"No se si soy el héroe o la víctima de este cuento."
Lestat el vampiro
En su pequeño establecimiento de Pudding Lane, justo al norte del Mercado de Pescado de Billingsgate, un panadero llamado Thomas Ferrinor olvida apagar el fuego de su horno. Su casa no tarda en incendiarse, y el fuego se extiende a la Posada de la Estrella. Impulsadas por un fuerte viento del este, las llamas se propagan por todo el distrito. El Lord Alcalde de Londres, Thomas Bludworth, es despertado con la noticia del incendio, pero al verlo exclama "¡Bah! ¡Una mujer podría apagarlo de una meada!" y vuelve a la cama. Por la mañana, la mayor parte del North End de Londres está en llamas. El fuego llega hasta Thames Street, con sus almacenes llenos de aceite, sebo, pez y licores. Esta es la história "oficial" que corre por las calles.
El lunes día 3, gran parte de South Side se ha incendidado, incluyendo la Catedral de San Pablo.
El día 4 la destrucción se aproxima al Puente de Londres. La ciudad derriba varios edificios para atajar las llamas, pero el incendio se propaga por los muros a través de Ludgate.
El día 5, arden también Cripplegate y Temple. Los fracasos del Lord Alcalde en la lucha contra el fuego hacen que Mithras tome medidas para que el mismo Rey Carlos II colabore en los esfuerzos. La intervención real mueve al público antes de que el viento amaine y la medidas antiincendios por fin sirven para algo.
En total, más de cien mil personas (y varios vampiros) han quedado sin hogar. Más o menos el 80% de la ciudad tras las murallas ha quedado arrasada, aunque milagrosamente sólo han muerto ocho personas. El fuego cubre unas 150 hectáreas dentro de las murallas y otras 25 en la zona exterior.
Oís como el doctor Hopkkins (el general Cazabrujas) ha encontrado por fin otra oportnidad de ganar dinero en el Incendio de Londres. Circula por la ciudad frente de una multitud enfurecida, señalando a los "culpables satánicos" del fuego y juzgándoles sumariamente. A pesar de que su turba de fanáticos supera a los 300 hombres, durante la última noche del incendio el general aparece ahorcado en su propio cadalso, con signos de haber sido torturado y sin una gota de vitae. Un asesinato que lleva indudablemente la marca de Rose, la camarera que liberó Bernini de la mansión de Mallotte.
A pesar de las medidas tomadas por el Príncipe y la Justicar, ni Ambrogino ni Jocalo vuelven a aparecer, y pronto resulta obvio que ninguno de ellos está en Londres.
Mithras y Violetta os hospedan y ofrecen los mejores cuidados como agradecimiento por lo ocurrido, así es como Sav logra ir recuperándose poco a poco de las heridas del fuego a medida que también la ciudad va retomando la normalidad.
Los mandatarios además han insistido en ofreceros un refugio permanente en la ciudad: la casa en la que pasasteis la última noche junto a Aricia y Jägger. E insisten en que volváis cuando queráis a Londres y seréis bienvenidos.
Si el fuego candente que asoló la ciudad se llevó consigo al joven Bernini es un misterio que quizás no se resuelva nunca.
No ha habido más noticias de la rebelde Marianna ni su acompañante y aunque quizás os haya pasado por la cabeza la idea de inspeccionar los restos de la casa de Mallotte en busca de algún pedazo de los textos de Lilith o de Sargón, allí solo quedan cenizas y destrucción.
"y entonces Yahveh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de parte de Yahveh"
En las siguientes noches contemple desde lejos el fuego que devoraba la ciudad pese a los esfuerzos de mortales e inmortales. No fue como el castigo bíblico pero no pude evitar recordar el destino de esas dos ciudades en la biblia.
En cuanto el fuego fue controlado fui a los restos de la casa de Mallotte, para nada, ni con mis mayores esfuerzos pude encontrar ningún rastro útil de los textos, de Ambrogino o del misterioso Jocalo.
De modo que cuando Sav se encontró recuperado agradecí al Príncipe y a la Justicar su amabilidad prometiéndoles volver a la ciudad en el futuro y marche.
El siguiente paso en el viaje fue volver a Roma, presentarme ante los fundadores y explicándoles lo ocurrido, no por miedo al castigo o por un sentido del deber hacia ellos, sino simplemente porque era lo correcto.
Y por último volví al Monasterio Negro con la esperanza de ser admitido en el recinto y poder estudiar junto a los eruditos allí reunidos.
¿Que fue de Bernini?¿Donde estará User?¿Como les irá a Sav, Aricia y los otros?. Son preguntas que me hago a menudo desde los oscuros muros del monasterio, tal vez el futuro me entregue respuestas, o tal vez no
Los días siguientes no fueron fáciles para Sav, Giani había conseguido sacarlo de aquel infierno a tiempo pero sus heridas eran graves y aunque su vida parecía estar asegurada aquellas quemaduras no dejaban de quemar sus entrañas.
Cuando Giani partió Sav volvió a quedarse solo, era algo que no le importaba pues su carácter era reservado. Aquellas quemaduras en su piel le recordaban a diario su visita a Londres, el fuego parecía ser la fuente de su dolor pero sin duda era la frustracción y la herida de su orgullo la que más le molestaba.
Vago durante semanas sin un rumbo fijo, como un animal acechando desde la oscuridad a los descuidados campesinos. Los días pasaban y el sabor de la no vida se desvanecía en las penurias de su propia frustración.
Sav tomo una determinación, quizá aquel no fuera su momento su era... necesitaba morir y vivir de nuevo para curar sus heridas y sobre todo su mente... allí sucedió su epitafio en un bonito y pequeño cementerio escoces donde talló su propia lapida y termino por fusionarse con la tierra en espera de un nuevo momento... la era de Sav.
Semanas más tarde, un monje que peregrinaba a Roma entrego una pequeña carta en el monasterio negro dirigida a Giani.
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