Partida Rol por web

Creo que ya perdí en un plis-plas tanto, tanto de lo que aprecio, ¿que que es algo más?.  -pensó triste Macario de su rapto en Arcadia y su regreso.-   Pero ánimo, que mientras vida hay esperanza, y hay que hacer lo mejor con ella. -y se hizo a si mismo levantar la espalda y los ánimos... 

Hola.  Gracias ahí con Fabián.  Creo que debí haber hablado también un poco con él antes para convencerlo de que realmente regresaría...  Estaba tan nerviòs que no pensé. 

Mucho gusto -le extendió su mano-  Macario Lenç i Mur, de la corte de Primavera, un nuevo.  ¿Tu también eres de la corte?  No te vi en los baños cuando me presentaron al resto...

De nuevo, mil gracias.  Levantó la mirada y cuando la cruzó con la croupier de ojos verdes un lejano olor a tréboles pareció emerger de justo esas cartas de la baraja que llevaba la mujer en sus manos.  Macario recogió parte de los canapés que se habían caído y los puso en la basura.  Acomodó el resto que estaba bien y los dispuso como para ya salir.  

Te invitaría a acompañarme, pero me imagino que siendo croupier, no te dejarían, ¿verdad? -le sonrió-  En todo caso, a mi regreso quizá -se sonrojó un poco- ¿podríamos bailar uno de esos tangos...? y le indicó con la mirada divertida que viera a Salazar y Miriam, quienes se llevaban la plaza de calle.  Bien por el magistrado.  

Miriam se sonrojo sintiendose torpe, quiza por los nervios de estar bailando con el magistrado, no era capaz de seguir bien los pasos de baile, por lo que decidio dejarse llevar plenamente por el experto.

-Teneis razón, tan solo lo comentaba por que, en una ocasión casi me uno a la corte de otoño, pero finalmente no fue asi. Ahora representais a otra organización, ya os he preguntado dos veces por ella, pero no habra una tercera, se cuando alguien no quiere hablar de algo.

Comento entre sonrisas. Miro de reojo el comportamiento de su compañero de corte y se encogio de hombros.

-Un día es un día y es una fiesta, ya tendre ocasiones mejores de corregirlo.

Los torpes pasos de Miriam despertaban en Salazar cierto humor; no es que se estuviese riendo de ella. Más bien la situación le resultaba extrañamente cómoda.

- Oh si, los magistrados. Bueno, nuestra tarea es muy humilde y sacrificada. Tenemos que asegurarnos de que los grandes eventos que alegran y dan color a nuestra sociedad se lleven a cabo de forma impecable. Organizamos listas de invitados, nos aseguramos de que lleguen las invitaciones, encargamos los suministros y administramos las cuentas... Mucho trabajo, pero cuando sale bien, es muy satisfactorio.

-Nah, no juego en la corte de Primavera, actualmente, no juego para ningun bando.- Afirme sin darle mucha importancia, encogiendose de hombros.- Ya se que dicen lo que dicen, "Perdido que no juega en familia, Perdido que se le va pinza", pero me aburre tener que elegir una corte ¿Quien demonios se puede pasar la vida obsesionandose con una sola emocion? Si me preguntas, es como jugar con un solo palo de una baraja de cartas.

Luego oi la propuesta del joven, poniendose como un tomate ante la idea de un baile, cosa que me hizo reir tanto, que casi se me saltan mis cartas de los plieques de mi ropa de no estar unidas a mi con tinta y piel.

-¿Solo uno? Eres demasiado joven para conformarte con tan poco. Y atractivo ademas, seguro que has sacado mas de una dama de tu corte a bailar, tanto dentro como fuera de la pista ¿Verdad, gañan?- Le guiñe con un ojo, antes de reirme un poco mas y darle unas palmadas a la espalda del joven, casi haciendole tirar la comida otra vez, pero sin intencion.- Pero habra que reservarlo para otra ocasion, hay otra dama que necesita de ti para guiar sus pasos sobre una pista muy traicionera. He escuchado tu conversacion con vuestra reina, Berry no esta capacitada para tal encargo, y sabe que tu lo sabes. Por eso espera de ti, que la acompañes y la protejas, como haria un caballero.- Torci la boca, disgustada ante la idea de la joven novata sufriendo la atencion de Verano.- Por supuesto, se que ella no es cruel, aunque su mente esta en "otro lado", pero si tu no te ofreces, le sugerira lo mismo a otro miembro de la corte. Aunque en mi opinion, tu eres la pieza mas adecuada para este movimiento, Berry ira mas segura contigo, mas que incluso con una tropa de Ogros a su lado.

Lo que evita que pierdas la pinza no es una corte, sino tener amigos que te comprendan, que sepan quien eres. Miró el plato de alimento y a la puerta. Ven a visitarnos cuando quieras, en los baños de la Salamandra... Le extendió su mano.   Mi nombre es Macario, Macario Lenç.  Muchas gracias por la ayuda.  Me iré a dejar esto antes de que cierren por la noche en el Centro.    

Pero antes, ¿tienes también baraja española?  -miró sus cartas, como saliendo de su piel.  ¿Sacarías una para mi?  Algo me dice que será mi tarot para la visita a la Corte de Verano.  

Si, iré con Berry allá.  Ya lo había dicho, aunque pueda haber "gato encerrado".  Y con esos oiditos, mi reina querrá saber de ti;  y si está de buenas quizá te invitará a ayudarla en algo... 

-El mio es Mangas Largas, pero puedes llamarme "Manny", por lo menos asi es como he dicho que me llamo a los del casino.- Me presente, cogiendole de la mano, con cuidado de no cortarle con mis filos.- Y lo tendre en cuenta, quizas cuando me aburra, vaya visitaros a ti y tus amigos. Aunque no tengo bañador.- Me lleve un dedo pensativa, lo cierto es que no me gustaba mucho el agua.- Si es que hace falta bañador. Por los rumores que he oido de tu corte, no me seria de extrañar.

Macario se despidio de mi, pidiendo como regalo de despedida, un juego de clarividencia, algo que no podria darle.

-Lo siento, pero no hago ese tipo de cosas. Llamame supersticiosa, pero...- Me frote nerviosa el brazo, sacudiendo mas de una carta de su sitio.- Es hacer "trampas", no, mejor dicho, las "trampas" te hacen a ti. Ugh, es complicado, y no es momento de ponerme a filosofear, asi que lo resumire en una frase. Da mala suerte depender del Destino.- No tendria que haber sacado el tema, no era ni la primera ni la ultima vez que me pedirian un tirar las cartas para una prediccion, no se porque me ponia asi. Me force en sonreir, y decidi cambiar el tema.-Pero tengo algo mucho mejor para ti, una carta de buena suerte, por lo menos para mi. Llevala contigo, y la fortuna te sonreira. Adios, Macario, ojalas sobrevivas y veas el amanecer, y los siguientes por venir.

Me despedi del joven, dandole un par de besos en sus mejillas, y coloque una carta en uno de sus bolsillos, antes de volver al trabajo, diciendole adios con las manos hasta que me confundi entre la maraña de jugadores y tragaperras que formaba el casino.

Si Macario sacaba la carta, veria la imagen de un esqueleto encapuchado con una guadaña, sesgando un campo de trigo con una eterna sonrisa. Numero 13, "Lucky Number".

Uy, la muerte.  Pensó Macario al verla de reojo.   Pero bueno, ella sabrá cómo es que es de buena suerte.  Linda chica la Manny. 

El camino estaba frío con las luces de la calle reflejadas en los charcos.  En pocos minutos llegaría al albergue, y se imaginaba ya la cara de los más chicos al ver los canapés.  Y seguro doña Sonsoles (cómo le gustaba ese su nombre) pondría en el refrigerador lo que fuera a durar bien hasta mañana... 

Ahí está, se ve su luz.  Luz de esperanza en estos tiempos de tanta gente abandonada, sin duda.  ¿Cuando pasará esta maldita crisis?  A ver tecnócratas... ayúdennos a ver si son tan buenos.   -dijo Macario al aire- ¿Quien habrá sido ese Pompeu Fabra?  ¿Habrá sido un changeling?  Me late que si... 

Macario se fue del casino, con un botin digno, no de un rey, pero si un ejecutivo en sabado-noche, cosa que alegro y agradecieron sus amigos, por lo menos aquellos despiertos a tales horas de la noche, en el albergue, sin molestarse en preguntar de donde o de quien habia salido tal comida.

Y mientras Doña Sonsoles guardaba la comida, no sin antes recibir al joven Macario con una sonrisa y un te como agradecimiento de su buena obra, mientras, disfruto de una vista no tan agradable y calida como el casino, no, desde las ventanas del albergue, solo se veian las viejas y sucias calles maltradas de la casta mas debil y pobre de la ciudad.

Era epoca de Primavera, el momento donde los changelings desbordaban su cornucopia sobre si mismos y el pueblo mortal. Jenny nunca habia fallado en ninguna ocasion de cumplir los deseos de los mas necesitados o de los que mereciesen sus dones, Macario no lo habia visto en persona, pero lo habia escuchado y sido testigo, como aquel que oye la descripcion oral de una obra de arte perdida en el Louvre ¿Acaso habia algo diferente este año, que el anterior?¿Algo que hubiera cambiado, o faltase?

Y fue entonces, cuando Macario recordo que tenia un encargo, y la mirada de la Reina mientras lo pedia. Una mirada que le atravesaba a el, y a todos los participantes del baile, una mirada que buscaba algo que una vez pudo tener, y quizas nunca vuelva a tener.

Era hora de visitar a Botas, el primer y ultimo campeon de la reina Jenny y su corte.

La mujer sonrió mientras atendia a la explicación de su pareja de baile.

-Suena a que debe llevar muchiso trabajo... Pero por otro lado debe ser una gran satisfacción si al final todo sale como uno había previsto ¿verdad?

Salazar asintió complacido

- Así es. Y por eso he venido hoy aquí; nuestra humilde orden trabaja codo con codo con vuestra Corte, ya que pareceis los más entendidos en esto de dar fiestas.

Una vez mas la grácil Miriam volvió a reir con su cristalina risa.

-Y no solo lo parecemos, señor Salazar, creo que nos hemos ganado ese titulo a la fuerza. Me alegro al ver a alguien que a encontrado un trabajo tan satisfactorio, yo aun ando buscando aquello que me complete, así que mientras voy probando diferentes tareas, nunca se sabe cual sera la acertada.

Una vez se hubo marchado Macario a cumplir con la tarea que Jennie le había asignado, la fiesta continuó sin mas percances. La Reina hizo un último baile con el "invitado de honor" de la Corte de Otoño, pues sabía muy bien como podía caer la reputación de un Changeling si no daba a un Magistrado la fiesta que deseaba. Duró hasta altas horas de la noche, pero finalmente, en torno a las tres de la madrugada, ya no quedaba nadie en el local; todos los invitados se habían marchado a entregarse al abrazo del sueño, o a continuar la fiesta en otro lugar.