Partida Rol por web

Parece que la puerta esta abierta- dice el joven inspector asomandose a la misma.

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El interior de la cabaña tiene olor a alcohol, hay muchas botellas regadas en el suelo, al fondo hay una estufa a leña y al lado de ella una cama, bastante humilde. Hay una mesa con muchos elementos de cocina, y mal olor por desaseo.

Kathe se puso roja ante el tocamiento de pecho del agente para evitar su caída yu ante la acusación velada que parecía contener el tono de su tía. La chica se acercó para ayudarla a levantarse mientras  farfullaba una excusa.

No te preocupes tia. Estoy bien.

Katharina se tocó el pelo comprobando que las horquillas estuviesen en su sitio y miró a la lejanía. ¿Qué hacer en aquella situación? Había que avisar a las autoridades pero no quería perder más tiempo.

Tía...lo mejor será que avancemos rápido hasta casa de Nisia mientras los agentes vuelven a denunciar lo que han encontrado...

Entendía perfectamente el dolor que se sentía al separarte de tu mujer, yo aún pensaba en ella cada mañana, pero lo que no entendería nunca era que ese hecho te empujara hacia un estado de dejadez personal como el que pude apreciar en aquella cabaña. El olor dentro, aunque menos de la mitad de nauseabundo que el hedor a pescado muerto que rodea el lago, hace que arrugue la nariz.

A primera vista no había allí ni indicios de lucha ni tampoco una nota de suicidio, por lo que la posibilidad de muerte accidental ganaba enteros. De todos modos, no ascendí a inspector dejándome llevar por las primeras impresiones.

Registraremos la cabaña a fondo antes de irnos.- les dije a mis acompañantes mientras comenzaba a revolver el contenido de la mesa.

- Señoras, les ruego que se tranquilicen. Dada la incomunicación telefónica que existe en estos momentos entre la Reserva y las ciudades colindantes no serviría de nada regresar al hotel. Lo notificaré en cuanto sea posible y será investigado más adelante, en estos momentos nuestra prioridad es encontrarnos con madame Pyro y confirmar que se encuentra en buen estado.

El doctor ofreció su mano a la sra. Conneau para ayudarla a levantarse.

- Vamos, nos hemos entretenido más de la cuenta. La señorita Katharina parece encontrarse bien, si usted se haya suficientemente repuesta debemos proseguir nuestro camino.

Si por favor. Si se encuentran bien, lo mejor será continuar cuanto antes. – Dijo Marchaud que no quería tener más infortunios en la orilla con las señoritas.

Bella aceptó la mano del Doctor, no sin antes cerciorarse de que no había nada maloliente ni extraño en su interior. Agarrándose a ella se puso en pie y procedió a la larga y tediosa reconstrucción de su vestimenta; el pliegue de la falda, el gorro en su sitio cubriendo el moño, el pañuelo bien atado para taparse del frío, la blusa cerrada hasta arriba, el jersey alisado, el abrigo minuciosamente vapuleado para quitar cualquier resto de suciedad, el bolso abierto y revisado hasta el más pequeño de sus bolsillos... No fue hasta que vio la cristalina cara de impaciencia y desespero de su sobrina cuando vio que estaba tomando más tiempo del permitido.-Querida...- le dijo.- Cuando llegues a mi edad te darás cuenta que hay cosas importantes y otras que no lo son.-

Habiendo acabado el ritual, con un levísimo y muy digno asentimiento de cabeza dio las gracias al Doctor. En un solo gesto daba claramente a entender que  no es que necesitase su ayuda, únicamente la había aceptado porque era lo que se esperaba que hiciera una dama de un caballero. Empezando a caminar con toda la distinción y orgullo de la realeza, enfiló hacia las casas. Unos metros más adelante, se giró hacia sus compañeros de caminata, apremiándoles.- ¡Vamos! No tenemos todo el día.-

Continuan caminando, pasan varias casas, hasta que por fin, a lo lejos ven un letrero con un número 10. La casa se ve poco, muy poco. Un camino de piedra comienza en el lateral izquierdo.

Al lado y lado hay muchas plantas, algunas un poco desordenadas y selvaticas.

El cansancio se nota un poco en ustedes quienes caminan por ese sendero hasta llegar a la cabaña, la cual resulta ser una hermosa casa,  donde a unos pocos metros se ve el lago, y un pequeño puerto de lanchas, sin ningun bote a la vista.

Una enorme sensación de soledad los acoge.

Frente a ustedes esta la casa. Hay unas escaleras de piedra y un estilo altamente inglés. No hay ningún sonido.

Desafortunadamente  además de botellas de alcohol, cañas de pescar bastante usadas  y caca de rata, no encuentran gran cosa en la cabaña. No parece haber nada relevante. No hay cartas, ni libros, ni armas... solo soledad y suciedad, como si ese hombre no fuera importante.

Señor, no parece haber nada de relevancia en este lugar. Te dice tras revisar  y mirar al guardabosques. ¿Le sorprende saber que el hombre en cuestión esta muerto?, ¿no era muy común verle por ahí?

El hombre hace un gesto negativo.

Mire agente Lewis, esta reserva es enorme, tiene bosque, lago y algunos rios que la cruzan, uno aquí puede conocer a todos los que trabajan aquí pero seria realmente raro ver a alguien todos los dias, pues mientras yo estoy trabajando en un sector de la reserva otros estan haciendo sus cosas. Este fulano ni siquiera tenia un trabajo- dice irritado- la cabaña no es de su propiedad, esta en un sector del gobierno, y vivía dentro de lo poco, me era imposible encontrarme con él, aunque a veces si, le veia, pero no era usual...¿que me sorprende que este muerto?, SI- responde- me sorprende más que no este podrido dentro de esta cabaña, no sé como murio, y me parece extraño qué...

Fue encontrado en el rio  cerca al pueblo, con extrañas quemaduras en la cara, lo que  nos resultó sospechoso- mira al hombre respondiendole- como sabe es necesario  investigar.

Te mira...

¿qué propone hacer inspector?

Coincidía plenamente con las palabras del guardabosques, viendo la inmundicia entre la que vivía hubiese sido más probable encontrarlo en un avanzado estado de descomposición debido a una muerte por cirrosis hepática que flotando en el río con la cara quemada.

Le entendemos perfectamente señor Whire, la reserva es muy grande y usted tiene muchas cosas que vigilar para estar pendiente de un borracho que vive en una cabaña medio derruida.- dije echando un último vistazo al lugar.

Es más que evidente que el señor Mace no encontró su muerte aquí Si no fuese por las quemaduras de la cara, cerraría este caso como muerte accidental por ahogamiento, ya que aquí tampoco hay nada que indique otra cosa. Sugiero que volvamos al pueblo, poco más tenemos que encontrar aquí.

Con los datos de que disponía me inclinaba a pensar que lo mismo que quemó la cara de muerto había matado a los peces, pero sin pruebas que avalansen mis pensamientos aquello no era más que una simple hipótesis.

Discúlpenos,- Digo como dándome cuenta en ese momento de una falta grave de protocolo.- estaba usted hablando de algo que le extrañaba cuando le hemos interrumpido hablando de extrañas quemaduras en la cara. Por favor, continúe ¿Qué es lo que le extraña?

Realmente inspector, lo que me sorprende es que haya muerto lejos de aquí, salia del pueblo, pero... mira al inspector joven... no sabía que lo había arrastrado el rio, eso explicaria lo que me extrañaba..

Odio que sucedan esas cosas cuando estoy solo, y mi compañero esta al otro lado de la reserva.

Los mira a ambos, da la espalda y se va por donde vinieron.

Si desean puedo acercarles en el bote a donde deseen...  debere aprovechar el tiempo antes de que se acabe este espantoso día.

Lewis te mira desconcertado cuando el hombre les da la espalda, y un poco tímidamente dice: Sí realmente, vamos a la cabaña donde se hospeda Madame Pyro..
 

El hombre para un momento, mira un libro escrito a mano, y dice. Si, se donde queda. Camina hacia el bote. Al otro lado de acá... tienen suerte que tenga tiempo.

- Ya hemos llegado.- Sentencia el doctor. El aspecto descuidado de la vegetación le llevó a examinar con detenimiento los pequeños detalles del porche y la fachada que indican que alguien la habita, los cristales, el suelo ante la puerta de entrada, las cortinas de las ventanas...

Este breve examen apenas le ocupó el tiempo que tardaron en recorrer la distancia que les separaba de la puerta principal, donde el doctor cedió el privilegio de llamar a las parientes de madame Pyro, notablemente inquietas una vez en el lugar al que tanto deseaban llegar.

Con cara de consternación por el terrible aspecto que presentaba el abandonado jardín, Bella se fue acercando sin dilación hasta la puerta. Una vez allí se arregló nuevamente el vestido (si es que se podía arreglar más aún), y finalmente llamó a la puerta, intentando disimular el temblor de su mano, fruto de la preocupación sobre las noticias que podían esperar del interior de la casa.

Pese a los nervios, Katharina tuvo el detalle de detenerse y acercarse a las selváticas flores y coger unas cuantas que pensó, iban a gustar a su hermana. No tardó en hacer un bonito ramo con aquellas verdes plantas. Eran muy raras, y a Katherina la sonaban de haberlas visto en sus clases pero no recordaba que eran.

Cuando el resto llamó a la puerta, Katherinno pudo aguantarse y llamó a su hermana en voz alta.

¿Nisia? ¿Estas ahí?Soy yo...Kathe

¿Le ha pasado algo malo?- le pregunto sorprendido al oír la referencia al espantoso día. Suponía que para el ocupado guardabosques había sido exactamente igual a ayer y antes de ayer.

 Digo mientras le acompañamos a su bote, no terminaba de entender sus cambios de humor.- Estamos, en verdad, muy agradecidos por su ayuda señor Whire y por supuesto no queremos entretenerle más de lo necesario.

Ya subidos en el barco vuelvo a preguntarle. ¿Ha visto usted a madame Pyro en los últimos días?

Mira al policia y dice. No creo que le haya pasado nada malo, es común pasar dias en otros sectores y con la lluvia, usted sabe, posible los radios se dañaron. Dice el hombre poniendo a funcionar el motor. Sobre la señora en cuestion no se quien es, el hospedaje por ley debe entregarme una lista de visitantes  cada semana, por tanto sé donde esta hospedada... solo eso. Dice el hombre de forma parca, al parecer tiene muchas cosas en la cabeza.