Como todos habían aceptado a Shining Eclipsa, Animae se permitió sonreír a pesar de la sombra cansada que le invadía el rostro y luego de apretar una vez más la mano de Ilify, dio un paso adelante para acompañar a Platinium.
-Acabemos con esto de una vez por todas-los ojos de la guerrera brillaron de nuevo primero posando en Nereida, luego en Shining Eclipsa y al último Ilify-. Vamos-y luego se giró para ver a a Platinium agradecida con que Scarlet Bat no lograra sus propósitos de aminorar las fuerzas de todos para terminar esta batalla.
Esperando que el resto se uniera, avanzó un poco invitando con las manos para llegar todos juntos con la Reina Oscura. Su cuerpo le seguía doliendo, pero intentaba dejarlo a un lado por el bien mayor que debían alcanzar.
Ya no había defensas, no había barrera y Kal'Ahd había aceptado su victoria. El cuerpo inerte de Scarlet fue absorbido poco a poco por la tierra, la cual parecía ingerirlo como si de un parásito se tratara. Tras casi un minuto, el cuerpo de la titánide había desaparecido.
A pesar de haber vencido, el estado actual de los guerreros era decadente, estaban malheridos y sabían que existía la posibilidad de nunca volver. Cruzar las puertas del infierno podía significar la condena eterna, pero todos habían aceptado ese destino por una sola oportunidad de salvar su nuevo mundo.
Cada paso se hacía más pesado mientras más se acercaban, ya que la energía oscura crecía con cada centímetro. A pesar del temor, todos avanzaban con decisión hacia el nido de la bestia, el lugar donde todo comenzaba y terminaría.
El lugar estaba lleno de niebla y el olor a muerte era penetrante. Cada muro, cada columna, cada bocanada de aire carecía de vida y el panorama era desolador.
Después de un sendero de muerte, dieron con un gran portón, el cual daba paso a la Sala de trono, podían sentirlo, la oscuridad de la reina por todas partes. La puerta se abrió por sí misma mientras avanzaban para mostrar un lugar en mejor estado que lo demás, aunque las columnas que sostienen este amplio salón parecen caerse a pedacitos. De seguro era la magia de la Reina oscura la que lograba que se conservara.
No muy lejos de donde estaban, vieron un paisaje bastante familiar, algo que estremeció sus corazones hasta los más profundo. Kinna, Night, Schmella, Hook, Ñyankuro... Los guardianes de las guerreras y los dragones yacían en el suelo, con sangre cubriendo sus cuerpos y con múltiples heridas. No se movían, no suspiraban, habían caído en el sueño sin retorno. Todos excepto uno. Solo faltaba un guardián, el perro lobo Sombra, guardián de Storm Angel.
El dolor era profundo e indescriptible, aunque el panorama no parecía mejorar. Un poco más cerca del trono, pudieron ver el cuerpo de Mariko sobre el suelo con sus cadenas rodeándola, dándole a su señora una mortaja para su descanso. No muy lejos de ella, vieron a Enola, cuyo cuerpo estaba tan maltratado como el de la guardiana suprema, cubierto de heridas y malherido. La cercanía de ambos cuerpos podía llevar a la conclusión que habían muerto en batalla.
Su vista seguía avanzando y llegaba hasta el trono, donde podían ver un cuerpo flotar frente a este, con una luz de color rojo. Si miraban más detenidamente, podían distinguir el cuerpo de una fallecida Scarlet. Detrás de esta, se encontraba la Reina Oscura. Su tamaño era considerable, de más de dos metros de altura, con unas alas de enorme envergadura y un aura de maldad que helaría la sangre de cualquier mortal.
Sonreía mientras las veía entrar sentada en su trono serena y dichosa. A pesar de que sabía lo que pasaría, su cara era de gozo.
Detrás suyo, pudieron ver dos burbujas que servían de prisión a dos aliadas que conocían bien: Calíope y Shiro Kuroryuu. La primera parecía gritar algo, mas su voz era tan prisionera de la burbuja como su cuerpo. Sentían su energía, pero era supremamente débil el rastro. Por otra parte, Shiro no se movía en absoluto. Sabían que seguía con vida, pero estaba inconsciente y conocían la razón para ello. Como ella dijo, estaba indefensa.
- Vaya, así que lograron llegar. Y además, asesinaron a mi preciada Scarlet. Y pensar que a Enola tuvo que hacerle frente la guardiana suprema. Si no, ella las hubiera asesinado. Sin embargo, su muerte me dejó un pequeño consuelo -.
La reina extendió su mano derecha y pudieron ver el Cristal sagrado, el corazón de Andelivian, el cual estaba a cargo de Mariko. Con la muerte de esta, era de esperar que la reina se hiciera con él con cierta facilidad.
- Sus amiguitos guardianes trataron de protegerlo, pero creo que pueden suponer qué sucedió - rió con fuerza.
Dejo el post hasta aquí para que puedan copiar sus impresiones de todo hasta aquí :).
Cuando creía que ya lo había visto todo, Nereida se horrorizo aun mas al ver lo que le había pasado a sus aliados que tanto los habían ayudado hasta entonces.
-Oh, no! Night! Mariko! Que les pasó a todos?
Entonces miró a la reina oscura, enojada.
-Esto es obra tuya? No te bastó con robar el alma de Cursed y colocarla en esta marioneta? -dijo señalando a Shining Eclipse- Es que no te das cuenta de cuanto sufrimiento has causado? Hasta donde quieres llegar? Confiésalo!
Aquel lugar le resultaba familiar, a fin de cuentas, ya había estado allí, pero en esta ocasión lo sentía diferente, era como si la oscuridad fuera aun mayor, como si la oscuridad que había dentro de ella gritar por salir y fundirse con toda la oscuridad que le rodeaba en esos momentos, como si todo a su alrededor le fuera a engullir, sin embargo, no dijo nada, ni mostro nada a las demás, o al menos lo intento.
La visión en aquella sala era dantesca, con sus guardianes y aliados por los suelos, Platinium se quedó totalmente sin aliento cuando vio a Kinna tirada en el suelo, unas lágrimas cayeron por su rostro y se llevó la mano a este mientras se decía a si misma:
No… dijiste que no llorarías más… no tienes esa capacidad ni ese derecho.
Pero en su interior la voz de Chidori le decía otra cosa, le habla con dulzura:
No… sí que lo tienes… esa es la luz de tu interior que llora por aquellos que quieres y que no deberían haber sufrido… esa es tu luz Platinium el deseo de proteger a los demás… les protegemos aunque nos hagamos daño… lo he comprendido conociéndote, por eso me alejaba de los demás… no porque tuviera miedo de que me fueran a hacer daño por mis ojos, sino porque termina hacerles daño… que fueran mis amigos y los demás les hicieran daño por eso… tu eres igual, somos iguales, por eso te alejaste de las demás… por eso caíste en la oscuridad por protegerles, por proteger a los demás, esa es tu luz y esa reina oscura no puede quitártelo.
Platinium mira hacia delante, notaba como sus dos mitades, la oscura y la luminosa ardían, como ambas luchaban por salir, mira a la reina oscura y dice mientras camina hacia ella:
Me da igual lo que digas… me da igual todo… aunque me mates mil veces, aunque el mundo se acabe mil veces vendré a por ti… acabare contigo sea como sea, aunque eso acabe conmigo… ya una vez te derrote, volví de tu oscuridad, y lo hare otra vez… no, lo haremos definitivamente, porque tu estas sola, eres un ser patético que está solo, que no sabe el poder que tiene el contar con los demás, con los que más quieres, y por eso te destruiremos cueste lo que cueste.
Platinium sentía su interior arder, mira hacia los cuerpos allí tirados y después hacia el suelo mientras dice:
Gran Dragón… amigos… aliados… guardianes, dadnos vuestra fuerza para destruirla…
Le señala con el dedo y grita a la reina:
Hoy tu reinado oscuro termina aquí
Para sin dudarlo lanzarse al ataque con la clara intención de dar una oportunidad a sus compañeras actuando como distracción.
Conforme caminaba junto al grupo, la respiración de Animae se hacía más pesada no solo por las heridas que le complicaban andar; también esa energía oscura que acrecentaba a cada paso con el que su alter-humano parecía temblar de miedo, pues ya no había marcha atrás. Animae lo había asimilado, pero Katherine se lamentaba ante la idea de no volver a ver a sus padres; sin embargo, la guerrera la consolaba y la inglesa lo sabía, era una decisión que ambas habían acordado y ahora quedaba luchar hasta el final.
Cuando llegó a la Sala del Trono y visualizó a Schmella en el suelo completamente inerte, la pelinegra provocó una rápida ráfaga de aire* que alteró el ambiente por unos segundos mientras rememoraba todos los recuerdos, de ambas vidas, con aquella mariposa que siempre le procuró y cuidó. Sus manos temblaron aun más y sus piernas se debilitaron, pero logró sostenerse sabiendo que si su amiga la viese en ese estado la preocuparía en demasía y la guerrera le habría contestado con una sonrisa cansada que estaba bien. Y para rematar, el cuerpo de Mariko cerca de Enola casi le provoca una especie de desvanecimiento emocional porque mientras ellos peleaban contra Scarlet Bat, su guardiana moría en este deplorable sitio. De pronto, la brisa que había liberado cambió a uno más cándido y Animae percibió que era Katherine quien le abrazaba siendo esta vez ella quien le daba fuerzas para seguir.
Alzó la vista con sus ojos húmedos mirando desafiante a la Reina Oscura, haciendo acopio de sus fuerzas para acabar aquí mismo una guerra sin sentido que seguía cobrando vidas inocentes. Se detuvo unos segundos para observar a Calíope y decirle en silencio que tratarían de ayudarla: la imagen de su hermano pidiendo que cuidasen a su compañera rubia se hizo presente y los ojos azules de la guerrera del viento se suavizaron levemente, mas no perdieron el brillo de ímpetu que poco a poco le animaba.
-No nos rendiremos hoy ni nunca-proclamó luego de que Nereida y Platinium hablasen. Aunque su voz sonaba débil, había en ella determinación y voluntad-. Pensaba en que habría alguna manera de acabar esto de una mejor manera, pero no la hay... Solo existe una vía a seguir y esa sonrisa que tienes en tu rostro tendrás que borrarla. Pagarás por todo lo que causaste debido a tu soledad que no quisiste remediar. A diferencia tuya, nosotros valoramos el equilibrio y no importa cuánto nos cueste, lo lograremos-diciendo esto, miró a Shining y de ahí a Ilify, y a él con una sola mirada le dijo todo lo que sentía por él. No hubo necesidad de palabras, tan solo un "gracias" con los labios por estar a su lado.
-Aunque acabemos fatigados-el arco que cargaba junto a su carcaj brilló en color blanquecino para unirse en un haz de luz que por breves segundos tomó la forma del medallón que se le obsequió en el pasado-, aunque nos cueste respirar-de inmediato el dije se esfumó para devolver el arco y el carcaj, pero había algo diferente en sus armas: brillaba en un color blanco rosado y en los extremos alas de mariposa posaban en los extremos brillando mientras liberaban corrientes de aire brillantes que rodeaban a la guerrera* y corrientes de aire le rodearon dando la sensación de liberar un poder máximo-... y aunque caigamos, terminaremos esto.
Fue sacando una flecha de su carcaj mientras su compañera Platinium hacía el primer movimiento y comenzó a tensar la cuerda mientras observaba todo alrededor: trampas, algo que les beneficiara, un punto débil de la Reina, una manera de liberar a Calíope y a Shiro... cualquier cosa que les ayudara. El principío del fin ya había iniciado.
*solo fines narrativos todo lo señalado por el asterisco xD
La reina parecía ignorar todas las preguntas y acusaciones que se le hacían. Sus compañeros lo habían entendido y ya preparaban sus ataques. Era lamentable, pero ya no había vuelta atrás. La reina no se arrepentiría ni pediría perdón, no le importaba ni siquiera su propia hija, la bella princesa Aberrant, y probablemente los arrastraría a todos con ella hacia las puertas de la muerte. Nereida se consoló pensando que al menos la tierra no sufriría por esto. Sacó su tridente, esperaba que éste le ayudase a amplificar su poder. Le imploró a su Dios, Poseidón, que le diera fuerzas para que su sacrificio no fuera en vano. Comenzó a sentir como gotas de rocío cubrían el artefacto. Sus plegarias estaban siendo escuchadas. Lo que al principio era sólo humedad sobre metal se fue concentrando en el asta y se fue formando una bola de agua, primero pequeña, luego comenzó a crecer. Este sería su ataque final.
Igual que Animae. Fines narrativos.
Eclipsa iba con la comitiva en busca de hacer justicia por todo lo que había pasado. Conforme seguían el camino toparon con otro escenario bélico y lleno de horror: ahí estaban, aliados y enemigos muertos en lo que parecía una sangrienta batalla. Eclipsa fue con su compañero Ñyankuro y mientras levantaba su cuerpo carente de vida le dijo:
—Lo siento, lo siento tanto.
Dicho esto le dio un abrazo y lo mantuvo así durante varios minutos. Quería llorar y hundirse en sus penas, pero no podía llorar, por mas triste que estuviera las lágrimas no salían, quizás la pena y el remordimiento eran tantos que sentía que ya no podía expresarlos. Aquel recinto diabólico y hogar del mal absoluto era un sitio espeluznante y hasta para Eclipsa quien tenia un cuerpo afín a esta podía sentir el horror, eso y queas arriba estaba la Reina Oscura
De los grandes cortinales de la sala del Trono Eclipsa arrancó unas partes y con ellos hizo mostajas para las mascota fallecidas; también puso grandes mantas sobre los cuerpos de Enola y Mariko, no merecían que sus cuerpos fueran denigrados de esa manera.
Un vez término miró a su antigua ama y le dijo:
—Esta marioneta ha roto sus hilos y a venido a purgar sus culpas.
Decía así con temor.A pesar de verse libre y volviendo a ser ella misma podía sentir como el traje-armadura se resistía a ir contra su ama, esa negativa e ira en su traje, no se dejaría someter por ellos. Apretando el puño impuso su voluntad y la armadura oscura se sometió recuperando los tonos dorados del principio.
—Esta vez no, no me someteré a la oscuridad.
La reina ríe ante los arrebatos de Nereida y le dice – Nunca he negado nada y, si no ves a nadie más aquí, ¿qué duda te queda? – rió una vez más. Su voz era tan profunda que hacía al lugar temblar desde sus cimientos.
- Verás, guerrera de Andelivian, quien esclavizó el alma de Cursed Dawn fue Scarlet Bat, no yo. Sin embargo, ella fue una excelente ofrenda porque me trajo un regalo muy especial – y en su mano libre, pudieron ver el orbe que había ocasionado la primera guerra: el orbe del dragón.
La reina tenía en su poder los cristales de los tres mundos y no había que ser un genio para comprender que eso simbolizaban problemas graves.
Al escuchar a todas y cada una, solo rió y extendió sus palmas para hacer que los cristales flotaran justo a sus costados mientras dirigía su mano en dirección a Enola. El cuerpo comenzó a flotar, al igual que lo estaba el de Scarlet y con ese brillo característico, se posó justo al lado de la otra generala. La mortaja que Shining Eclipse había puesto para ella había quedado allí, abandonada en el frío suelo junto a Mariko.
Los cristales se elevaron y comenzaron a brillar. En sus corazones, sentían su poder haciendo que temieran, que los amaran y los comprendieran. Gritaban por ayuda, gritaban para que se detuviera la batalla, pero fue contrario a lo sucedido. Tal vez por eso la Reina Oscura no había podido controlarlo en la última vez y ahora, ¿cómo planeaba controlar a dos de ellos a la vez? Casi como si hubiera leído sus pensamientos, la reina dijo – Con el poder de estos cristales, acabaré con sus mundos y Kal’Ahd se apoderará de la vitalidad de la Tierra. Tengo a Calíope y a Healing Dragon en mi poder y es todo lo que necesito – dicho esto, vieron sus burbujas brillar y desplegar rayos en su interior mientras salían dirigidos a los cristales. Podían sentir cómo la vitalidad les era robada a través de su cúpula de cristal y mientras eso sucedía, las plegarias de los cristales se acallaban. La reina había encontrado la manera de engañarlos.
Del cristal sagrado, se desplegó un rayo intenso de color blanco que golpeó el cuerpo de Scarlet Bat, y del orbe del dragón, un rayo púrpura que golpeó a Enola, haciendo que sus cuerpos brillaran com mayor intensidad y se acercaban a la Reina oscura poco a poco. Esta recibió los cuerpos con sus brazos abiertos y se retorció de dolor. Encorvó su cuerpo en busca de alivio, pero este no llegaba. El poder parecía querer desbordar su cuerpo. Su piel comenzó a oscurecerse, sus alas crecieron, seguía creciendo y, en un momento de total agonía, levantó su rostro. Pudieron ver la cara del demonio, la maldad pura frente a ustedes. Ojos sin pupilas completamente rojos, colmillos afilados y mandíbula desencajada. Por un momento, sintieron el impulso de correr, pero se contuvieron. Un rugido de una frecuencia tan alta que todos tuvieron que cubrir sus oídos para mitigar el dolor, llenó el lugar y el cuerpo de Shining Eclipsa se descontrolaba. Podía sentir las pulsaciones de este buscando seguir el llamado de su ama. La onda de sonido los descolocó un poco y, cuando recuperaron la consciencia de sus alrededores, pudieron ver una criatura de más de tres metros frente a ustedes. La Reina oscura siempre había sido de gran tamaño, pero ahora era mucho más aterradora.
Los cristales seguían flotando en donde estaban, pero parecían responder a los deseos de la nueva reina, quien se puso de pie tras estabilizar su forma y rió con una voz compuesta por dos tonalidades: una aguda y otra grave. Podían sentir la maldad de esas tres titánides combinadas tan cerca que casi ni podían respirar en ese lugar. Además, ella estaba en perfecto estado y todos estaban agotados y heridos.
- Pobres guerreros. Luchando una batalla que no pueden ganar – mencionó la malvada reina.
- Con el poder de los tres cristales y combinado con el de dos de mis mejores guerreras, su planeta no tendrá oportunidad – rió sonoramente.
Sabían que era el momento de luchar o rendirse y todos habían soportado muchas cosas como para rendirse ahora. Sobreponiéndose al temor y la ansiedad, comenzó la batalla final por el destino del universo.
A pesar de la oscuridad, Nereida es la primera en reaccionar. Toma su tridente y una poderosa fuerza forma un remolino alrededor de este. Esta fuerza se convierte en una poderosa corriente que se amplifica y crece, llenando el lugar. Poco a poco, este gran poder se reúne el el tridente y forma la característica esfera del ataque de Nereida, solo que su poder es impresionante. Nereida había utilizado su arma para amplificar su ataque y ahora, era imponente.
Juntando toda su fuerza, grita – ¡Maremoto de Poseidón! – podían ver las intensas olas aglutinándose en un único ataque. El suelo tembló y toda la fuerza de la guerrera estaba en ese ataque. La esfera de agua y energía iba a toda velocidad hacia la Reina, quien la miró impávida y con solo extender su mano, el Cristal sagrado brilló, Calíope gritó por los rayos negros que golpeaban su cuerpo y un rayo de energía golpeó a la reina para llegar hasta su mano, dándole la capacidad de defenderse.
Frenó el avance de la esfera y con una sonrisa y aquella extraña voz, dijo - ¿Cuándo se darán por vencidas? Tengo el poder de la estrella primigenia. ¡No podrán conmigo! – tras este grito, la esfera de luz y agua se tornó de un color oscuro y se concentró en una aún más grande que se dirigió hacia Nereida, la cual, trató de convocar su barrera espiritual. Ella era famosa por su alto poder espiritual, pero esto era diferente. Esa esfera tenía la energía de las guerreras de Andelivian, del cristal sagrado, de la Reina de cristal. Por tanto, la barrera no sirvió de nada y aquello golpeó a Nereida con tanta fuerza que la guerrera del mar salió volando hacia la entrada para chocar con la pared que protegía la puerta.
Su cuerpo con múltiples moretones por el golpe del agua y su cuerpo debilitado cayó al suelo. Alzó su rostro un momento para mirar a Night, su guardián, trató de estirar una mano para alcanzarle, pero las fuerzas no estuvieron con ella. La mano golpeó el suelo y sus ojos se cerraron. Si vivía o no era algo que no podían averiguar, pero sentían su energía apagarse.
Al ver esto, Shining Eclipsa la miró aterrorizada y luego se voltea hacia la reina. Ella había visto morir a muchas guerreras y ahora, ver morir a una más, se sentía responsable. Sin embargo, su cuerpo se resistía a moverse, ya que su parte oscura sentía el impulso de obedecer y, con cada palabra de la reina, a la guerrera se le dificultaba más y más.
Se concentró todo lo que pudo en sus mentoras y con un fuerte impulso de sus alas, cubrió sus puños de hielo para dispararse a sí misma hacia la reina. Su determinación era tal que las órdenes de la monarca no detuvieron su avance, pero sí sus manos. Las palmas de la colosal mujer se quemaron por el fuego de la dragona, pero no pudo conectar un golpe real, siendo tomada fuertemente por los puños hasta el punto de sentir cómo ella quebraba sus huesos y ser arrojada hacia una columna sobre la derecha. La columna la recibió y perdió su estabilidad, cayendo los pedazos sobre la dragona, cuyas fuerzas restantes no le permitían vencer el poder de la reina sobre ella.
- Quédate ahí, marioneta. Debo jugar con tus amigas – rió y la dragona seguía luchando por levantarse, pero sus piernas temblaban ante la orden. No era capaz de ponerse en pie. Su dolor físico era mayor que su fuerza de voluntad. La dragona gritó presa de la frustración y miró una vez más a la guerrera de agua, derrotada y tal vez sin vida. Lágrimas brotaron de sus ojos mientras miraba la batalla que comenzaba a creer que no ganarían.
Allí estaba, ante ellas, la Reina Oscura, no era la primera vez que la veía, pero sí de esa forma, parecía que había mucho tiempo que sucedió aquello, como si hubieran pasado años, pero sabía que no era así. No solo Platinium sentía la oscura presencia de la reina, también Chidori lo sentía, la chica que se mantuvo en silencio todo el tiempo temblaba, Platinium dice para sí misma:
No te preocupes… es el momento…
Sabía que era difícil, que prácticamente era imposible, había visto el poder de esa mujer, como le había arrebatado lo que más quería; ante ella se formaron las imágenes de todo lo que había perdido, poco a poco Platinium se iba enfadando, iba creciendo la ira:
Maldita reina oscura… hoy tu reinado terminara, hoy haremos que dejes de matar y acabar con todo y con todos
A continuación, fueron un ataque tras otro, Platinium luchaba aparentemente sin prestar atención a su seguridad, lanzando una y otra vez sus ataques más poderosos, su rayo de energía morada, las plumas negras, incluso trato de usar el control de la oscuridad y la gravedad.
En cierto momento de la lucha invoca a sus sirvientes y les ordena que protejan a sus compañeras, cuando alguna está herida insiste en que deben protegerla, no le importara para nada exponerse.
Platinium con su control sobre la oscuridad apela a esta, incluso al planeta para que le ayude:
Vamos… tenemos que acabar con ella… no eres el planeta que responde a los deseos de los demás… que respondes a la oscuridad y que haces lo que sea por sobrevivir y eres caprichoso… sabes que tengo oscuridad en mi interior, toma toda la que quieras, toma toda mi luz, pero déjame destruir a la reina oscura.
En esos momentos siente como Chidori desde su interior le habla:
No… Platinium no, no debes dejarte guiar por la oscuridad… eso es lo que la reina quiere… tienes en tu interior más luz de la que piensas, yo lo se, la he visto… solo asi puedes acabar con ella, sé que lo haces porque quieres protegerlas, quieres protegerlas a todas, pero no debes caer en la oscuridad.
Las plumas estallaban tras tocar a la reina, el rayo morado parecía no llegar a ella y aunque el control de gravedad era muy fuerte, la reina no se movía. No sabía qué hacer, sentía que la ira seguía creciendo en su interior mientras cada ataque parecía ser más inútil que el anterior.
- Eres oscura, Platinium. Me agradas y ojalá te nos unieras. Como sé que no será así, es hora de la venganza - rió mientras su otra mano se extendía y, a su vez, el Orbe del dragón brillaban electrocutando a Healing dragon y dándole el poder de Hardak. Con un estallido, acabó con el control de gravedad y despejó la oscuridad que convenientemente nublaba su vista para luego extender sus propias alas y contraatacar.
Sus plumas se levantaron y apuntaron hacia Platinium. Tras un fuerte impulso, una a una salieron hacia Platinium como un mar de cuchillas. Cortaron su piel, atravesaron su abdomen y su vientre, cortaron sus mejillas y sus piernas incontables veces, se sentían como centenares de disparos. Cuando al fin se detuvieron, una última pluma la golpeó y con una fuerte explosión, dejó a la dragona en un cráter derrotada. La energía de Platinium parecía apagarse igualmente y con ello, parecía que la reina solo estuviera jugando con todos. Dejándoles pensar que podían tener posibilidades de vencerle.
Ilify decide no ser más espectador y mira a Platinium preocupado por su futuro. Sus dos compañeras habían sido derrotadas y eso llenaba su corazón de enojo. Gritó sin pensarlo dos veces:
- ¿Crees que un rey o una reina pueden hacer prevalecer sus caprichos a costa de los demás? ¿Crees que puedes ser reina sin nadie a quién reinar? ¿Crees que vale más un mundo que otro? - las palabras del dragón estaban llenas de rabia, no lograba odiar a aquella mujer, su deseo de buscar contentar al alma de Aberrante le impedía atacar con la voluntad de matar, casi se odiaba a si mismo por ser tan débil, y los colmillos maltrechaban sus encías suavemente rasgadas en el dulzor de su propia sangre.
En un esfuerzo, soltó a la guerrera que cargaba para lanzarse a la batalla, o eso parecía. Invocó a su hada y a su caballero blanco para que protegieran a Animae, mientras los Minions parecían seguir esperando para tener que protegerlos a todos, a pesar de la caída de su ama.
Jaycee procuraba apoyar al detenido corazón del dragón, no sabía si vivirían o morirían, pero habían estado juntos por mucho tiempo. Ya no había humano o dragón, habían dos amigos con sus deseos desgarrados por la impotencia y la realidad. Nada era tan fácil como pudieran desear.
Jaycee pone la mano de su espíritu en el pecho, y es seguido por la mano del dragón, no saben si será posible, pero prometió no dejarse matar, y también prometió dar su corazón de ser necesario. Rezaron ambos al orbe del dragón arrodillados en el suelo, y hicieron su mayor esfuerzo por hacer una recreación de medio corazón a base de hielo, ¿serían capaces de lanzar la mitad de aquel músculo a la reina? Por suerte al final no fue necesaria tal hazaña que seguramente hubiera acabado con sus vidas. Recordaron que poseían algo, el corazón de Aberrant, casi olvidado en un bloque de hielo que servía para mantenerlo. Dragón y humano sentían que lanzar aquel bloque a la reina era un desperdicio, ni siquiera sabían si este volvería a su lugar, y era el propio pecho el que sufría el helado dolor de la duda.
En un sobreesfuerzo de lanzar con la máxima precisión posible aquello que Aberrant pidió ofrecer, Ilify vió sus manos manchadas de sangre, no era un color verdadero, estaba más en sus pensamientos que en su realidad, tuvo que hacer acopio de valor para aceptar los que eran sus pecados, para saber que aunque aquello acabara, el nunca volvería a ser el mismo. Y medio cuerpo se cubrió de escarcha mientras luchaba contra su propia tristeza, una de sus alas se volvió cana, y su espíritu casi vencido buscaba algo más que un poco de apoyo moral, mientras solo podía rezar, por que el corazón de Aberrant alcanzara su meta.
Con cierta facilidad, el dragón logra insertar el corazón en el pecho de la reina. La piel de esta lo absorbe, al igual que la mano del dragón. Ilify trata de retirar su puño, pero no puede y la angustia se hace latente en su rostro. Miró a la reina para confirmar sus sospechas y esta reina se echó a reír.
- Vaya, vaya, vaya. Muy astuto, dragón de hielo, pero olvidaste un pequeño detalle. Yo ya había expulsado a esa guerrera de Andelivian de mí hace mucho -. Hizo una pausa y tomó el antebrazo de Ilify con fuerza – Lo cual me permite volverlo a hacer… - la mano de la reina comenzó a arder quemando la de Ilify. Su agonía era lenta y su dolor insoportable.
Animae reaccionó con la intención de ayudar al dragón a escapar y tomó su arco. Tenía pocas energías, así que comenzó a disparar sus flechas, una y otra vez, tratando de acertar, pero todas se detenían en cuanto invadían el espacio de la reina. Los sirvientes de Ilify reaccionaron y fueron a tratar de salvar a su señor, al igual que la mayor parte de los minions de Platinium, mientras que solo dos de estos se quedaron junto a Animae. Con esta reacción, las flechas se tornaron en el color púrpura que caracterizaba a Scarlet Bat y salieron disparadas hacia los sirvientes. Una por una, se fueron clavando en sus pechos y haciendo que su sangre fuera absorbida por estas hasta hacerse polvo. Todos los sirvientes cayeron, excepto los dos que permanecían con Animae. La reina había guardado dos de esas flechas para ellos específicamente. La guerrera de viento notó esa intención y trató de hacer un escudo mágico para salvaguardarlos, pero el escudo no fue lo suficientemente fuerte y las dos flechas los alcanzaron, acabando con su vida.
El dragón trató de pegarle un golpe a la reina con su otro puño, pero esta lo tomó con su otra mano y sintió el mismo ardor de antes. Ese ardor empezó a extenderse por todo su cuerpo y sentía cómo todos sus órganos se quemaban. El grito de dolor fue inmediato y la reina sacó a Ilify y al corazón de su pecho mientras el corazón de Aberrant caía hecho cenizas.
- Lo dije, tengo el poder de la estrella primigenia – y así, Ilify voló por los cielos. Si bien había tratado de absorber vitalidad de la reina, el agonizante dolor no se lo había permitido y ahora volaba por el aire sin fuerza para ponerse en pie. Rodó por el suelo hasta llegar a los pies de Animae, quien observaba cómo las lágrimas de Ilify caían convertidas en pequeños cubos de hielo. El frío interno ahora se reflejaba en su dolor. Cerraba los ojos tras su valiente intento y ahora, solo quedaba la guerrera de viento en pie.
Animae estaba sola y muy malherida. Decidió reunir todas las fuerzas que le quedaban en un único ataque, pero sabía que podía no ser efectivo. Todos sus amigos habían fallado ya y era posible que todos estuvieran muertos. Sin embargo, eso no la detuvo y decidió intentarlos.
Con todo ese viento que había acumulado antes, se concentró en una única flecha, la flecha que cargaría toda su esperanza. Si no lo lograba, no sabía qué más opciones tenía, pero no importaba. Se aferró a su fé y puso todo de sí en esa flecha. Una flecha que salió disparada hacia la malvada monarca.
La flecha generó un gran vendaval y abrió una gran grieta en el suelo, pero apenas se acercó a la reina se detuvo aunque la energía seguía latente. Cambió su tonalidad a un violeta y se tornó en un color violeta que se giró hacia la guerrera del arco y le apuntó directamente. Animae sabía qué seguía y simplemente pensó en Ephorus. Le había fallado a su hermano.
El arma oscura buscó su objetivo con velocidad y Animae cerró los ojos cuando se escuchó el sonido del arma penetrando la piel y el pecho, para seguirle el sonido de un cristal rompiéndose. Animae abrió los ojos y vio delante suyo una figura oscura de buen tamaño con un ala blanca y otra oscura. Al principio, pensó que era Ilify, pero al ver mejor se dio cuenta que era Shining Eclipsa.
La sangre de la guerrera caía a borbotones en el suelo, mientras su forma de guerrera se desintegraba. Los trozos del collar que la mantenía con vida estaban en el suelo muy cerca a Ilify. Mamoru estaba en el suelo tratando de sostenerse con la flecha que atravesaba su pecho, pero su cuerpo no podía más y cayó rodeado por su propia sangre. Animae se dirigió a verlo y lo levantó. A Mamoru no le quedaba mucho tiempo, así que solo dejó que este hablara, pero lo que él hizo le sorprendió. Puso la mano sobre el medallón de Animae y lo prendió en llamas - Toma mi poder... - dijo antes de cerrar los ojos y comenzar a desintegrarse en esferas de luz.
El guerrero dragón se desintegró dejando los brazos de Animae vacíos, pero ella podía sentir su fuego en el interior de su arco. Eso la llevó a recordar las palabras de Ephorus. Era el momento de unirse por un único golpe. Si sacaban a Calíope, la reina perdería la capacidad de controlar los cristales. Esta vez no alzó la voz, sino que alzó su espíritu y llevó este último mensaje de esperanza a sus aliados, esperando que se unieran a su lucha.
Una Nereida malherida abrió los ojos y las palabras de Animae resonaron en su corazón. Tambaleándose, se puso de pie y caminó hasta ella. Sus heridas anteriores se sumaron a la última haciendo de cada paso agónico, pero ella debía estar allí. No podía dejar que sus amigas lucharan solas. Cuando llegó a Animae, cayó de rodillas y le dijo - Lucharemos juntas... Hasta el final... Por Night, por la tierra, por todos... -.
Platinium se levantó también. Su mirada era borrosa y sus pasos erráticos. Cayó al suelo, pero siguió avanzando. Miró a Kinna y comprendió que lo hacía por ella. La oscuridad de su alma seguía allí, pero también estaba esa luz, la luz que le permitía amar y preocuparse por otros. Chidori estaba con ella acompañándola y nunca la abandonaría a su suerte. Por eso sabía que no podía rendirse. Era más sencillo morir que seguir de pie luchando.
- Mamoru luchó hasta su último aliento. También yo lo haré - dijo Platinium decidida.
Ilify vio a Mamoru expirar con total melancolía y vio los trozos de su collar comenzar a desvanecerse. Si ese dragón había dado su vida por salvar su causa, él no podía dejar que su vida se desperdiciara. Luchando con su frío interior, se arrastró hasta Animae y tocó su mano regalándole su poder.
- Por Hardak y por la tierra - su voz era poco animosa, pero su espíritu ardía en deseos de seguir luchando, al menos por última vez.
Animae sentía el poder de sus aliados fluir desde su cuerpo a esa flecha, la flecha de la esperanza. Si esa flecha encontraba su destino, la balanza podría inclinarse hacia ellos. Con el poder de ambos planetas reunidos, era imposible que la reina pudiera detenerla, ya que superaba su naturaleza. Ella podía rechazar a uno, pero no a los dos al tiempo.
Un gran remolino de luz y oscuridad se formó alrededor de esta flecha y todos podían sentir cómo vibraban en perfecta armonía. Armonía que solo podía sentirse cuando la Sacerdotisa dragón tocaba su flauta para su gente y cuando solo habitaba la paz en Andelivian. Ese era el verdadero equilibrio, no la comprensión, sino la unión entre ambas. Por fin podían sentirlo en sus propias pieles.
A pesar de la paz, sabían que ese último golpe se llevaría las pocas fuerzas que les quedaban y que a partir de allí, solo le seguiría la oscuridad, pero abandonarían este mundo cumpliendo su deber, un deber más allá del tiempo y el espacio. Si tenían suerte, podrían encontrarse en otra vida y vivir las vidas pacíficas que la Reina de cristal había querido darles.
Con la esperanza de brindar luz al mundo, y dando todo lo que tenían en su ser, dieron un último grito y la flecha salió disparada buscando alcanzar su destino.
La flecha viajó decidida a cumplir con su misión y cuando chocó con el campo de fuerza de la reina, esta se vio confiada al principio, pero luego al ver que no podía hacerla retroceder, su cara fluctuaba entre el pánico y el enojo. Parecía sentirse frustrada porque habían descubierto la manera de romper su ventaja y, aunque comprendieron que no podían ganarle en un uno a uno, la inteligencia de la acción la dejó perpleja.
- ¡MALDITOS GUERREROS! - y a pesar de su rabia, la flecha no retrocedió. Tras mucho esfuerzo, atravesó el campo de fuerza y llegó hasta la burbuja que apresaba a Calíope. Al romperse, la agotada guerrera cayó al suelo y se puso de pie con despacio. La Reina oscura trató de cubrir los cristales, pero el Cristal sagrado dejó de responderle y la empujó lejos de allí. Este solo respondía a ella gracias a Calíope y ahora que esta estaba libre, el cristal recuperaba su autonomía. Ella las miró con una cálida sonrisa y veía cómo sus vidas se iban apagando. Cuánto sacrificio para sacarla a ella de allí.
- Quería que tuvieran lo que yo les quité. Lo siento - y entonces, tomó el Cristal sagrado entre sus manos. Su cuerpo comenzó a brillar y la figura de Calíope se transformó poco a poco en la de una mujer más adulta y de figura más esbelta, pero con una presencia poderosa. La Reina de Cristal estaba frente a todos.
- Pero, ¿cómo es eso posible? - decía la Reina oscura -. Yo te vi morir y vi tu cuerpo en el sarcófago de cristal -.
- Al igual que tú, yo puedo renacer. Calíope aceptó ser mi receptáculo a cambio de salvar a sus amigas. Ahora ella soy yo y yo soy ella. No dejaré que destruyas su nuevo mundo - y con eso dicho, extendió su brazo y el Cristal sagrado atacó la burbuja donde se encontraba la Sacerdotisa dragón.
Shiro cayó al suelo sin moverse, incluso había perdido su transformación y volvió a ser su compañera de clase.
- Lo que ella hizo fue un acto de valentía. Todo para que pudieran liberarme. No usaré su poder sin su permiso - y así el orbe del dragón abandonó a la reina, quien gritó de agonía. Parecía que el separarse de los cristales le afectaba de tal manera que su inmenso ser perdía tamaño, volviendo a su tamaño original. Seguía siendo escalofriante y oscura, pero había perdido la mayor parte de su poder.
Con tocar el Orbe del dragón, la Sacerdotisa se despertó y se incorporó. Las dos líderes de cabellos blancos pusieron los cristales frente a sí y dijeron un conjuro en una magia tan antigua como el origen de los tres planetas. Un símbolo apareció en el cielo y comenzó a girar sobre la reina. Un campo de energía no le permitía salir.
- El juicio final ha llegado - dijeron las dos al unísono mientras la luz de ese círculo se extendía por todo Kal'Ahd, borrando el espacio-tiempo y entrando en un limbo provocado por tanto poder.
No podían ver dónde se encontraban, pero podían sentir el suelo desmoronándose bajo sus pies y todos se sentían caer al infinito. Trataron de tomarse de las manos, pero sus cuerpos ya no respondían y su vitalidad no era suficiente.
¿Era esta la muerte? ¿Era este el fin? ¿Caer en un abismo infinito sin rumbo? ¿Qué pasaría con los demás?
En ese momento, sentiste una presencia cálida y fuerte que te dijo - Gracias - y tras esto, todo fue silencio.