Partida Rol por web

El Testamento Hough

13. El Inevitable Final

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17/02/2010, 01:22
Director

 Capítulo 13: Conclusión.

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17/02/2010, 01:24
Tiempo

 Han pasado seis meses desde que el trío de obligados compañeros abandonaron el legado maldito que no hizo otra cosa que traer desgracia y pesar a sus vidas. Seis meses atrás dejaron en custodia el último de los fragmentos y se deshicieron de la Tienda.

Seis meses... es mucho tiempo ya, pero quizá no tanto para olvidar los macabros sucesos que cambiaron sus vidas.

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17/02/2010, 20:10
June Adams

El tiempo había pasado desde aquel día sí, pero había cosas que una jamás no podría olvidar por muchos minutos que se descontaran. El miedo a morir que tuve aquel tiempo era algo que se me había quedado grabado a fuego y aún había veces que tenía que pensarme si salir sola o no hacerlo, incluso alguna vez me sorprendí mirando algún libro con cara rara, como si en cualquier momento fuera capaz de ponerse a hablarme, aún sabiendo que no lo haría.

Todo no fue malo desde entonces. Conseguí encontrar un puesto en una obra de teatro y bueno, hoy es el día que estoy recorriendo Europa de teatro en teatro haciendo lo único que sé hacer y lo único que de verdad me llena, interpretar un papel. Suelen decir, que la gente que interpreta a otra persona durante mucho tiempo acaba olvidando quién era en realidad aunque puedo decir que no, nunca se olvida, aunque desearías poder ser cualquier otra persona que no fueras tú.

Mi vida no ha cambiado tanto a pesar de estar constantemente viajando de aquí para allá. Siempre he sido una persona un poco solitaria a pesar de mi trabajo y quietando los actos sociales a los que voy bien agusto, por qué no decirlo, paso bastante tiempo sumida en mi mundo, aprendiendo diálogos, practicando frente al espejo.

De todo lo que pasó con aquella herencia, en vista de mi imposibilidad por olvidar, esperaba sacar algo de probecho a parte de noches sin dormir, así que por primera vez en mi vida tras dejar la universidad, he vuelto a ponerme a escribir, y esta vez me paso al lado difícil, tratar de escribir el guión de una película. Quizás nunca llegue a ver la luz, o quizás nunca consiga terminarlo, pero estoy segura de que la gente quedaría bastante horrorizada con todo aquello que pasó, sólo con la mano de un director que pudiera ver aquello que yo viví. La vida da demasiadas vueltas para saber cómo vamos a acabar, pero quizás, pueda salir algo bueno de todo aquello y haga un huequecito a mi nombre entre otros muchos que han pasado a la historia. Como suelen decir, hay que mirar hacia adelante, ya que el pasado queda atrás y aunque no podamos borrarlo, tampoco tenemos por qué revivirlo continuamente. Un guión, tan sólo escribir ese guión y podré pasar página a lo sucedido..

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17/02/2010, 22:52
Anne Bradstreet

Seis meses...

Parte de ese tiempo lo pasé en el hospital. No sabría decir qué me llevó más tiempo, si curarme de la herida de bala, de las varias fracturas de mi rostro, o de mi estado de nerviosismo cuasiperpetuo. Bueno, sí que sabría declararme por una u otra de las opciones, puesto que mi rostro volvió a ser el que era, y del balazo sólo me queda una fea cicatriz, pero ningún dolor. Sin embargo, no hay día que pase que no recuerde los hechos acaecidos seis meses antes cuando, ingenua de mí, partí de mi hogar, dejando a mi madre enferma en cama, para acudir a la lectura del testamento de un tipo del que jamás antes había oído mención alguna.

Y sin embargo, cada vez que pienso que todo lo que sucedió tuvo lugar en apenas unos escasos días, me echo a temblar, porque durante esos días, que no llegaron a una semana, yo perdí la inocencia y la juventud de un plumazo. Creo que podría estar hablando de un antes y un después de aquellos sucesos, el antes siendo mi sencilla vida, y el después la de maduración de un plumazo, y de terror constante.

En mi rostro, pese a todas las fracturas, no queda marca de lo que me sucedió, salvo por unas inmensas ojeras que me acompañan desde aquel fatídico día en que vi a Abbot morir, tras haber intentado matarme, y haber perseguido al asesino de Cottle... Aún recuerdo cómo mi agresor entró fingiendo ser Bernard, arrancándose el rostro nada más penetrar en mi cuarto, y haciendo que con ello el insoportable de Abbot perdiese la poca cordura que le quedaba...

¡Abbot!

Aquel maldito nombre, aquel horrible rostro de ese ser misógino y despreciable, no se me iba de la mente. Todos los días me rondaba la cabeza, y todos los días lo veía en sueños intentando matarme... ¡Cómo lo odié! Y sin embargo, qué sensación más extraña e indescriptible sentí tras su muerte, como si el hueco en que albergaba tanto odio en mi corazón hubiese quedado vacío, incluso sin aire. Es extraño odiar tanto a alguien, cuando ese alguien fenece, te deja un vacío molesto, un hueco imposible de volver a rellenar.

Había vendido mi parte de la tienda. Aún estaba en el hospital, ingresada, cuando hablé con el Señor Swanson, diciéndole que vendiese mi parte a la familia por un precio casi irrisorio. Me daba igual, valoro mil veces más mi vida que el vil metal.

Lo único que lamento desde entonces, es que no he vuelto a tener noticias de June Adams. Pensé que quizás habríamos creado una especie de vínculo amistoso tras lo mal que lo pasamos las dos, pero también era cierto que pertenecíamos a mundos completamente diferentes. Yo sólo era una escritora nóvel, a punto de sacar su siguiente obra, pero que vivía apartada del mundo, junto a su madre, en una casa modesta. June era una gran actriz, o lo será en un futuro cercano. Me gustaría poder volver a charlar un día con ella, aunque dudo mucho que hagamos mención alguna a lo que nos sucedió en aquellos días. Eso, sin duda, quedaría atrás...

Por fin me ha llegado hoy la confirmación de la editorial. Mi segunda novela importante va a salir a la venta en breve. No espero que tenga mucho tirón, pero quizás, si tiene una medianamente aceptable acogida, sea capaz a hacerme de veras un hueco en el mundillo literario, pudiendo llegar a vivir de ello. No es más que una novelucha cómica basada en un personaje algo grotesco, misógino, y algo chiflado, que persigue a todas las mujeres que lo rodean profiriendo insultos contra ellas. Es bastante graciosa, y no me venía mal el cambio de registro interpretativo. Además, una de las personas que vivió la experiencia de todo el tema del testamento Hough me sentó las bases de mi caricaturizado personaje. Lástima no poder llegar a ver su cara cuando leyese el relato de las andanzas de tan miserable personajillo... Había dado todo mi dinero por ver su cara de rabia al reconocerse en mi historia. Lástima. Me temo que eso, ahora, es imposible...

Mi libro poseerá una dedicatoria:

Dedicado a:

 


J. A.

B. C.

E .J.

y W. A., quien por ser así de insoportable, me dio la idea

Espero que se den cuenta de que va por ellos. Bueno, de todos modos, eso ahora no importa. He vuelto a mi vida de antes, y finjo que nada de aquello sucedió.

Pero sucedió...

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19/02/2010, 10:49
Eban Jhonson

Por suerte todo aquella pesadilla había llegado a su fin, lamentablemente la herencia se había cobrado la vida de varios de mis compañeros.

El volver a mi hogar consiguió que me inundara una sensación de paz Por fin puedo descansar fue el único pensamiento que cruzo mi mente. A pesar de todo alguna noche me levantaba asustado atormentado por pesadillas en las que veía al pobre señor Cottle con el rostro arrancado o en el que el socio de Hough entraba por mi ventana para reclamar mi vida, pero por suerte tan solo eran pesadillas.

Tras renunciar a mi parte de la herencia volví a mis labores encontrando un tranquilo puesto de profesor en una universidad de Boston donde podía vivir tranquilo cerca de mi familia. A pesar que pasase el tiempo no podía evitar quedarme absorto en mis pensamientos cada vez que pasaba por un mapa en el cual apareciese la ciudad de Arkham mientras me castigaba con el mismo pensamiento Debimos retirarnos antes...

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20/02/2010, 00:00
¡Suceso!

Seis meses antes

Referencia: el Arkham Publisher y el Global de Arkham hacen eco de una terrible noticia.


La comisaría del distrito catorce de la policía de Arkham fue asaltada en la noche de ayer por un número desconocido de individuos, los cuales asesinaron a tres agentes e hirieron a dos. Las autoridades afirman haber encontrado a varios testigos, los cuales han sido aceptados en el programa de Protección de Testigos del FBI.

Uno de los agentes supervivientes, y testigo de la masacre, fue hospitalizado en el Arkham Asylum debido a un severo trastorno psicológico. Los médicos creen que se trata de una lesión temporal y que en breve podrá identificar alguno de los agresores.

Por el momento el supervisor en jefe del distrito catorce no ha hecho más aclaraciones, tampoco han permitido que ningún dato sobre cómo sucedió el asalto salga a la luz, el comisionado Gordon ha afirmado que se está haciendo todo lo posible por encontrar a los culpables para ajusticiarlos con la pena máxima permitida en el Estado: La silla eléctrica. Y que nadie debe temer por su seguridad pues se encuentran todos los efectivos en las calles.
 

 

 

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20/02/2010, 00:25
¡Suceso!

 Dos días después del suceso

Referencia: en una nota a pie de página, el Arkham Post confirma

 

Cita:

En la noche de ayer debido a una fuerte explosión el edificio Baxter de la calle 32, esquina con Urich Avenue, se vino abajo. No se han reportado fallecidos aunque hay una docena de heridos, entre ellos el conserje que no ha podido aportar datos a la investigación dado que se encuentra en un fuerte estado de Shock.

Se encuentra desaparecido el detective Steve Connell, cuya oficina de investigación se encontraba alojada en el tercer piso de dicho edificio. Aun no se descarta que pudiera encontrarse su cadáver bajo los escombros. Las unidades de desescombrado y asistencia médica están trabajando a marchas forzadas pues las posibilidades de que haya sobrevivido son cada vez más reducidas.

Las autoridades aun no han revelado a los medios la causa del derrumbamiento aunque se sospecha que pudo ser un escape de gas. Tanto la instalación eléctrica como las tuberías de la estructura de las calderas de carbón tenían una antigüedad entorno a los veinte años.

 

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20/02/2010, 00:30
Elizabeth Watts

 Hace dos meses

Elizabeth Watts caminaba unos pasos por delante de él, se movía con seguridad y elegancia, confiada en sus posibilidades pero alerta observando los callejones. A ella no le gustaba este cambio de planes, se repetía que podía haber otras opciones antes de recurrir a Joe.

Steve la agarró del brazo un momento antes de que pasaran dos agentes, vigilaban los muelles para que ningún delincuente robara las pertenencias de valor de cualquiera de los almacenes, naves enormes que las compañías marítimas de mercancías tenían allí.

Steve aguantó la respiración un momento y después la soltó de golpe. A pesar de parecer firme e inmutable se encontraba muy nervioso. Aun no sabía porqué se encontraba en esa situación. En el fondo sí lo sabía, había elegido lo correcto en vez de su propia seguridad. Nadie en su sano juicio lo habría hecho sabiendo lo que él sabía... y qué le perseguía, pero no podía abandonar.

 

Ambos llegaron al punto de encuentro, el barco estaba allí pero su contacto no. Joe se retrasaba. Steve translucía su impaciencia taconeando débilmente en su sitio y mirando a todos lados con rápidas ojeadas. Elizabett tenía ya una mano en su arma mientras revisaba los alrededores y se repetía por enésima vez que no podía hacer más de lo que había hecho por Steve. Ya había violado un montón de leyes y muchas normas del FBI por tenerlo oculto y protegerlo, sin informar ni a compañeros ni superiores.

Sin embargo no le gustaba. Aunque no creía todo lo que el ex-agente, Steve, le había contado, tenía razones para pensar en que su seguridad estaba en entredicho. Alguien le perseguía y no importaba quién estuviera en medio. Ella no podía protegerlo mejor: Joe sí. Si aparecía claro.

 

Pasó una larga hora antes de que Joe hiciera la señal convenida. Elizabeth y Steve se despidieron con discrección y se desearon suerte. Elizabeth vio como Steve subía por la pasarela y Joe le estrechaba la mano a modo de saludo. Aun no estaba segura de lo que quería hacer, en lo más profundo sabía que Steve era una de las pocas personas que alguna vez la habían importado, y saber que se marchaba del país no era un pensamiento grato.

Finalmente suspiró y volvió sobre sus pasos.

 

Cuando estaba abriendo la puerta del coche alguien la agarró por la espalda, la alzó y la lanzó por los aires contra un muro. Sin darla tiempo para recuperar el resuello y darse cuenta de lo que pasaba, el tipo la volvió a agarrar y la zarandeó como una muñeca de trapo volviéndola a arrojar, esta vez, contra el coche. La puerta del conductor quedó hundida y ella, destrozada, tan sólo tenía la certeza de que no iba a sobrevivir a esa noche.

Alguien volvió a levantarla cogiéndola por la cabeza y la puso frente a él. - Necesito saber dónde está el detective. - dijo una voz grave, gutural mientras unos ojos carmesíes incrustados en un monstruoso rostro apenas vendado y cubierto por un sombrero, la miraban ávidos de sangre y muerte.

 

 

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20/02/2010, 00:55
Joe Jackson

Joe se removió en su asiento, un remedo de cojín que había encontrado en la sala de descanso de los carboneros. Aun no sabía cómo sacar el tema, y aunque le había prometido no hacer preguntas, no podía dejar de pensar en ello. Le asaltaba la curiosidad y ver a su viejo amigo atento a la más mínima sombra no le ayudaba a mitigarla.

Ya llevaban una semana en aquella pecera gigante y pasaría al menos otra semana antes de llegar al puerto donde tenía que llevarlo. Tánger. Desde luego era un destino poco corriente, Steve no sabía por todo lo que había pasado antes de poder conseguir unos "billetes" para un barco que los llevara hasta allí.

Por suerte en La Familia de Vito Corleone había mucho movimiento de contrabando entre Europa y Estados Unidos, así que le había resultado incluso beneficioso involucrarse en algunas actividades para conseguir uno o dos favores.

Finalmente, tras mucho pensarlo se decidió a preguntarle - Steve, tío... sé que me dijiste que contra menos supiera mejor para mí... pero ya estoy metido en esto, aunque intentara olvidarme de esto, no podría... no pareces el mismo de antes, seguro que te alivia contarme lo que sucede. - y continuó con un abrazo, una muestra de afecto y respeto. - Puedes confiar en mí, somos hermanos. Te ayudaré aunque tenga que lidiar con mil demonios.

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20/02/2010, 01:15
Steve Connell

 Solo tendrás que medrar con uno - afirmó e intentó sonreír. Luego permaneció callado en un mutismo inescrutable.

Atento a todo, alerta al más mínimo movimiento, al menor ruido. Incluso cuando se permitía cerrar los ojos y dormir unos minutos se despertaba sobresaltado por pura intuición. Su estado era lamentable, apenas parecía una persona sana y cuerda. Estaba sucio y su aspecto demacrado, débil, con bolsas oscuras bajo los ojos y con heridas supurantes, cuyas vendas había que cambiar continuamente, no le hacían parecer siquiera una persona. Había vagabundos que tenían mejor aspecto que él.

Pero eso realmente no le importaba. Para él solo contaba sobrevivir y mantener vivo su objetivo. Tenía una meta, una meta muy importante una empresa primordial que debía acometer y tener éxito, costase lo que costase.

Y estaba sólo. Aun cuando escuchó las palabras de su amigo casi hermano, no podía pensar en otra cosa. Estaba solo: nadie le creería, y los que lo hicieran... debían sacrificarlo, y muy pocos eran capaces... no solo se necesitaba valor, se necesitaba espíritu. Sino perecerían o huirían.

Pensó en los herederos de Hough. No les podía culpar: habían visto el mal encarnado en aquella "persona" y no pudieron hacer otra cosa. No podían vencerlo... no estaban preparados. La culpa era de Hough que no había podido encontrar a otras personas más adecuadas, con el poco tiempo que tenía de vida. Antes de que la maldición lo "infectara" había decidido suicidarse.

Al menos Hough había hecho algo bien. Lidiar con dos de esas cosas no habría sido nada fácil.

Rezongó un juramento en voz baja ¿Por qué todo era tan difícil? ¿por qué se involucró con Hough y esos tipos?

Reprimió las lágrimas al recordar cuando volvió a poner sus manos sobre el fragmento. Ese trío se lo había dado a la policía y él, gracias a uno de sus amigos -uno que no volvería a ver vivo, pues murió asesinado por Godrick durante el asalto- lo había recuperado.

Apenas le había dado tiempo a buscar un nuevo refugio cuando Godrick asaltó su domicilio y lugar de trabajo. Se había salvado de milagro. Nunca había podido imaginar que la dinamita que había confiscado a unos criminales días antes lo salvarían de morir a manos de tan brutal asesino.

 

Desde entonces había ido moviéndose continuamente, sin descanso, sin poder quitarse la sensación de que lo observaban, de que estaba siendo seguido y que sería el siguiente en ser asesinado a menos que se desembarazara del fragmento. Pero se había jurado a sí mismo terminar lo que Houg había empezado. No podía dejar suelto a aquella cosa y en posesión de la Lámpara de Nebuchadnezar.

Había pedido favores a Elizabett, de cuando él era agente del FBI para que lo ocultara mientras planeaba su próxima jugada. Y Joe, su viejo amigo y miembro de la mafia era quien le dio la oportunidad de llegar a Europa. Necesitaba hacerlo.

Hubiera sido más fácil conseguir las claves del diario de Hough, de los libros de la Tienda. Pero no tenía acceso a ellos.

Europa, ahí era donde estaban las claves para destruir a Godrick y la Lámpara... o al menos, destruir el fragmento que tenía en su poder.

 

Sí, al menos lo destruiría. Alguien acabaría el trabajo aun cuando él muriera, y se sentiría satisfecho si conseguía por lo menos destruirlo.

 

Se abrazó a sí mismo, notando el fragmento que llevaba en una bolsa de cuero, colgado al cuello, bajo sus ropas. Aun estaba con él, aún tenía una posibilidad de conseguirlo.

 

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20/02/2010, 01:39
Anónimo

Hace 8 meses 

Godrick se preguntaba dónde podría encontrar a June Adams. Era la única que no había logrado localizar. Y aunque podía sentir su esencia, había pasado demasiado tiempo como para lograr una traza confiable, así que había desestimado rastrearla.

 

Cuando en Chicago perdió la pista del detective se volvió loco y atacó a diestro y siniestro. Había matado a decenas de personas, pero aquellas muertes sin sentido lejos de hacerle sentir mejor tan sólo habían acrecentado su vacío. Necesitaba el último fragmento y ahora lo había perdido y no sabía a dónde lo había llevado ese condenado detective.

Sabía que se encontraba al otro lado del océano, pero no su localización exacta. El barco era de la mafia, seguramente habían cambiado de barco para evitar las guardias costeras, cuando atravesaron las aguas internacionales. La Mafia era muy lista... y no se podía decir menos de aquel tipo. El detective se la había conseguido jugar.

 

Y mientras lamentaba la pérdida, pues veía lejano el momento de poner las manos sobre su amada Lámpara se le había ocurrido algo. Aun podía encontrarla, sólo necesitaba encontrar a los herederos de Hough. Le ayudarían y sino, los mataría. Al fin y al cabo había meditado hacerlo ya antes, solo que deseaba tener la Lámpara completa cuando eso sucediera.

Por algún motivo necesitaba que esos meros mortales apreciaran el importante significado que tenía la Lámpara, para él y para el mundo. Sabía que ellos podrían percibirlo. Necesitaba que estuvieran presentes cuando se convirtiera en un ser todopoderoso para poder ver sus rostros aterrorizados antes de asesinarlos.

Pero ahora... ahora... había cambiado los planes.

 

Godrick se encontraba hojeando un libro, con el sombrero bien calado. Esperó a que sonara el timbre y dejó que los estudiantes salieran entre gritos y chanzas de la clase. El profesor aun estaba respondiendo algunas preguntas de alumnos rezagados mientras intentaba inútilmente darse prisa en recoger sus libros y partir a la siguiente clase.

Entró a la enorme sala. Bostón tenía una de las mejores universidades del país y se notaba incluso en el menor detalle de las clases que acondicionaba para la enseñanza. Cerró la puerta tras la marcha del último estudiante. Dejó caer al suelo el libro, que quedó del revés, las primeras páginas se movieron al son del aire que entraba por una de las ventanas.

Yo también tengo algunas preguntas para usted - le dijo y acompañó la sorpresa de Eban con una sonora y perversa carcajada.

 

La dedicatoria del libro, rezaba:

 

 J. A. 

B. C. 

E .J. 

y W. A., quien por ser así de insoportable, me dio la idea

 

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20/02/2010, 01:57
Director

 Este es el FIN...