El caza que había entrado en barrena no parece recuperar el control. Ni siquiera lo intenta, como si el piloto hubiera muerto, estuviera inconsciente o los controles hubieran resultado destruidos. El impacto contra el suelo es brutal y el caza se desintegra en medio de una bola de fuego, esparciendo pedazos en cientos de metros a la redonda.
Sin embargo su compañero continúa en combate y consigue acercarse al Corsair lo suficiente para disparar una andanada de misiles de corto alcance. Pero los misiles no alcanzan su objetivo, pasando a unas decenas de metros por debajo del caza aeroespacial de forma inofensiva.
Y entonces, cuando el piloto del Guardian gira para tratar de evitar que el Corsair responda al fuego, entra en el punto de mira del enemigo.
Tirada oculta
Motivo: Aspecto Caza 2
Tirada: 1d6
Resultado: 5
Tirada oculta
Motivo: Aspecto Alastor
Tirada: 1d6
Resultado: 4
Tirada oculta
Motivo: Localización 1
Tirada: 2d6
Resultado: 6
Tirada oculta
Motivo: Localización 2
Tirada: 2d6
Resultado: 10
Tirada oculta
Motivo: Critico 1
Tirada: 2d6
Resultado: 6
Tirada oculta
Motivo: Critico 2
Tirada: 2d6
Resultado: 12
Resultado de tus tiradas
Dificultad del disparo al caza: 15 + 4 por disparo lateral = 19
Impacto en el ala derecha, pierde todo el blindaje en la localización y 3 puntos de integridad estructural (le quedan 3 puntos de IE).
Impacto en fuselaje, pierde todo el blindaje en la localización y 3 puntos de integridad estructural (le quedan 0 puntos de IE). Caza destruido.
Situación al final del turno
Caza 1 destruido al estrellarse contra el suelo.
Caza 2 destruido en vuelo.
Haz una tirada de Tecnología
El piloto del Guardian intenta alejarse justo después de soltar su andanada de misiles, pero no puede escapar de los rayos de luz que silenciosos surcan el aire hasta impactar en la panza del Guardian que giraba. Uno de ellos corta el ala derecha y el otro raja raja la panza paralelo al otro rayo partiendo el caza en tres partes, que en seguida sufre varias explosiones internas y se despedaza en el aire como fuegos artificiales, tal y como Petrakis dijo que haría.
- ¡Yeeeeeehaaaaa! -grita en su cabina.- Petrakis 2, Guardians 0. Y aún queda la segunda parte del partido. -la emoción le embarga momentaneamente, pero en seguida baja de la nube para volver a su Corsair y continuar con su cometido de asegurar la superioridad aérea.
En cuanto verifica que el otro caza se ha ocultado bajo el suelo, gira su Corsair en una rápida maniobra para buscar más amenazas.
Tirada oculta
Motivo: Tecnología
Tirada: 2d6
Resultado: 11(+12)=23
Tirada de Tecnología.
El Corsair gira y barre con su radar las inmediaciones, detectando dos nuevas marcas ganando altura: son los dos nuevos cazas que ya han despegado, aunque demasiado tarde para unirse a sus compañeros. Durante unos segundos el vector de los cazas no varía, pero luego ambos dan la vuelta y regresan al espaciopuerto.
En el mismo momento, en la radio, una comunicación de vídeo en la banda ancha acompaña a la maniobra de los cazas.
En la pantalla aparece un primer plano de un oficial superior de infantería de las Fuerzas Armadas de la Mancomunidad de Lira, e inmediatamente comienza su mensaje:
Les habla el coronel Peiper, al mando de las fuerzas de defensa de Khon Kaen. Esta intolerable agresión invadiendo el territorio de la Mancomunidad de Lira no quedará impune. Tropas de refuerzo están ya en camino y pronto su... banda de incursores... será reducida a chatarra y sangre. Les conmino a que abandonen el planeta y corran a esconderse... ¡porque no duden de que el puño de Steiner los aplastará allá donde les encuentre!.
Hace una pausa, para tranquilizarse. Parece obvio, por la tonalidad rojiza que adquiere su rostro al hablar, que la ira le domina.
La ciudad de Kaen Prime está siendo fortificada en estos momentos... una sola lanza de BattleMechs no podrá tomar fácilmente el control de una urbe como esa y ustedes lo saben. Desistan de sus intenciones... y no sigamos derramando sangre inútilmente.
El jóven piloto nota que los cazas se retiran y sabe que el combate ha finalizado. En cuanto a la trnasmisión, supone que gracias a las poderosas antenas que tendrán en la base habrán emitido con mucha potencia y todos la han recibido, con la salvedad de "La Saltarina" que no sabe si habrá finalizado la maniobra de entrada.
De todas formas, Petrakis sabe que están a más de mil kilómetros y con las antenas que lleva su caza no podrá contactar con nadie a esa distancia, salvo con el hombre que hay abajo, el misterioso señor Roark.
Mantiene la radio en silencio y decide esperar a que "La Saltarina" dé señales de vida para informar. Se prepara para patrullar la zona circundante como hizo anteriormente para evitar el despegue de los cazas que quedan y programa en su computadora una llamada de datos por radio cada pocos minutos para contactar con la computadora de "La Saltarina", de manera que en cuanto la computadora de la nave de descenso responda, sabrá que está en alcance para transmitir, gracias al aviso que recibirá.
Poco después de que la comunicación del coronel Peiper, Sabatini hace acto de presencia en la radio.
Aquí Guardián a Halcón. ¿Me recibes?. Necesito información sobre el estado del cielo sobre Kaen Prime. Cambio.
Stephanos contesta con rapidez y diligencia a la petición de Sabatini. Sin duda necesita saber que no va a tener visitas inesperadas en su aproximación a la ciudad.
- Aquí Halcón. Paso informe de situación. Dos palomas derribadas y las otras dos salieron del nido pero vuelven a entrar. Cielo despejado. Actualmente estoy rondando el palomar fuera del alcance de los puestos de cazadores que hay en tierra. ¿Han recibido el mensaje del Coronel? Cambio.
Sabatini responde y cierra la comunicación:
Recibido Halcón. Todos lo hemos visto y Hiena ha respondido. Estamos a la espera de nueva comunicación por su parte, así que vamos a retrasar nuestro avance... dirígete a nuestra posición o te quedarás sin combustible. Transmito coordenadas. Bien, nos vemos en poco más de una hora.
Y en la computadora el Alastor muestra como punto de reunión el cuartel atacado. La Saltarina (o Mistral según su falsa identificación) debe estar ya estacionada en el cuartel.
Stephanos abandona la ruta de patrulla que tenia programada y se dirige a la zona de reunión. Efectivamente, el combustible ha descendido bastante desde que entró en la atmósfera. En el espacio el combustible se gasta mucho menos, pero en la atmósfera el uso es constante y por tanto el consumo es muchisimo mayor. De todas formas aún tiene de sobra para llegar al punto de reunión.
Mientras abandona la zona, siente una repentina preocupación por el hombre que se queda ahí abajo sólo, aunque por otro lado, sospecha que ese tipo se las arreglará para hacerse invisible hasta que vuelvan.
- Suerte amigo. Y que no te pillen. -dice para sí en su cabina, deseandole suerte.
Programa en su computadora el piloto automático para realizar la travesia en el menor tiempo posible, manteniendo un consumo bajo de combustible, de manera que ajusta en su pantalla la altitud y velocidad adecuadas según la densidad del aire a cada altitud. La computadora le va devolviendo el tiempo de vuelo y el consumo de combustible según hace los ajustes. Cuando encuentra la altitud y velocidad adecuados para un consumo bajo y un tiempo de viaje aceptable, activa el piloto automático y se mantiene atento a los sensores por si las otras dos aeronaves volvieran a despegar y se le acercaran por detrás.
Tirada oculta
Motivo: Sensores (Técnología)
Tirada: 2d6
Resultado: 8(+12)=20
Tirada de tecnología para el piloto automatico o los sensores, por si es necesaria.
El Alastor se halla todavía en camino al cuartel que sus compañeros han capturado cuando Petrakis comprueba una emisión desde la ciudad. Se trata de otra emisión de vídeo en abierto, con lo que Petrakis puede sintonizarla en su nave.
De nuevo captando un primer plano cercano, la pantalla muestra ahora una figura corpulenta vestida con ropajes distinguidos, banda y condecoraciones. Sin duda el porte del sujeto es distinguido. De su gesto ceñudo se deduce que le pesa cierta preocupación, pero no deja trascender ira, temor o ninguna otra emoción. Cuando comienza a hablar, lo hace con voz firme y decidida.
Soy el conde Mikhail Varkanov, máxima autoridad de Khon Kaen y vasallo del duque Lomi Gunnarsson, de la Mancomunidad de Lira. Les considero con la inteligencia mínima para saber dónde se están metiendo con esta agresión, así que no les haré perder el tiempo con amenazas o advertencias. Díganme con quién estoy tratando y expongan sus condiciones.
No parece tener nada más que decir, y se limita a esperar ante la consola con la cabeza erguida esperando una respuesta.
Otra emisión en abierto, procedente desde el cuartel al que se dirige, responde a su mensaje. La voz de Kirkpatrick es inconfundible:
Bien, bien, bien. Esto ya está bastante mejor, por fin un interlocutor a mi altura… Como comprenderá, no nos conviene identificarnos, pueden plantearse esta negociación como si estuvieran tratando con un potente lobby extranjero, pongamos Terroristas Intergalácticos S.L. Pero como todo eso resulta demasiado impersonal, casi mejor diríjanse a mi ilustre persona como… Capitán Blackjack.
Ahora, Conde Varka, no perdamos nuestro valioso tiempo y vamos al grano: esto es un secuestro. De vuestro triste pedrusco espacial. Exigimos un pago de 5.000.000 de Billetes-C en metálico para irnos de aquí sin pasar vuestra patética ciudad de Khon Kaen a cuchillo, sabotear y demoler todas vuestras infraestructuras y luego entrar en la zona urbana a sangre y fuego…
Por supuesto, lo preferible siempre será un pago en efectivo, pero si tuviesen dificultades en reunir esa cantidad con suficiente velocidad podríamos aceptar un cobro en especias: combustible, minerales, vehículos, maquinaria, armas y munición… y en última instancia rehenes para el mercado de esclavos, tengo entendido que hasta en una pocilga como esta deben tener una cantidad respetable de jovencitas entre trece y dieciséis años…
Y un último detalle –parece añadir esto como si se acabara de acordar– Queremos un pago fraccionado de 1.000.000 cada seis horas a cambio de respetar objetivos específicos. Porque tengo pensado poner algunos alicientes que os animen a aflojar la bolsa… El primero de ellos es la vida de todos los prisioneros que hemos tomado en esta base, si no hemos cobrado un millón en seis horas, serán ejecutados sumariamente ante las cámaras y lo proyectaremos a nivel hemisférico.
La mandíbula del hombre de la imagen se tensa varias veces durante la exposición que realiza Kirkpatrick. Pero cuando termina de escuchar, su actitud no deja de ser controlada. Se acaricia la perilla y mira hacia abajo mientras asiente pensativo y luego mira hacia la derecha, a alguien a quien la cámara no recoge en la imagen, y se le oye preguntar:
¿Cual es nombre del oficial al mando en Andrómeda?
La voz cargada de resentimiento del coronel Peiper suena cercana dando la respuesta al conde, y este entonces se gira de nuevo a la cámara y retoma la conversación.
Bien... bien... -comienza a decir mientras es evidente que está ordenando sus ideas antes de continuar- lo primero será traer ante la cámara al capitán Sorrento, o al oficial que haya quedado al mando tras el asalto, para que confirme el número de tropas que siguen con vida. Tardaremos unas horas en reunir tal cantidad, pero una vez se confirme el estado de mis tropas, estamos en disposición de enviar al cuartel una aeronave de transporte con un millón en efectivo a cambio de su liberación antes de que el plazo de seis horas expire.
En cuanto al resto del dinero hasta llegar a la cantidad exigida... -en este punto una sonrisa amarga aflora a su rostro- no creo que hayamos tenido tanto efectivo en el banco jamás. Con suerte podremos llegar a la mitad si pongo de mi propio bolsillo. Somos una colonia pequeña que apenas se mantiene... no somos un objetivo muy suculento me temo... ¿o cree que la Mancomunidad dejaría sin una guarnición adecuada algo valioso?. Así que podríamos en efecto pagar en materia prima y en combustible la otra mitad restante... pero nunca entregaremos armas o rehenes. Si tenemos un acuerdo, tras la entrega del dinero seguirán a la nave de transporte de vuelta hacia Kaen Prime y tomarán tierra a unos kilómetros a las afueras para que un convoy terrestre les lleve el resto del dinero, el mineral y el combustible.
En este momento la mirada el conde le dedica a la cámara se vuelve glacial.
Pero debe quedarle clara una cosa, capitán... BlackJack. Lucharemos hasta el último cartucho si se le ocurre traicionar el trato o entrar en la ciudad o el espaciopuerto y acabar con las vidas de más habitantes de esta colonia. Sé que ha infiltrado gente en la ciudad y está bien informado de que estamos preparados para defenderla. Y tengo la experiencia militar suficiente como para saber que con sus fuerzas no podrá internarse en las traicioneras calles de una ciudad defendida sin sufrir algunas pérdidas irreemplazables en su pequeña fuerza de ataque, además de que tardaría en controlarla un tiempo que no tiene... porque en cualquier momento pueden comenzar a aparecer naves de la Mancomunidad en el cielo.
De nuevo el inconfundible Kirkpatrick es quien contesta
¡Traednos al Boludo del Walhalla, para que le vean sus amos!. Conde Varkanov: tenemos un trato. Aténganse a lo acordado y no habrá ni una sola víctima más… pero yo tampoco les recomiendo que lo rompan, o tendrán ocasión de lamentarlo amargamente.
Pasan unos minutos en los que el conde permanece en la pantalla impaciente, cambiando el peso de un pie a otro, hasta que al fin se oye una voz desconocida:
Conde Varkanov... soy... el capitán Sorrento. Nos cogieron por sorpresa y... -se oye un golpe acompañado de un quejido- ¡unnnnghhhh!
La voz de Nagato es ahora la que se oye en un segundo plano:
¡Limítese a indicar los datos que el conde nesesita escuchar, no a contarnos como su despresiable pandilla de soldados de tersera han sido humillados en cuestión de minutos!
Un Sorrento más centrado y avergonzado vuelve a las ondas:
Excelencia... hemos sufrido bajas cercanas al treinta por ciento, somos 57 supervivientes, 8 de ellos heridos. No... no ha habido ejecuciones y nos han permitido acceso al material médico imprescindible para atender a los heridos. Nos están alimentando y de momento nos tratan aceptablemente bien.
El personaje que permanece en la pantalla observa ceñudo y cuando el capitán Sorrento termina asiente apretando los labios.
Bien. Tenemos un trato entonces. Antes de seis horas una aeronave de transporte se aproximará a cinco kilómetros al norte del cuartel y esperará allí para cargar a los prisioneros y entregar el millón de créditos en efectivo. Si no hay ningún contratiempo en ese intercambio, seguirán a la aeronave de vuelta a la ciudad y pondremos en marcha una segunda fase en la que se aproximarán a unos kilómetros a las afueras para que un convoy terrestre les lleve el resto del dinero, el mineral y el combustible.
Doy por terminada esta desagradable conversación...
Y la comunicación se corta, dando paso a la estática...
Te queda llegar al cuartel y aterrizar. Haz la tirada.
Al cabo de un buen rato amenizado por las comunicaciones, por fin llega al cuartel y ve a la perfección la enorme nave de descenso en tierra.
Reduce la velocidad y comienza a descender hasta estar a unos 15 o 20 metros del suelo. Sigue reduciendo la velocidad y cuando se encuentra aproximadamente a unos 200 metros de la nave de descenso, se enciende el indicador de peligro de entrar en pérdida. Activa entonces el sistema de sustentación de los retrocohetes de dirección, que funcionan de forma distinta en el modo "vuelo atmosférico". Con una sacudida y nuevas vibraciones se encienden los impulsores que mantienen de forma automática la nave estabilizada mientras continua la aproximación. Lentamente se aproxima hasta la nave levantando una gran cantidad de polvo mientras despliega el tren de aterrizaje. Con precisión se coloca a unos 10 metros de distanciade la nave de descenso y con un rápido vistazo a su pantalla para visualizar las señales de guía que le envia la computadora de la nave de descenso, verifica que se encuentra en zona para poder aterrizar. Comienza a descender lentamente hasta que nota el golpe, atenuado por la amortiguacion del tren de aterrizaje. Desconecta todos los impulsores y comienza el protocolo de apagado de sistemas mientras se abre la cabina, se quita el casco y los guantes, y se desabrocha los correajes que le mantienen sujeto al asiento.
Motivo: Aterrizar (Pilotar Aeroespacial)
Tirada: 2d6
Resultado: 8(+17)=25
En cuanto toma tierra, Amy y Bill, equipados con pasamontañas, salen de la nave con las líneas de suministro y conexión de sistemas. Mientras Amy comienza una revisión general de la nave e intercambia brevemente con Stephanos las indicaciones de rutina, Petrakis nota de repente las condiciones adversas de la atmósfera del planeta. Hace bastante frío, menos de diez grados centígrados, y además el nivel de oxígeno es muy bajo. Es como si estuviera a varios miles de metros de altitud. De repente piensa en los esfuerzos que deben hacer los que tengan que realizar trabajos anaeróbicos en estas condiciones. Amy le dice que Sabatini y los demás están en el centro de mando y le esperan allí cuanto antes, excepto algunos hombres de Cobra y León que están custodiando a los prisioneros.
En efecto, los battlemechs de Kirkpatrick, Edmond y Vega están inmóviles frente al centro de mando, mientras que Vigilante, el Catapult de O'Hara, está haciendo honor a su nombre patrullando cerca del edificio grande de una planta situado más al oeste.
El resto del cuartel está silencioso y apacible, salvo por los restos humeantes de tres carros de combate destruidos y el edificio alto de tres plantas semiderruido. Otro carro Scorpion muy dañado ha sido abandonado por la tripulación cerca del centro de mando. Cuando Petrakis lo ve de cerca de camino al centro de mando, observa restos humanos sobre una escotilla abierta y abundante sangre. Otro carro destruido también está cerca del centro de mando. Todavía está ardiendo y es evidente que ha explotado la munición por el destrozo que ha causado la tremenda explosión en la estructura de la máquina. No ha debido ser un espectáculo gratificante lo que ha ocurrido aquí, pero al parecer la peor parte se la han llevado los locales: los battlemechs parecen en buen estado, apenas presentan uno o dos impactos en el blindaje, los típicos cráteres de los disparos perforantes de calibre medio de los ligeros carros Scorpion y alguna que otra laceración causada por un láser, también de potencia media.
Uno de los hombres de Nagato, también con pasamontañas, monta guardia en la puerta del capturado centro de mando y le saluda marcialmente cuando le ve llegar. Conforme avanza por los pasillos ve las marcas del rápido y cruento combate que se ha vivido en el interior del edificio: impactos de proyectiles en las paredes, un par de charcos de sangre donde cayeron los heridos, equipamiento destruido por la metralla de las explosiones...
En la sala de control y comunicaciones las figuras de todos son reconocibles a pesar de los pasamontañas, y la de Sabatini más todavía por el puro humeante que muerde.
Las condiciones atmosféricas hacen que el Aguante se reduzca a la mitad si no se dispone de una fuente de oxígeno constante.
Importante: se cierra esta escena y te incorporas a la del ataque al cuartel de la planicie de Andrómeda.