Partida Rol por web

El eco del Diablo

El sitio más lejano

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03/05/2016, 20:27
H. Saint Jean de Dieu.

Arrojado hacia atrás, quedó plantado, mirando todavía incrédulo, hacia el techo, hacia el suelo. Cerraba los ojos mascullando cuando dejaron de mirarle y salieron por la puerta.

Lo que antes era el pequeño reflejo de una antorcha, ahora era un fuego que se movía reflejándose en las paredes como si la escalera estuviera en llamas. Dos cuervos entraron en el pasillo revoloteando frenéticamente, pero sin hacer prácticamente ningún ruido. Casi rozando sus cabezas.

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03/05/2016, 20:29
Cuervo

Por misterioso que fuera, conocimiento fruto quizá de sueños que Sophie no recordaba, sabía a ciencia cierta que los cuervos querían ayudarla, y, al menos en esta ciudad, los pájaros de los sueños tenían un vínculo con ella. Sabía que podía desde interpretar su vuelo a hablar con ellos. O quién sabe cuántas cosas más.

Notas de juego

Dejo a tu inventiva la forma de interactuar, si optas por eso, claro. :-)

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03/05/2016, 21:52
Sophie Taylor

Sophie ya había apartado la mirada del hombre, demonio, o lo que fuese, y sus ojos estaban fijos en las escaleras. Tenían que salir de allí pero ya. Entonces llegaron los cuervos.

La chica se liberó de todos sus miedos y, por un momento, sintió calma. Sus ojos estaban fijos en su vuelo, hermoso y perfectamente equilibrado.

-Pájaros... -murmuró -. Los pájaros...

Recordó a la abubilla. Pensó en los gritos que antes había oído. Y entonces lo tuvo claro. Con firme determinación y sin apartar la mirada de las aves, gritó:

-¡Ayudadnos! ¡Mostradnos la salida! ¡Por favor!

Su voz tenía un agudo tono de urgencia, pero había algo más en sus palabras: esperanza. Esperanza y fe.

- Tiradas (1)
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03/05/2016, 22:09
Cuervo

A las palabras de Sophie ambos cuervos se enzararon en una disputa a graznidos. Terminaron de repente y se lanzaron ambos al suelo, aterrizando en el lado del pasillo opuesto a la puerta de la habitación, cubriéndose apresuradamente, como buenamente pudieron, la cabeza con las alas. Totalmente quietos, emitieron un sonido idéntico al chistar de una biliotecaria grabado en un casete de los antiguos.

-Shhhhhhu.

Y quedaron callados.

Finalmente se pusieron de nuevo en pie, anduvieron unos pasos hacia Sophie y alternaron su mirada entre ella y el suelo del pasillo donde se habían posado.

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03/05/2016, 22:12
Cuervo

Debían echarse a un lado y ni mirar a lo que viniera, dejando que pasara sin llamar su atención, para luego marcharse en silencio.

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03/05/2016, 22:18
Sophie Taylor

Sophie miró atentamente a los cuervos. Sus actos cobraron perfecto sentido, como si un profesor le hubiese explicado una sencilla lección. Les regaló una sonrisa.

-Gracias.

Entonces volvió a mirar a las escaleras, para asegurarse de que aún tenía algo de tiempo, y se dirigió a sus compañeros.

-Sé que esto va parecer una locura pero... bueno, todo lo es. No le miréis. Sea lo que sea lo que venga, no le miréis. Pegaos a la pared y no hagáis nada de ruido. Dejad que pase.

Y tras dudar un momento y mirar a la puerta donde habían dejado a lo que antes era el doctor Sobol, añadió:

-Y alejaos de esa habitación.

Y, como para ilustrar sus palabras, se agazapó contra la pared, tratando de hacerse lo más pequeña posible, a unos buenos metros de la habitación que habían dejado. Tras lanzar una última mirada de reojo a las escaleras, tragó saliva y agachó la cabeza, cerrando fuertemente los ojos.

Por favor, que tenga razón.

Notas de juego

 

 

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03/05/2016, 22:27
Sophie Taylor
Sólo para el director

Notas de juego

Cusa, una cosilla. Agradezco mucho tus ganas de ayudarnos, pero ¿podría pedirte que intentases evitar posts como el último que has puesto sólo para mí? Al leer el primer post había llegado de hecho a esa misma conclusión y habría actuado exactamente igual, pero el segundo post le quita un poco de tensión e intriga a la cosa.

"¿Estaré interpretando bien?" es más emocionante que "Sí, ahí dice que hagamos esto".

Y dicho esto, seguro que he firmado mi sentencia de muerte jajaja

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03/05/2016, 22:42
Mats Bergstrøm

Cuando finalmente salimos por la puerta para dejar atrás esa habitación de pesadilla, llegamos a un pasillo sumido en la penumbra. Mis ojos tardan unos instantes en acostumbrarse a la semioscuridad reinante, un gris opresivo, denso y asfixiante que parece envolvernos y constreñirnos como una mortaja. Un fulgor rojizo y trémulo, como de un fuego, asciende por las escaleras de más allá, y tengo un mal presentimiento respecto a él. Instintivamente, sé que debemos alejarnos de esa luz.

Apenas hemos dado unos pasos en dirección contraria al rojo resplandor, cuando un par de grandes cuervos, negros como el carbón, salen de ninguna parte y pasan volando muy cerca de nosotros. Lo hacen en un silencio tal que me sobresaltan al aparecer sin previo aviso en mi campo de visión. Entonces, el rostro de Sophie parece iluminarse momentáneamente con el brillo de la esperanza. Encontrando una misteriosa lógica en una situación que carece completamente de ella, la muchacha pide auxilio a los cuervos, preguntando a las aves dónde está la salida.

Y en ese momento, sucede algo insólito.

Los dos pájaros prorrumpen en una sucesión de ruidosos graznidos, para cesar de repente y posarse en el suelo, alejados de la habitación de la que acabamos de salir. Lo más inquietante es lo que pasa después. Ocultando su cabeza bajo sus alas en un gesto que parece el de un mimo siniestro, los cuervos emiten un espeluznante siseo, como conminando al silencio. Intento encontrar un significado a lo que los pájaros intentan decirnos. Y solo se me ocurre uno.

«Alejarnos de la habitación… De la luz… Guardar silencio».

Como un eco de mis propios pensamientos, Sophie nos explica su interpretación del consejo de los cuervos. Miro hacia el extremo del pasillo que queda en sentido contrario a las escaleras. En caso de que por ahí hubiera una salida, dudo mucho que tuviésemos tiempo de encontrarla. Suspiro. Lenta, respetuosamente, camino hacia la pared opuesta a la habitación, con mucho cuidado de no pisar o perturbar a los oscuros animales.

Creo… —murmuro, en un susurro apenas audible. Esbozo una sonrisa de resignación, mirando a mis recién encontrados amigos mientras apoyo una mano en la pared—. Creo que tienes razón, Sophie. ¿Os acordáis del juego del escondite? Vamos a ponernos los tres de cara a la pared y nos vamos a quedar muy callados. Oigamos lo que oigamos, no abriremos los ojos. —Lanzo una mirada nerviosa hacia las cada vez más iluminadas escaleras. No tengo ni idea de qué puede estar subiendo por ellas, pero no tengo la menor necesidad ni intención de verlo—. ¿Qué decís? Si lo conseguimos, lo conseguiremos los tres juntos.

«Si no…». Ni siquiera me atrevo a completar el pensamiento. Solo quiero cerrar los ojos y volver a casa.

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03/05/2016, 22:56
Director

Notas de juego

Oído cocina Kirlyan.

Pero hay una dificultad... La tirada tiene una dificultad y según el éxito que se tenga lo narro de una forma más o menos enigmática para el jugador. Digamos que, con mucho éxito en una tirada que implica entendimiento, he de narrar lo que comprende, fastidiando un poco al jugador el que resuelva el enigma...

Pero en este caso, con un 10, perfectamente podría haber dejado sólo el primer post. Tomo nota.

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03/05/2016, 23:13
Sophie Taylor
Sólo para el director

Notas de juego

Diría que es mejor que te tengamos que preguntar desesperados qué hay que hacer a que nos los digas directamente. Al menos a mí me gustan mucho este tipo de escenas y romperme la cabeza pensando solución jejeje (soy el primer fan de cualquier tipo de enigma-acertijo-similar)

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04/05/2016, 07:40
Director

Notas de juego

Ok, pues así lo hacemos así. El resultado nunca será tan "literal" y la tirada servirá para contestar esas preguntas desesperadas..  :-)

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04/05/2016, 09:23
Arthür Guitry

Una vez en el pasillo Arthür quedó sobrecogido por el fulgor que venía de la escalera. Sentía como si se encontrara profanando un templo, caminando por una estancia prohibida para un profano, y que algo ominoso y fatídico se acercaba.

Fue entonces cuando Sophie se dirigió a los pájaros como si fuera un augur o una sacerdotisa pidiéndoles ayuda y recordó cómo la abubilla del jardín había volado hasta su ventana hacía sólo ¿una hora?, ¿una vida? Le era imposible pensar en el tiempo en este instante. Fue ahora que se dio realmente cuenta que el pelo de Sophie era blanco y aquello sumado a su gesto y su ruego hacia los cuervos le produjo una honda impresión que todavía no podía definir. Sebas, pensó al recordar lo que había estado explicando a su hermana sobre aquel término. Y por eso mismo, cuando Sophie les explicó qué hacer tras leer los gestos de los pájaros, le pareció que estaba investida de autoridad. Aquellos gestos por cierto tenían una mezcla de cómico y macabro de lo más singular.

Asintió con la cabeza a lo que propuso Sophie e igualmente a lo que agregó Mats. Él únicamente añadió:

—Pensad en el final de El Arca Perdida.

Y se acurrucó contra la pared junto a Sophie.

Señor, protege al doctor Sobol.

«Ilumina mis ojos,

no me duerma en la muerte,

no diga mi adversario,

‘le he vencido’»

 

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04/05/2016, 09:36
H. Saint Jean de Dieu.

Los cuervos echaron a volar casi a ras de techo. No tardaron ni dos segundos en recorrer el pasillo y desaparecer elevandose por el hueco de las escaleras.

La luz centelleante fue aumentando de intensidad mientras seguía variando rítmicamente, como en olas. Las mismas paredes refulgían, radiantes, como hechas de llamas congeladas. La intensidad del brillo hacía imposible mantener los ojos abiertos, incluso resultó molesta hasta el dolor con los ojos cerrados. Se hizo un silencio absoluto, y cuando el brillo parecía insoportable llegó bruscamente la más profunda oscuridad. Una que no tenía nada de relajante y poco tenía que ver ya con cuando se cierran los párpados para irse a dormir. Más bien era una oscuridad absolutamente vacía, como si alguien les hubiera desintegrado el nervio óptico. No, mucho peor, como si aquí fuera imposible ver o ya no hubiera nada que percibir.

Nada más que sus pasos.

Las suelas de unos zapatos retumbaban al golpear sobre el piso de mármol. Era un andar tranquilo, parecería el de alguien paseando con las manos en los bolsillos si no fuera por la última pisada, cuyo eco delató una profunda ira, una violencia sin fin.

Se había detenido tras a ellos. Incluso podían escuchar su respiración.

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04/05/2016, 10:58
Mats Bergstrøm

Una vez tomamos nuestra decisión, Arthür, Sophie y yo nos pegamos de cara a la pared del cada vez menos oscuro pasillo. Inmediatamente, los dos cuervos alzan el vuelo y se van tan rápidamente como llegaron, sin volver a interactuar con nosotros de ningún modo. Solo espero que eso signifique que estamos haciendo lo correcto. Sí, tiene que serlo. ¿Qué otra cosa podría tener sentido en este mundo de locos? En las pesadillas, solo existe aquello que ves, solo puede hacerte daño aquello que miras. ¿Cuántas veces habré soñado con que tengo los ojos cerrados y algún ser monstruoso intenta convencerme para que los abra? ¿O una voz terrorífica que me llama desde mi espalda, invitándome a darme la vuelta y mirar? Y sin embargo, no estoy convencido. No puedo estar convencido de nada.

Un molesto dolor atenaza la boca de mi estómago cuando, por el rabillo del ojo, veo que la luz sigue aumentando de intensidad. Presa del miedo, apoyo mis codos en la pared y entierro mi cara entre mis antebrazos, cerrando los ojos con todas mis fuerzas y jurándome a mí mismo no volver a abrirlos hasta que esto termine. Solo espero que los chicos hagan lo mismo, que su curiosidad no sea demasiado irresistible.

Al poco tiempo, la luz ígnea se vuelve tan brillante que incluso resulta molesta tras mis párpados cerrados. Duele. ¿Las pesadillas duelen? Dios, que esto se acabe ya. Mi mente empieza a girar en un cúmulo de pensamientos sin sentido, parecidos a las ideas descarriladas que tienen lugar cuando estoy a punto de dormirme, y me cuesta mantener una línea de pensamiento coherente. Esa maldita luz es insoportable. Como un sinestésico, siento como si un millar de voces me estuviesen gritando al oído al unísono, en una cacofonía demencial. Temo ir a volverme loco de miedo.

Y de pronto, la oscuridad.

Una oscuridad fría y vacía, de pura inexistencia, inunda todos mis sentidos, y un silencio húmedo, pegajoso y muerto permea todo a mi alrededor, como una fuerza activa que destruye todo lo que toca. No es una oscuridad fruto de la ausencia de luz, sino una negrura densa y creciente, como si un agujero eterno e insondable me hubiese devorado. Por un instante temo haber muerto, haber dejado de existir. Eso es lo que siento. Pero si estuviese muerto, no tendría tanto miedo. Tengo que esforzarme por no empezar a sollozar cuando oigo el eco de unos pasos recorriendo pausadamente el pasillo, resonando con fuerza, rítmicamente, como una campana fúnebre. El último paso, justo a mis espaldas, sacude todos mis huesos con una ira y una malevolencia imposibles, que no son de este mundo. Alguien, o algo, respira furiosamente detrás de nosotros. Y está ávido de sangre. Las tripas me duelen tanto que tengo miedo de ir a gritar. Tengo que pensar alguna cosa para no sucumbir al pánico, y los jóvenes Arthür y Sophie aparecen en mi mente.

«No miréis, no os mováis, no hagáis ruido…».

Notas de juego

Ay omá... (⊃_⊂)

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04/05/2016, 12:26
Arthür Guitry

Cerró los ojos con fuerza y acurrucado contra la pared intentaba mantener contacto físico con Sophie y Mats.* El resplandor se hizo entonces tan intenso que ni cerrar los párpados con fuerza ni parapetar el rostro tras los brazos parecían poderlo bloquear. Y cuando pensaba que se quemarían sus retinas llegó la oscuridad.

La desazón que sintió Arthür en ese momento no se parecía a nada que hubiera experimentado ni concebido antes. Sintió que se había salido del mundo, como si estuviera a espaldas de la Serpiente que rodea al universo mordiendo su cola (fue esa imagen cosmológica egipcia la que vino a su mente) y que pronto desaparecería en la inexistencia. Sintió el vértigo de la Nada. Y con ella llegaron unos pasos, casi despreocupados pero reverberando con la ira más terrible. Temió que su corazón se rindiera allí mismo.

Y ya no fue capaz de pensar. Sólo un ruego sin palabras llenaba su espíritu.

 

Notas de juego

*Había declarado que Arthür se acurrucaba al lado de Sophie, así que imagino que puede tocarla. Mats no sé si está en contacto con él o no, pero intenta tocarlo también aunque no llegue.

 

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04/05/2016, 13:16
Mats Bergstrøm

Notas de juego

Es cierto. Yo no lo había dicho, pero había pensado que estuviésemos cerca unos de otros, tocándonos, para saber un poco cómo estaban los otros. No fuera que de repente, por ejemplo, Sophie oyese mi voz diciéndole que todo había acabado... pero que en realidad no fuese yo XDDD.

O sea, que por mi parte no me opongo al sobeteo XDDDDD.

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04/05/2016, 13:20
Sophie Taylor

Sophie se sobresaltó cuando algo la tocó, pero enseguida se dio cuenta de era Arthür. Se lo agradeció y, en silencio, se pegó a él tanto como a la pared. Con los ojos fuertemente apretados se sintió afortunada de estar al menos con ellos. Sola, ya habría sucumbido.

Con el creciente resplandor Sophie trató de relajarse, concentrándose en su respiración, pero era imposible. Se acercaba, lo notaba, estaba viniendo. El Devoraalmas. Notó que solo la absoluta tensión de sus músculos evitaba que temblase aterrorizada. Tenía los puños tan apretados entre su pecho y la pared que empezaron a dolerle las palmas de las manos. Rezó en no hacerse sangre. Aquel ser era el tipo de ser que sería capaz de oler la sangre. Ojalá no oliese el miedo, porque debían de apestar.

Y entonces todo se apagó.

¿Estoy muerta?

Realmente lo pensó. Se relajó inconscientemente. Ya se había acostumbrado a la oscuridad. La oscuridad no le daba miedo. Había nadado en ella. La oscuridad era su amiga, era la eterna calma. Recordó haber deseado volver a aquella oscuridad antes, en su habitación, cuando había comenzado aquella pesadilla. ¿Se había cumplido su deseo?

Estuvo a punto de abrir los ojos. Pero no lo hizo. Su oscuridad, la que le abrazaba y le arropaba como a una niña indefensa, olía siempre a tarta de manzana. Allí no olía a nada. Con el horrible ruido de los pasos, los músculos volvieron a ponerse en tensión. Con la respiración a sus espaldas, notó una lágrima, que esperaba hubiese sido silenciosa, deslizarse por su mejilla.

Con el último pisotón Sophie estaba segura de que iba a morir.

Otra vez.

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04/05/2016, 15:55
H. Saint Jean de Dieu.

Como si desde el Big Bang al día de hoy todo hubiera pasado en una millonésima de segundo, esa Nada se llenó de luz matutina. Luz que trajo, de nuevo, el mundo.

Las palabras que había dicho Arthür* en esa misma habitación doscientos ocho, todavía reverberaban. Estaba justo en la misma posición que antes de caer en ese funesto lugar. Ni siquiera había bajado el brazo y seguía señalando al doctor Sobol. El médico, frente a él, estaba entero, vivo. Cabeceaba tambaleándose, como si le fallaran las fuerzas, pugnando por no desfallecer.

Mats seguía sentado junto a Sophie, que volvía a sufrir el peso de su cuerpo herido: la pierna izquierda muerta, como si fuera un trozo de carne colgando de su cadera, el entumecimiento que adormecía cada músculo. Su lágrima seguía su curso mejilla abajo, hasta la barbilla, para caer golpeando la sábana, extinguiéndose en un círculo de humedad. Tanto sus padres como el doctor Bärenthal permanecían en su sitio, mirando a Arthür. Pierre y Eliza con susto mal disimulado, el doctor Jens Bärenthal visiblemente extrañado, frunciendo el ceño.

Habían vuelto.

Notas de juego

(*) Transcribo las palabras de Arthür. Acabó el post así:

—Te veo... ¡Te estoy viendo! No puedes ocultarte, ¡monstruo! ¡No puedes ocultarte!, ¡simulacro!

Y añadió después en griego, instintivamente inspirado por lo que la criatura susurraba:

¡Vuelve al reino donde se ignora el día!

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04/05/2016, 16:33
Arthür Guitry

En un primer momento le embargó la confusión. Tras comprender que habían vuelto se convirtió en una mezcla de alegría, alivio y éxtasis que hizo que sonriera con un gesto algo atontado y se empañaran sus ojos al ver al doctor Sobol frente a él. Al entender que estaba señalándole y saber lo que «acababa» de decir sintió la vergüenza máxima. Su rostro se ruborizó en tal extremo que no le habría extrañado que entrara en combustión. Entonces se dio cuenta que Sobol estaba a punto de desplomarse y dando un paso rápido lo sostuvo para evitar que cayera al suelo. Se giró con él en los brazos para cerciorarse de que estaban allí Sophie y Mats aunque estaba seguro de que sería así. Entonces su mirada se desplazó de ellos a los señores Taylor. Le miraban con tal cara de sorpresa y susto que casi deseó que la nada le hubiera tragado. 

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04/05/2016, 17:19
Sophie Taylor

Confusa, Sophie miró a su alrededor. Volvían a estar en la habitación. Allí estaban sus padres. Allí estaba esa pesada molestia en la pierna, aunque se sintió agradecida  de sentirla. Habían salido de allí. Suspiró de alivio. Entonces vio a Arthür sujetar al doctor Sobol y se dio cuenta de que estaba completamente sonrojado y les miraba con cara de extrema vergüenza.

Sophie frunció el ceño extrañada. Entonces se dio cuenta de que para el resto no debía de haber pasado el tiempo. Sin duda para sus padres y los doctores ahora Arthür era una persona de lo más extraña.

Sin poder evitarlo, Sophie rompió a reir. Y sus carcajadas, puras y cristalinas, llenaron la habitación. Reía sin parar rear, y ¡Dios!, cuánto había echado de menos reir.

Reía de pura felicidad, de alivio de haber vuelto, de lo cómica de la situación. Reía por estar viva.

Y mientras reía, lágrimas brillantes lavaban su rostro.