Partida Rol por web

Bastante había durado aquél duro oponente hasta que el esfuerzo de todo el grupo logró destruirle. La magia de Lasar le dio el golpe final derribando el gran cuerpo, al hacerlo los otros esqueletos cayeron también, toda la sala pareció reaccionar aliviada por aquella victoria sobre la poderosa criatura.

- Gracias por las curaciones.

Que entrara la luz por el techo y aquél soplo de aire fresco inundó al caballero con una cálida sensación. Estaba muy herido pero superaron aquél difícil reto que era lo importante, ahora tenía que recuperar la respiración mas se lo tomaba con calma, ya sin prisa alguna.

- Hemos ganado, excelente trabajo amigos.

Gael echó un vistazo alrededor, podía ver numerosas monedas que podrían recoger si es que el túmulo no seguía debilitándose, además quería saber si había alguna otra salida o si aquella era la sala más profunda que podían alcanzar.

Me apresuro en sacar un kit de primeros auxilios y vendar las heridas del magullado guerrero.

- De saber que tendria que bendarlos y curarlos tanto les habria cobrado desde el inicio....... obviamente en beneficio de las arcas de mi gran orden.

Lugo de parar las hemorragias del guerrero me pongo a recoger cuantas monedas pueda.

La Hienacea, se destransforma en un sonoro POP, mientras se agacha, cerca de la mesa derrumbada del Gran Trasgo.

Recoge unas monedas, pero se fija en algo y se acerca, con mucha precaucion al derrumbe del techo, que al parecer trajo cosas desde la superficie.

Encuentra 2 cuerpos de trasgoides semienterrados, muertos, con un arco y un cuchillo en su cinto.

Además, se da cuenta de que el mismo derrumbe, firme, frente a ella, les sirve como plataforma para salir por el techo de la caverna, casi como una rampa natural, por la cual entran grandes rayos de sol.

Sin embargo, siguen habiendo temblores, y sienten que desde la puerta cerrada aun detrás de ustedes, algo se sigue derrumbando.

Gael, junto con Aramin y Lasar, recogen entre todos, el equivalente a 100 monedas de plata y 50 de oro.

Además, desde el cuerpo del trasgo extraen, desde su espalda, un Martillo de Guerra intacto, con hermosos grabados y una hermosa correa de cuero, con algunos grabados de un rayo.

Antes de salir, ¿revisamos que hay tras esa puerta cerrada?  -preguntó, segura de la imperiosa necesidad de evitar que el mal saliera de este lugar, por más que su instinto le pidiera salir de ahí. 

¡Ah! -dijo Panacea al darse cuenta de que por ahí habían llegado.   ¡Mejor subamos por esta escalerita que los escombros han hecho para nosotros!

Esperaría a salir de ahí con Gael, ella mirando para un lado y el guerrero para el otro, por si hubiera fuerzas enemigas allá arriba y que no los flanquearan.    Claro, lo primero fue sigiliosamente subir y asomarse, antes de llamar al guerrero a subir simultáneamente, informandole de lo que había. 

Tras recoger lo que buenamente pudieron era necesario ascender. La gruta ya no parecía segura y por el sonido la parte anterior habría quedado bloqueada por la roca. El caballero no tenía claro si aquello era el final del periplo o si todavía les quedaban peligros que encontrar.

- Los sonidos que llegan de atrás son inquietantes así que no descarto que tenga que seguir a pesar de mi estado, pero si es posible habría que descansar en estas rocas que ascienden.

Guardó el martillo, un arma así le podría ser útil según contra qué enemigos y tuvieron suerte de que los esqueletos se derrumbaran junto al gran trasgo pues estaban cansados, él mismo acumulaba varias heridas.

- Qué te parece si lo intentamos, justo estas rocas no pueden derrumbarse más.

Le dijo tratando de hacer un alto en el camino.

Si, bien, un respiro Gael. -y descansó junto a él.