Partida Rol por web

El primer número es el de la puerta que acabáis de atravesar. Lo que está entre paréntesis indica los números que véis en las puertas de arriba, abajo / laterales)

Cuando entras en la habitación una especie de guillotinas bajan de las ranuras del techo con una cadencia de 5 segundos.

ALan entró en la habitación, luego miró consternado la trampa que alguien le tendía. --Mierda, lo mejor será pasar esto- Pensó.

La cuchilla te roza la espalda entera, arrancándote la ropa y, aunque no puedes vértelo, supones que tienes la espalda en carne viva. Estás en un espacio entre guillotinas que parece seguro, sin embargo, sólo quedan unos segundos para que la guillotina vuelva a recorrer el sitio donde estás.*

Alan gritó con un grito que era audible por lo menos en las habitaciones continuas, siempre que no estuvieran hechas por un material aislante. -¡AAAAAAAAH!- Gritó Alan, pero luego su grito fue ahogado por la idea d eque debría pasar esa trampa rápido. Alan se puso en disposición para correr.

Alan corrió derecho hacia la puerta que tenía en frente, intentando esquivar las gullotinas que caían de encima.

Corres hacia la puerta, pero las cuchillas vuelven a cortarte sin remedio, esta vez ves tu brazo claramente desgarrado. Abres la puerta y te escurres enseguida en el minúsculo espacio que separa las salas. Al segundo, te das cuenta de que en la sala siguiente hay dos hombres, uno haciendo escalerilla al otro, que intenta trepar hasta el techo. Parece heridos, al que trepa le falta una pernera y los dos tienen terribles arañazos en las piernas. Están colocados en el centro exacto de la habitación.

Al ver a gente, Alan corre inmediatamente hacia donde ya habían pasado, solo que no fue lo suficientemente rápido en actuar y probablemente ya estarían en otra habitación. Pasó a la habitación y se dirigió a la puerta por la que habían pasado los tipos.

No han pasado por ninguna puerta. Desde donde estás, ves a un tío grandote que no se mueve del centro de su habitación. En todo el tiempo que ya ha pasado, el otro hombre, que era más menudo, ha trepado a la trampilla del techo de la otra sala con ayuda de, supones, alguien de arriba. Ahora, el otro va a intentar subir ayudándose de un mono.

Alan se dirije rápidamente hacia las personas y grita:

-¡Oigan! ¿Puedo ir con ustedes?- Antes de esperar una respuesta Alan se pone en disposición de subir después del hombre.