Partida Rol por web

CABECERA

Fox ha pasado una mala noche. Y, raro en él, no recuerda las pesadillas. Pero las ha habido. Apenas ha dormido una o dos horas.

Eso hace que todo lo vea más como si fuera un sueño. Como si la realidad estuviera un poco digamos… coloreada. Y no es necesariamente malo.

Conduce hacia una calle de la zona de la Concordia donde tiene que recoger a un nuevo compañero. No sabe nada de él. Unos dicen que viene recomendado por alguien, otros que ha hecho alguna cagada. Ningún rumor es mínimamente creíble.

Pasar precisamente por la plaza donde estuvo la guillotina es algo que no hace ni puta la gracia a alguien de verdad sensible como Fox. En su estado de esta mañana casi que puede oír el eco de los gritos.

Por suerte pronto la abandona y ya queda poco para llegar al punto de encuentro. Conducir es un placer relajante, en la seguridad de su coche siempre se piensa mejor.

Michael espera junto a un paso de cebra. Tiene una tirita en una ceja, recuerdo del último golpe. Casi se ha acostumbrado a esas pequeñas heridas, y tienen algo de... crónica, como si alguien hubiera escrito en su piel.

Esta esquina se la conoce. Estuvo aquí hace tres semanas, pero era de noche. Las ciudades son distintas según la hora del día. La gente es otra, o parece otra. Y todo el mundo se pone en marcha a estas horas. Cada uno ocupado con sus cosas.

Reconoce a una chica rubia que pasa con una barra de pan. Hace tres semanas llevaba otra ropa, más elegante y sacaba sus llaves, como hace hoy para abrir lo que debe ser el portal de su casa, al otro lado de la calle. La saluda. Ella le responde moviendo la cabeza pero pone cara rara. Está claro que no le reconoce a él.

El coche de Fox, un citroën del departamento de policía, se detiene frente a Michael. En unos minutos estarán en la comisaría.

Michael había tenido unos días bastante moviditos, peleas aquí, discusiones allá, lo normal en él. Las personas de su entorno estaban totalmente acostumbradas a verlo vendado o con tiritas y heridas en su rostro. No es algo agradable a decir verdad pero conforme pasa el tiempo uno se termina haciendo a la idea de tener que estar constantemente limpiando la sangre de su piel. Estaba delante de un paso de cebra que él conocía de hace tiempo. Cuando la noche cae la ciudad se transforma. Las calles se vuelven más oscuras y peligrosas de lo que uno podría incluso creer. La gente se convierte en otra cosa, algunos en románticos empedernidos, otros en borrachos y algunos en agresores, ladrones o asesinos. Es un proceso natural en las grandes urbes e incluso en algunas de menor tamaño. 

Entonces reconoció a una chica a la cuál saludó por mera formalidad al creerla una conocida pero ella no parecía conocerlo a él. - ¿Otra vez mi memoria me juega una mala pasada? A veces recuerdo gente simplemente por haberla visto y creo que son conocidos. Joder, qué asco. - No le gustaba en absoluto tener que entablar algún tipo de relación o tener que hablar con nadie por la calle como para hacer eso por un mero fallo. Entonces aquel coche se detiene en frente suyo. - Al fin... - Pensó para sí mismo mientras entraba con algo de brusquedad en él. - Eh, buenos días, creo. - Saludó como pudo sin tan siquiera dirigir su mirada hacia Fox. Era algo que acostumbraba a hacer. "Relacionarse" por mera educación obligatoria para evitar más disputas innecesarias pero nada más allá que eso.

Al fin llegaron a la comisaría, bueno, no sabría exactamente si para Michael era un "al fin" o un "oh no". Aún se preguntaba por qué se había metido a ese trabajo si estaba claro desde un principio que se vería obligado a tener que saludar cada mañana a sus compañeros y hacer relaciones. De hecho estaba casi seguro de que allí tendría una fama bastante mala a causa de las peleas en las que se mete.

Mientras , conduce medio somnoliento sin haber podido descansar demasiado,trata de recordar casi de forma algo obsesiva lo que soño,siempre es lo mismo,las mismas pesadillas una y otra vez,por alguna razon,siempre cuando se despierta no logra recordar mucho,solo,esa.. sensacion.. como si ya lo hubiera vivido.. como si de verdad sucedio. Lo cual hace que se frustre al no poder recordar,es verdad la falta de sueño no ayuda mucho ,eso de dormir como mucho 2 horas.Lo esta consumiendo lentamente,Asi que deja sus problemas personales a un lado y se concentra a lo suyo,conducir hasta la zona de la Concordia para recoger a este sujeto...-Dicen que es alguien que se mete en problemas.que tuvo una pelea o algo similar-.Al llegar, ve  a michael ,con una tira en su ceja,claramente si tuvo una pequeña.. reunion.Toca el claxon del auto y le hace un gesto con la mano para que se suba en el.-buenos dias.-solo se limito a dar buenos dias,ya que estando tan agotado y con ojeras,no era buena idea iniciar una conversacion en esa condicion,ya habria tiempo de sobra para conocer al nuevo compañero.asi que se puso en ruta hacia la comisaria.

La comisaría era un edificio antiguo pero reformado. Agradable. Ambos compartían despacho con una ventana que daba a una plaza típica de parís. Unos paneles los separaban del resto de la planta. Otorgaban un poco de intimidad pero pasaba el ruido y el olor a café.  

Vino el capitán, un hombre maduro con fama de eficiente llamado Antón Boyer. Hizo levantarse a Michael y se lo fue presentando a todo el mundo. En ese momento en la planta había diecisiete personas.

Parecía el colegio cuando llega un alumno nuevo a mitad de curso.

Luego se llevó a Michael su despacho dejando a Fox sólo, en su mesa.

A los dos minutos apareció una agente de uniforme por el despacho. Tenía la gorra cogida con una mano, ojos grandes, piel clara y pelo rojo. Bien proporcionada, incluso esbelta, pero bajita. Parecía como una muñeca vestida de policía. Había estado usando furtivamente la mesa libre que ahora era del agente Murray. Y cada vez que te veía entrar se escabullía.

-Disculpe. Me acaban de decir que este despacho ya tiene dueño y creo... ejem...

hablaba un poco nerviosamente, mientras iba abriendo y cerrando los cajones. Era una infracción eso de ocupar un despacho por la cara.

y... aquí ... está.  

Sacó un libro de oposiciones para oficial. Se disponía a darse a la fuga sin siquiera levantar la mirada pero se detuvo.

-¿Está usted bien? ¿Quiere que le traiga un vaso de agua o un café?

El capitán hizo pasar a Michael a su despacho y le hizo sentarse. Cerró la puerta. Esa sala sí que quedaba de verdad aislada cuando cerrabas. Parecía que no quería sentarse.

-No iré con rodeos. Conozco su problemática y espero que se adapte bien al equipo. No tolero las peleas aquí. ¿Soy suficientemente claro?

Al fin se sentó frente a Michael.

-Y dicho esto...  ahora respóndame. ¿Por qué tantas... peleas?

Fue mirando a las demás personas con clara desgana. No le interesaban mucho a decir verdad, pero sabía que tenía que pasar por aquello. En el momento en el que el hombre lo llevó a su despacho le recorrió un escalofrío; sabía qué iba a ocurrir. - Eh, aún no me ha dado tiempo a hacer nada, ¿no? - Pensó para sí mismo mientras se sentaba clavando sus ojos en el rostro ajeno y frunció el ceño. - Sí, sí... - Respondió de una forma un tanto pasota, acostumbrado y cansado de que la gente le dijese esas cosas.

- ¿Por qué tantas peleas? A veces amenazas, otras insultos, en algunos casos discusiones, menosprecios, porque me caen mal... - Para Michael aquello era lo más normal del mundo. - No me gusta la gente ni yo les suelo gustar a ellos, no estoy hecho para estar en un equipo ni tampoco para vivir en sociedad, ¿sabes por qué lo hago? Porque estoy obligado. - No se molestó ni tan siquiera en tratarlo de usted; Michael creía que todos merecían un trato igual a los demás salvo en algunas ocasiones que únicamente merecían uno peor. Era perfectamente consciente de que aquello podría traerle innumerables problemas y el odio de la persona que tenía en frente suya pero poco le importaba. Nunca lo había hecho, ¿por qué debería ser diferente?

Mientras el capitan boyer hablaba con michael en privado afuera,fox organizaba algunos papeles y archivos,cuando de repente ve a esta agente que entra y rebusca algo en los cajones de murray,fox se da cuenta de que saca un libro del escritorio .pero solo se ocupa en lo suyo.

De repente ,la agente antes de irse voltea y le pregunta a fox:-¿Está usted bien? ¿Quiere que le traiga un vaso de agua o un café?

-Si es estoy bien solo algo cansado..-Me vendria bien un buen vaso de cafe negro-. gracias.

La chica entró con dos cafés. Le ofreció el suyo a Fox y se sentó sobre su mesa ofreciéndole también el libro.

-¿Me podrías hacer alguna pregunta, a ver si me lo sé? Llevo cinco meses estudiando y creo que he aprendido hasta la última coma.

No era un temario desconocido. Él también tuvo que estudiar mucho esas mismas leyes para conseguir su puesto.

La expresión de ella era un poema, un tanto cómica. Recordaba a un perrito vestido de policía pidiendo que le lancen un hueso. Al estar sentada sobre su mesa, el aire que respiraba Fox se inundó del perfume de la chica, que por suerte era más bien fresco y nada empalagoso.

El capitán se le quedó mirando, abrió un cajón y sacó una carpeta llena de folios, dejándola sobre su mesa.

-Esto es tu historial Murray. Todo parece indicar que me han endosado un sociópata en la oficina. Es un milagro que no te hayan pegado una patada en el culo. ¡Esto son las fuerzas del orden! ¡No una guardería!

Abrió el enorme dossier y estuvo leyendo un rato, de vez en cuando levantaba la mirada y volvía a bajarla sobre los papeles.

-Cada uno es como es, pero podemos hacerlo mejor… debes entender que nuestro comportamiento debería ser ejemplar…

Al fin, cerró la dichosa carpeta, abrió un cajón y sacó una libreta, dándosela a Michael.

-... y vamos a poner todo de nuestra parte para que no desperdicies tu talento en vanas trifulcas.

Se levantó y anduvo a un lado y a otro tocándose el mentón.

-Tienes que llevar siempre, siempre contigo este cuaderno. Esto es una orden, ¿entiendes? Cuando te enfades con alguien tienes que apuntar aquí con quién, por qué y, escuetamente, qué te hace sentir. Como tengas un encontronazo violento más con algún compañero o con un civil que no sea un sospechoso sin que lo registres aquí ANTES de levantar la mano, te aseguro que será tu último día en la policía.

-Claro,¿por que, no?- le dìjo con tono amable.

Mientras tomaba algunos sorbos del  vaso de café y en la otra mano sujetaba el libro,le hacia algunas preguntas del temario y la miraba a  esos grandes ojos que tenia ,esperando respuesta a las preguntas que le formulaba.

A medida que se tomaba el contenido del vaso ,se le iba quitando un poco la pesadéz por no haber podído dórmir lo suficiente.

Se mostraba algo mas despierto, y se quedaba algo embelesado mirando a los ojos de la chica,habia algo en ellos.. parecian como dos gemas a las que un rayo de sol ilumina o .. quizas era ese perfume que inundaba la oficina con ese òlor a menta  refrescante que parecia metersele hasta por los poros de la piel a fox.

Al estar ahi, con la chica mirandola a los ojos .se le venia a la mente a su novia o mas bien dicho, a su ex.. pero éso fue y para que recordar toda esa mierda de nuevo?.. Al fin y al cabo.Eso ya habia pasado hace 2 años.En ese momento se dibujo en su rostro cierta tristeza,mientras que el trataba de mandar esos recuerdos hacia donde habian estado ,hacia el olvido.

Trataba de disimular ese estado de ánimo ,tomando los ultimos sorbos del vaso,mientras se convencia de que, ya habria alguien a quien de veras él le ímportara.

Contestaba a las preguntas más bien justita. Podía aprobar pero estaba en el filo de la navaja.

Vivía cada respuesta, pidiendo una nueva pregunta para mejorar su racha y llevando la cuenta.

Su peinado era curioso, un poco rasurado a los lados. Cuando no se lo sabía contestaba con la respuesta de lo más disparartada. Llegó a responder que el mando más alto de la Policía Nacional Francesa era el de Almirante.

Con la emoción se bebió su café y el último sorbo del de Fox, sin darse ni cuenta.

-bueno.. no esta mal,solo te falta algun que otro pequeño repaso y estaras lista para aprobar el examen.Me recuerda a mi cuando recien llegue,tambien estaba muy verde.. ya mejorára supongo..

Abre una de las gavetas de su escritorio,tras rebuscar un poco en ella saca un caja pequeña de municion de pistola y la coloca en la mesa.

-Voy al polígono de tiro... Mira a Camille.

-Quieres venir?

Camille se apuntó a disparar. Pero para preparar su examen de tiro había que desplazarse hasta la periferia a un polígono más grande, en coche. Esta comisaría apenas tenía un cuartucho para disparar.

La chica te presentó a su compañero de patrulla, Robert, un tío delgado y pelirrojo con perilla que siempre parecía un poco afectado pero que tenía pinta de buen chaval.

Tras obtener permiso os pusisteis en marcha. Parece que la reunión del capitán con Michael podría durar.

Fox se sentó en la parte de atrás del coche de policía y Camille y Robert comentaban la impresión que sintieron la primera vez que dispararon un arma.

La radio empezó a hablar:

-Han llamado con un 8014 -suceso no peligroso pero que puede causar desorden- es en el Parque de Montsouris, parece que un perro muy grande y muy fiero está histérico y temen que muerda a algún niño. ¿Podéis echar un vistazo? ¡Pero Cristine, no te lleves el perro a casa!

El coche pasaba junto al parque y ambos agentes uniformados miraron a Fox, que en esos momentos era el que tenía el grado superior.

-¿Vamos señor?

De acuerdo-le dijo a Robert señalando a la radio del coche.

-Àvisa que  estamos ya en las inmediaciones y procederemos a confirmar el 8014 ,vale?.perros? vaya.. el dia se pone mas interesante..

-Supongo que.. ya no habra practica de tiro,lo siento chicos. uhh que mal de veras queria disparar.. pero almenos no estoy rellenando los aburridos informes en la comisaria.

Al entrar ya se oían los ladridos en la lejanía, el parque es tan grande que  tuvieron que andar unos minutos hasta encontrar al perro.

Los padres se aglomeraban a la orilla de un lago artificial, junto a un estrecho puente de madera que era el único camino a una islita con árboles y un quiosco de música.

En medio del puente ladraba el perro, un pastor húngaro negro. Encrespado, miraba con los ojos muy abiertos hacia la islita donde se oían los lloros de un grupo de niños que no podían cruzar el puente hasta sus padres. Ladraba con tanta rabia que a veces escupía espuma blanca.

Cuando algún padre había pisado el puente para tratar de aplacarlo, el perro se había girado tan enfurecido que nadie, ni siquiera su dueño, se había atrevido a acercarse a él.

Su dueño visiblemente compungido se apresuró a aseverar que su perro era muy manso y gran amante de los niños. Juró que nunca haría daño a un chiquillo.

Camille y Robert establecieron un cordón de seguridad, dejando la entrada al puente despejada para no agobiar al animal.

El perro estaba fijo en un punto, con el rabo entre las piernas, incluso tembloroso. Cerca de él, en la superficie del lago, la luz de la mañana era reflejada por algo que flotaba haciéndolo brillar. Una pelota.

Al llegar al enorme parque ya podia oir los ruidos de llanto de los niños y el ladrido del pastor que hacia eco por todo el lago.

Mientras caminaba junto  a camille y robert a la entrada del puente  ,apreciaba mejor la situacion.

El canido estaba en el medio del puente bloqueandolo,parecia que los sollozos de los niños del otro lado solo lo inquietaban mas ,mientras ladraba de forma casi compulsiva.

Vío como uno de los padres desesperado trataba de calmar al perro en un intento de sacarlo de ahi,pero el animal confundido y asustado se vólteo rapidamente para morderlo.

Mientras .el dueño de la mascota se disculpaba aseverando que el perro era muy manso,Camille y Robert acordonaban la entrada del puente.Fox pensaba en como resolver esta situacion de la manera menos peligrosa para todos.

Cuando de repente, vislumbra que algo flota en el lago junto al perro.

- Una pelota?. Mascullo en voz baja.Quizas esa sea la forma de calmar al perro y sacarlo del puente..

-Oficiales? .Dice acercandose a Camille y Robert

-Lo tengo.. tengo que ir a por esa pelota .Señalando a la pelota en medio del lago, junto al perro.

Dicho esto esto,fox se desanuda la corbata,el palto,se quita la camisa,guarda camisa.Se despoja de sus medias y zapatos.quedandose solo en pantalones y descalzo.

-Tomen.dandole su ropas a camille y robert para que la guarden. Mientras camina sumergiendose lentamente en las aguas del lago.

Camille sonreía de oreja a oreja viendo a Fox quitarse la ropa. En cambio Robert parecía visiblemente preocupado, lo que no decía mucho porque esa era su cara de normal.

Fox entró en un agua gélida, revitalizadora. Sintió que su cuerpo despertaba del todo.  La luz golpeaba la superficie haciéndola brillar de tal forma que parecía que Fox andaba entre una bruma luminosa. Pronto pasó a cubrir y hubo que nadar.

El agua daba la sensación de ser densa, su color verde y su brillo la hacían parecer vidrio fundido de color esmeralda. Conforme se acercaba a la pelota el ladrido del perro sonaba lejano como venido de otro mundo y la algarabía de la gente se iba apagando como el ruido de la calle cuando te estás durmiendo.

Fox se puso en posición vertical, para agarrar la pelota y atraer la atención del perro, moviendo las piernas para mantenerse a flote. Pero el animal, lejos de calmarse, se enrabió todavía más, gimoteando y orinándose en el puente. Estaba aterrorizado.

Fue entonces cuando notó un roce, más bien un cosquilleo desagradable en su pie desnudo. Parecían algas, pero un escalofrío le hizo bajar la mirada.
La silueta hinchada de una mujer yacía sumergida justo bajo él y su larga cabellera se elevaba flotando hasta acariciar sus pies. Los brazos y las piernas abiertos le daban un grotesco aspecto de sapo gigante. Parecía estar desnuda y se adivinaba una soga que rodeaba su cintura y parecía atarla al fondo.