Partida Rol por web

Sosténgo con fuerza la pierna de John con mis dos manos, mientras empezamos a bajarlo por el agujero. Despacio...

-Eh Johny, intenta mirar... el suelo por el otro lado-Bueno... para él sería el techo... A lo mejor había algo escrito por el otro lado del suelo que pisabamos, alguna clave para resolver los números. A saber...

Venga John... encuentra algo que nos saque de esta jodida locura. Tu puedes. Ni siquiera me tiembla el pulso mientras sosténgo al chico, no lo agarro solo con mi fuerza, sino también con toda mi convicción y esperanza de que aquí se encuentra la clave que nos llevará por fin a la libertad.

- Puede que sólo tengamos que esperar a que llegue uno de esos cubos. Eso explicaría el ruido, estabamos cerca. Debe de haber algún mecanismo al que podamos acceder desde aquí...- Supuso. En el caso de que la hipotesis fuese cierta, John estaba corriendo peligro de muerte, eso le motivaba, asique le asió con fuerza, para que no se cayese.

 - Aguanta John. Te tenemos sujeto.

 La sangre en la cabeza. ¿No se marearía...? Ha...hahaha....

Sangre....

Puedes distinguir perfectamente que, por encima de tu cabeza, una pared con compuertas se extiende hasta más allá de donde te llega la vista. Parece que estáis en una esquina inferior de un gran cubo (o de algo parecido) formado por, según te imaginas, esas habitaciones por las que pasáis. A lo lejos, a una distancia a la que no podrías llegar, un muro exactamente igual al que habéis estado viendo antes parece formar una especie de carcasa alrededor de la construcción. Así como puedes distinguir el muro a los laterales, hacia arriba y hacia abajo se prolonga tanto que no ves el final*. Tres de las esquinas de la sala en la que estáis dan al aire, parece que la habitación en la que estáis es una especie de anexo a las demás.

Continuamente suena un rumor como de aire acondicionado o de motor.

Noto un calor humeante en el interior y gotas de sudor se resbalan de mi frente para aterrizar en algún punto perdido que mi vista no logra alcanzar. Lo que si logro ver allá abajo es una serie de compuertas como las que normalmente vemos por aquí. -Veo.. veo compuertas, pero diría que es imposible llegar hasta ellas. Poco a poco les voy contando lo que aprecian mis ojos. Ese muro negro de grafito.. escucho un sonido de motor. ¡Subidme, rápido!, creo que va a moverse..-

De pronto veo también ese muro por los laterales, quizá podría alcanzarlo y sujetarme entre ellos.

-Esperad... Advierto a los que me sujetan de las piernas para ver si consigo ver algo más interesante. A lo mejor con un poco de impulso podría llegar ha agarrarme al borde de esos muros y deslizarme para llegar a las compuertas, aunque sería inútil...- Sinceramente no me imagino al resto escalando por los muros para llegar hasta allí. Ni yo mismo me creo capaz de hacerlo.

Sigo agarrándo la pierna de John con firmeza, el chico nos había confiado plenamente su vida, cualquier duda que hubiera podido sobre él hacia mucho que se había disipado de mi mente, no fallaría a esa confianza, no le dejaría caer por nada en el mundo.

-No te la juegues más de lo necesario, Johny. ¡Te subo!

Miro a Woody y empiezo a tirar del muchacho hacia arriba, sin duda lo que había visto era enormemente revelador. A lo lejos había más compuertas, por mi mente pasó la inquientante idea de que podría tratarse de otro cubo, sin embargo no se podría llegar allí a no ser que fuera volando. O quizá la estructura es capaz de moverse, o una sola de las salas, autopropulsada... Eso explicaría el sonido que escuché, similar al del reactor de un avión.

Sólo nos quedaba esperar y a ver que pasaba, por primera vez en muchas horas siento que realmente podemos salir de aquí.

- Va...¿Vamos a perecer aquí?

 Dijo entre dientes, con una sonrisa y un rostro inexpresivo, tirando de John hasta que estuvo en un lugar "seguro" si esque aquellos malditos cubos lo eran, observó el vacio de reojo, de lejos, ni mucho menos querría arriesgarse como el joven a asomarse y mirar, puede que no tuviese valor o simplemente que...supiera, que no conseguiría nada con ello salvo poner en peligro su cabeza.

   Woody pensaba que si esperaban vendrían a recogerles...pero empezaba a tener mucha hambre, acabó por sentarse en el suelo y suspirar mirando aquella trampilla, almenos, al hacerlo, la leve claustrofobia desaparecía...

Mantengo el cuerpo erguido, sin perder los nervios para que no resbale y caiga al vacío. Al menos esta vez si que sabemos que no se puede bajar, pero quizá y con algo de suerte el mismo cubo no tarde en subir y podremos inspeccionarlo si esperamos un tiempo. -De acuerdo, ¡subidme!..- Aclaro a Jack que es el que hace el primer ademan de subirme.

Me dejo arrastrar hasta que de nuevo estoy en suelo firme y en la misma posición con la que todos vivimos los pasos de los días. -Vaya, menuda mierda eh. Al menos os aconsejo que estar bocaabajo durante algunos minutos no es recomendable ahora mismo... Agito un poco la cabeza para que la sangre vaya viajando por el interior de mi cuerpo hasta su destino. Propongo quedarnos aquí, necesito un descanso..-

Poco a poco lo veo todo borroso, el cansancio, la impotencia, el hambre, todo me afecta en este lugar y no tardaré en cerrar los ojos. -ZZzzzzZZ ........... zzzZZZzzz-

-Sientate un poco, John.-Digo agarrándolo de ambos hombros para mirarlo fijamente a los ojos, la verdad que el chico se había ganado un descanso a pulso. Esto es como en la guerra, si sobrevives la primera noche es probable que acabes vivo al final de toda la jodida locura. Johny habría sido un buen recluta.

-Con un poco de suerte pronto podremos descansar en una cama.

Me agacho junto a la trampilla, que ahora estaba cerrada, atento a cualquier ruido, deseando que sea lo que fuere se moviése rápido, abriéndonos un nuevo camino, una nueva esperanza. Una forma de salir de aquí...

Estaba hambriento, aunque el cansancio aún no había hecho tanta mella en mi cuerpo como podría hacerlo en el de Woody o Helena, después de todo yo estaba entrenado para sobrevivir en las peores condiciones.

-Suerte... sólo un poco de suerte...

Vamos... vamos... Coloco la mano sobre la trampilla, depósitando en ella todas mis esperanzas para salir de aquí, no había muerto nadie, si todo esto acabara aquí y ahora sería un buen final. Sólo tenemos que tener un poco más de fe...

-Pensad en lo primero que os comereis cuando salgais de aquí, yo me comeré una hamburguesa con doble de carne y patatas fritas.

Miro a Woody y a Helena, dedicándoles una sonrisa algo amarga, necesito que piensen que vamos a salir de aquí, necesito... que confien en mi. No pienso morir en este lugar... no pienso dejar que nadie muera aquí.

Vuelvo a sentarme en el suelo poco después de que John regrese de su visita a...lo que quiera que había ahí abajo. La ausencia de todo me resulta todavía más deprimente que la sucesión de cubos, y empiezo a preguntarme amargamente si no estaremos en algún nuevo Círculo del Infierno. Condenados a avanzar sin destino alguno...

Agradezco profundamente las palabras de Jack. Pese a mi reticencia inicial a los militares ha demostrado ser más duro y cabal que ninguno de nosotros ¡Qué lejos queda mi visión del militar demente que recordaba de El corazón de las tinieblas! Le devuelvo la sonrisa, cansada, y la conversación.

- Creo que una cerveza y unas tapas me vendrían bien. Luego ya pediría el segundo plato...-

Cierro un momento los ojos, presa del cansancio, y con la vana esperanza de que la próxima vez que despierte, sea en casa.

Obedezco al soldado, dejándome caer al piso con la espalda retrepada. Sus palabras me llevan a viajes por el interior de mi mente que me hacen ver las cosas que más deseo, una cama, una cama junto a mi novia rozando su espalda con uno de mis dedos mientras veo como ella duerme.

La verdad que ahora todo me resultaba mágico.

Mis ojos se cierran, pero aún puedo escuchar como Jack sigue con sus vagas esperanzas de salir de aquí, lo que me hace olvidarme de ese sueño que contemplo con los ojos abiertos. Sonrío, sonrío pensando en lo que me comería ahora mismo.

-Una tarta, una tarta gigante y toda cubierta de chocolate. De pequeño muchas veces solía ir a escondidas a la cocina cuando mi madre preparaba, junto a mi abuela una gran tarta de chocolate, se convirtió en mi dulce preferido desde entonces. Con sus tropezones y crujientes trocitos de chocolate blanco. Mantengo los ojos cerrados con las manos detrás de la nunca, para imaginarme mejor todo ese manjar en este momento tan dulce. ¿Y tú Woody?-

- Me conformaría con un Toblerone...con su miel...su chocolate...

   Woody suspiró, sentandose en el suelo, entrecruzando las piernas y colocando las manos sobre sus rodillas. Los hombros cayeron, se veía cansado y su rostro era delgado, con las mejillas más metidas hacia dentro.

  ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que estamos aquí...?

 - Creo que es lo primero que haré cuando salga de aquí...irme a un buen restaurante y dejarme el sueldo de un mes...- Dijo en voz baja, con los parpados algo caidos y la mirada clavada en aquel maldito agujero.

- En algunos restaurantes pagas el sueldo de un mes...¡pero no comes! - digo, haciendo un chiste mientras recuerdo una velada en un restaurante de diseño, a la que me habían arrastrado mis compañeros de trabajo. Incluso la incomodidad de aquel momento me producía la nostalgia de un lugar conocido.

Me resulta difícil contar el tiempo, sin referencias externas. Tal vez horas, un día...en ese caso, debería estar más cansada, o no. Todo aquello de la adrenalina y las situaciones de stress. He cerrado los ojos, pero no he conseguido dormir, podía escuchar la conversación con el resto.

La oscuridad que podemos ver desde la habitación parece embrujarnos a todos. Se supone que es aquí donde hemos llegado al final, entonces ¿no deberían sacarnos ya? ¿O esperarán a que nos volvamos locos y nos lancemos al vacío?