Partida Rol por web

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:33.

Valerius asintió a las palabras de Intius. Empezaba a notar la emoción acumulándose en su interior. Iban a exterminar a unos herejes. Eso era para lo que había nacido.

Miró en dirección a Tercio y asintió indicándole que estaba dispuesto. 

Aferró bien la granada y se dispuso a avanzar evitando los cables en cuanto su compañero estuviera listo e hiciera lo propio.

- A por ellos... por la gloria del Emperador... - Musitó en voz baja.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:33.

Asintió.

-Estoy preparada. Adelante.

No había más que decir. Se colocó detrás de Valerius, una pistola en cada mano, la Hecuter en la derecha. Con el rabillo del ojo miró atrás, a Kurt. El tipo aguantaba, a pesar de sus heridas. Bueno, lo cierto era que todos los heridos lo hacían. Una oleada inédita, como de orgullo, o de pertenencia a una familia la invadió. No era buen momento. Sacudió la cabeza, se la quitó de encima.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:33.

Asiente ante el plan de Intius. Bajar el primero suponía que iba a recibir la primera andanada de disparos y en un sitio tan estrecho eso podría ser fatal. Esperaba poder moverse lo más rápido posible para lograr tirar su bomba incendiaria y de paso intentar buscar cobertura. De lo contrario sería un blanco fácil. 

Tras pensar en esto, extrae su bomba y se dispone a empezar a descender por las escaleras. 

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:33.

Muy extrañamente, Itsua avanza hasta ponerse a mi lado pero no realiza ninguna sanación sino que comienza a devolverse sobre sus pasos hacia la habitación del lado, donde he escuchado que hay una escalera que baja. Contrariado pues no sé qué se le pasa por la cabeza al psíquico, comienzo a caminar hacia allá, para reunirme con el grupo.

"Creo que al final, nadie recibirá sanación."

Mientras avanzo, escucho las palabras de Intius, que nos indica lo que haremos y me parece muy bien. Yo habría pensado en disfrazarnos con las ropas de los asesinados para entrar y no ser acribillados a primera vista, pero Intius prefiere un acercamiento mucho más frontal y no seré yo quien lo discuta.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:33.

El sótano del templo del Coro del Júbilo en Ambulon resultó ser un complejo y confuso laboratorio de drogas. Los espacios eran anormalmente amplios, de un modo antinatural, y las paredes parecían recubiertas de símbolos extraños que relucían.

El descenso a aquel enorme laboratorio de drogas no estaba resultando fácil. El Clérigo Valerius y el Granuja Tercio habían caído nada más superar las escaleras plagadas de trampas explosivas, no se sabía si muertos o tan sólo malheridos.

La pierna izquierda de Vladymir había sido perforada gravemente y le dolía a rabiar, a rastras y medio aturdido había conseguido arrastrarse por el suelo hasta una posición más resguardada mientras una verdadera lluvia de balas perforantes arreciaba a su alrededor, destrozando la pared que tenía delante e incrustrándose en el maltrecho blindaje de la pierna que todavía tenía sana.

Renata, tumbada en el suelo y disparando su pistola Hecuter hacia el frente contra todo movimiento que veía sentía en todo su cuerpo cada disparo del asesino Mechanicus, Titus, de pie detrás de ella, al final de la escalera. Cada disparo de aquella cosa que más parecía una pieza de artillería portátil que un arma de caza, lo hacía retumbar todo como el estallido de un trueno o el latido de un corazón del tamaño de una luna planetaria. Uno de esos disparos había hecho sangrar litros de sangre y lubricante a Theodosia, que había sido propulsado hacia atrás como movido por la furia de un vendaval. Otro trueno más y la pierna de uno de los últimos Agentes de la Incertidumbre dentada quedaba destrozada y el tipo caía, tras rabiar de dolor unos segundos.

Parecía que tan sólo quedaban dos enemigos, pero se estaban resguardando en un cuarto lateral. Sería difícil desalojarlos de allí.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:33.

La batalla contra los agentes de la Incertidumbre Dentada, la verdadera fuerza que movía los hilos de la tapadera que representaba el Coro del Júbilo, por fin comenzaba a ir bien para el equipo principal de investigación del Inquisidor Globus Varaak.

Intius Varnias acababa de lograr un disparo imposible que contravenía toda lógica. Probablemente ni siquiera lo había hecho a posta, pues querría apuntar a uno de los Agentes en retirada y, presa de la frustración por haber dejado de verlo, disparó de todos modos, atravesando la pared y el cráneo del Agente de la Incertidumbre Dentada que había detrás. Ahora tan sólo quedaba un enemigo activo.

Al menos por ahora, pues sin duda Theodosia habría contratado asesinos y mercenarios para acudir en su ayuda, asesinos que seguramente ya hubiesen cobrado jugosas sumas y que podrían querer honrar su contrato aunque su empleador hubiera muerto.

Renata aprovechó para observar lo que la rodeaba. Parecía claro que la sede de la Incertidumbre Dentada se trataba básicamente de un laboratorio de drogas administrado por unos cuantos agentes leales y un buen número de servidores menores (que, por suerte para los Acólitos, no eran de combate y no mostraban el menor interés en ellos). El lugar entero parecía estar conectado a la energía de la colmena de Ambulon. Esto además debería de ser imposible según las leyes de la ciencia imperial.

Las dimensiones del lugar resultaban desconcertantes y mareantes, sin duda los Agentes enemigos estaban más que acostumbrados, pero para los Acólitos permanecer en ese lugar les producía una incómoda sensación de vértigo y desorientación.

Arlan Hex (Incognitae) llevaba bastante rato actuando de un modo extraño, más o menos desde que utilizó sus poderes disformes. Al parecer los extraños símbolos que cubrían las vigas de todo el lugar incluían también protecciones que anulaban las capacidades psíquicas, muy en particular al descender al sótano-laboratorio, donde Arlan se encontraba completamente desvalido y aislado del Inmaterium.

En el laboratorio había un grupo de pequeñas cámaras, incluyendo una que hacías las veces de sala de operaciones dentro de la habitación central. Allí, los psíquicos tenían los cráneos abiertos para que se puedieran extraer porciones importantes de sus cerebros y servir así como ingrediente principal de la farcosia.

Como la Incertidumbre Dentada detestaba desperdiciar beneficios en potencia, el resto del complejo estaba destinado a usar los cuerpos de los psíquicos como base para servidores o para convertir las partes de los cadáveres en artículos que se pudieran vender a individuos y razas que pagaran por tales abominaciones.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:33.

- Por fin- dijo Intius cuando el certero disparo de Titus acabó con la miserable vida del último hereje, girándose acto seguido para mirar hacia los caidos- Incognitae, Renée, comprobad que nuestros hermanos derribados están vivos y que pueden seguir sirviendo al sagrado emperador. Si tenéis habilidades para evitar que se desangren, usadlas. Todos. Tenemos muy poco tiempo. Aunque hemos sido razonablemente rápidos, eso no significa que no están llegando ya fuerzas hostiles, y aunque la misión es un éxito, será mucho mejor si logramos salir vivos, y aún mejor si logramos destruir este lugar y llevarnos pruebas y no ser interceptados. Buscad todo documento o prueba de lo que aquí estaba pasando y aprovechad para ir mirando si hay un método adecuado para destrozar por completo este lugar y borrar cualquier registro de nuestra presencia aquí... y si por casualidad encontráis entre los pobres lobotomizados a la noble Strophes desaparecida nos la llevaremos. No es que vaya a quedar mucho de ella, pero si es posible, su familia debe poder recuperarla. Vamos. No tenemos tiempo que perder.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:33.

El asalto final de esta purga comienza cuando mis compañeros comienzan a bajar por las escaleras que dan al sótano de este extraño edificio. Pocos pasos alcanzo a dar en la posición asignada por Intius cuando el sonido de múltiples disparos llega a mis oídos, que les reconoce como la señal inequívoca de que no hay vuelta atrás.

"Para victoria o muerte, pero este será el último enfrentamiento contra los miembros del Coro del Júbilo. El tal Theodosia debe estar acá y me las pagará por escapar de mí en el mercado de Sibellus. Nadie se burla así de mí y vive para contarlo."

Continúo bajando por las escaleras y sorteo los cables trampa cuando veo a Theodosia a la distancia. El desgraciado es inconfundible, con esas mejorar cibernéticas tan inusuales. No me da tiempo para apuntarle mucho, por lo que le disparo apenas le veo, confiando en que la potencia del "Nómada" y la dureza de la munición hagan de cualquier impacto uno letal. Mi bala atraviesa su pierna derecha, causando un importante daño pero no lo suficiente como para sacarle de combate.

"No podía ser de otra manera. Tan fácil habría sido una falta de respeto con todo lo que nos hizo pasar hasta ahora."

Mis compañeros se ponen a cubierto y Renata se lanza al suelo delante mío, por lo que sé que estoy expuesto, solo protegido escasamente por lo lejana de mi posición y mis compañeros como amenazas más cercanas. Theodosia se acerca a mi posición e imagino que desea tenerme a mejor vista para acabarme, por lo que apunto directamente al centro de su cuerpo mientras sus biónicos pasos eliminan la distancia que nos separa.

Renata, desde el suelo, dispara en su pecho pero no es mucho lo que parece causar, sin embargo, me sirve de punto indicador, una suerte de diana donde disparar, sabiendo que el blindaje ahí ha cedido. Aprieto el gatillo y la potente estallido sónico del arma es acompañado por la espectacularidad de ver a Theodosia saltando por los aires con el tórax abierto de par en par. De rodillas, agoniza un momento antes de fallecer, como corresponde.

"Objetivo primario: Eliminado. Proceder con objetivos secundarios."

Ahora que Theodosia ha muerto, mi labor consiste en acabar con los agentes restantes, eliminando así esa amenaza para permitir que investiguemos la zona de la forma adecuada. Uno de los enemigos dispara una ráfaga contra Renata pero su arma se encasquilla. Intius le da un balazo en la pierna derecha, que le hace quejar de dolor y yo aprovecho de dispararle en el mismo miembro herido, reventándolo completamente en el acto. El enemigo se desangra en segundos antes de morir.

Solo dos enemigos quedan y, que al verse sobrepasados, deciden esconderse a cubierto en las habitaciones. Intius mata a uno con un tiro milagroso, mientras que yo persigo al otro. Lo veo y disparo con el Nómada, sabiendo que es la última bala en el cargador. Mi bala le impacta en el pecho, pero no consigue matarlo en el instante, por lo que me responde con una ráfaga de su recién recargado rifle. Por suerte, el dolor causado no le permite apuntar bien y sus balas no se acercan a mi posición. Sé que no alcanzaré a recargar el Nómada antes de que me acribille, por lo que suelto mi arma principal y, en un fluido movimiento, desenfundo una de mis pistolas y le disparo directamente en la cabeza. La bala ingresa en su cráneo por el punto medio entre las cejas y sale por la parte trasera, abriendo un boquete del porte de un puño y regando la muralla con sus sesos.

El trabajo finalmente está listo:

 - "Todos los objetivos abatidos."

Digo mientras guardo la pistola y recojo el Nómada, el que debería recargar en caso de que lleguen refuerzos enemigos. Lo dudo pero debo estar preparado para todas las posibilidades. Probablemente hayan más ratas heréticas escondidas en esta ciudad, pero después de asesinar a Theodosia y a toda su banda, dudo mucho de que osen asomar sus narices por un buen tiempo.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:35.

La lucha al fin había finalizado, e Intius Varnias, en su calidad de líder de la misión, dio la orden de registrar rápidamente el lugar en busca de pruebas y de hallar la manera de destruirlo todo rápidamente.

Examinando el lugar no cabía duda de la terrible herejía que allí se producía. Psíquicos que hubieran debido ser entregados con el Diezmo Planetario habían sido sacrificados, con sus cráneos abiertos y sus cerebros parcialmente cortados para usarlos como ingredientes principal en la elaboración de la droga farcosia. Sus cuerpos eran después usados como componentes o para producir servidores de uso civil.

Las otras habitaciones del complejo constaban de un almacén, en el que se guardaban distintos ingredientes procedentes de otros subsectores, un cogitador que controlaba y coordinaba los servidores dentro de la instalación, una pequeña armería, un dormitorio con unas cuantas literas, y la zona principal de producción.

El laboratorio de fabricación tenía una larga hilera de servidores situados en distintas mesas, cada una realizando una tarea específica para la producción de farcosia: tamización de grándulos, filtrado de materia gris, mezcla de productos químicos, y demás.

Renata fue quien encontró un servidor que un día había sido Saia Strophes, la noble secuestrada. Intius ordenó llevársela, aunque era obvio que su estado era irreversible, tan irreversible como un asesinato, por lo que de poco consuelo iba a servir para los Strophes, excepto tal vez el de saber, al fin, cuál había sido su aciago destino final.

Renata reveló que había ciertos tanques en la zona central de procesamiento que contenían líquidos altamente inflamables, y que un acertado disparo desde las escaleras podría producir una explosión y un devastador incendio que muy probablemente acabasen con el laboratorio de una vez por todas. De verse consumidas las vigas recubiertas de símbolos arcanos podía darse lugar al colapso completo de todo el templo.

Titus registró el cadáver de Theodosia, cuyos componentes, tanto orgánicos como biomecánicos, parecían estar descomponiéndose a un ritmo asombrosamente acelerado y bastante poco natural. Lo poco que consiguió salvar fue una pistola automática de la mejor calidad y un cinturón con cartucheras que incluía veinte balas Matahombres.

A Titus no le cabía duda que Theodosia habría contratado a una caterva nueva de mercenarios y asesinos para acabar con sus enemigos, por lo que, lamentablemente, no había tiempo que perder.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:35.

La voz de Titus ("todos los objetivos abatidos") pone fin a las disquisiciones de Intius. Por un instante el arbitrador ha meditado sobre el combate, ahora que los disparos han cesado. Había cosas que mejorar en el futuro pero, a pesar de eso, está satisfecho con sus decisiones. Por supuesto, el hacer que los dos más sanos bajaran primero tenía el riesgo de exponerlos, pero que tanto Valerius como Tercio Veridio estuvieran vivos daba fe que había sido la mejor de las opciones.

Y aún hubiera sido mejor si sus granadas hubieran logrado causar algún mal, y si hubieran logrado encontrar cobertura antes de ser destrozados con esas ráfagas afortunadas.

Lo cierto es que en ese momento había llegado a pensar que podían perder. Por fortuna Titus demostraba que la inversión realizada en su arma estaba más que justificada, y él mismo había logrado hacer algunos disparos muy razonables. Miró, un segundo, a Theodosia, sin lamentar no haber podido capturarla. Lo urgente era limpiar este lugar, y aunque sin duda lo ideal hubiera sido llevar vivo a ese hereje, el riesgo, sencillamente, no valía la pena.

- Buen trabajo a todos. Renée, trae el servidor que fue Saia Strophes. Que nos siga y, de no ser posible, llévala contigo. Debemos al menos devolverla a su familia. Titus, gran trabajo. Llévate lo útil que has podido obtener de Theodosia. Cuando hayan salido los heridos y el resto dispara desde las escaleras a los tanques de la zona de procesamiento. Esos líquidos deben bastar para causar un incendio como tanto tú como Renée habéis indicado. Una vez dispares sal de este lugar. No quiero que si el templo se viene abajo tú le sigas. ¡Lukas!, no bajes. Salimos de este lugar antes que lleguen los refuerzos de los herejes. Ya están todos eliminados. Huesos, ayuda a Tercio a salir de este lugar. Viktor, haz lo propio con Valerius. Incognitae con nosotros, estate atento por si una agravación del estado de alguno de los heridos requiere tus servicios. Pero si no hay empeoramiento, mejor dejemos los poderes de la disformidad para cuando sean imprescindibles- mientras habla el arbitrador ha llegado al laboratorio de fabricación y, tras observar esa larga hilera de servidores en los que, cada uno realizaba una tarea para la producción de la farcosia, toma diversos frascos, algunos de farcosia realizada, y otros de la droga en cada una de las partes de la producción- El Inquisidor sabrá qué hacer con ésto, y con ésto, se aclarará cualquier duda sobre nuestro trabajo aquí. Nos vamos. Titus, espera a que salgamos para disparar desde lo alto de la escalera a los tanques y, de inmediato, reúnete con nosotros.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:35.

Casi no lo había contado. Por suerte, su estado era bastante mejor que el de los que habían caído en la primera avanzada, pero muy lejos de ser el óptimo. Aunque claro, podría haber sido peor. Podría estar cayéndose a pedazos como el condenado Theodosia. O muerto, como los mercenarios, o como la chiquilla Strophes, algo tan previsible como trágico. Dentro de lo malo, aquella pesadilla había acabado, aunque debían darse prisa. 

Aún con la pierna herida, se apresuró a cumplir la orden del líder de la célula y, usando su rifle como muleta tras retirarle la batería, empezó a cargar con el cuerpo inerte de su compañero. 

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:35.

Valerius había despertado a duras penas. Le dolía todo el cuerpo como si le hubiera atropellado un camión. Pero por la gracia del Emperador continuaba con vida. Se apoyó agradecido en el hombro de Viktor, y se fue incorporando poco a poco.

- ¿Qué ha pasado? - Preguntó confuso. - ¿Estáis todos bien? -

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:40.

Tan pronto el arbitrador recoge las pruebas de la droga en sus distintas fases de producción, se acerca a ayudar a Valerius, poniéndose a un lado y ayudando a Viktor a sacar al malherido sacerdote. Mientras observa como Renée se hace cargo de la servidora que fue Saia Strophes y le ordena que ayude también a Huesos para sacar del lugar a Tercio.

- Gracias al Emperador hemos vencido. Todos los herejes han sido purgados- explica al sacerdote mientras le ayuda a salir del lugar, comprobando que todos cumplas sus órdenes y que la salida se realice sin mayores problemas y sin que quede nada de este nefando lugar... salvo las pruebas que han recuperado y los restos sin mente de Saia Strophes.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:40.

—Sigo vivo —dijo como respuesta a la pregunta aunque sonó a propia incredulidad. 

Pasó su mano por su torso, la sangre seguía brotando pero no iba a ser definitivo, estaba seguro de eso. Echó un vistazo para observar al resto de sus compañeros y fijarse en los que se encontraban en peor estado que él. No había motivo para lamentos o quejas, no era de los que había salido peor parado. Todos sus huesos estaban enteros y sin fracturas, ya era más que en otras ocasiones.

—Puedo ayudar a cargar con alguno si os cuesta andar —dijo ofreciendo ayuda a los presentes mientras se daba un par de golpes potentes en sus anchos hombros.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:40.

Por un momento el arbitrador frunce el ceño ante la necesidad de repetir sus órdenes, pero, en el fondo, está demasiado satisfecho por el resultado, y después de todo, habida cuenta de las graves heridas de sus compañeros, no es molestia repetirse y es excusable no haber escuchado la primera orden.

Más o menos.

- Huesos... como ya te había indicado, ayuda a Tercio. Renée, ayúdales en efecto. Y ahora salgamos de este lugar- dice mientras ayuda a Viktor con Valerius.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:40.

Tras lanzar su bomba incendiaria y bajar las escaleras, Tercio solo recuerda muy vagamente disparos y tras esto, un fundido en negro. No sabe cuanto tiempo pasa, pero finalmente uno de sus compañeros le despierta. Notaba un dolor indescriptible en buena parte de su cuerpo, y apenas recordaba lo que había ocurrido. Poco a poco, su visión borrosa empieza a reconocer formas y el lugar donde se encuentra. Y su mente, lenta al principio comienza a recordar porque se encontraban allí.

¿Hem... hemos ganado?- pregunta finalmente. Le ayudan a levantarse y Huesos le sirve de apoyo, puesto que apenas puede sostenerse en pie. 

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:40.

Valerius había recuperado la consciencia a duras penas. Tosió sangre, y notó cómo unas manos fuertes le ayudaban a ponerse en pie. Cuando aclaró su vista y escuchó una voz cercana, acabó reconociendo a Intius... Todos los herejes habían sido purgados.

Menos mal. Empezó a sonreír, pero tuvo que parar puesto que hasta ese leve gesto le causaba dolor. Al menos su loca carga para abrir camino escaleras abajo junto a Tercio había servido para algo. Las granadas y la distracción habían sido suficientes para los momentos iniciales, pero había demasiados enemigos ahí abajo y Valerius apenas había tenido tiempo de encontrar una cobertura cuando empezó a notar los impactos en su cuerpo.

- El Emperador protege. - Musitó procurando no forzar demasiado sus pulmones. Trató de esforzarse en caminar, y en no suponer demasiado esfuerzo para los compañeros que le ayudaban. Estaba deseando regresar a la base, y poder tumbarse una temporada.

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON:

082.816M41.

HORA LOCAL: 24:00.

El equipo principal de investigación del séquito del Inquisidor Globus Vaarak logra esquivar un encuentro desagradable y potencialmente letal con un número importante de mercenarios bien armados gracias a la sagacidad de Renata, que hace que sus compañeros se resguarden en las sombras de un edificio.

Finalmente todos, pese a las cuantiosas y graves heridas, consiguen llegar sanos y salvo hasta el refugio proporcionado por el joyero Estrun, el aliado de Lord Strophes.