El primer número es el de la puerta que acabáis de atravesar. Lo que está entre paréntesis indica los números que véis en las puertas de arriba, abajo / laterales)
Entrais uno a uno. Las paredes blancas os ciegan por segundos. Cuando la compuerta se cierra detrás de vosotros, escucháis un sonido estraño, como de nieve de la televisión. Entonces, os da la impresión (a todos) de que la pared del techo se está moviendo... está... ¡bajando!
Chicos, lo siento. Pensé que ya estábais aquí, y me he dado cuenta hoy de chiripa que no, si vuelve a pasar, ¡avisadme! :)
Rápido, tenemos quqe cambiar de sala, nos aplastará si nos quedamos aquí.
Cruzo corriendo la habitación con intención de abrir la escotilla de enfrente y cambiarnos de cuarto.
Al ver que la pared esta bajando para aplastarnos no me da tiempo a pensar, un acto reflejo me hace seguir rapidamente a Jhon hasta el otro lado de la habitación. A medio camino puedo decir:
-Esto deja de ser un juego si lo ha sido en algún momento.
La compuerta se abre, la habitación a la que da tiene las paredes amarillas. La compuerta tiembla un poco y hace amago de volver a cerrarse.
(Jhon y Pierre, no os cambio de escena hasta que entren los demás, o lo que ocurra, pero consideramos que estáis entrando en la otra habitación.
Los que no han puesto nada tienen hasta el jueves para actúar. Una semana es tiempo bastante para postear, creo yo, esto tiene que ser un poco más dinámico, si no, se convierte en un aburrimiento para los que os están esperando...
de acuerdo con el master
O en verdad, se han podido quedar atascados en la habitación que se estaba haciendo chiquitita, y hala, espachurrados, de eso va cube, no?
Maldita sea, que mierda es esta-dice Pete antes de correr hacia la compuerta por donde se han ido dos compañeros
Peter cruza a la siguiente habitación cuando el techo llega ya por más de la mitad de la sala. Cuando te dispones a seguirle, apenas quedan unos centímetros por los que no cabes y asumes tu destino. Arrodillado contra el suelo, te tumbas para alargar un poco tus últimos segundos de vida. Poco a poco, notas cómo sus huesos se van rompiendo y no puedes evitar gritar con todas tus fuerzas.