Partida Rol por web

Poulsbo IV
Provincia de Alarion, Mancomunidad de Lira
2 de Febrero de 3027

Los ventanales muestran el bullicio de Bangor Heights desde las alturas en forma de luces de colores moviéndose a velocidad variable. La pequeña Sjure está alta en el cielo y su fulgor anaranjado ilumina tenuemente la noche con su deforme silueta plagada de cráteres. Hace un calor pegajoso afuera. Probablemente cerca de cuarenta grados centígrados. Edmond agradece estar bajo la protección del aire acondicionado del palacio de la duquesa, pero no deja de sentirse inquieto por haber sido llamado a la capital y encima convocado por la noche, fuera del horario burocrático oficial. En el área de recepción está solo, si no cuenta a los dos guardias que permanecen firmes en la entrada embutidos en sus uniformes de gala y con los fusiles en posición de descanso junto a su mano derecha. Ni siquiera le miran. Tiene la sensación de que podría mear en una de sus botas sin que se inmutaran.

Nunca había sido presentado formalmente a la duquesa Deborah Astra IV, aunque había visto a la “viuda de acero” en algunas recepciones y eventos oficiales a los que había acudido acompañado de su familia. Se devana los sesos pensando en lo que le depara esta misteriosa convocatoria mientras espera. Y ya lleva esperando casi una hora. Al pasar el registro a la entrada y depositar sus armas en el depósito había preguntado quién tenía que reunirse con él, pero el guardia se le había quedado mirando con ojos inexpresivos y no había despegado los labios.

Finalmente el eco de unos pasos parece acrecentarse en los silenciosos pasillos del edificio y se detiene al llegar junto a una de las puertas. Transcurren unos segundos antes de que la puerta se abra.

Un hombre robusto con uniforme de la Guardia de Astra, la fuerza privada de la duquesa, aparece en la puerta. Muestra el grado de capitán en su uniforme y no aparenta ser un chupatintas burócrata: sus insignias denotan que está al mando de una compañía de BattleMechs de la Guardia. Se dirige con paso firme y marcial hacia Edmond mientras los guardias le saludan marcialmente, demostrando al fin que están vivos.

- Buenas noches, señor von Laskaris. –dice ignorando a los guardias y su mecánico saludo-. Haga el favor de acompañarme.

Los dos hombres comienzan a caminar por los pasillos del palacio, en lo que parece ser la zona administrativa del mismo, vacíos a estas horas salvo los ocasionales guardias en posición de firmes.

- Buenas noches, capitán - Responde cortésmente Edmond. Y procede a seguir al recien llegado.

Durante varios minutos el Hauptmann Ichiba conduce a Edmond por diferentes pasillos y atraviesan varias puertas custodiadas por centinelas, o por cerraduras de seguridad que el Hauptmann Ichiba abre con su tarjeta de identificación.

Al final llegan a una oficina grande, con puerta de doble hoja custodiada por un par de centinelas de la Guardia de Astra. Estos centinelas, a diferencia de sus compañeros del resto de dependencias, no llevan uniforme de gala sino de campaña, y en lugar de permanecer firmes tienen una actitud menos protocolaria y más vigilante. Mantienen sus subfusiles colgados de sus cintos en posición terciada y listos para disparar. Cuando el Hauptmann Ichiba llega ante ellos, se ponen firmes y saludan. Uno de ellos abre la puerta y anuncia al interior de la estancia: "Señor, el Hauptmann Ichiba y su invitado". Acto seguido el centinela deja paso franco a los dos hombres y cuando estan dentro de la oscura estancia la puerta se cierra.

El gran despacho está prácticamente a oscuras, salvo por la luz del escritorio de trabajo. Los ventanales tienen las tupidas cortinas echadas e impiden que la luz nocturna de la metrópolis se filtre e ilumine el interior. Sobre el escritorio se inclina un hombre de uniforme de la Guardia de Astra consultando la holopantalla de un ordenador, que al entrar Edmond precedido por el Hauptmann Ichiba que se pone firme y saluda, se pone en pié y desconecta el holovídeo antes de devolver el saludo a Ichiba. Dedica unos segundos a observar a los hombres que acaban de entrar en su despacho antes de hablar.

-Caballeros.

Mira al Hauptmann Ichiba con aprobación y le dice:

-Ichiba, espere fuera.

El Hauptmann de gesto duro y rasgos orientales saluda marcialmente de nuevo y da media vuelta para desaparecer tras la puerta. Mientras, el veterano militar se presenta a Edmond desde detrás de su escritorio.

-Soy el Hauptmann-Komandant Klaus Chretien, al mando de la Guardia de Astra, que sirve a la casa de la duquesa desde hace varias generaciones. Edmond von Laskaris, hijo del baronet Wilem von Laskaris de Marsook, ¿no es así?

- Efectivamente, Hauptmann-Komandant Chretien. Edmon von Laskaris, heredero del baronet de Marsook. Cuya casa también lleva al servicio del Ducado por varias generaciones - contesta Edmon en el tono mas solemne que le es posible y según la fórula que su padre le enseño desde que apenas pudo articular palabra.

El Hauptmann-Komandant continúa hablando.

- Espero que no esté decepcionado… ¿tal vez creía que tendría una audiencia con la duquesa?. Lo siento, no podía informarle de quién le convocaba ni el motivo. Cuestiones de seguridad.

Hace una pausa para señalar a Edmond la silla para que tome asiento y él mismo se sienta de nuevo tras su escritorio.

- No tengo el placer de conocer a su padre, pero ha llegado a mis oídos que su hijo se había convertido en un MechWarrior de talento, ávido de probar en combate sus habilidades y espero que con vocación de servir a sus superiores.

Mientras habla, ofrece a Edmond con un gesto una bandeja de su escritorio con vasos y una botella con algún licor anaranjado en su interior. Él mismo toma un vaso y se sirve un poco, dando un pequeño trago antes de continuar.

- El caso es que necesito a alguien de confianza para un trabajo en el que no pueden verse involucradas tropas de la Guardia de Astra. Digamos que no queremos que se llegue a saber la involucración de nuestra duquesa en un golpe de mano que tenemos que dar. Le pondré en antecedentes.

Se pone en pie con el vaso en la mano y mientras pasea por la penumbra de la oficina continúa.

- Como sabe, la duquesa mantiene una vieja rivalidad con el vecino y joven duque Lomi Gunnarsson. Ese barbilampiño muchacho recién llegado tiene Madium y Khon Kaen bajo su dominio. Bien es cierto que el poder económico de Madium es inferior a Poulsbo y Khon Kaen no pasa de ser una roca desértica con una pequeña colonia minera que apenas se autoabastece y cuyas exportaciones no son ni siquiera millonarias, pero el duquecito ha sabido convertir eso en una ventaja. El caso es que dada la escasa importancia estratégica de Khon Kaen comparada con los planetas de alrededor, sobre todo del nuestro, ha decidido reducir drásticamente las tropas que su padre tenía guarnicionando la colonia, lo que le permite reducir enormemente sus gastos y emplearlos en mejorar infraestructuras, incentivar las prospecciones mineras, dotar de mayores servicios a la colonia y publicitarlo para atraer más colonos. ¡Estamos en la frontera de Circinus y Casa Marik, por la sangre de Blake!, ¿a qué se cree que juega ese muchacho imprudente?.

Se serena un momento antes de continuar.

- La duquesa mantiene una fuerza considerable con su propio dinero y además debemos proporcionar suministros, piezas para mantenimiento, y mil cosas más a los dos regimientos de los Incursores de Narhal que la Mancomunidad mantiene acantonados aquí bajo contrato, precisamente para defendernos de una incursión de esos piratas disfrazados que son los de la Federación de Circinus o quizá del intento de recuperación de la Liga de Mundos Libres, que no olvidemos que eran los propietarios originales de Poulsbo y que nunca han renunciado a él. ¿Sabe usted lo que cuesta mantener todo eso, para que encima el vecino recorte gastos y saque ventaja?, ¿qué le parece la situación?

Edmond, agradece con un gesto el ofrecimiento y se sienta en la silla que le ofrece el Hauptmann-Komandant.

- Me da la impresión de que el joven Duque Gunnarsson intenta sacar partido aprovechando los esfuerzos que la Duquesa realiza para mantener a salvo Poulsbo y su zona fronteriza de la Federación Circinus y la Liga. Es intolerable que ese individuo se aproveche del ejercicio de responsabilidad que la Duquesa demuestra para con sus ciudadanos, e incluso para con la Mancomunidad.

- ¡Excelente!, ¡excelente, muchacho!. ¡Ésa es la situación!.

Con la idea de que Edmond también apoya su opinión de la situación actual, continúa.

- Nuestra duquesa y los Gunnarsson mantienen desde hace mucho un equilibrio de poder que creo se está inclinando hacia el lado equivocado, y podría tener efecto en nuestra economía a más corto plazo de lo que la duquesa cree. Es nuestro deber corregir esa situación, pero claro, sin empezar un sangriento enfrentamiento interno que la arcontesa podría no ver con buenos ojos precisamente. Hay que hacerlo civilizadamente. Debemos enfrentarnos con el duque Gunnarsson como en una partida de ajedrez, algo que no parezca una agresión abierta.

El Hauptmann-Komandant sonríe como un lobo ante una presa fácil.

- El caso es que si una pequeña fuerza incursora procedente de la Federación de Circinus atacara Khon Kaen y sus pequeñas fuerzas de guarnición quedaran reducidas a cenizas, los Gunnarsson se verían obligados de nuevo a volver a la situación anterior y estacionar tropas de primera línea allí, tal vez un batallón de BattleMechs o dos. Y además quedaría ridiculizado ante la arcontesa, que seguro le reprendería y debilitaría su posición. ¡Por Blake, si todo saliera bien podría arrebatarle Khon Kaen y cedérselo a la duquesa!

Deja que el entusiasmo pase y vuelve a sentarse en el escritorio.

- Pero claro, no podemos dejar que unos piratas sanguinarios hagan una escabechina en la colonia. Una cosa es machacar los tanques y la infantería de la guarnición y extorsionar a la población para entregar unos millones de billetes-C a cambio de no atacar la colonia y otra cosa es proceder al saqueo total y el asesinato de civiles al que seguro se abandonarían unos piratas de la periferia si se les diera la oportunidad. Además, uno no da un par de saltos a la periferia, contrata unos piratas y vuelve tranquilamente. Es más fácil disfrazar una pequeña fuerza de asalto, ejecutar el plan y luego quitarse el disfraz y disolverse. Y aquí es donde entra usted, querido Edmond.

Se echa hacia adelante apoyando los codos en la mesa y con la sonrisa de lobo en la boca.

- Usted viajará a Solaris VII, el mundo del juego, para incorporarse de incógnito a una fuerza de mercenarios independientes que se formará al efecto. Ya hemos mandado un negociador pagado por nosotros y se le ha indicado la necesidad de alguien en el equipo con un perfil personal, experiencia en combate y BattleMech como el suyo, para asegurarnos de que entra en el equipo. El negociador no le conoce y por supuesto tampoco su misión secreta dentro del grupo. Cobrará su dinero como cualquiera de los mercenarios contratados y hará la parte que le toque como cualquier otro. Con usted dentro de esa fuerza tendremos más seguridad de que el asunto no se desmanda y no causamos más daño que el que el contrato estipule. Si alguien trata de llevar el asunto por un camino que no nos interese… seguro que usted sabrá resolverlo de modo contundente, por la fuerza o mediante el ingenio. Naturalmente a su regreso, usted y yo sabremos lo que ha hecho y no dude que la duquesa también será informada de su desempeño.

Ahora se reclina en el asiento y observa a Edmond con los dedos de las manos entrelazados debajo de la barbilla.

- ¿Qué le parece?

La posibilidad de volver a combatir a los mandos de un mech hace que se le acelere el pulso. Respira hondo para disimular los nervios que siente ante esta oportunidad.

- Como le he dicho Hauptmann-Komandant esta es una situación intolerable y colaboraré gustosamente en todo aquello que pueda redundar en beneficio de la Duquesa.

- ¡Excelente! Esa es la respuesta que esperaba de un von Laskaris.

Se pone en pié y le estrecha la mano.

- Prepare a su gente y a su BattleMech. En los próximos días tendrán un pasaje para Solaris VII en una nave de descenso regular. Le esperan probablemente más de tres semanas de tedioso viaje encerrado en ella, así que empléelas en ponerse a punto y pensar posibles planes de ataque aprovechando que conoce de antemano la operación. Naturalmente nuestro negociador proporcionará en su momento todo el material de inteligencia del que disponemos para la operación: fuerzas de la guarnición, mapas, comunicaciones, etc. Que tenga un buen viaje y buena suerte. Espero oír inquietantes noticias sobre Khon Kaen dentro de unos meses…

Pulsa un botón de la consola de su mesa y la puerta se abre. El Hauptmann Ichiba le espera para acompañarle de nuevo fuera del edificio.

Edmond regresa a Marsook en un vuelo esa misma noche. Al amanecer pone en marcha a sus técnicos para que su BattleMech esté a punto para viajar cuanto antes y prepara su equipaje. En unos días le esperan las estrellas.