En un momento me vi arrastrada a la recepción donde estaba la enfermera y vi el caracter con el que Anne la estaba gritando y la cara que ponía la mujer, que era todo un poema.
Yo estaba más muerta de la vergüenza de lo que había estado en mi vida, así que bajé la vista al suelo mientras en mis mejillas se comenzaba a agolpar la sangre, por el mal rato que estaba pasando. A pesar de la incómoda situación, Anne tenía razón. Yo ya lo había intentado de una forma totalmente correcta, pero viendo que nos tenían ahí abandonadas la reacción era de esperar..
La enfermera que se afanaba por ordenar los listados de pacientes se ve interrumpida por un torrente de amenazas contra ella y el hospital, quedándose de piedra y mirándote con cara extrañada al tiempo que preocupada.
No es la enfermera con la que hablasteis al llegar, es normal la equivocación puesto que todas las enfermeras van vestidas igual y ésta es de la misma complexión y color de pelo que la primera. Así que con cara de "¿Qué coño me estás contando a mí? y un "Qué he hecho yo?" pasea la mirada por ambas antes de girarse a punto de darle un ataque de ansiedad y buscar en el abrigo un bote con pastillas y tomarse un par de ellas.*
Dos enfermeros que se han sobresaltado con este arrebato de ira, y el consecuente ataque de nervios, se acercan raudos. Uno de ellos ayuda a la enfermera mientras el otro se encara con vosotras.
Os mira, enojado y os responde todo lo "amable" que puede ser en ese momento - El doctor, es cirujano... lleva hora y media en el quirofano. Por el amor de dios, esto es un hospital, no un bar de citas.
*los recepcionistas y los problemas de estress...
-Me es indiferente lo que sea esto- le digo- Si tan ocupado estaba, y lo sabían, ¿por qué puñetas no podían decírnoslo en vez de tenernos esperando como dos panolis? ¿Acaso creen que nuestro tiempo es ocioso e irrelevante? ¡Oh, por Dios! Déjese de tanto teatro- le digo a la enfermera, mirándola con desprecio- A mí me intentaron asesinar hace tan solo un par de días, y me sobrepuse con bastante más dignidad de la que se está sobreponiendo usted ahora.
Me doy la vuelta y me acerco a la salida.
-¿Saben lo que les digo? Que estoy harta, harta de la tienda, de la lámpara, de Abbot, y de todo. ¡Me largo! ¡Me largo! Regreso a casa, junto a mi madre. Por mí, señorita June, puede quedarse mi parte de la tienda.
Salgo del hospital, completamente harta de los días que he vivido desde que he llegado a Arkham. Me voy al hotel a recoger mis cosas, no sin antes pasarme por la estación a ver cuándo sale el próximo tren de regreso a casa.
Mientras espero en el hotel, me pondré en contacto con el abogado, para comunicarle que renuncio a mi parte de la herencia. Mi vida ha sido un infierno desde que llegué a esta ciudad, y eso ha atacado sobremanera mis nervios. Yo era dulce, tranquila, sosegada y tímida, y desde que vine a Arkham, es que no me reconozco. Necesito alejarme de todo esto y retomar mi antigua vida, o me voy a volver loca. Creo haber perdido la cordura que habitaba en mi serena y reposada cabecita...
Me puse aún más colorada cuando aquella enfermera respondió. Si hubiera tenido una piedra muy grande en aquel momento seguramente la hubiera utilizado para esconder la cabeza bajo ella, pero no era así, y a pesar de estar acostumbrada a tratar con la gente lo estaba pasando muy pero que muy mal. Aunque.. como no hay mal que por bien no venga, parecía que Anne quería regresar al hotel y olvidarse de la tienda.. Me parecía perfecto, porque era exactamente lo que llevaba queríendo hacer yo desde el día anterior.
Sin decir ni una palabra, ya que el horno no parecía estar para muchos bollos, salí detrás de Anne, dispuesta a recoger también mis cosas y largarme.. Mejor ocasión que esta no sabía si se me podría presentar. Llamaría al señor Swanson y arreglaría las cosas por teléfono, no quería nada de lo que hubiera en aquel lugar mohoso.
El enfermero os mira ceñudo sin inmutarse y os sigue con la mirada cuando salís del hospital.
Es 27 de Abril, Miércoles, de 1922. Son las 11:40 horas cuando finalmente cogéis el taxi.
En el Taxi decidís volver al hotel, y por el camino...
Seguid posteando en este hilo hasta que tenga preparado otro para vosotros.
Después de lo ocurrido no es que tuviera demasiadas ganas de hablar. Casi estaba haciendo ya las maletas mentalmente, aunque debía recordar llamar al abogado que llevaba la herencia antes de abandonarlo, no fuera a haber algún problema si me marchaba.
Lo que tenía claro es que no me apetecía seguir en todo este lío. No me reportaba nada, tan sólo pérdidas de tiempo en tiendas mohosas y hospitales, y por si no fuera lo suficientemente crispante, tenía que tratar con gente como Abbot. Total, para qué. En realidad, aunque me reportara dinero, cosa que veía bastante complicada, yo siempre había soñado con la fama, y no precisamente con ser la descubridora de algo así que..