Ahora que tengo algo útil para el duelo de Hieronymus y algo más para mí, me doy cuenta que sola será muy peligroso andar por el Seto en busca de Hieronymus y más sin la ayuda de Natalia. Podría regresar al salón de nuestra corte para informarme sobre lo que esté sucediendo pero se me ocurre declarar:
—¿Conocéis a Hyeronimus Azacinto, Natalia Ojosfríos o Lily la Cotilla? Desearía que me lleveis hasta donde se encuentren ellos —digo sin esperanzas de recibir una respuesta positiva. Quizás estos piratas conozcan alguno de esos changelings o sepan dónde podrían encontrarse—. Si pudieran hacerlo prometeríamos no engañarnos ni agredirnos mutuamente... Puedo ser mortíferamente despiadada cuando me lo propongo.
¡Cielos! Adaptarme a esta vida feérica me aleja cada día de mi mundo natal, de mis sueños de niña y mi inocente ignorancia de esta cruda, bella y loca realidad.
- No me cabe la menor duda, señorita, pero me temo que no puedo ayudarle en eso; si busca alguien que le ayude a salir del Seto, le sugiero que contrate a un guía, o que espere a que otro Changeling pase por aquí. Mire en la barraca del gremio de cartógrafos; seguro que ahí pueden ayudarle.
El Capitán señaló a uno de los edificios permanentes de aquel mercado, un edificio de dos pisos hecho con una mezcla de ladrillos y madera.
Luego de escuchar el consejo del pirata y tras haber obtenido el polvillo onírico satisfactoriamente, me dirijo hacia el edificio de dos pisos. Probablemente sea de mucha utilidad hablar con algún cartógrafo. Tener un mapa con las sendas del Seto bien claro se me hará de suma utilidad.
(disculpas por la demora)
Mar entró en la barraca que el marinero le había indicado. Nada más traspasar la puerta, se encontró con un desorden como nunca había visto en su vida, iluminado por numerosas lámparas de aceite. Había legajos de pergaminos, papeles y libros sobre mesas, sillas, estanterías y directamente tirados por el suelo, sin orden ni concierto. Costaba dar un paso sin pisar un mapa o un grimorio, y había un intenso olor a tinta fresca y papel viejo. Goblins de pequeña estatura, cubiertos por completo por raídas túnicas escarlata, iban de un lado a otro cargando libros, pergaminos, tinteros y plumas de escribir. Su actividad era frenética; corrían de un lado a otro, cogían cosas, las dejaban en cualquier sitio, tropezaban, se levantaban, se lanzaban cosas unos a otros, que atrapaban al vuelo con más o menos destreza. Ni siquiera parecían notar la presencia de Mar; la esquivaban como si fuera parte del mobiliario.
Pasado el recibidor, había una gran sala central con una mesa enorme. Sobre la mesa había desplegado un inmenso mapa, grabado sobre pergamino, y varios goblins similares a los anteriores trabajaban sobre él, murmurando entre ellos en un idioma que Mar no podía entender. El mapa representaba un inmenso laberinto, tan retorcido y confuso que costaba seguir los caminos, y tenía muchas zonas en blanco; debía tratarse de un mapa del Seto.
En el lado opuesto de la mesa del mapa había un escritorio, y tras él se sentaba un personaje notablemente distinto a los goblins que trabajaban allí. Parecía completamente humano, e iba vestido con los atuendos de un escribano o poeta de tiempos remotos. Sin embargo, se notaba que no era humano, por una sencilla razón: parecía como salido de una pintura o un cuadro, y sus movimientos eran similares a los de un dibujo animado. Escribía con una pluma sobre un pergamino que no parecía tener fin, y que caía de su mesa desenrrollándose hasta rodear la mesa del mapa y perderse en la siguiente habitación. Estaba absorto en su trabajo, mientras tarareaba una animada canción.
- Hmmmm hmmmm hmmm hmmmm....
—Ejem... Disculpe señor —digo llamando la atención del escribano de manera disimulada—. Quisiera ayuda para atravesar el Seto. Pensaba que aquí podría conseguir un guía o al menos un mapa que me permitan dejar este lugar.
No parecía posible entender en qué proyectos estaban todos tan ocupados para verles tan atareados y abstraídos.
- ¿Hmmm?
El goblin levantó la vista y miró a Mar extrañado.
- Que raro... Tu no deberías estár aquí...
—¿Que no debería? ¿Yo? ¿A qué te refieres? ¿Porque soy un changeling?
La indicación del goblin inquietó a la elemental. Tal vez no se refería simplemente al hecho de haber entrado en el edificio.
- Nononono... No es eso. Es la historia. Ahora deberías estar en otro lugar, haciendo otra cosa, ¡o el cuento no quedará bien! - Aunque claro, es lo que tiene que los personajes tengan libertad de acción...
El goblin se puso a releer lo que había escrito
- Hmmm... Así que estás buscando un guía para salir del Seto... Bueno, puedo ayudarte. Te hago dos ofertas: que un explorador te deje en la puerta al mundo mortal más cercana a cambio de una parte de tus recuerdos de cuando volviste de Arcadia -pueden ayudarnos a descubrir nuevas áreas del Seto- o abrirte un camino para que estés donde deberías estar, gratis. Tú eliges.
Las partes en negrita cursiva las dice en voz baja, más para si mismo que para ti
Si quieres intentar echar un vistazo a lo que el tipo estaba escribiendo, puedes tirar Astucia + Investigación.
De qué está hablando. Pienso confundida. ¿Cree que soy uno de sus personajes imaginarios?
Aprovecho la oportunidad de espiar lo escrito que me da el goblin al ponerse a leer sus escritos. Tal vez así pueda seguirle la corriente de su locura y sacar alguna ventaja.
—¿Dónde debería yo estar? ¿Adónde me llevaría ese camino? —Las perspectivas de un camino a lo desconocido o un regreso a un hogar que ya no tengo me hacen sentir terriblemente sola y eso me da mucha tristeza.
Motivo: ast 3 + invest 4
Dificultad: 1
Tirada (7 dados, se repiten 10s): 9, 4, 8, 3, 4, 8, 9
Éxitos: 4, Éxito
- Bueno, eso depende de la historia; yo soy solo el que la escribe. Pero si te puedo decir que dos de las personas que estás buscando están allí.
Al mirar la historia, puedes leer un párrafo de los más recientes
"Lily estaba indecisa. Vio como Hieronymus desaparecía tras una de aquellas verjas, y supo que aquel lugar tenía algo que mostrarle. ¿Pero realmente quería hacerlo? ¿Y si solo empeoraba las cosas? ¿Y si no quería escuchar las respuestas? ¿Y si todo era mentira?"
Sólo aumenta más mi confusión al leer sobre Lily y Hyeronimus. Era muy extraño lo que implicaba el Escribano y me embargó la curiosidad. Quería encontrarme con ellos. Quería saber si se justificaba que me hayan dejado sola aquí.
—¿Por qué no abres ese camino para mí, Escribano? Quisiera encontrarme con ellos por favor —le digo con algo de picardía en los ojos.
- Claro, no hay problema.
El extraño goblin se levantó, cogió una de sus plumas de escritura, la mojó en tinta, y dibujó algo en el suelo. Parecía una puerta de sótano, dibujada con lineas y trazos simples, como lo haría un niño. Tenía un pomo, para abrirla hacía fuera.
- Yo pongo la puerta, pero tú tienes que abrirla. Es tu historia, a fin de cuentas -dijo sonriendo
«Mi historia». Repito en mi mente. Algún día entenderé las fuerzas de la suerte y el destino. «¿Cómo es posible que escriba lo que está sucediendo? ¿Cómo es posible que simples trazos en el suelo conformen una puerta que funcione?». Tras haber pasado una larga estancia en Feéria* sé que todo es posible, lo más descabellado y lo más terrible pueden suceder.
Con un pasajero titubeo, extiendo mi brazo para jalar hacia fuera del pomo y dejarme caer al dar un paso sobre el dibujo en el suelo.
* No sé traducir Faerie
Al agarrar el pomo, este cobró solidez y Mar pudo abrir la puerta hacia fuera. Tras la puerta, había unas escaleras de madera que conducían a un sótano oscuro, y se oían sonidos mecánicos abajo.
- Simplemente atraviesa el pasillo hasta que veas otra puerta. Ah, y quizás eso que acabas de comprar te sea útil al otro lado. ¡Suerte!
El Escribano volvió a su mesa y siguió con su relato, mientras tarareaba de nuevo aquella canción
*Yo lo traduzco por "Faeria"
Los sonidos no invitan a atravesar el conducto pero quiero confiar en el goblin así que desciendo por la escalera y camino por el pasillo. Mi pulso se acelera un poco antes de abrir la puerta al final del corredor.
Mar bajó las escaleras y atravesó un oscuro pasillo que olía a aceíte industrial y maquinaria sobrecalentada. Hacía mucho calor, y el suelo del pasilo era metálico, como el de las pasarelas de una fábrica. A ambos lados podía ver gigantescas máquinas funcionando, compuestas por engranajes, pistones, válvulas y otras piezas que no reconocía. ¿Que hacía todo eso allí, y para que servía?
Llegó al final del pasillo; había una puera metálica con un letrero luminoso encima que decía "EXIT". Parecía una salida de emergencia. Accionó la palanca que habría la puerta, y la atravesó
Seguimos en otra escena.