EL EMPERADOR PROTEGE.
- Escena informativa de trasfondo, no interactiva.
Estamos en el cuadragésimo primer milenio.
El Emperador ha permanecido sentado e inmóvil en el Trono Dorado de la Tierra durante más de cien siglos. Es el señor de la humanidad por mandato divino, y el dueño de un millón de mundos por el poder de sus inagotables e infatigables ejércitos.
Es un cuerpo podrido que se estremece de un modo apenas perceptible por el poder invisible de los artefactos de la Era Siniestra de la Tecnología. Es el Señor Carroñero del Imperio, por el que se sacrifican mil almas al día para que nunca acabe de morir realmente.
En su estado de muerte imperecedera, el Emperador continúa su vigilancia eterna. Sus poderosas flotas de combate cruzan el miasma infestado de demonios del espacio disforme, la única ruta entre las lejanas estrellas. Su camino está señalado por el Astronomicón, la manifestación psíquica de la voluntad del Emperador. Sus enormes ejércitos combaten en innumerables planetas. Sus mejores guerreros son los Adeptus Astartes, los Marines Espaciales, supersoldados modificados genéticamente. Sus camaradas de armas son incontables: las numerosas legiones de la Guardia Imperial y las fuerzas de defensa planetaria de cada mundo, la Inquisición y los tecnosacerdotes del Adeptus Mechanicus, por mencionar tan sólo unos pocos. A pesar de su ingente masa de combate, apenas son suficientes para repeler la continua amenaza de los alienígenas, los herejes, los mutantes… y enemigos aún peores.
Ser un hombre en una época semejante es ser simplemente uno más entre billones de personas. Es vivir en la época más cruel y sangrienta imaginable. Éste es un relato de esos tiempos. Olvida el poder de la tecnología y de la ciencia, pues mucho conocimiento se ha perdido y no podrá ser aprendido de nuevo. Olvida las promesas de progreso y comprensión, ya que en el despiadado universo del futuro sólo hay guerra. No hay paz entre las estrellas, tan sólo una eternidad de matanzas y carnicerías, y las carcajadas de los dioses sedientos de sangre.
CADA CUAL TIENE SU LUGAR:
El Imperio se aferra fuertemente a una mentalidad feudal. Las naciones creadas al amparo del credo imperial poseen un sentido del deber muy bien definido y una idea clara del "lugar" que ocupan dentro de su sociedad.
Los viajes son raros y la mayoría de los ciudadanos jamás abandonan sus mundos natales. La conformidad con lo que se espera de ellos es la normal. De hecho, una de las múltiples razones por las que mutantes y psíquicos sufren tantas persecuciones es porque suelen existir al margen de los límites aceptables de la cultura imperial.
El Imperio cobra tres diezmos a la mayoría de mundos que lo componen:
- Controlad a vuestros psíquicos y entregadlos a las Naves Negras.
- Proveed los suministros requeridos en todo momento, sean tropas o material.
- No tengáis trato alguno con los enemigos del Imperio.
A cambio de adherirse a estas tres obligaciones, el Imperio salvaguarda sus mundos contra las numerosas fuerzas oscuras que obran contra ellos. La mayoría de los ciudadanos imperiales opinan que este sistema es perfectamente normal. Muchos de ellos denunciarán a cualquier "brujo" que puedan conocer (aunque la superstición podría silenciarlos) y avisarán de toda conducta inapropiada en cuanto la vean.
Se unirán voluntariamente a la Guardia Imperial cuando así se les requiera, y les repugna la mera idea de ver a un alienígena (ya no digamos de hablar con uno).
Sirven a sus líderes con orgullo y se regocijan con las victorias del Imperio. Hablan entre respetuosos susurros acerca de las gloriosas campañas de los Marines Espaciales y tiemblan de miedo ante la posibilidad de llegar a incurrir en la cólera de la Inquisición...
EL SISTEMA FEUDAL:
El Imperio ocupa una gran extensión de espacio galáctico y abarca infinidad de mundos. Existen muy pocas nociones universales comunes a todos estos planetas; la cultura, el idioma e incluso el propio aspecto de sus habitantes presentan una variedad casi infinita en todo el universo conocido. Una de las pocas constantes que existen, al menos en los mundos del Imperio que son conscientes de su existencia, es el sistema social establecido de obligaciones y responsabilidades feudales.
Cada mundo imperial debe lealtad a un gobernador planetario. A su vez, este individuo debe entregar al sacerdocio del Imperio un diezmo compuesto por hombres, recursos y lealtad. El gobernador también debe oponerse a todos los enemigos del Imperio y asegurarse de que los psíquicos que emerjan de su planeta no caigan víctimas de la brujería ni de posesiones demoníacas. A cambio, el gobernador puede recurrir al sacerdocio (o Adeptus Terra, como se les conoce más apropiadamente) en tiempos de necesidad.
El Adeptus Terra se compone de una apabullante diversidad de departamentos, agencias, subdivisiones y secciones, y cada uno de estos organismos se ocupa de un aspecto concreto del mantenimiento del Imperio. Cada orden tiene la obligación de cuidar de su correspondiente ámbito de control.
El peso de esta responsabilidad se va acrecentando conforme se asciende en la jerarquía de rangos. Desde los más humildes escribas que computan la producción anual de nutrigachas de un mundo colmena hasta los influyentes comandantes de sector que supervisan el armamento de una flota cruzada, el vasallaje y el poder se supeditan siempre hacia arriba hasta llegar a los líderes titulares del Imperio, los Altos Señores de Terra. Estos poderosos individuos gobernan desde la antigua Terra en nombre del Emperador.
En la propia Terra se haya el Emperador, una silenciosa criatura de poder inconmensurable. Su cuerpo marchito se aloja en el interior de un artefacto arcano de diseño increíblemente ignoto conocido como el Trono Dorado. Este Trono preserva la fuerza vital del Emperador y le permite proteger a toda la humanidad de los seres demoníacos que pretenden destruirla por completo. Lleva cientos de siglos librando esta batalla psíquica, y durante todo este tiempo la humanidad le ha ofrecido su lealtad, su veneración y su devoción.
EL ADEPTUS TERRA:
El clero que sirve al Señor de la Humanidad se conoce como "la mano derecha del Emperador". Es responsabilidad del Adeptus Terra interpretar Su voluntad y cuidar de Su Imperio. Cientos de miles de personas trabajan dispersas por toda la galaxia al servicio de esta inmensa organización. El sacerdocio está formado por numerosas instituciones de gran antigüedad, cada una de las cuales posee nombres distintos en diferentes planetas. Cada uno de estos Adeptus (como se conocen tradicionalmente) desempeña una función específica en nombre del Emperador.
PLANETA ESCINTILA (CAPITAL DEL SECTOR CALIXIS):
COLMENA TARSUS:
La colmena Tarsus es el segundo mayor núcleo de población de Escintila, además de la sede del comercio planetario.
Posee una agresiva independencia, aunque su economía depende de la exportación procedente de las fabricas de la Colmena Sibellus (la capital y principal colmena del planeta).
Tarsus se halla en el corazón del desierto más inhóspito de Escintila, abrasada por un sol implacable y azotada por continuas tormentas de arena.
Está construida sobre inmensos pilares verticales entre los que se extienden los grandes conglomerados de edificios que conforman la colmena. Como resultado, Tarsus es más vertical que horizontal, y los habitantes de su zona media no van a trabajar caminando, sino más bien trepando.
SOCIEDAD DE LA COLMENA:
Debido a su estructura inusual y el entorno hostil en que se encuentra, la oscuridad y el frío son lujos muy escasos en la colmena Tarsus, por lo que, a diferencia de las ciudades colmena normales, aquí las zonas más ricas son las que están en el fondo en lugar de en la cima.
La nobleza de la colmena Tarsus disfruta de las sombras que le brinda toda una ciudad suspendida sobre sus cabezas formando una enmarañada red, al tiempo que permanecen lo bastante alejados del despiadado sol como para vivir frescos y cómodos.
Los más adinerados viven en mansiones subterráneas oscuras como boca de lobo; habitantes y visitantes deben portar en todo momento lámparas que arrojan una tenue luz, y el aire acondicionado alcanza temperaturas bajo cero, por lo que todos han de vestir gruesas pieles.
La nobleza de la colmena demuestra su superioridad controlando el clima de su entorno con un coste elevadísimo, hasta el punto de convertir sus preciosas fincas en trampas mortales para los incautos, más peligrosas que la peor sequía de verano.
Los granujas que se alejan demasiado de su zona y se aproximan más de la cuenta a la base de la colmena suelen morir congelados a causa del drástico descenso de la temperatura en las zonas que rodean los distritos más ricos.
Las zonas más próximas a la superficie de la colmena Tarsus son las más pobres y peligrosas. Los habitantes de la zona media trabajan en talleres sofocantes, bañados por el calor que desprende el sol, expuestos a los rayos de sol que atraviesan la colmena durante el día y queman la piel descubierta.
Los niveles exteriores (el Pellejo) son un auténtico infierno: el calor prácticamente impide respirar, y la luz solar que cae sobre sus habitantes es tan intensa que todo el que queda expuesto a ella se chamusca y marchita en cuestión de minutos.
Varias filas de chabolas cuelgan de la cima y los laterales de la colmena, demasiado delgadas como para bloquear completamente los letales rayos o las frecuentes y mortíferas tormentas de arena. Y lo peor de todo es el implacable calor, capaz de matar a quienes no están acostumbrados a él.
Los habitantes del Pellejo se arrastran como cucarachas por los niveles exteriores para evitar los rayos del sol mientras éste recorre su trayectoria diurna. Son gente tostada por el sol y curtida por la arena que sobrevive cazando a los correosos animales que viven en esos niveles, entre los que se encuentran el peligroso murciélago tizón y los escarabajos quemadedos (que además son ligeramente venenosos). Muchos visten armaduras reflectantes improvisadas que les protegen de la luz del sol, lo que les confiere el aspecto de insectos de talla humana.
PLANETA ESCINTILLA: COLMENA TARSUS: LA CATEDRAL DEL ESCLARECIMIENTO:
En la colmena Tarsus también se halla uno de los edificios más emblemáticos de Escintila, conocido en todo el sector.
La Catedral del Esclarecimiento es el centro de culto más importante de todo el Sector Calixis.
Es la base de operaciones del Cardenal Ignato, el clérigo del Adeptus Ministorum de más categoría del Sector, que dirige el Sínodo de Calixis desde el suntuoso auditorio de la catedral.
El edificio es un extraordinario conjunto de torres y agujas dispuestas alrededor de una cavernosa nave central coronada por una enorme vidriera abovedada a través de la cual penetra la abrasadora luz del sol ecuatorial de Escintila.
La decoración de la catedral sale del bolsillo de nobles y ciudadanos destacados de todo el Sector, ansiosos por comprar parte de la gracia del Emperador.
El exterior de la Catedral está salpicado de estatuas que representan pasajes de la historia imperial y efigies de santos, todas relucientes y doradas bajo la feroz luz solar.
Se dice que algunos de los rincones menos accesibles de la Catedral ocultan extrañas esculturas, representaciones de monstruos grotescos o siniestros rituales prohibidos.
La zona circundante es un verdadero bosque de estatuas de santos y ciudadanos importantes de Escintila; la más impresionante de todas es la descomunal escultura de San Drusus, que tiene el orgullo de ocupar un lugar privilegiado frente a la entrada principal de la nave.
El interior de la Catedral es tan magnífico como su exterior. La bóveda acristalada se sostiene sobre columnas talladas con las efigies de antiguos cardenales, y hay suficientes bancos para comodar a decenas de miles de feligreses.
La nave está dominada por un altar situado frente a un tríptico de oro y plata en el que se representa al Emperador (con Su mirada apartada de la congregación) flanqueado por San Drusus y el lord militante Angevin, además de las efigies de varios santos más.
Tras el altar hay un coro de dos mil servidores cuyos retumbantes cánticos reverberan por toda la nave.
Un púlpito se alza a gran altura por encima de todo el recinto; es aquí donde Ignato y los demás predicadores del Ministorum promulgan la palabra del Emperador.
En las fechas religiosas más señaladas (como el Festín por la Ascensión del Emperador) muchos miles de nobles y adeptos de toda Escintila llenan la nave, y los ciudadanos ordinarios se agolpan en el exterior de la catedral con la esperanza de ver parte de este esplendor aunque sólo sea por un fugaz instante.
La Catedral también contiene los aposentos del Cardenal, el auditorio del Sínodo (donde se reúnen todos los Cardenales del Sector para debatir asuntos espirituales) y la Sala de las Reliquias (en la que se guardan artefactos sagrados para su estudio y conservación). En esta última hay reliquias de la vida de San Drusus, incluidos varios huesos que supuestamente pertenecieron al Santo (y que podrían usarse para construir no uno, sino varios esqueletos).
El Archivum Spiritualis, una biblioteca de obras teológicas y documentos religiososm también se encuentra bajo la Catedral, así como extensas catacumbas en las que se entierra a los clérigos de la Eclesiarquía.
La Catedral dispone de una enorme cantidad de personal compuesto por voluntarios seglares (en su mayoría antiguos peregrinos) y miembros de la Eclesiarquía.
La Catedral está protegida por seglares armados de la Frateria Militia, y por una única escuadra de hermanas de batalla de la Orden del Cáliz de Ébano.
Gracias a la existencia de la Catedral, la Eclesiarquía ejerce una gran influencia en la Colmena Tarsus, hasta tal punto que el Cardenal Ignato tiene más poder en ella que los nobles de Tarsus, y la Frateria Militia tiene más presencia en las calles que el propio Magistratum.
En todas las cámaras de comercio y almacenes de la zona media de la colmena hay clérigos predicando a los obreros sobre la naturaleza sagrada de la obediencia y las nefastas consecuencias del ocio y la curiosidad.
Gran parte de la población de la Colmena Tarsus está compuesta por peregrinos que viajan por la ciudad en dirección a la Catedral del Esclarecimiento.
Las largas colas de peregrinos que confluyen en la Catedral serpentean por toda la zona media de la colmena; a veces esperan durante años con tal de vislumbrar parte de la Catedral mientras sobreviven gracias a las limosnas de la Eclesiarquía, el voluntariado seglar, y mercaderes sin escrúpulos.
Los peregrinos son una parte esencial de la economía de la Colmena Tarsus y la mayoría no la abandonan jamás; viven entre los obreros de la zona media y unos pocos afortunados trabajan como voluntarios bajo la reluciente majestuosidad de la Catedral.
Puede que la Colmena Sibellus sea la sede del poder político, pero la Colmena Tarsus es la sede de la fe, pese a los numerosos intentos por trasladar la base de la Eclesiarquía a la colmena gobernante.
La importancia e influencia de la que disfruta la Colmena Tarsus a la sombra de su gigantesca rival se debe en parte a la Catedral (y también a tener el Espaciopuerto Orbital).
LA GRACIA DEL EMPERADOR.
Los Acólitos y sus maestros verán y harán muchas cosas que la mente de los mortales no está preparada para presenciar.
Los horrores de demonios, mutaciones y corrupción ponen a prueba su fe con inusitada frecuencia. El Cónclave Calixiano ofrece a sus siervos indulgencia, gracia y confesión en la forma de sacerdotes inquisitoriales duchos en las artes de la absolución.
Estos clérigos pueden absolver a los Acólitos por las muertes de inocentes y por no castigar debidamente alguna herejía mientras actúan de incógnito.
Los ritos funerarios preparatorios también pueden otorgar la gracia del Emperador a quienes están a punto de emprender misiones de las que probablemente no regresen.
Estos sacerdotes inquisitoriales también conforman una parte esencial del ritual de Exterminatus, mediante el cual purifican las almas por asesinar a todo un planeta.
El Cónclave Calixiano también posee un pequeño santoral imperial secreto designado y adorado de forma clandestina por sacerdotes mudos y ciegos de la Eclesiarquía.
A menudo sus Acólitos conjuran a estos santos para que intercedan en su beneficio, ofreciendo sus plegarias y confesiones ante los ojos del mismísimo Emperador.
También formulan juramentos en el nombre de los santos, sobre todo cuando están en situaciones apuradas.
San Uthur de la Cataplasma:
Conocido como "Uthur el Desafortunado" o "el Maldito", se dice que San Uthur acepta la desventura y el sufrimiento en nombre de otros.
Los Acólitos insisten en que fue uno de ellos en el pasado, mientras que el canon oficial sostiene que se trataba de un sacerdote inquisitorial.
El nombre de Uthur suele invocarse como protección contra heridas y lesiones.
Según la tradición, si se grita su nombre con fuerza antes de mirar una herida, se le puede convencer de que se lleve parte de ella sobre sí mismo.
Los devotos de este santo queman vendas en su honor o frotan sus estatuas con bálsamos medicinales.
San Uthur suele representarse como un hombre sollozante de mediana edad que sostiene una balanza desequilibrada y un pararrayos. Sus imágenes suelen presentar noventa y nueve heridas, cada una de ellas causada por una calamidad diferente. Los escultores de estas estatuas se enorgullecen de no construir nunca dos iconos iguales de este santo.
San Cástor Procurador:
Eliminador de obstáculos y patrón de la verdad.
Cuenta la leyenda que este misionero fue sometido a todo tipo de castigos públicos indignos en el mundo feudal de Maccabeus Quintus, incluidos cinco intentos de decapitación.
Todos ellos fallaron hasta que el santo señaló un fallo en el mecanismo de la gillotina.
Según la leyenda de su beatificación, su piadosa devoción impresionó tanto al pueblo de Maccabeus Quintus que decidieron apoyar el credo imperial y derrocar al gobierno establecido, para gran regocijo de las masas.
Los Acólitos apelan a San Cástor para que presida sus interrogatorios, esclarezca sus investigaciones y facilite la búsqueda de respuestas en las mentes de los investigadores.
San Aret Leteo:
San Aret es un mártir. La naturaleza de su muerte y de hecho incluso su verdadero nombre se han perdido con el paso del tiempo. En su momento se convino en que su milagrosa muerte fue verdaderamente uno de los casos más espectaculares de martirio que jamás se hayan presenciado.
Sin embargo, parece que la leyenda fue olvidada en los siglos que transcurrieron entre su propuesta de beatificación y su canonización final.
Cuando los escribas del Cónclave Calixiano buscaron en sus archivos, descubrieron que el único libro que narraba sus hazañas estaba dañado, que su nombre estaba medio borrado y que todos sus logros habían sido destruidos por el moho.
Tras un prolongado debate se decidió que San Aret debería ser el patrón de todo lo que no ha de ser recordado.
Sus santuarios son habitaciones atestados de archivos polvorientos en las que se abandonan pergaminos prohibidos y se envían informes para que se pudran hasta desaparecer.
Las estatuas de San Aret suelen tener grandes orejas para que los Acólitos puedan susurrarle sus temores, fechorías y recuerdos al santo, que se encarga de cargar con ellas en su nombre para que dejen de atormentarles.
San Drusus el Guerrero:
Sin duda el más grande de todos los santos del Sector Calixis es San Drusus, que se sienta a la derecha del Emperador en los corazones y mentes de la mayoría de los ciudadanos calixianos.
Desde tierna edad, millones de imperiales escuchan la historia del gran general Drusus y su implacable ejército.
Se les enseña cómo trajo la luz del Emperador al Sector y arrasó con las repulsivas hordas alienígenas que habían arraigado en él.
La actual existencia del Sector Calixis se debe a todos sus esfuerzos. El Ministorum se asegura de que nadie olvide sus hazañas, y allí donde se erigen templos y santuarios en nombre del Emperador, también se alzan estatuas de este santo.
Del mismo modo, pocos santos gozan de un culto tan grande o poderoso como Drusus, y nadie puede negar la influencia que ejerce en todos los asuntos del Sector.
Aunque también fue un formidable y astuto caudillo militar, la faceta más recordada y venerada de Drusus es la de guerrero honorable y valeroso. Esta pureza de fe en el Emperador y el Imperio es a la que apelan los soldados que le rezan antes de entrar en combate.
Invocar el nombre de Drusus equivale a rogar que la fuerza virtuosa del Emperador guíe la mano del creyente. En algunos mundos hay regimientos enteros de la Guardia Imperial consagrados al nombre del santo, como el 23º de Dragones de Drusus de Clove, que se pasan el día rezando al santo cuando no están luchando contra los enemigos del Imperio.
Muchas instalaciones de entrenamiento poseen una efigie de Drusus sobre la puerta, y se exige a todos los cadetes que le pidan su bendifición antes de entrar.
El mayor de todos los santuarios dedicados a Drusus se halla dentro de la Catedral de la Iluminación en Escintilla. Ésta es también la sede central de su culto, donde los fieles de todo el Sector se congregan a discutir sus asuntos. También es aquí donde comparecen los aspirantes a miembros a jurar su devoción al santo, a menudo en misas colectivas que reúnen a miles de seguidores.
Dentro del culto, Drusus sólo es superado en importancia por el Emperador, y se antepone incluso a los propios líderes de la Eclesiarquía.
De igual relevancia que el gran santuario de Escintilla es Maccabeus Quintus, lugar en el que Drusus estuvo a punto de perder la vida durante la Cruzada de Angevin.
Y luego está Centinela, un oscuro mundo altar situado en la Marca de Drusus. Se desconocen las razones exactas de la santidad de este planeta, pero miles de peregrinos acuden a él de forma periódica, a menudo para morir a la sombra del monumento enrigido en honor al santo. También es muy importante para el culto, tanto que todos los miembros que aspiran a ascender en sus filas deben viajar a este planeta y solicitar la bendición de Drusus. Debido a los riesgos que esto conlleva, alcanzar el mundo y regresar entero suele considerarse una "prueba" del favor del santo.
Santoral del Imperio:
El Sector Calixis está lleno de santos, hombres y mujeres que entregaron sus vidas para mayor gloria del Emperador.
Algunos apenas son conocidos y sólo se les venera en una ciudad o pueblo, mientras que otros gozan de fama hasta donde abarca el Imperio. Pero ya sean insignes o modestos, estos santos conforman el rostro humano del Ministorum y proporcionan a los fieles algo con lo que sentirse identificados y a lo que aspirar. También suelen asociarse con determinados aspectos y causas, como los viajes espaciales o la culpa.
Algunos santos están todavía más especializados, como los que cuidan de quienes trabajan con los temperamentales grox. Esto significa que, sea cual sea la situación de un individuo, siempre hay un santo que vela por él y al que se puede dedicar una oración implorando protección.
Los más devotos prefieren no correr riesgos y se cubren con los símbolos e iconos de numerosos santos.
También ocupan un lugar destacado en la cultura imperial que va más allá de sus connotaciones religiosas. Sus nombres se utilizan en multitud de circunstancias, desde mundos a naves espaciales, pasando por calles o incluso niños.
Es frecuente que algo relacionado con la causa de un santo lleve su nombre, como las astronaves de combate modelo San Drusus (de las que hay ciento trece en la actualidad), para reflejar parte de la ferocidad de su tocayo.
Teniendo todo esto en cuenta, los santos constituyen una parte fundamental de la vida de los ciudadanos imperiales, tan prolífica y omnipresente como el propio culto al Emperador.
San Vidicus, patrón de las causas desesperadas:
Vidicus vivió hace muchos cientos de años y su vida estuvo plagada de infortunios y calamidades. Según la leyenda, era un comerciante independiente, la clase de individuos que no suelen tener madera de santos.
Se dice que exploró buena parte del Sector Calixis por sí solo, expandiendo sus fronteras.
En aquellos tiempos era un hombre avaricioso y mezquino, cuyo único impulso era explotar los mundos que descubría para amasar fortuna y poder.
Como a muchos otros protagonistas de grandes historias, un desafortunado incidente lo condujo hasta la luz del Emperador. En el caso de Vidicus fue el secuestro de su hija por parte de unos piratas alienígenas. Se obsesionó con encontrarla y peinó todo el Sector en su búsqueda; también se convirtió por completo al culto del Emperador y le rogó que guiara sus pasos. Pero lo que Vidicus recibió en su lugar fue un desastre tras otro.
En primer lugar su tripulación intentó amotinarse, y se vio obligado a encerrarlos en una de las bodegas y luego expulsarlos al vacío.
Después su nave se perdió en la Disformidad y estuvo a punto de sucumbir a la locura justo antes de regresar al espacio real.
Más tarde fue capturado por orkos y sólo consiguió escapar tras comerse sus propias manos en un intento de impresionar a sus captores.
Los relatos de las peripecias de Vidicus en busca de su hija son largos y muy numerosos; sin embargo, todos tienen dos importantes moralejas. La primera es que no importa cuán vana fuese la esperanza de volver a ver a su hija con vida, Vidicus jamás cejó en su empeño. Y la segunda es que por muchas adversidades que la galaxia le arrojó, nunca perdió su fe en la guía espiritual del Emperador.
Años después de que Vidicus se desvaneciera sin dejar rastro mientras buscaba a su hija (cuyo nombre, curiosamente, nunca llegó a conocerse), un grupo de clérigos redactó un exhaustivo compendio de sus viajes y hazañas.
Fue a raíz de aquél escrito que el Ministorum reconoció su devoción al Emperador y accedió a canonizarlo.
A día de hoy, pocos son los mundos del Sector Calixis que no tienen alguna historia sobre Vidicus y aquella vez en que los visitó buscando a su hija perdida.
Aunque carece de culto, Vidicus tiene muchos partidarios. La mayoría son individuos que han padecido alguna tragedia, o que se han embarcado en una empresa arriesgada y desesperada. En tales situaciones apelan a San Vidicus para que vele por ellos y les conceda esperanza. Asimismo, pueden encontrarse santuarios dedicados a su nombre en todo el Sector, a menudo relegados a los rincones de las catedrales de mayor tamaño, cubiertos de pequeñas ofrendas y vitelas con plegarias.
Los viajeros también le rezan para que los lleve sanos y salvos a sus destinos; muchas naves están provistas de capillas improvisadas a tal efecto.
El nombre del santo aparece en muchas expresiones cotidianas, como por ejemplo "la esperanza de Vidicus" para referirse a algo que tiene muy pocas probabilidades de éxito, o "seguir a Vidicus", que significa obsesionarse por algo imposible de alcanzar.
Incluso los Acólitos llegan a invocar el nombre de Vidicus en sus misiones, hasta el punto de inscribir oraciones al santo en la parte interior de sus blindajes.
A menudo se bromea con el hecho de que Vidicus habría sido un excelente Acólito (aunque no es conveniente hacer este tipo de chistes si hay un Inquisidor escuchando).
San Rybel Gorth, el que vigila en la oscuridad:
Rybel Gorth es un caso bastante atípico en el santoral del Imperio, ya que en vida fue un psíquico.
Rechazado por la Eclesiarquía en su época y objeto de las sospechas de gran parte de la sociedad imperial, Gorth estaba considerado como un ciudadano de segunda "necesario".
Está escrito que en su juventud trabajó a bordo de una nave que viajaba por rutas disformes, ayudando al Navegante y protegiendo a los pasajeros y a la tripulación. Pero su historia comienza durante la evacuación de Canopus, durante la infame Herejía de los Números.
Por aquel entonces el planeta había quedado reducido a cenizas como consecuencia de una cruenta guerra civil, y un formidable ejército de herejes se había sublevado contra la Eclesiarquía.
Sylor, un antiguo refugio para estudios religiosos y aprendizaje académico, estaba ocupado por miles de miembros destacados y eruditos de la Eclesiarquía. La nave de Rybel Gorth fue la única que llegó a tiempo al planeta y pudo recoger a varios centenares de sabios y funcionarios del Ministorum antes de iniciar una presurosa retirada hacia la disformidad.
Pero la tragedia quiso que la nave se perdiese en el espacio disforme, y pasaron muchos años buscando el modo de salir. Durante aquel tiempo la tripulación y los pasajeros empezaron a morir. Temiendo que se perdiese la plétora de conocimientos que había ayudado a rescatar, Gorth empleó sus poderes para extraer y almacenar las mentes de los difuntos, preservándolas en el interior de la suya propia.
Cuando la nave por fin consiguió salir al espacio real y llegar a puerto seguro, el trastornado cerebro de Gorth rebosaba con más de un centenar de mentes eruditas. Antes de morir transcribió los conocimientos recopilados de los sabios de Canopus, garantizando así su supervivencia. Por su sacrificio, la Eclesiarquía de aquel entonces bendijo su memoria y lo proclamó santo.
No hay muchas capillas ni estatuas erigidas en honor a Rybel Gorth. Incluso ahora, siglos después de su muerte, existe cierta aversión en el Ministorum hacia su figura.
Muchos de los ciudadanos que saben de él lo consideran más una presencia malévola que una fuente de consuelo y guía. Asocian al santo con sus temores por los psíquicos y la disformidad, y lo ven como la personificación de toda esta maldad.
Sin embargo, hay algunos que no dejan que sus miedos empañen su visión, en su mayoría eruditos, adeptos, y desde luego psíquicos. Estos individuos veneran a Gorth por lo que fue: un poderoso psíquico capaz de utilizar su don para mantener a raya la disformidad y proteger a cuantos le rodeaban.
Se ha convertido en defensor de quienes se enfrentan a lo prohibido y lo desconocido, en especial los psíquicos que escrutan la disformidad para leer el porvenir o transmitir mensajes a través de las estrellas.
Cuando un psíquico se dispone a utilizar uno de sus poderes, suele entonar una breve oración a Rybel Gorth con la esperanza de que le ampare de los peligros de la disformidad.
Los eruditos que buscan secretos antiguos también le invocan para no despertar o desenterrar horrores antinaturales.
La historia de Rybel Gorth suele narrarse a los Psíquicos Imperiales durante su periodo de formación para inculcarles la importancia de su devoción por el Emperador y el Imperio.
San Quivvar Nog de Fedrid:
Muy pocos primitivos han alcanzado la santidad, aunque Quivvar Nog es una de las pocas excepciones. Este guerrero procedente del mundo salvaje de Fedrid pertenecía a una de las grandes tribus de las planicies que narraban historias del lejano pasado, cuando el hombre caminaba por las estrellas.
Se dice que presenció el primer intento fallido del Imperio por recuperar aquel mundo. Un grupo de misioneros acudió a Fedrid para predicar la palabra del Emperador y devolverlo al redil. Tan pronto hubieron puesto pie en la superficie del planeta, fueron atacados y casi exterminados por los habitantes del mismo.
La tribu de Nog acogió a los pocos supervivientes y escuchó los relatos de su Imperio. Tanto inspiraron al joven guerrero que se arrodilló bajo las estrellas y juró ante el Emperador que le devolvería Fedrid.
Durante sesenta largos años Nog libró continuas guerras en nombre del Emperador contra las demás tribus del planeta, hasta que por fin logró unificar a su pueblo cuando ya era un anciano marchito. Pero los representantes del Imperio no regresaron hasta doscientos años después, preparados para arrojar la luz del Emperador sobre las díscolas tribus. Y cuando llegaron, encontraron un mundo más devoto que la mayoría, que veneraba al Emperador y a su santo Quivvar Nog.
Cuando la historia de aquel salvaje primitivo que había llevado la fe a su mundo llegó a oídos de la Eclesiarquía, enviaron una delegación para investigar. El resultado de sus pesquisas propició la canonización de Nog como santo y héroe del Imperio.
Pueden encontrarse capillas consagradas a Quivvar diseminadas por todo el Sector, especialmente en los mundos salvajes y primitivos cuyos habitantes se sienten más identificados con él.
Existe cierta controversia en lo que respecta al mejor modo de rendirle culto. En los mundos civilizados se erigen estatuas de mármol o granito en su honor que lo representan como un gigante de cabeza afeitada, vestido con una armadura primitiva, pero de buena factura y dotado de facciones viriles y atractivas. Por otro lado, las efigies de arcilla o madera que se esculpen en los mundos primitivos lo muestran como un hombre rechoncho y bastante feo, con una sucia armadura de pieles y un manto andrajoso.
Se dice que la primera imagen es una fantasía pergeñada por el Ministorum para facilitar su acogida entre ciudadanos más civilizados, pero que en definitiva traiciona el recuerdo del santo. Esto ha dado lugar a la desagradable práctica de profanar las estatuas y santuarios que exhiben esta "falsa" imagen, perpetrada por quienes afirman honrar al "verdadero" Nog.
De cualquier forma, Nog goza de una congregación muy numerosa como patrón de la perseverancia y la victoria definitiva mediante la fe. A menudo le rezan quienes se disponen a emprender tareas ingratas y prolongadas.
Nog se asocia a los que son demasiado testarudos o estúpidos para renunciar, un aspecto con el que muchos Acólitos se sienten totalmente identificados.
LA LEY EN LA COLMENA SIBELLUS:
Escintilla ni siquiera se preocupa en pretender que haya igualdad en la imposición de la ley, y en ningún lugar esto es más evidente que en la Colmena Sibellus. Los nobles de la Espira esperan y reciben la atención inmediata del Magistratum, la fuerza de policía de Escintilla, para cualquier crimen del que deseen informar. Los nobles que otorgan regularmente al Magistratum fondos "de caridad" consiguen que oficiales más competentes sean asignados a sus casos.
Los colmeneros de la espira media tendrán asignado a un novato si el crimen fue particularmente notorio o violento. Pocos oficiales tienen el coraje o la inclinación de ir hasta las profundidades de la bajocolmena de Sibellus.
Sin los permisos apropiados de los correctos órganos gubernamentales, las servoarmaduras no están permitidas en la Colmena Sibellus. Tales permisos provocan cuestiones y preguntas, preguntas que unos Acólitos actuando de forma encubierta tratarán de evitar.
Las armas personales están permitidas, e incluso se esperan, ya que la Ley de Escintilla legalmente permite tanto los juicios por combate como los duelos. Las armas pesadas, sin embargo, están proscritas sin permisos expresos. Un bolter indica a las claras que alguien está bien conectado, aunque las pistolas bolter no son del todo desconocidas entre los guardaespaldas de la nobleza.
Si los Acólitos van por ahí como arsenales andantes, es muy probable que sean acosados o incluso detenidos por las autoridades. Si se limitan a una o dos armas ocultadas, tal vez con una sola arma larga en el caso de quienes tengan la licencia de un guardaespaldas de un séquito noble, podrán evitar el escrutinio inoportuno del Magistratum.
ALGUNAS PALABRAS:
- Adeptus: Las principales instituciones imperiales que constituyen la inmensa burocracia del Imperium se dividen en Adeptus.
Algunos de los más conocidos son: Adeptus Administratum, Adeptus Arbites, Adeptus Astartes (los Capítulos de Marines Espaciales), Adeptus Astra Militarum (más conocido como Guardia Imperial), Adeptus Astra Telepathica, Adeptus Astronomica, Adeptus Custodes, Adeptus Mechanicus, Adeptus Ministorum.
También hay otras organizaciones algo menores pero importantes: Departamento Munitorum, Adepta Sororitas, Officio Asesinorum, Oficio Medicae.
- Augures: Dispositivos sensores en un vehículo o astronave.
- Bolter: Un tipo de arma (hay pistolas, rifles y armas pesadas) que se caracteriza por su gran calibre, el enorme ruido que hace al disparar, y el uso de munición-cohete autopropulsada y masa-reactiva, que explota al impactar. Estas armas se consideran cuasi sagradas porque sus principales usuarios son el Adeptus Astartes (también el Adepta Sororitas), y generalmente sólo se ven en manos de la elite del Imperio.
- Cafeína y Recafeinado: Diversas bebidas desde más refinadas a más toscas que contienen cafeína. En la Guardia Imperial se prefiere el recafeinado negro y humeante.
- Cogitador: Máquina computacional. En realidad las máquinas pensantes no son verdaderas Inteligencias Artificiales, pues éstas fueron prohibidas hace mucho, incluso antes de la fundación del actual Imperio de la Humanidad hace 10.000 años.
- Colmena: Ciudad arcología a menudo con forma de montaña y distribuída en cientos de niveles y subniveles, muchos subterrános. Generalmente cuanto más alto en una Colmena se vive mayor es la categoría social. En la Colmena Media suelen estar las industrias y los bloques habitacionales de obreros. En la Colmena Baja viven las clases más depauperadas y a menudo toda clase de bandas criminales. La Subcolmena o Bajocolmena (subterránea) suele ser una vasta zona salvaje donde hasta las autoridades temen entrar. En estas zonas suelen habitar los peores criminales y hordas de mutantes y depredadores de toda clase.
- FDP: Fuerzas de Defensa Planetaria: Tropas eminentemente defensivas que muy rara vez son desplegadas fuera de sus mundos de origen. Por lo general tienen menos experiencia y peor equipamiento que los Regimientos de la Guardia Imperial.
- Guardia Imperial: El Martillo del Emperador. Existen millones de Regimientos, todos tan variados como los mundos de los que proceden. Parte del Tributo Imperial de cada planeta del Imperio es contribuir con Regimientos para la Guardia Imperial. Aunque no hay exactamente un armamento estándar, la armadura Antifragmentación y los Rifles Láser parecen el equipamiento más común.
- Magistratum: El nombre que reciben las fuerzas policiales locales en el Planeta Sibellus.
- Marines Espaciales: Adeptus Astartes. Se calcula que hay un millar de Capítulos, cada uno compuesto por aproximadamente mil marines, por lo que habría aproximadamente un marine para proteger cada uno de los planetas del Imperio (aunque el número exacto no para de cambiar se calcula que en un momento dado el Imperio lo forman un millón de planetas habitados). Los marines son el culmen de la ingeniería genética de la Era Siniestra de la Tecnología. Son superhombres de unos dos metros y medio de estatura, equipados con servoarmaduras y las mejores armas de la humanidad, siendo la más representativa el Bolter, pero también emplean Espadas-Sierra, Armas de Energía y demás.
- Obscura: Droga muy adictiva y generalmente con importantes efectos secundarios negativos. Aunque está prohibida, es común su uso en especial en los más bajos fondos.
- Placa de Datos: Dispositivo sencillo y plano con una pantalla (a menudo no tactil). Muchas son muy simples y de un solo uso, aunque pueden contener diversas informaciones, desde un solo mensaje hasta cientos de documentos. En el Imperium para los documentos importantes se prefiere usar pergaminos escritos con pluma y tinta, aunque existen máquinas capaces de escribir en pergamino.
- Pictografía: Imagen fija, tomada a menudo a partir de un pictrograbador o sistema de vigilancia. A menudo presentada en una placa de datos.
- Sacra: Algún tipo de destilado bastante tosco y poco refinado. En la Guardia Imperial los oficiales beben Amasec, pero no es infrecuente que la tropa se contente con Sacra.
- Sagrados Ordos (los): Las ramas en que se divide la Inquisición. Las principales son: Xenos, Hereticus y Malleus. La primera se especializa en combatir la influencia alienígena, la segunda en combatir a brujos y mutantes, y la última a los demonios, entre otras amenazas.
- Servidor: Máquina con al menos algunos componentes humanos (ya que los robots 100% mecánicos no están muy bien vistos y en general sólo está autorizado su uso para el Mechanicus). A menudo son en esencia cyborgs lobotomizados y programados para tareas repetitivas y sencillas. Existen servidores monotarea, servidores de carga, servidores industriales, servidores de combate y servidores asesinos.
- Servocráneo: La forma más común y simple de servidor. A menudo es una calavera con un dispositivo antigravitatorio que le permite "levitar" o flotar en el aire no muy rápido. Suelen estar pensados para una sola tarea y prácticamente no tienen inteligencia, aunque están preparados para seguir a su dueño y obedecer órdenes sencillas. La Eclesiarquía (y algunas fuerzas inquisitoriales) valoran mucho la pureza del fuego y hay servocráneos que simplemente llevan encima un brasero de fuego. Otros llevan un altavoz. Y otros son capaces de llevar mensajes u objetos pequeños.
- Tanna: Infusión de hierbas, que generalmente tiene teína u otras substancias estimulantes similares. Su uso se considera civilizado y más refinado que el típico recafeinado.
- Varillas de Lho: Droga blanda relajante que se fuma.
- Vocotransmisor o enlace de vox: Tecnología de comunicaciones por voz.
MÁS CONCEPTOS:
- Altos Señores de Terra: Los doce hombres y mujeres más poderosos del Imperio y que a la práctica lo gobiernan, pues el Emperador yace en un estado de muerte imperecedera que le impide ocuparse personalmente de las tareas de gobierno.
- Arbitrador: Miembro del Adeptus Arbites, poderosa institución imperial que se ocupa de los crímenes que afectan al Imperio en su conjunto, como atacar a miembros de los Adeptus o entorpecer el Diezmo Planetario.
- Camaleonina: Material tecnológico especial que proporciona camuflaje.
- Ceramita: Material cerámico que compone el recubrimiento de blindaje de las servoarmaduras y otros blindajes avanzados.
- Cuestor: Oficial del Departamento Munitorum (un cuerpo militarizado del Adeptus Administratum que trabaja estrechamente con la Guardia Imperial y se ocupa del avituallamiento de los ejércitos del Emperador) que se ocupa de fiscalizar las cuentas y los inventarios.
- Diezmo Planetario: Los planetas imperiales contribuyen al sostenimiento del imperio con un triple Diezmo: En recursos económicos materiales, en hombres para los regimientos de la Guardia Imperial y en psíquicos para las Naves Negras.
- Ficelina: Polvo explosivo utilizado en las armas de proyectiles sólidos para su ignición.
- Frag: Tipo de blindaje antifragmentación, especialmente bueno contra el daño explosivo o de metralla.
- Hereje: Humano que ha dado la espalda a la Fe Imperial en el Emperador como Dios Protector de la Humanidad. Puede ser un ateo rebelde (el menos frecuente), o bien rendir adoración a los Poderes Siniestros del Caos o a los alienígenas.
- Naves Negras: Astronaves recubiertas de un blindaje negro. Formalmente administradas por la Inquisición y por el Adeptus Astronomica. Recorren los diferentes mundos del Imperio, recogiendo el Diezmo de psíquicos, que son transportados en celdas en pésimas condiciones hasta la Sagrada Terra, la Capital del Imperio de la Humanidad.
- Omnisiah: El Dios Máquina. Oficialmente es la versión del Emperador que adora el Adeptus Mechanicus de Marte. La liturgia es completamente distinta al Credo Imperial normal y existen muchas tiranteces entre el Adeptus Ministorum (o Eclesiarquía) y el Adeptus Mechanicus. Algunos pocos sostienen que el Omnisiah en realidad no es el Emperador, sino que es otra cosa.
- Plastiacero: Material plástico generalmente tan duro como el acero, a veces incluso más en las versiones más caras.
- Prometium: Principal combustible del Imperio. Se utiliza en las armas lanzallamas y también en muchos vehículos.
- Rogue Trader: Poderoso Comerciante Independiente al mando de al menos una cosmonave de gran tamaño capaz de navegar fuera de las rutas principales de astronavegación del Imperium. Puede comerciar, establecer relaciones diplomáticas, fundar colonias, combatir a piratas y a civilizaciones xenos en guerras interestelares. Tiene un poder inmenso en especial fuera de las fronteras del Imperio en virtud de una Licencia de Comercio (las más antiguas y prestigiosas firmadas con la sangre del Emperador).
- Rococemento: Muy utilizado en la construcción y las carreteras. Se trata de un tipo de cemento extraordinariamente duro.
- Servoarmadura: Armadura con servomotores y una mochila de potencia a la espalda para proporcionarle energía. Activada aumenta la fuerza del usuario. Usada principalmente por los Marines Espaciales, les permite moverse muy deprisa para su tamaño. Además, les hace prácticamente inmunes a las armas convencionales (como balas o armas blancas primitivas). Se considera de las mejores armaduras disponibles para el Imperio. Además de los Adeptus Astartes la llevan las Adepta Sororitas (el brazo armado de la Eclesiarquía) y las elites del Imperio (por ejemplo Inquisidores y gobernadores planetarios).
- Tecnohereje: Humano que utiliza tecnologías prohibidas por el Adeptus Mechanicus o que sólo podrían ser utilizadas por miembros del mismo. Algunos ejemplos de tecnoherejías son la creación de máquinas pensantes de aspecto humano, o el combinar ADN humano con ADN alienígena, o simplemente el uso de armas y tecnología alienígena en general.
- Tableros Antiaéreos: Generalmente grandes tableros prefabricados de plastiacero recubierto de material antifragmentación. Se utilizan para reforzar edificios y crear barricadas improvisadas.
- Tecnosacerdote: Miembro del clero del Adeptus Mechanicus que adora al Emperador en su versión como el Omnisiah o Dios Máquina. Conoce los secretos de la tecnología y los ritos, ungüentos, rezos y aceites sagrados necesarios para aplacar a las máquinas y hacer que funcionen correctamente.
- Visoingeniero: Tecnosacerdote avanzado que generalmente ocupa un puesto importante en una nave espacial.
Días de Paga:
30
60
90
120
150
180
210
240
270
300
330
360
365