsillo de mi mochila. Hay que reconocer que el hombre está al quite pero su oportunista anuncio de tostadoras me da risa y tengo que esforzarme para aguantármela.

La cola se acelera y permanezco callada más que nada para hacerme la interesante, afirmando con la cabeza cuando Jonas llama mi atención sobre el raptor.

-Juntos, ¡guay!- Afirmo de nuevo con la cabeza sin saber qué más decir después de desechar: “lo siento por tí, tío, ronco un montón” y “no se si te va a gustar, creo que soy demasiado grandota y voy a invadir tu sitio”.

No me extraña el comentario de la chica de la despedida de soltera, el olor de los asientos y el gentío hace un poco el efecto de un cine antes de empezar la película, y yo siento algo parecido. Ardo en deseos de explorar la nave de cabo a rabo pero después de ver los ascensores para VIP's y las distintas colas, dudo mucho que me dejen.

-Va a flipar.-Le comento a Jonas por decir algo. -¡Como para no alucinar! ¡Vamos a estar en el espacio! -Esto lo digo más flojito, para no chafarles la broma. Eso sí, con una sonrisa que no me puedo quitar de encima.

Me incorporo apoyada en el asiento haciendo como que busco algo en mi mochila pero atenta al jaleo. El hombre agresivo parece nervoso como si le pasara algo malo y quiero echar una mano si las cosas se salen de madre.

Me olvido de que estaba disimulando y le pego un bocado a uno de los muchos pasteles que guardo ahí.

Me ha caído simpático el hombre de la gorra. Le sonrío. Meterse con un hincha de los bucaneros es una mala idea. Tienen fama de ser inasequibles al desaliento.

Yo... no quiero causar problemas...-dijo el hincha a Gaheris.

Mamá... ¿se van a pelear?-dijo una adolescente abrazándose a la señora que se sentaba a su lado.

La madre se inclinó para hablar con un hombre en el asiento inmediatamente delante del suyo.

Cariño... ¿No vas a pararles?

Son jóvenes. Están espumeando. Intentando marcar territorio. Quizás queriendo impresionar a alguna chica. No van a llegar a las manos, tranquila, solo fanfarronean.

El tipo problemático se puso en pie. No era alto, pero tenía una mirada peligrosa.

Vuelve a tu asiento, niño de la cabeza de ovillo de lana-dijo a Jonas-. Aquí los hombres estamos hablando...

No fue mucho más diplomático con Gaheris. Hubo un acercamiento, tratando de marcar territorio, dejando poco espacio entre su torso y el del militar, pero sin llegar a tocarle.

Ya has oído al gordo: no quiere causar problemas. Vuelve a sentarte con tu novia menor de edad-dijo por Jisoo y su joven apariencia-, pederasta.